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domingo, 25 de diciembre de 2016

Lazos de amor

En la vida existen lazos indisolubles que nada ni nadie pueden romper. Lazos que unen a las personas para siempre, que forman una conexión mística, un vínculo mágico. Me refiero a los lazos de amor entre hermanos.

Los que me conocen bien saben que soy hijo único. Nunca supe lo que era pelear con un hermano o hermana, que te acusaran con tus papás de algo, en fin, las escenas típicas entre hermanos. Mi vida se desarrolló rodeado de adultos en la casa. Tal vez por eso tiendo a llevarme muy bien con las personas mayores que yo, no lo sé. Pero ésa es otra historia.

Recuerdo cuando veía a mis amigos y primos pelear con sus hermanos por las cosas más insignificantes. Debo confesar que a veces los envidiaba un poco. Siempre me decían que estaba loco, que ellos desearían estar en mi lugar. Bien dicen que nadie está conforme con lo que tiene. Pero me gustaría experimentarlo por mí mismo.

Tengo amigos a los que quiero mucho y que considero parte de mi familia, pero no pueden sustituir ese lugar vacío. Ese sentimiento de compartir vivencias con personas que tienen tu misma sangre, que los unen lazos etéreos más fuertes que el acero, debe ser inefable. Te podrás pelear con ellos, pero tarde o temprano te reconcilias y, en caso de que no sea así, no cambia el hecho de que son hermanos y que existe algo que los une por más distanciados que estén. Es uno de los 10 inalterables.

La vida del hijo único no es lo que todo mundo piensa. Es una vida solitaria, huraña, melancólica. No es la norma general, pero sí es muy común. Me imagino que debe haber excepciones como en todo.

Especialmente en estas fechas se resiente. Lo mismo pasa en los cumpleaños y otros eventos importantes en la vida de cada persona.

Nunca sabré lo que es la hermandad en el sentido estricto de la palabra. Me fue negado. En fin, no se puede tener todo en la vida.

miércoles, 9 de noviembre de 2016

El país de Nunca Jamás



Érase una vez una nación que fue fundada sobre principios de libertad e igualdad. Llegó a ser una potencia mundial, la nación más poderosa de la Tierra. Su grandeza era indiscutible. No sucedía nada en el mundo sin que ella participara de alguna manera. Era amada y odiada a la vez. Tenía muchos amigos, pero también se hizo de muchos enemigos. Sus poderes militar, político y económico eran sobresalientes. Llegó a ser envidiada y sus súbditos le rendían pleitesía.

Durante más de 200 años tuvo gobernantes excelentes, buenos, regulares, malos y pésimos. A veces tomaba decisiones equivocadas, provocadas por impulsos, que desencadenaban guerras y tragedias por doquier. Tristemente se dejó manipular por la avaricia y comenzó a actuar por intereses, adueñándose de tierras que no eran suyas, despojando a quienes no podían hacerles frente y comprando el resto de quien podían. La ley del más fuerte, el fin justifica los medios.

Pero poco a poco, su poder fue disminuyendo y dejó de ser el gigante de antaño. Cuando se creía que no se podía caer más bajo, que no podría tener un líder peor que el anterior, llegó un hombre, si es que a eso se le puede llamar hombre, con una mente retorcida y enferma . Un día, su población se dejó endulzar el oído por este tipo sin escrúpulos, que le prometía hacerla grande de nuevo. La gente abrió sus corazones y dejó brotar todo el odio, amargura, rencor y demás sentimientos que había albergado por tanto tiempo. Decidieron desquitarse con los más vulnerables, con los desprotegidos, los pobres, los débiles, los “de fuera”. Los culparon de su declive, los señalaron como la causa de todos sus problemas. Decidieron que debían deshacerse de ellos, echarlos a la calle sin contemplaciones. No importaba que ellos les hubieran trabajado por años y que hubieran sufrido mil y un abusos por parte de sus anfitriones. Quisieron seguir el ejemplo de sus vecinos al otro lado del océano. No aprendieron de los errores de la historia. Pasaron a ser victimarios. Se aliaron con naciones perversas y comenzaron a cavar su tumba.

Había una mujer, que si bien no era una santa, era la única que podía frenar a ese tipo nefasto, además de que era el menor de los males si se comparaba a los dos. La batalla fue cruenta y dura y se prolongaba la agonía de esa gran nación. Por todos lados corrían rumores, abundaban mentiras y ataques a traición. El hombre edificó una estatua de odio y sus seguidores le admiraron más. Pero lo lo idolatraron cuando prometió construir un muro que los separaría de sus vecinos indeseables del sur. En fin, llegó el día en que se determinaría quien sería el nuevo gobernante y el nada célebre ganador fue el hombre. La gente hizo gala de su ignorancia y estupidez, creyendo en las palabras de este tipo. Se dejaron lavar el cerebro y cedieron ante las dulces palabras del engañador sin saber lo que les esperaba. Sus seguidores lo defienden a capa y espada, justifican todo lo que dice y hace. Es como si los tuviera hipnotizados, como si los hubiera privado de su voluntad. No les importa que su nuevo líder tenga el alma negra y el corazón podrido. Tal vez sea porque ellos son exactamente iguales.

Nadie sabe lo que pasará. Nunca había sido tan grande nuestra incertidumbre. La historia se sigue escribiendo, pero ya no con gusto sino con miedo y un inmenso terror.

sábado, 22 de octubre de 2016

Operados del cerebro

Dicen que "de músicos, poetas y locos, todos tenemos un poco". No sé qué tan cierto sea lo de músicos y poetas dormidos en nuestro interior, pero locos sí, todos lo somos en mayor o menor medida. Aunque francamente, algunas personas exageran. En este rubro tenemos a actores, cantantes, deportistas, conductores de televisión, locutores, políticos (éstos ocupan un sitio privilegiado), maestros y demás personas famosas y no famosas. Y después tenemos a los expertos en salud, específicamente a los nutriólogos y entrenadores de acondicionamiento físico (instructores personales o como deseen llamarles).



¿Por qué hago hincapié en estos últimos dos? Porque gracias a ellos he visto mi vida convertirse en un infierno. En la búsqueda incansable por bajar de peso y ponerse en forma, inevitablemente caerás en las garras de estos tipos. Viven en una burbuja, inmersos en su propio mundo, ajenos a la realidad. Crean programas de alimentación y/o ejercicios difíciles de seguir para la persona promedio. Ya sea por la dificultad intrínseca del programa, por cuestiones económicas o por las dos, muchas personas abandonan el camino.

En mi caso, retomé los "hábitos saludables" hace unos cuantos meses. A estas alturas ya debería estar en mi peso meta, pero como todo ser humano, me harté y volví a las andadas. Me da coraje conmigo mismo, pero qué le puedo hacer. Así que otra vez antes de comer tengo que medir porciones, pesar alimentos, en fin, ya conocen el protocolo. Y en cuanto al ejercicio, pues estoy yendo todos los días al gimnasio muy a mi pesar. Aunque dicen que la alimentación es la responsable del 80% del éxito de nuestra meta de perder peso, no podemos dejar de lado al ejercicio. Tristemente me doy cuenta de que cada vez es más difícil perder peso. Mi metabolismo ya no es el mismo de cuando tenía 15 años. Por más que cuido mi alimentación y me mato en el gimnasio, simple y sencillamente mi cuerpo se resiste a ceder. Pero ésa es otra historia.

Retomando el tema de los nutriólogos, en serio no sé qué se fuman para crear sus planes de alimentación. Hasta parece que te quieren torturar. Debes ser masoquista para disfrutarlo, no encuentro otra explicación. Y ésos que te dicen que puedes comer lo que quieras, que no te vas a privar de nada te están mintiendo o diciendo la verdad a medias. Para bajar de peso te debes sacrificar, debes sufrir. Debes decirle adiós a las cosas más deliciosas que existen y resignarte a comer ensaladas (sin aderezo por supuesto), frutas, verduras, carnes magras y carbohidratos selectos. Si quieres darte un "lujito", te puedes comer tres cucharadas de pastel por ejemplo. Honestamente, prefiero que me mienten la madre y no me ofendería tanto.



Te diseñan unos menús muy complicados, algunos con cosas que ni conoces y que están muy caras o a lo mejor son cosas que puedes conseguir en el mercado pero el plan en sí es muy difícil de seguir, no es sostenible. Ya me sé de memoria ese "choro" de que lo que uno debe hacer es cambiar sus hábitos alimenticios, pero esto no funciona para mí. Por esa razón, no entiendo por qué demonios vemos por todos lados fotos de personas comiendo ensalada y riendo. ¿Les están contando un chiste o qué?  

¡Ah, mi favorita! Debes comer cada 3 horas. ¿Es en serio? ¿Qué creen que no tengo más quehacer? No puedo estar cargando con decenas de vasijas con snacks al trabajo y mucho menos puedo estar comiendo a cada rato. Eso estaría bien para una persona que tiene todo el tiempo del mundo, pero no para uno. Estos nutriólogos creen que uno nada más está sentado esperando la hora de comer. Ah, eso sin contar el tiempo que necesitas para medir, pesar, hacer porciones y cocinar. ¡Insufrible!

Y la cosa está igual o peor con los entrenadores de acondicionamiento físico. Algunos se exceden con sus planes de ejercicio. Dicen que sus rutinas son para principiantes o personas de cualquier nivel físico, pero yo la verdad no sé qué se imaginan al momento de diseñarlas. Por ejemplo, hace poco cambié de rutina en el gimnasio. Encontré un sitio en Internet con muchas rutinas y es el que sigo desde hace algún tiempo. Bueno, pues esta nueva rutina se supone que es para cualquier persona, cualquiera puede realizarla según la entrenadora. De entrada tienes que ir 6 días al gimnasio (a duras penas iba de lunes a viernes y ahora quiere que vaya el sábado) y te pone ejercicios no muy sencillos como lagartijas y tracciones en barra fija. Está claro que esta entrenadora no sabe que hay distintos niveles de condición física. Ellos están tan acostumbrados y lo hacen ver tan fácil, pero no lo es. Me llevo 2 horas en el gimnasio para hacer la rutina y al terminar me siento cansadísimo, sin ganas de ir a trabajar (siempre voy al gimnasio en la mañana porque en la tarde lo único que quiero hacer es irme a mi casa saliendo de la oficina). Por la misma razón me enerva que los entrenadores salgan en todas las fotos y videos sonriendo, como si estuvieran jugando o burlándose de uno mientras te sientes morir.



Los entrenadores, al igual que los nutriólogos, viven en la irrealidad. Te dicen que desayunes dentro de 1 hora al despertar, que consumas proteína antes y después de ejercitarte, que bebas agua helada, que descanses 30 míseros segundos entre sets, que te ejercites a la hora de la comida...esta última me hace reír. ¿Creen que mi oficina está al lado del gimnasio? ¿Cuánto tiempo creen que me dan para comer? ¿3 horas? Porque en 1 hora me es imposible desplazarme hasta el gimnasio, ejercitarme, bañarme, comer y regresar a la oficina.

Me sé de sobra los argumentos que utilizan para tratar de convencerte de ejercitarte. Te dicen que te vas a sentir mejor, que tu sueño mejorará, te sentirás con más energía, serás más potente en la cama y no sé qué tantas cosas más. Supongo que soy la excepción a la regla. También sé que algunos dicen que no es necesario matarte todos los días por horas en el gimnasio, que con 10 o 20 minutos de actividad física que realices al día es suficiente. Pero si con 1 o 2 horas estoy viendo resultados lentos, dudo mucho que 10 minutos diarios me ayuden a cumplir mi meta.

Dicen que a todo te acostumbras y que nunca digas nunca, pero yo ni me acostumbro ni acepto a no decir nunca. No me acostumbro a comer diariamente cosas que no me gustan ni a ir a un lugar que odio a hacer una rutina que odio de igual manera. No me acostumbro y creo que nunca me acostumbraré.

¿Y ustedes qué opinan, amigos? Au revoir!

domingo, 2 de octubre de 2016

Lacras de la sociedad

Asesinos, secuestradores, violadores, ladrones...Escoria de la sociedad, lo más vil, lo más bajo, lo más despreciable. Malnacidos, desgraciados, infelices, bastardos. Todos tienen un denominador en común. Todos hemos sido víctimas de ellos o conocemos a alguien que lo fue. Nadie está exento de sufrir por estos rufianes, haraganes, buenos para nada. Se las ingenian para hacer sus fechorías. Aprovechan la tecnología y cuanto recurso tienen a la mano para intimidar, estafar, robar y hacer lo que se les viene en gana. No tienen reparo en pisotear a los demás, en "llevárselos entre las patas" como decimos en México. Son personas mezquinas, desalmadas, egoístas, miserables, sin escrúpulos. Carecen de toda ética, moral y principios. Su ambición no tiene límites. Nunca están satisfechos, siempre quieren más...a costa de los demás claro está. Su maldad es gratuita. No necesitan de un motivo para hacer las cosas que hacen. Lo hacen porque les divierte, porque les satisface, porque les alimenta su ego, porque se rigen por principios maquiavélicos. "El fin justifica los medios" es su mantra.

En mi caso, he sido víctima de un vulgar ladrón. Bueno, de dos. La primera ocasión fui asaltado a punta de pistola hace algunos años al salir de mi trabajo. Me quitaron mi celular, mi iPod y un reloj que me había costado mucho esfuerzo comprar. ¿Y todo para qué? Para que viniera un tipejo y me los robara para malbaratarlos y comprar droga o satisfacer algún otro vicio vulgar de los que tiene esa gentuza. Al fin y al cabo, lo que obtuviera por su venta era ganancia para él ya que no le había costado nada.
La segunda ocasión fue esta semana. No fui asaltado con violencia como la primera vez. Ahora fui estafado en línea. Hubiera preferido que me apuntaran con un arma. Me siento tan estúpido por haber caído en esa maldita trampa. Les cuento: tenía un celular que ya no usaba y decidí venderlo. Estuve buscando en Internet para darme una idea del precio que debía asignarle. Considerando que es una marca conocida (Samsung) y que estaba en buenas condiciones, le puse precio. En EE.UU. existe un sitio llamado Craigslist, que no es más que una sección de anuncios clasificados en Internet. Es el sitio web más usado para compra y venta de artículos usados. Así que publiqué mi anuncio con una descripción detallada y las fotos correspondientes. Ya desde un principio uno sabe que te van a regatear, por lo cual siempre le debes exagerar un poco en el precio. Pero esta gente se quería pasar de lista. Yo estaba dispuesto a bajarme hasta un 20%, pero querían que les vendiera a la mitad. ¡Háganme el favor! De ninguna manera acepté. Luego me contactó un tipo que me dijo que estaba interesado en comprar, pero que vivía en otro estado. Me dijo que podíamos realizar la transacción por medio de PayPal. En mi anuncio fui muy claro que solamente iba a aceptar efectivo, pero al no recibir ninguna oferta que me convenciera, pues consideré la alternativa de aceptar este método de pago. Ya tengo tiempo de utilizar esta plataforma de pagos, pero solamente la había utilizado para enviar pagos a personas de las que compraba en eBay o Amazon. Nunca lo había usado para recibir un pago. De todas formas investigué un poco y me pareció que la cosa era segura. Todo esto sucedió el domingo pasado. Acordamos que el lunes a primera hora me iba a hacer la trasferencia y que ese mismo día yo le iba a hacer el envío. Ah, y tenía que enviarle una foto del comprobante de envío. Total, el lunes me llega un correo electrónico que decía que este malparido me había hecho una transferencia y que ahora yo debía enviar el paquete y enviar una foto del comprobante de envío. El formato del correo se parece mucho al que usa PayPal, pero no me percaté de que el dominio del correo no era @paypal.com. Gran error. Así que más tarde ese día hice el envío y les envié también foto del comprobante. Inmediatamente me llegó un correo que decía que los fondos iban a estar disponibles dentro de dos días hábiles. Y así quedó. Pasaron los dos días y nada que recibí los fondos. Decidí comunicarme al centro de atención a clientes y les proporcioné todos los datos de los que disponía y me dijeron que había sido estafado. Que ellos no tenían a ninguna persona registrada con el nombre que les di ni tampoco tenían ninguna cuenta registrada con ese correo electrónico. ¡Era la segunda vez que me robaban!




Nos dicen hasta el cansancio que denunciemos todos los robos, aunque ya sabemos de antemano que difícilmente recuperaremos lo que nos robaron. Eso sin contar el suplicio que representa todo el proceso de denuncia. De inicio, tuve que levantar un reporte con el departamento de fraude de PayPal. Tuve que reenviarles todos los correos que recibí de ese tipejo. Me dieron un sitio web de gobierno donde también tenía que ingresar todos los datos. Finalmente, tenía que ir al departamento local de policía a hacer una denuncia. Como estaba trabajando, fui a hacer la denuncia al salir del trabajo. Al llegar le expliqué a la policía la situación, sólo para que me dijeran que ahí no era. Me dio un teléfono, llamé, expliqué mi caso por enésima vez y me dijeron que iban a enviar un policía a mi domicilio para tomar mi declaración. Posteriormente me visita un oficial y toma mi declaración. Pero me dijo que necesitaba evidencia visual, por lo cual me dijo que fuera al día siguiente a la corte para terminar la denuncia.
Fui al día siguiente antes de ir a trabajar. Ese lugar parecía un mercado. Lleno de gente y ruido. Como no sabía a donde dirigirme, le pregunté a un oficial que estaba en la sala. Estaba jugando Pokémon Go. No me supo decir. Fui a otra oficina donde me dirigieron a otro lugar. Me dijeron que esperara en la sala a que me llamaran. Finalmente me llamaron y expliqué mi situación una vez más. El oficial ni siquiera sabía qué era PayPal. 

No me hago esperanzas de recuperar mi celular. Lo doy por perdido. Y sé que tal vez no tiene caso, pero le escribí al estafador para exigirle que me regresara mi celular y recordarle que tarde o temprano recibirá su castigo. Obviamente ya no me contestó. Está de más expresarles mi impotencia e indignación por lo ocurrido. Siento vergüenza por haber sido tan crédulo, pero independientemente de eso, me da rabia que exista gente que se dedique a estafar. Espero que todos esos malditos sean descubiertos y que paguen por todos sus robos. Que lloren lágrimas de sangre, que no tengan paz ni un minuto de sus miserables vidas, que vivan con miedo y remordimientos, que su conciencia no los deje vivir tranquilos, que la sociedad les dé la espalda, que sean despreciados por la gente que los rodea incluyendo a su familia, que caigan en manos de alguien más vil que ellos, que sean víctimas de sus propias maquinaciones. Todo esto y más les deseo a estos infelices. Y si llegan a arrepentirse, que sufran de todas maneras porque todas sus maldades no pueden quedar sin castigo.

Les parecerá una diatriba de mi parte y tal vez lo sea, pero necesitaba desahogarme. Sigo furioso por ello. No sé si el Gran Hermano retirará esta publicación, pero al menos ya cumplí mi cometido. ¡Hasta pronto!

domingo, 18 de septiembre de 2016

Sólo para verdaderos fans

Todos tenemos diferentes gustos. Dicen que cada cabeza es un mundo...y es cierto. Te puede gustar el fútbol, pero tu jugador favorito puede no ser el jugador favorito de tu mejor amigo. Lo mismo sucede con el cine, la literatura, la música y la lista sigue y sigue.

En este caso, me quiero enfocar en la música. ¿Por qué?, ustedes se preguntarán. Muy sencillo. Hace poco que quise comprar boletos para el concierto de mi artista favorito, sólo para toparme con que los mejores lugares ya no estaban disponibles. Esto sucedió al poco tiempo de que los boletos salieran a la venta al público en general, no dejé pasar días ni semanas. Mi desilusión fue tan grande al descubrir que los únicos lugares disponibles estaban en las orillas donde la visibilidad es pésima, o en el balcón casi llegando al techo. Sé que los asientos de primera fila son muy caros, pero quería estar por lo menos en medio en el primer nivel.




Yo no soy mucho de ir a conciertos. Solamente voy cuando es un artista que realmente me gusta o cuando me regalan boletos (lo cual no es muy común jajaja). Pero en esta ocasión realmente quiero ir porque en otras dos ocasiones por x o y no pude ir. No me quisiera arriesgar a que le pasara algo a mi artista y me quede con las ganas de ir. Como Juan Gabriel, me quedé con las ganas de verlo en concierto.

Regresando al tema, le pedí un consejo a una persona que conoce el teje y maneje de esto de los conciertos, ya que él trabajó por mucho tiempo en una disquera y siempre ha estado relacionado con esto del espectáculo. Me explicó que el artista cuando va a dar un concierto firma un contrato en el que se estipula que le van a dar determinada cantidad de boletos (específicamente los de primera fila) para que él los distribuya a su gusto. Generalmente se los llevan los clubes de fans, las estaciones de radio locales y las personas allegadas al artista (familiares o amigos). Esta práctica se conoce como poner los "tickets en hold" (algo así como retener boletos). Pero en ocasiones, estos boletos de cortesía son revendidos a un precio mucho mayor que su valor nominal. Se dice que los artistas tienen injerencia en el asunto. Tiene mucho sentido.

No conforme con esto, me puse a investigar más a fondo sobre el tema. En varios sitios web encontré más información que me hizo enfurecer aún más. Resulta que además de los boletos que se lleva el artista, también están los que se llevan las compañías de tarjetas de crédito para sus malditas preventas exclusivas para miembros (en México por lo general es Banamex, mientras que en EE.UU. es Citibank). Estas compañías acaparan una buena parte de los boletos para enganchar a los incautos a que obtengan sus deleznables plásticos. Malditos.




Finalmente, tenemos a las compañías que revenden boletos (mercado secundario). Estas compañías se valen de artimañas para comprar lotes de boletos y revenderlos a precios elevadísimos. Esta práctica se conoce como "ticket scalping". En EE.UU. por ejemplo, tenemos a StubHub o Vivid Seats. Lo malo de comprar boletos con ellos (aparte del precio obviamente) es que puedes escoger la sección pero no el número de asiento, además de que restringen la cantidad de boletos que puedes comprar. Generalmente, sólo te permiten comprar en pares, nada de 1 o 3 boletos.




Los expertos en economía argumentan que este mercado secundario existe porque las entradas a los conciertos no son suficientes para satisfacer la demanda de los fans y que los boletos no están valuados correctamente. Yo digo que son patrañas. Me importa un comino lo que digan los economistas. La reventa de boletos es algo que no debe existir. Ticketmaster y demás compañías similares deberían aplicar controles más estrictos para evitar que los boletos caigan en manos de estos haraganes. Es más, el gobierno debería legislar al respecto porque esto claramente es fraude. El mercado secundario lo único que hace es crear especulación en cuanto a los precios y, los únicos afectados son los fans. Estos malditos revendedores ganan millones sin hacer nada. Simplemente no es justo.

Entre los boletos que acaparan el artista, las compañías de tarjetas de crédito y los revendedores, estamos hablando de que se quedan hasta con el 70% de todas las entradas. Este porcentaje varía, pero se dice que oscila entre el 40% y 70%. Así que el público en general se queda con las migajas. Todas estas prácticas están encaminadas a crear la falsa ilusión de que un concierto fue vendido en su totalidad. Así que cuando quieras comprar boletos para un concierto, cuando veas que los boletos ya están agotados, eso no es cierto. Los boletos con los que se quedó el artista no siempre son distribuidos en su totalidad por lo que son "liberados" para que alguien los compre. Lo mismo pasa con los boletos que no pudieron colocar las compañías de tarjetas de crédito.




Así que ya lo sabes, cuando no consigas los boletos que quieres para un concierto, culpa al maldito sistema de corrupción que existe en la industria. Podrías esperarte al último momento para comprar, ya sea que los artistas liberen los boletos que no distribuyeron o que los revendedores no hayan podido vender todo y bajen el precio, pero nada está garantizado. Te tienes que arriesgar. Es lo que yo voy a hacer en 2 semanas. Espero no arrepentirme.

domingo, 7 de agosto de 2016

El porqué deberías aprender un segundo (o tercer) idioma

¡Hola, amigos! Los he tenido muy abandonados, ya saben, los afanes de la vida...el trabajo, la casa, la vida personal, en fin. Hay que darse tiempo para todo, aunque hay algunas cosas a las que tratamos de sacarle la vuelta cada que podemos (el gimnasio en mi caso), pero no tenemos más remedio que ceder.

Pasando a otras cosas, hace poco me uní a un grupo de idiomas. La dinámica consiste en intercambiar los idiomas que sabemos. En mi caso, que soy hablante nativo de español, le enseño a otros que lo quieren aprender, mientras que ellos me enseñan los idiomas que ellos dominan. Es un concepto muy padre. Además de tener la oportunidad de convivir con personas de otros países, aprendes cosas nuevas. Todo con mucha flexibilidad, sin el estrés de tareas o maestros engorrosos.

Todos ya sabemos de sobra que el inglés es el idioma universal. Es el idioma de los negocios, de la tecnología, de la ciencia, del entretenimiento. Si eres turista y no hablas el idioma del lugar que estás visitando, siempre recurres al inglés para darte a entender. En muchos lugares lo hablan, aunque sea en un nivel básico...en hoteles, aeropuertos, restaurantes, museos, tiendas. Y es que cada vez es más común que te lo pidan como requisito para contratarte en un puesto determinado. Si no sabes inglés, tus posibilidades de ser contratado pueden mermar considerablemente. Es por eso que dentro de los planes de estudio de las universidades ya es un requisito. No te puedes titular si no apruebas el examen de inglés.



Años atrás, cuando estaba considerando mis opciones de carrera, recuerdo que las dos carreras que más me llamaban la atención eran administración de empresas y negocios internacionales. Esta última exigía un tercer idioma. Muchas materias se llevaban en inglés, lo cual no representaba ningún problema para mí, pero el requisito del tercer idioma fue lo que me hizo dudar. Veía muy difícil estudiar un tercer idioma debido a mis horarios ya que trabajaba y estudiaba al mismo tiempo. No digo que fuera imposible, pero sí algo complicado. Creo que en gran parte el simple hecho de que era una imposición provocó que lo rechazara. A mí siempre me han gustado los idiomas (no todos, aclarando), pero no es lo mismo aprender uno por gusto que por obligación. A veces me arrepiento de no haberlo hecho, me hubiera encantado aprender francés (que de hecho es el idioma que estoy estudiando actualmente), aunque según los maestros y medio mundo lo que debíamos escoger era chino mandarín dada la relevancia que está ganando China a nivel mundial y, si acaso, alemán ya que es uno de los idiomas principales de Europa, pero la verdad ninguno de los dos me llenaba el ojo. El francés era más afín con las artes, algo muy distinto de mi ramo.

Está comprobado que las personas que hablan más de un idioma tienen más desarrollado el cerebro. No soy experto en el tema ni mucho menos, pero si nos ponemos a analizarlo un poquito tiene sentido. Tenemos que usar nuestro cerebro más de lo normal para aprender nuevas palabras, para pensar en como realizar las construcciones gramaticales, etc. Muchos primeramente pensamos las cosas en nuestro idioma nativo antes de traducirlas a otro idioma. Así como el ejercicio físico hace que desarrollemos nuestros músculos, aprender otro idioma es una manera de ejercitar nuestro cerebro.

En mi opinión, saber otro idioma te abre las puertas, no solamente en el ámbito laboral sino también en el personal. No es lo mismo ir a Francia a un restaurante y hacer la orden en español o inglés en lugar de hacerlo en francés. Hablar otro idioma te ayuda a ampliar tus horizontes, a asimilar las demás culturas, a apreciar tu idioma (créanme que conforme aprendía inglés, apreciaba más al español...es un idioma tan rico y me siento afortunado de hablarlo), a formar vínculos más estrechos con personas de otros países, a mejorar tu autoestima, en fin. Algunos idiomas son más fáciles de aprender, otros son más útiles (dependiendo de la situación, claro está), pero el caso es que debemos aprender más idiomas. No importa la estrategia que utilices. No hay una sola manera de aprender; ayer tuve una discusión con un compañero de grupo por lo mismo. Algunas personas son más visuales, otras necesitan exposición directa, pero lo que te sirva para aprender, hazlo. A mí me encantaría poder comunicarme en otros idiomas cuando viaje a otro país. Por eso me estoy preparando para un viaje que tengo a Canadá el próximo año. Voy a Montreal y como saben, a pesar de que la gente allá sabe inglés, ellos prefieren el francés. ¡Tengo un año para prepararme, qué nervios!



¿No les gustaría ver una película extranjera sin tener que leer los subtítulos? ¿No les gustaría poder comunicarse con extranjeros en el idioma que ellos hablan? ¿Leer libros en su idioma original? Todo eso y más es posible si aprendes otros idiomas. Dicen que nunca es tarde para aprender y creo firmemente que es cierto. Si te lo propones, lo puedes lograr. Así que de entrada, si no saben inglés, háganlo su prioridad y luego le siguen con otro idioma. No se arrepentirán.

Bueno, amigos, me despido por hoy. Tengo que mentalizarme que ya mañana es lunes y tengo que preparar otras cosas también. Au revoir!

domingo, 26 de junio de 2016

Un día sin niños

¿Qué tal, amigos? ¿Cómo los ha tratado la vida? Espero que bien. Yo he estado un poco deprimido por unas cuestiones de salud, pero espero que todo se solucione pronto. Mientras tanto, opté por ponerme a escribir porque esto es como una catarsis para mí. 

Hace como un mes viajé a Monterrey. Aproveché que era puente aquí en EE.UU. y siempre que me es posible viajo a mi tierra. Esta vez viajé con mis padres y lo hicimos en avión. Mis padres estaban un poco reticentes al respecto, pero los convencí de que era lo más conveniente. A pesar de que antes disfrutaba los viajes por carretera, ya no dispongo de tanto tiempo y además ya no los soporto. Los años no pasan en balde. Es un poco más costoso viajar en avión, pero para mí lo vale.

Bueno, regresando al tema...estábamos en la fila de revisión esperando nuestro turno. Como era puente, mucha gente decidió viajar. Y mucha de esa gente estaba constituida por familias con niños. Muchísimos escuincles, ya se imaginarán. Un niño llorando por aquí, otro gritando por allá, otro más haciendo berrinches, caos total...Los guardias comenzaron a darles el paso a las familias sin importar que estuvieran detrás de nosotros. ¡Nos brincaron sin ninguna contemplación! Un señor se quejó al respecto y el guardia de muy mala gana le contestó que las familias con niños o adultos mayores tenían prioridad. O sea, que nos jodamos los demás mortales. Puedo entender que quieran agilizar el proceso para los adultos mayores que no pueden estar mucho tiempo de pie o a las mujeres embarazadas por las mismas razones, pero la gente que tiene niños no debería gozar de ese privilegio. Los niños se pueden sentar en el suelo o sobre una maleta. ¿De qué sirve que los demás lleguemos temprano si de todas maneras no van a respetar nuestro turno?

No solamente tuvimos que soportar los numeritos de los niños en la fila de revisión, también tuvimos que hacerlo durante el vuelo. Y para mi mala fortuna, siempre me toca un niño chiflado al lado, adelante o detrás de mí. Aunque me ponga audífonos y escuche música, los gritos y llantos de esos niños son imposible de ignorar. Hasta parece que tienen micrófono integrado. Un verdadero suplicio. Todavía más que los numeritos de los niños, lo que me exaspera es la pasividad de los padres y su actitud arrogante exigiéndonos a los demás que nos aguantemos.




Además de los aeropuertos, también he tenido experiencias desagradables en restaurantes. Recuerdo una vez que fui a cenar y había unos cuantos niños presentes. De entrada, no era tan temprano, de hecho ya era hora de que esos niños estuvieran durmiendo. El caso es que detrás de nuestra mesa estaba una familia cenando y un niño nunca se calló. Estuvo gritando, llorando y correteando todo el rato y los padres no fueron para llamarle la atención o si acaso lo harían una vez pero como si no lo hubieran hecho. Esa cena fue indescriptiblemente desagradable. También me ha pasado que voy a un restaurant donde tienen buffet y se supone que los niños deben estar siempre acompañados de un adulto al ir a servirse comida, pero me ha tocado ver niños solos y que nada más están estorbando el paso porque uno tropieza con ellos.




Los cines. Estamos de acuerdo en que hay películas para todo tipo de público, incluídos los niños. Pero los problemas comienzan cuando una película tiene clasificación de sólo adultos y luego te topas con que una pareja entra con un bebé a la sala donde se exhibe la película. Como era de esperarse, el bebé se la pasó llorando durante gran parte de la función. No sé si tendría hambre o necesitaría que le cambiaran el pañal, pero ninguno de los padres se salió en algún momento para calmar al bebé. De entrada, no los debieron haber dejado entrar con un bebé a dicha sala. Ahora bien, comprendo que los padres necesiten salir y divertirse, pero que nos respeten a los demás. Si van a ver una película dirigida a adultos, no vayan con niños por favor. Sentido común.




Los supermercados. Si ya de por sí es engorroso ir al súper, lo es todavía más cuando ya sabes que tendrás que soportar berrinches, gritos, llantos, que te golpee un niño con un carrito, en fin. Por la misma razón trato de ir cuando sé que no va a estar infestado de niños. De los males, el menor.

He tenido muchas malas experiencias en otros lugares, pero nunca terminaría de escribir. Además, hay lugares que por naturaleza siempre van a ser frecuentados por niños. Qué remedio. Las únicas opciones en estos casos es no ir o ir y aguantarse.

A últimas fechas han surgido controversias entre la gente que tiene niños y los que no tienen. Se ha hablado de prohibir niños en ciertos vuelos, restaurantes y otro tipo de lugares. Por ejemplo, en Houston hay un restaurante donde está prohibida la entrada a menores de 6 años después de las 7 p.m., lo cual me parece excelente. Uno tiene derecho a disfrutar tranquilamente de una cena sin niños escandalosos. Esta decisión por parte de los dueños del restaurante dio mucho de que hablar. Por un lado, los padres indignados reclamando discriminación y por otro aquéllos que no tienen hijos y que argumentan que tienen derecho a estar en un lugar sin niños. Me uno al último grupo. Sé que es imposible prohibirles la entrada a niños a todos los lugares, pero creo que es necesario establecer más controles. Necesitamos más restaurantes childfree y si fuera posible, vuelos y cines, para comenzar. O por lo menos establecer horarios, no prohibir la entrada tajantemente a cualquier hora.

Leí en muchos foros la indignación de los padres por la actitud de los que no tenemos hijos. Dicen que nosotros alguna vez también fuimos niños y nos comportamos igual que sus hijos. Pero están equivocados. No todos fuimos malportados. Mi mamá me podía llevar a una reunión donde había adultos solamente y yo me quedaba tranquilo coloreando o leyendo. Pero los niños de ahora no se pueden quedar quietos en un solo lugar. No pueden vivir sin sus videojuegos. Y no pueden estar tranquilos si no nos ponen los pelos de punta a los demás. 

No me malentiendan, no odio a los niños. Pero tampoco me desvivo por ellos. Yo no soy como aquella gente que se enternece con los niños. Podrán decir que pienso así porque no tengo hijos. No sé, puede ser. Pero mientras tanto, ése es mi pensar. Si me dijeran que pidiera un deseo y me aseguraran que se me cumpliría, sin pensarlo pediría un día sin niños.




Sé que nunca podremos estar de acuerdo los que son padres y los que no lo somos, pero debemos ser conscientes y encontrar un punto medio que satisfaga a ambas partes. Respeto a los que son padres y reconozco su derecho de salir, pero que no nos hagan a los demás pagar las consecuencias. ¿Y ustedes qué opinan? Au revoir!

sábado, 4 de junio de 2016

Frustración a 40 000 pies de altura, parte 2

¿Qué tal, amigos? ¿Cómo han estado? Tengo tantas cosas que hacer y que pensar, he estado algo ocupado investigando unos asuntos, leyendo mucho, en fin...Había estado pensando en qué podría escribir y no se me ocurría nada, pero me inspiré en mi último viaje.

Bueno, en mi última publicación escribí sobre la frustración que me produce comprar boletos de avión. Pues ahora, les cuento sobre las peripecias a las que me tuve que enfrentar tanto en mi viaje de ida como en el de vuelta. De entrada, ya saben que cuando vas a volar a un destino internacional, tienes que estar en el aeropuerto con un mínimo de 2 horas antes de la hora programada del vuelo. Esto se debe en gran parte a que las malditas aerolíneas sobrevenden los vuelos, así que el llega primero "agandalla" (expresión mexicana para decir que uno se aprovecha de la situación) los boletos. Como ya sabía esto, quise tomar tiempo de más para que no me agarraran las prisas. También lo hice porque estaba lloviendo horriblemente y la visibilidad era nula, así que no podía conducir a prisa. Por lo regular cuando voy al aeropuerto tomo taxi o alguien me lleva, pero como en esta ocasión viajaba acompañado, decidí llevarme mi auto y dejarlo en el estacionamiento del aeropuerto. Mi vuelo estaba programado a las 20:50. Normalmente hago 30 minutos al aeropuerto, pero debido al clima, quise prevenir contratiempos. Salimos a las 5 en punto y llegamos al aeropuerto como pudimos, el clima estaba fatal. Dejé a mis acompañantes en la terminal y me fui a estacionar el auto. Tomé el shuttle que te lleva a la terminal y nos dirigimos a hacer el check-in. Si no han viajado internacionalmente, no tienen ni idea de lo engorroso que es el proceso desde la entrada hasta que llegas a la sala de abordar. En todos lados te piden el pasaporte, visa y luego que pesa el equipaje para ver si no te pasaste...nada más falta que te pidan la fe de bautismo. Una vez que hicimos el check-in y documentamos nuestro equipaje, tenemos que pasar por el filtro de revisión para comprobar que no somos terroristas. Actualmente en EE.UU. se están tardando las horas para revisar. Estoy seguro de que si pudieran abrirte la piel lo harían sin ninguna contemplación. Ya mi jefe me había comentado de la tardanza en la revisión del TSA, pero no pensé que fuera a tardarme tanto y ya me doy cuenta del por qué. Cuando estábamos haciendo fila les daban el pase a los que llevaban adultos de la tercera edad y/o niños. Ahora bien, no me malinterpreten, yo entiendo que los adultos mayores no pueden estar mucho tiempo de pie y se les dificulta caminar. No lo discuto. Pero lo que no me parece justo es que les dieran el pase a las personas que llevaban niños. Mientras no sean niños de brazos o las mujeres no estén embarazadas, deben hacer fila y aguantarse como los demás simples mortales. Que si los escuincles se ponen necios y lloran y hacen sus berrinches, ni modo, debieron haber previsto que era algo que podría ocurrir. Que se sienten en el piso o sobre una maleta. Y como hecho adrede, eran muchas familias que iban a viajar, así que a los que no llevábamos adultos mayores o niños, nos brincaron sin importar que hubiéramos llegado mil horas antes. Un pasajero se molestó y reclamó, y el guardia molesto dijo que las familias tenían prioridad. Qué conveniente.
Finalmente, nos tocó llegar al frente, pusimos nuestras cosas en las bandejas (hasta los zapatos, neta que los gringos se pasan) y pasamos por el escáner. Algo les pareció extraño de mi mochila y tuvieron que inspeccionarla. Resultó que era una bolsita con monedas que llevaba. Una vez comprobada mi inocencia, proseguimos a continuar nuestro camino hacia la sala de abordar. Para esto, ya habíamos perdido ¡hora y media! ¡Háganme el favor!


Llegamos a la sala de abordar y nos sentamos. Como tenía mucha hambre porque no había comido y todavía faltaba una cantidad de tiempo considerable para llegar a mi destino, fui a comprar algo de comer a la tienda. ¡Casi 15 dólares por un sandwich horrible, unos fritos y un refresco! Casi me infarto.
Se llegó la hora y abordamos el avión. Tuvimos que esperar una hora a bordo con la zozobra de que fueran a cancelar el vuelo como había escuchado que sucedió con otros. Afortunadamente, no fue nuestro caso.
Pues bien, llegamos a nuestro destino con una hora de retraso. Había pedido una silla de ruedas para uno de mis acompañantes porque no puede caminar grandes distancias. Pasamos por inmigración y fue muy rápido todo porque todos los pasajeros iban a pedir permiso y nosotros fuimos a la fila de mexicanos. Aquí sí que es ventaja ser mexicano. Bueno, después fuimos a recoger nuestras maletas y finalmente nos dirigimos a la fila de aduanas. Fila aquí, fila allá...mis tíos habían ido a recogernos al aeropuerto y ya estaban todos desesperados.
Estuvimos tres días en Monterrey y no me quería regresar (¡que novedad!). De nueva cuenta, mis tíos nos hicieron el favor de llevarnos al aeropuerto. En esta ocasión nuestro vuelo estaba programado a las 18:20. Mis tíos llegaron un poco tarde por nosotros, ya se me hacía que no íbamos a llegar. Afortunadamente, llegamos a tiempo. Directo a hacer el check-in. La empleada que nos atendió no sé si era nueva, floja o qué, pero se tardó demasiado con nosotros. Tenía que estar pidiendo ayuda a sus compañeros que estaban ocupados porque la fila estaba larguísima...imagínense, el vuelo estaba lleno. Finalmente, nos dieron nuestros pases de abordar (ah, olvidé mencionar esas malditas formas migratorias que te dan...me equivoqué al llenar una y tuve que llenar otra). Pedí una silla de ruedas y la empleada me preguntó que cuándo habían operado a mi acompañante, que si podía caminar...total, no tenía intención de mandar a alguien por una silla de ruedas, pero me afiancé en mi posición y no tuvo más remedio que ceder a mi solicitud. Tuvimos que esperar un rato sentados a que viniera el muchacho con la silla de ruedas. Pasamos por el filtro de revisión y no nos tardamos mucho. Llegamos a la sala de abordar y nos sentamos a esperar a que nos llamaran. Nos llamaron, hicimos fila, tomamos el camioncito que te lleva al avión y abordamos. Gracias a Dios no hubo ningún contratiempo y despegamos a la hora programada.  
Llegamos a Houston y ya estaba una persona esperándonos con una silla de ruedas a la puerta del avión. Si no han volado a Houston desde otros país, la caminata desde que te bajas del avión hasta que llegas a la puerta donde te van a recoger es larguísima. Llegamos a unos quioscos donde ingresamos nuestra información, nos tomaron las huellas y fotos y nos dirigimos con el agente de inmigración. El agente fue muy cordial y nos dio el pase. Posteriormente fuimos a recoger nuestro equipaje y finalmente pasamos por aduanas sin ningún problema. Les dije a mis acompañantes que me esperaran en la terminal mientras yo iba por el auto al estacionamiento. Tomé el shuttle, me dejaron en el estacionamiento y ya fui por mis acompañantes. Llegamos a nuestro destino sanos y salvos.

Como pueden apreciar, fue toda una odisea. Viajar en avión tiene sus ventajas y desventajas. Para que se den una idea más clara: salí de mi casa a las 5 en punto y llegué a mi destino pasada la medianoche. Si me fuera por tierra, normalmente hago 10 horas. Claro que viajar por avión es más cómodo, pero también tiene sus inconvenientes. Lo que verdaderamente me molesta es el trato por parte del personal de las aerolíneas. Si ya de por sí es una tarea titánica conseguir boletos y todo el proceso de abordaje es un suplicio, es inaceptable que los empleados de la aerolínea te hagan las cosas más difíciles. Y lo peor del asunto es que fue en mi país. Es curioso que mi experiencia sea más grata en el extranjero (en cuestión de viajar). Ésta ha sido por mucho la peor experiencia que he tenido hasta la fecha. Viva Aerobus nunca ha sido santo de mi devoción, pero me he visto obligado a viajar con ellos por cuestión de precios u horarios. Muy a mi pesar, sigue siendo la opción más económica para viajar, así que creo que no tendré más opción que resignarme.

Y ustedes, ¿cuáles han sido sus experiencias al viajar en avión? Au revoir!

sábado, 30 de abril de 2016

Frustración a 40 000 pies de altura

¿Qué tal, amigos? ¿Cómo han estado? Les ofrezco mil disculpas por tenerlos tan abandonados. Han sucedido tantas cosas y no sé ni dónde tengo la cabeza. Aunque para ser justos, deben saber que ya había publicado una entrada en el transcurso de esta semana. Bueno, en realidad era un borrador y según yo había guardado los cambios para terminarlo después y publicarlo. Según yo, todo estaba bien, pero resultó que no se guardaron los cambios y no sé qué demonios hice que borré la publicación por completo y heme aquí de nuevo. Después de hacer un coraje mayúsculo, decidí reescribir hoy porque ya no quiero que pase más tiempo y pierda mi inspiración, ¡jajaja!

Bien, entrando en materia, ustedes recordarán que yo no vivo en mi tierra natal (y si no lo recuerdan, ya lo saben) al igual que muchas otras personas. No es fácil vivir en un país diferente, con otra cultura, otras costumbres, en fin. Si por mí fuera, iría a Monterrey cada fin de semana. A pesar de que no vivo del otro lado del mundo, tampoco vivo a la vuelta de la esquina y, lamentablemente, no puedo darme el lujo de gastar en ello tan seguido. Porque viajar implica un gasto. Por menos que quiera gastar, tengo que planificar mi presupuesto para no verme en apuros.

Regularmente viajaba en autobús porque aunque no es lo más cómodo, es lo más económico. Pero considerando que salía el viernes en la noche y me regresaba el domingo en la noche para trabajar el lunes en la mañana, decidí que tenía que buscar algo más práctico. Es muy cansado viajar de noche y llegar todo desvelado a mi destino. No podía dormir al llegar porque sino perdía el poco tiempo valioso del que disponía. Así que a buscar vuelos.




Volar tiene sus desventajas y conseguir un boleto puede ser una tarea titánica. No encuentro las palabras para expresar mi frustración al respecto. En estos días pasados viví unas peripecias que no le deseo a nadie, ni siquiera a mi peor enemigo. Y todo, para comprar unos boletos de avión.

Para que se den una idea:
Por lo regular utilizo www.kayak.com para reservar mis vuelos. Es un buscador muy práctico que cuenta con parámetros para buscar diferentes vuelos. Pero como puede que la información no siempre esté actualizada, siempre tiene uno que verificar directamente con la aerolínea.
Encontré un vuelo redondo económico con VivaAerobus por USD 154. Cabe recalcar que estaba usando mi smartphone en ese momento. Ingresé todos mis datos y al estar en la última página para pagar, el sistema me marcaba error. Me aparecía un mensaje que decía que el número de teléfono solamente debía contener dígitos, ningún otro caracter. El problema era que al ingresar mi teléfono, automáticamente aparecían unos paréntesis encerrando el código de área y un guión antes de los últimos cuatro dígitos y no había manera de borrarlos. Así que decidí cambiarme a la computadora. ¡Oh, sorpresa! Las cosas resultaron peores. En la computadora el vuelo más barato me salía en USD 200, aproximadamente USD 50 más caro que lo que había visto en el mismo día. De lo que me dí cuenta es de que el portal de la aerolínea automáticamente me asignaba el paquete más caro (VivaAerobus cuenta con diferentes modalidades donde el precio varía según los beneficios), pero por más que busqué no encontré manera de escoger un paquete más barato.


Como uno de mis propósitos de este año es tomar las cosas con calma, casi me resignaba a tener que viajar por tierra. Pero recordé que todavía había un recurso que había pasado por alto: hablar al centro de atención al cliente de la aerolínea. Así que busqué el número y llamé. Me contestaron en inglés y no sé por cuál razón no le pedí al agente que hablaramos en español ya que era obvio que el español era nuestro idioma natal. Posteriormente, el agente me hizo un sinfín de preguntas y después de contestar todo, de deletrear mi nombre, dirección y demás datos y de hacer malabares mientras hablaba por teléfono, pude comprar mi boleto. El agente me dio el número de confirmación y me envió todos los datos a mi correo electrónico. ¡Ya por fin pude conseguir mi boleto!

Como se habrán imaginado, fue toda una odisea. Por lo mismo, he tratado de investigar el proceso de venta de boletos de avión. Pero los dioses han decretado que yo no entienda ese proceso misterioso. Encontré algunos datos que dicen que para vuelos internacionales debes reservar por lo menos con 45 días de anticipación, que es más barato comprar vuelos por separado o con escalas y no sé qué tantas cosas más, pero toda la información es muy confusa y ni siquiera los expertos logran ponerse de acuerdo. Es inevitable sentirse abrumado.

Francamente no entiendo por qué no existen restricciones para que las aerolíneas fijen sus precios. Es posible que el vuelo que viste a cierto precio haya aumentado el mismo día. Y si te fijas en el desglose del precio, te darás cuenta de que gran parte o, más bien la mayor parte, es por concepto de impuestos. Nuestro querido gobierno jodiéndonos unas vez más.

Uno pensaría que con los avances de la tecnología y del Internet, sería mucho más sencillo reservar un vuelo. Pero ya me he dado cuenta de que no es así. Las aerolíneas monitorean las ventas, rastrean a cada una de las personas que buscan vuelos y suben los precios a su antojo. Siempre hay lugares disponibles (según un exprofesor universitario es raro que un vuelo sea vendido en su totalidad) que las aerolíneas tienen bajo reserva para aquellas personas que compran boleto de último minuto. Como esas personas están dispuestas a pagar lo que sea, las aerolíneas se aprovechan de ello e inflan los precios. Si les preguntaras a todas las personas que van en un vuelo, te darás cuenta de que todos pagaron cantidades diferentes. 




Las aerolíneas argumentan que el combustible ha aumentado mucho, que los impuestos, que la competencia, que los márgenes de ganancia son cada vez menores y tantas y tantas excusas más, pero la verdad es que uno siempre sale perdiendo. Deberían imponer más controles para revertir esta situación. No es posible que las aerolíneas hagan lo que les venga en gana. 

Por lo pronto ya tengo mi boleto y espero con ansias el día de mi vuelo. Espero que no pase nada imprevisto. Ahora a preocuparme por el equipaje.

¿Y ustedes qué experiencias han tenido al reservar vuelos? Au revoir!

sábado, 19 de marzo de 2016

El principio del fin

Cuando concebí la idea de este blog, jamás pasó por mi cabeza escribir sobre política. Había pensado en incluir cosas triviales, algunas profundas y otras tantas moderadas, pero no política. Odio la política. Los políticos me parecen los seres más patéticos del universo, al menos creo que son de lo peor de lo que tenemos. No dudo que haya unas cuantas honrosas excepciones, pero les aseguro que son muy pocas. Los políticos son seres mezquinos, egoístas, corruptos, maquiavélicos, insensibles, intolerantes...y después tenemos a Donald Trump.

Por mucho tiempo me rehusé a escribir acerca de ese tipejo (por no decir otra palabra), pero sabía en el fondo que escribir acerca del tema sería inevitable. Todos los días vemos o leemos noticias/chismes acerca de ese "señor" en la radio, la TV o el Internet. No hay un solo día que pase que no nos enteremos de lo que ese tipo hizo o dijo. Es todo un showman, sabe cómo llamar la atención, no lo puedo negar, pero de ahí a que aspire a convertirse en el presidente de los EE.UU. hay un abismo de diferencia.
Tendrá mucho dinero y empresas, pero es tan pobre de espíritu además de carecer de clase y educación. En diversas ocasiones ha demostrado ser un xenófobo, racista, misógino, ególatra y demás cosas negativas. No se cansa de atacarnos a los latinos (específicamente a los mexicanos), diciendo que somos unos asesinos, violadores, secuestradores y no sé cuántas cosas más. Su discurso se basa en el odio, la intolerancia y la provocación. Y lamentablemente muchos están cayendo en sus provocaciones, lo cual lo único que hace es darle más armas para atacarnos.





Cuando Trump hizo públicas sus aspiraciones presidenciales, los medios fueron tajantes al afirmar que no tenía ninguna posibilidad de ganar. Mucha gente lo pensó así también, yo mismo me incluyo. Pero conforme transcurre el tiempo, con terror me he dado cuenta de que se perfila como un favorito del público. Es casi un hecho de que se convertirá en el candidato que represente al Partido Republicano. Y tal parece que ya no es tan descabellada la idea de que resulte vencedor en las elecciones. Hillary no la va a tener fácil.

Ese mequetrefe realmente me desconcierta. No sé si es estúpido, idiota, descerebrado o si en realidad es un personaje muy bien orquestado por una mente perversa. No sé siquiera si tiene personalidad propia. Los psicólogos que han analizado los discursos de Trump aseguran que se expresa como un niño de cuarto grado (yo diría que de kinder). Y es que ¿han escuchado uno de sus discursos? Son tan simples y sosos, no te dicen nada. Dice tantas cosas de diferentes maneras que al final no dice nada.




A ese señor deberían prohibirle hablar con micrófono...y sobre todo frente a una audiencia. ¿Recuerdan cuando le preguntó en un debate a la exprecandidata Carly Fiorina que quién iba a votar por alguien con esa cara (refiriéndose con tono burlón sobre su persona)? ¿O cuando se refirió a su miembro dando a entender que está bien dotado? ¿O cuando dijo que va a hacer que México pague por el muro que va a mandar construir entre México y EE.UU.?  ¿O cuando dijo que va a modificar las leyes para controlar a los medios de información? ¿O cuando dijo que él podría dispararle a un hombre en plena calle y no pasaría nada? ¿O cuando se burló del periodista incapacitado? Intolerancia en su máxima expresión, narcisismo enfermizo.
Ese hombre no conoce ni la prudencia ni la mesura. ¿Cómo es posible que alguien así sea presidente? Si los mexicanos nos quejamos de Peña Nieto, Trump no se quiere quedar atrás.

Nadie tiene el ego más grande que ese tipo. Se cree el centro del universo, el número uno. Será muy buen empresario, pero como político no vale un solo peso. Se necesita personalidad e inteligencia, entre muchas otras cosas. No basta con creerse capaz. Recuerden que el camino hacia el Infierno está empedrado de buenas intenciones. Querer no siempre es poder.

Muchos asociábamos a Trump con Hitler y el nazismo, aunque según los historiadores su ideología sigue los principios del fascismo. Totalitarismo, contradicciones, nacionalismo extremo...principios del fascismo promovidos por Trump. No por nada es apoyado por seres tan despreciables como el sheriff Joe Arpaio o el KKK.

Sus contradicciones son incontables. Ataca a los inmigrantes cuando sus ancestros lo fueron en su tiempo. Su apellido ni siquiera es Trump, es una versión modificada del apellido original. Su esposa es inmigrante también.
Critica a México y a China porque según él le roban empleos a los ciudadanos estadounidenses, siendo que él mismo tiene fábricas allá.

Trump conoce a la perfección el dicho que reza: "Divide y vencerás". Es un componente imprescindible de su campaña. ¿Por qué razón creen que de lo que más habla este tipo es sobre la inmigración? Sabe cómo llegarle al corazón a los blancos que temen ser desplazados, aquéllos que temen que los blancos dejen de ser la raza predominante de EE.UU. Pero lo más alarmante del caso es que muchos latinos lo están apoyando...aquellos latinos que se sienten gringos, que no aceptan sus orígenes. Trump se ha encargado de dividir a la población, de crear dudas, contiendas, disensión y confusión. Siempre ha existido el racismo en este país, pero de lo que sí podemos culpar indiscutiblemente a Trump es de despertar ese sentimiento que estaba dormido y de avivarlo para convertirse en un fuego abrasador. Hace que los prejuicios cobren más fuerza y que aflore lo peor de la gente.

Sinceramente, me asombra la estupidez de la gente que apoya a este tipo. Denotan un pobre nivel de inteligencia y cultura. Muchos no conocen sus propuestas en cuanto a otros temas, solamente sobre la inmigración y la convicción que tienen de que él puede "hacer a EE.UU. grande de nuevo". Pobres idiotas.

No sé si los que controlan todo el movimiento del mundo estén apoyando a Trump o si no esté contemplado en sus planes (me inclino por lo segundo). Trump como presidente sería una desgracia no sólo para EE.UU. sino para el mundo entero. Si hay alguien capaz de detonar una tercera guerra mundial, es él. Con esa lengua larga que tiene, no le es difícil hacerse de enemigos. No tiene muy contentos a Rusia, China y Medio Oriente con sus comentarios mordaces.

Me pregunto si habrán deportado al estudiante egipcio que dijo que él mataría a Trump y el mundo se lo agradecería. Bien dicen que el miedo no anda en burro. De lo que sí estoy seguro es de que la mujer que parió a Trump debe estar revolcándose en su tumba al ver los disparates de su hijo.
Si gana, no quiero ni imaginar qué pasará. Sería el principio del fin, sin exagerar. Representa una verdadera amenaza. Espero que los estadounidenses sean lo suficientemente inteligentes para no votar por él. De lo contrario...

domingo, 6 de marzo de 2016

Cicatrices

Hay cosas que simple y sencillamente no se pueden olvidar. Hay quienes dicen que las cosas malas que nos pasan no se olvidan sino que se superan. Sin embargo, no estoy tan seguro de esto último. Hago referencia a ello porque hace poco me enfermé y ya saben...cuando vas a ver al médico, se pone a preguntarte toda tu vida, te regaña y demás. Cuando me estuvo interrogando, me hizo una pregunta que me hizo recordar algo muy desagradable de mi vida, algo que he tratado de olvidar, de borrar de mi memoria, de convencerme de que fue solamente un mal sueño o pesadilla. Pero recordé y me dolió mucho. Me di cuenta de que esa herida sigue abierta y que no ha cicatrizado. El tiempo no lo cura todo y para muestra basta un botón. No voy a ventilar mi vida privada por aquí, pero lo que sí les puedo decir es que hay cosas que simplemente no se olvidan y tal vez ni se superan. Las personas más allegadas a mí probablemente podrán comprenderme.




Llegas a un punto en tu vida en el que te sientes con el deber de hacer un balance de tus aciertos y desaciertos, de las cosas buenas y malas que te han pasado. Y es cuando salen a relucir los sinsabores, las tristezas, las amarguras, las desilusiones...Te das cuenta de que no todo es miel sobre hojuelas, de que te has equivocado, de que tomaste malas decisiones. Te arrepientes pero ya es demasiado tarde. Quisieras regresar el tiempo y evitar tanto dolor. Hay cosas que pudimos haber evitado, pero también hay cosas que son inevitables, que no dependen de nosotros. Tal fue el caso que me acongoja. Fue una situación muy difícil, que me marcó para siempre. Lo que más coraje me da es la impotencia, la imposibilidad de haber evitado ese sufrimiento. Realmente no tuve otra opción y tuve que ceder. Pero eso no quiere decir que me resigne.

Hay sueños rotos, metas no alcanzadas, ilusiones destruidas. Dicen que no se puede tener todo en esta vida. Tal vez sea cierto. Lo he vivido en carne propia. No importa que seas una buena persona, la vida parece no discriminar entre buenos y malos. No digo que uno sea perfecto, pero tratas de ser una buena persona y, cuando te equivocas, cuando haces algo malo, la vida te lo cobra con creces. Tarde o temprano tendremos que pagar, aunque a veces la factura llega muy temprano y muy cara.

Muchos dirán que soy muy joven para pensar así. Permítanme discrepar. A veces la vida nos hace madurar con los golpes que nos da. No les voy a negar que lo más fácil es hacerse la víctima y culpar a los demás por todo lo malo que nos pasa. Pero es inevitable no hacerlo. Para los que creemos en Dios es a veces imposible no sentirnos como marionetas que son manipuladas por unos hilos invisibles y que por más que intentes, no puedes liberarte. Sientes que te pones con Sansón a las patadas. Sientes que aunque nades contra la corriente, no puedes avanzar ni un milímetro.

He aprendido muchas cosas. Día a día me esfuerzo por hacer frente a mis problemas y asumir la responsabilidad que me toca. Trato de olvidar las cosas malas, tristes y, aunque no lo he conseguido, quiero vivir. Quiero experimentar las cosas buenas de la vida, porque estoy seguro de que no todo es amargo u obscuro.

Lo que les quiero decir es que tal vez haya cosas que son inolvidables o insuperables, pero la vida sigue. El mundo no se detiene. Duele, pero ultimadamente no nos vamos a morir de eso. A veces hacemos una tormenta en un vaso de agua. No siempre es así, pero lo que importa es que aprendamos a sobreponernos y a continuar con el rol que nos fue asignado en esta obra de teatro llamada vida.

Bueno, ya me desahogué. ¿Y ustedes qué opinan?

sábado, 27 de febrero de 2016

La idealización de lo extranjero

Esta semana se anunció el lanzamiento de la plataforma digital de Televisa, Blim. No tardaron las redes sociales en inundarse de memes burlándose del acontecimiento, haciendo alusión a su ingenuidad al querer competir en el mercado con empresas ya establecidas como Netflix.

Y hablando de Netflix, en mi opinión no es la quintaesencia del streaming. El contenido es algo limitado, pero pues tampoco se puede pedir mucho por 10 dólares al mes. Si bien cuentan con series muy buenas, la variedad de películas deja un sabor de boca agridulce. Se agradece que cuenten con películas francesas, japonesas, españolas...pero obviamente las que predominan son las gringas. Qué remedio.

Entre los comentarios de la gente que criticaba a Blim, vi que decían que esa plataforma estaría llena de telenovelas y otros programas de ínfima categoría, producto de Televisa. Decían que mientras Netflix cuenta con películas de talla internacional, Blim tendría lo propio con películas de Pedro Fernández y Lola la trailera. Lo que ignoran o de plano pasaron por alto intencionalmente, es que Netflix incluye programación de Televisa en su contenido. Ejemplo de ello son: Vecinos, XH Derbez, El Chavo del Ocho, El Chapulín Colorado y algunas telenovelas. Y para desgracia también están las abominables narcoseries: La reina del sur, Señora Acero, El señor de los cielos...aunque estas últimas son de Telemundo.




Contraté Netflix hace unos meses, solamente para quitarme la espinita, vaya, me ganó la curiosidad por las maravillas que escuchaba. He visto algunas películas y series, pero siento que quedan a deber. La selección de películas mexicanas es muy precaria. En cuanto a series, ¿cómo es posible que no tengan Desperate Housewives? Simple y sencillamente no lo puedo concebir. 

Me gusta Netflix, pero no podría cancelar mi servicio de TV de paga. Los dos se complementan el uno al otro. Netflix está bueno para cuando tienes ganas y tiempo de aventarte un maratón de una serie o un sábado de flojera para tirarte en el sillón y ver películas.

Pero, ¿qué pasaría si Netflix fuera mexicano? ¿Tendría el mismo auge y aceptación? ¿O sería duramente criticado y rechazado como Blim? Creo que sería muy interesante plantear esta situación. El panorama sería totalmente diferente, se los aseguro.

Con todo lo anterior, no quiero decir que deban contratar Blim, tal vez ni yo mismo lo haría. Mi punto es que muchas o la mayoría de las veces, preferimos algo simplemente porque viene del extranjero. Ya sea Netflix, ropa, coches, aparatos eléctricos, etc., nos gustan más porque vienen de otro país y por lo tanto deben estar bien hechos...es la realidad, no queramos tapar el sol con un dedo. Pero no me malentiendan. No porque algo sea hecho en nuestro país significa que deba gustarnos, para muestra pídanme mi opinión sobre el cine mexicano contemporáneo. Debemos ser selectivos, inteligentes...no basar nuestra opinión en el lugar de procedencia de un producto o servicio. Tomemos lo mejor de cada país; no son elementos mutuamente excluyentes.

En el caso de Blim, el problema principal es el sentimiento anti-Televisa que ha crecido recientemente. Pero ése es otro tema que probablemente aborde en otra publicación. Hablando en términos generales, el problema principal estriba en que idealizamos lo extranjero. Todo lo que viene de afuera está bien. En cambio, lo que hacen en México (o en el país de donde seas originario) está mal hecho, no sirve, es deficiente, no está a la altura de lo hecho en países de primer mundo. Nada más alejado de la realidad.

No dudemos de las capacidades de nuestros compatriotas. El ingenio y la creatividad no conocen de raza, religión o nacionalidad. Cuando podamos comprender esto, habremos dado un paso importante hacia nuestro progreso. Los prejuicios solamente nos estorban en el camino que debemos andar. En todos lados hay cosas buenas y malas, no todo puede ser perfecto.

¿Y ustedes qué opinan, amigos? Au revoir!


sábado, 13 de febrero de 2016

1-800-MUÉ-LETE

¿Qué tal, amigos? ¿Cómo los ha tratado la vida? Yo he estado un poco más desahogado con respecto al trabajo, pero los últimos días me la he pasado fatal. Fiebre, escalofríos, dolor de garganta, cuerpo cortado...no se lo deseo a nadie. En parte por eso los he tenido tan abandonados. No he tenido ganas de hacer nada.

¿A quiénes de ustedes les ha tocado llamar a un número de atención al cliente? A mí, lamentablemente una infinidad de veces. De hecho, esta mañana tuve que hablar al centro de atención a clientes del mercado de seguros (Obamacare en EE.UU., del cual probablemente escriba en un futuro) y para no perder la costumbre, el servicio fue pésimo. Me tuvieron media hora al teléfono para que al final no me resolvieran nada. Media hora que pude haber aprovechado para dormir o para cualquier otra cosa más productiva. Para que vean que acá en EE.UU. también se cuecen habas.


Regresando al tema de la atención al cliente por teléfono...Es un verdadero suplicio llamar a esos números. Yo realmente no lo hago a menos que sea estrictamente necesario. De entrada, te encuentras con esos malditos menús telefónicos: "Si desea hacer una queja, marque 1", "Si desea hacer un pago, marque 2", "Si desea hablar con un representante de atención al cliente, marque 0"...eso sin contar la musiquita tan irritante que te ponen mientras esperas y todo el rollo que te tiran agradeciéndote por ser cliente de ellos y pidiéndote paciencia. Verdaderamente no entiendo para que hacen eso de los menús si de todos modos te van a preguntar lo mismo. Y esa tonada que tienen los representantes al hablar es tan molesta, ¿no creen?




Una vez superado el paso de los menús, te encuentras con que el agente que te atiende es nuevo o de plano no sabe nada porque se la pasan poniéndote en espera o te transfieren de departamento en departamento. No importa si se trata de un banco, una dependencia de gobierno (éstos son de los peores), agencia de seguros, televisión por cable, Internet, etc., siempre te toparás con situaciones desagradables. Claro que hay unas pocas excepciones, pero la norma prácticamente es generalizada.




Recuerdo cuando era cliente de Cablevisión (compañía en México que ofrece servicios de televisión por cable, Internet y teléfono) hace unos años. Del cable realmente no tuve problemas, pero el Internet era pésimo. ¡Hubo incluso una ocasión que estuve tres días sin Internet! Obviamente antes de hablar a su distinguido centro de atención hacía todo lo que decía el manual del módem. Pero todo era inútil. Así que me veía obligado a hablarles y siempre que lo hacía era una hora lo que me tardaba (el 80%-90% era esperando a que me contestara un agente) para que lo único que hicieran fuera levantar uno de sus famosos reportes que no servían para nada. Así que tenía que volver a llamar y era un cuento de nunca acabar.

Mi experiencia con los bancos no ha sido mejor. Tienen tantas opciones al llamar que no sabes cuál escoger. Así que escoges la opción que crees es la correcta para que después el agente te diga que ahí no te pueden ayudar, que te tienen que transferir. Y cruza los dedos para que la llamada no se "corte" accidentalmente porque sino tienes que volver a llamar y explicar todo de nuevo.

Otra cosa que odio de estos números es que muchas veces los agentes están ubicados en otros países. Por ejemplo, si aquí en EE.UU. hablas a un centro abominable de ésos, es probable que te conteste un indio o puertorriqueño. Incluso en México recuerdo que cuando hablaba a un número de ésos, me contestaba una colombiana a la que en ocasiones no le entendía y eso que hablamos el mismo idioma.




También odio el hecho de que te hagan hablar después porque tienes que explicar todo desde el principio. Te preguntan con quién hablaste y pues uno no se acuerda, tenemos cosas más importantes de que ocuparnos que recordar a Hilario, Carlos o como se llame. Se supone que dejan notas en el sistema para evitar todo el interrogatorio al que te someten cada vez que hablas, pero esas notas o no están claras o son inexistentes. Como consecuencia, por enésima vez tienes que explicar tu problema desde el principio.

No crean que es un problema exclusivo de México o de otros países en desarrollo, aquí en EE.UU. también sucede. En el tiempo que llevo viviendo aquí, ya he tenido mis malas experiencias con Chase, Xoom, Ebay, PayPal, Equifax, T Mobile, EZ Contacts, Molina Healthcare, Blue Cross Blue Shield, la FTC, el departamento del Seguro Social y la más reciente, el mercado de seguros. Esta última me ha dado verdaderos dolores de cabeza. He tenido que hablar como tres veces en una semana, cada vez que hablo tengo que explicar mi problema, me transiferen de departamento en departamento y me tienen esperando las horas. Al final, no me resolvieron nada. Ahora por ejemplo, estoy esperando a que me llamen porque según están investigando mi caso, pero resulta que se pueden tardar hasta un mes en resolverlo...lo cual nunca me dijeron las veces anteriores que llamé. Como consecuencia no he podido hacer mi declaración de impuestos porque necesito una forma que ellos tienen que enviarme. En fin, ya veremos qué pasa...

Trato de ponerme en el lugar de los agentes. No debe ser fácil lidiar con tanta gente distinta: algunos prepotentes, otros indecisos, los que no se saben dar a entender, los que te dicen hasta de lo que te vas a morir...pero si no quieren exponerse a eso, no trabajen en eso. Son gajes del oficio.
Como cliente, es frustrante que te tengan esperando tanto tiempo, que te transfieran de un lado a otro, que no resuelvan tus dudas, que se "corte" la llamada, en fin... Francamente así no se puede.

Para terminar, les dejo algunas recomendaciones para cuando tengan que llamar a estos centros de Satanás:
1.- Llamar temprano, evitar las horas pico en la medida de lo posible ya que será más probable que te toque esperar más tiempo de lo normal.
2.- No llamar cuando estés de mal humor. Por lo mismo, no es recomendable hablar cuando sales del trabajo todo estresado y con ganas de estrangular a medio mundo.
3.- Pedir hablar con un supervisor cuando el agente no te sea de utilidad.

Es inevitable no llamar a estos números. Para nuestra desgracia, tarde o temprano todos tenemos que hacerlo. Ya sea porque necesitas cancelar una tarjeta de crédito extraviada o necesitas asistencia técnica con tu Internet, tendrás que enfrentarte a estas situaciones y tienes que aprender a lidiar con ellas.

¿Y ustedes qué opinan? Espero estar pronto de regreso. Au revoir!