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domingo, 27 de diciembre de 2015

Maldita tecnología

¡Hola, amigos de El Silencio! A unos cuantos días de que termine este año 2015. Y yo con la incertidumbre de si descansaré algunos días o no. Mientras tanto, decidí que no debo desaprovechar esta oportunidad para escribir mi última entrada de este año...

Muchos bendicen a la tecnología por las comodidades que nos trae a nuestras vidas; incluso yo lo he hecho. Pero en otras ocasiones la maldigo porque gracias a ella mi vida se convierte en un calvario. Particularmente, me refiero a los avances en las telecomunicaciones.

Casi todos los empleos que he tenido han sido en oficina. Como todos sabemos, el teléfono y el Internet son herramientas básicas en el funcionamiento de cualquier oficina. Pero en la actualidad, francamente son insoportables. Les explico. Antes, cuando te hablaban por teléfono y estaba ocupada la línea, tenían que llamarte después, pero ahora con eso de los teléfonos multilínea todo ha cambiado. No tienen idea de cuánto odio la modalidad de llamada en espera. Ya no puedes inventar pretextos por ese lado.




También tenemos al nunca bien ponderado Internet. Y lo que depende del mismo, como el correo electrónico. Si no estás en la oficina, ya no tienes excusa de que no tienes acceso a tu correo porque gracias al Internet y a los teléfonos inteligentes (smartphones, como prefieran llamarlos) puedes revisar tus correos las 24 horas del día, los 7 días de la semana. No importa que no hayas llegado a la oficina o que ya hayas abandonado la misma, no puedes escapar de las garras de la tecnología. También tenemos que agradecerle a la tecnología que si no terminamos el trabajo en la oficina, nos lo podemos llevar a la casa (esto les encanta a los jefes) porque tenemos acceso a los datos que necesitamos, a cualquier hora desde cualquier lugar. Nuestros jefes, clientes y cualesquiera personas relacionadas con nuestro trabajo nos pueden contactar fuera de horario laboral, incluyendo los sagrados fines de semana.

Es increíble como algo tan bueno y necesario puede ser tan perjudicial. Por ejemplo, el agua es vital para la subsistencia del ser humano, pero también puede ser muy dañina cuando causa inundaciones. De igual forma, el Internet y el teléfono son muy necesarios para la comunicación, pero se convierten en nuestros peores enemigos cuando se trata de trabajo porque nos cierran todas las rutas de escape. Gracias al Internet, teléfono, redes sociales y aplicaciones de mensajería instantánea, estamos localizables todo el tiempo. Ya no podemos disfrutar un momento de esa soledad tan necesaria.




Como consecuencia, vivimos más estresados, con la zozobra de no saber si nos van a llamar, si hubo algún problema en el trabajo, en fin...Ya no podemos vivir en paz. Pero no olvidemos que antes que empleados, somos personas. Personas con una vida paralela a la vida profesional. 

Tecnología, bendita y maldita a la vez, amada y odiada (dependiendo de las circunstancias). En estos momentos que estoy escribiendo, es mi mejor aliada, pero otros días es un enemigo que no se tienta el corazón para darme la estocada final. Pero para bien o para mal, debemos aprender a convivir con ella. ¿Qué podemos hacer?

¿Y ustedes qué opinan? Au revoir!

domingo, 20 de diciembre de 2015

El cruel juego de Cronos

¿Qué tal, amigos lectores? ¿Cómo los ha tratado la vida? Ya estamos a un paso de las fiestas decembrinas. Caos por doquier, impaciencia por salir de vacaciones, compras de pánico, glotonería a más no poder...

Son las 6:54 p.m. en este momento. Ya se terminó mi fin de semana. Ya sé que parezco disco rayado y que tal vez estén hartos de la misma cantaleta, pero me importa poco. Cada vez me convenzo más de que un Poder Superior manipula los hilos de esta obra de teatro llamada Vida y que uno de Sus pasatiempos favoritos es jugar con el tiempo. He tratado de cegarme ante ello, he tratado de buscar una explicación lógica, pero no he conseguido nada. Sé que no soy la única víctima, ustedes también lo han padecido.




Les explico. ¿Cuántas veces nos hemos levantado en la mañana para ir a la escuela o al trabajo y nos damos cuenta de que el tiempo transcurre rapidísimo? No importa que te levantes muy temprano, en lo que te bañas, vistes, desayunas, etc. ya pasaron una o dos horas. Pero llegas a la oficina/escuela y el reloj parece que entra en un estado letárgico interminable. No importa que hayas hecho infinidad de llamadas, enviado una enorme cantidad de correos electrónicos y hecho mil y una tareas porque cuando volteas a ver al reloj, solamente han pasado unos minutos o bueno, no exageremos, pero ha transcurrido mucho menos tiempo del que pensábamos. Pero llegas a la casa y como el reloj ya descansó lo suficiente, decide que debe funcionar a un ritmo acelerado para compensar su holgazanería durante el día y cuando llegas a tu casa, el poco tiempo del que dispones antes de dormir se pasa literalmente volando. Y la noche ni se diga.




Lo mismo sucede en los fines de semana, días festivos y vacaciones. El día se acaba rapidísimo. Por eso no me gusta levantarme tarde en mis días libres porque si de por sí no me rinde el tiempo, levantándome tarde, mucho menos. Aunque esté cansado y muriendo de sueño, trato de levantarme a una hora decente y aprovechar el tiempo haciendo lo que más me gusta: leer, ver películas, escribir, cocinar...pero el reloj parece encapricharse y funcionar más rápidamente que de costumbre. Parpadeas y ya se terminó tu fin de semana o vacaciones.

Muchas personas dicen que todo es mental, que ya como adultos tenemos más responsabilidades, vivimos más estresados, llevamos un ritmo de vida muy acelerado y que nuestra percepción del tiempo cambia y por eso pensamos que el tiempo transcurre más a prisa. Los religiosos dicen que los días están siendo acortados por Dios para que el final del mundo llegue pronto. Algunos expertos aseguran que los días actuales duran menos debido a cambios en la resonancia de la Tierra. Hay tantas teorías al respecto.

Honestamente, no sé qué pensar. Es verdad que la vida de un adulto es muy diferente a la de un niño o adolescente que dispone de mucho tiempo libre. En cuanto a las otras teorías, no saco nada en concreto. Lo que sí es una realidad y de lo que sí estoy seguro, es que nada es mental: el tiempo si está transcurriendo más rápidamente. El tiempo ya no rinde lo mismo que antes y menos cuando se trata del tiempo libre.

¿Qué opinan ustedes? Au revoir!

domingo, 13 de diciembre de 2015

Ser hijo único: ¿mi único pecado?

¡Hola, amigos lectores! Mil disculpas por tenerlos tan abandonados durante todo este tiempo. La vida/el destino verdaderamente me han complicado la existencia en las últimas semanas y lamentablemente apenas me estoy recuperando. Es un proceso lento y difícil, pero confío en que saldré adelante.

Hablando del tema de hoy, ¿qué significa ser hijo único? Como uno de ellos, me gustaría aclarar algunas dudas e ideas equivocadas que la gente tiene en torno a nosotros. No vivimos en un lecho de rosas. Muchos creen que a los hijos únicos nos consienten en demasía y nos perdonan todo, pero esto no es del todo cierto. Es verdad que por no tener más hijos, nuestros padres nos miman y desbordan todo su amor y atención sobre nosotros, pero lo que muchos ignoran es que por la misma razón, se espera más de nosotros tanto en la escuela como en la casa. Las expectativas son altas y las exigencias muchas, pero esto no lo ve la demás gente. 




Ser hijo único también conlleva soledad, aunque lo neguemos. Podemos tener amigos y personas a las que queremos mucho, pero siempre existirá ese vacío, ese anhelo de haber tenido un hermano/hermana con quien pelear, discutir, ayudar, aconsejar...Nunca sabremos lo que es ese lazo de la hermandad, esa unión, ese vínculo. Tal vez en la infancia es cuando lo resentimos más al no tener con quien convivir en la casa, pero a medida que crecemos, nos resignamos. Pero esa espinita siempre va a quedar clavada en nuestros corazones, ese "si tal vez". Nunca lo comprenderemos. 

Tal vez por la soledad intrínseca del hijo único, nos concentramos en otras cosas. Nos dedicamos a estudiar más, a actividades no tan comunes o poco interesantes para las demás personas, en fin. Inconscientemente, tratamos de substituir esa necesidad con algo que si podemos satisfacer.




Pasa el tiempo, crecemos, maduramos, nuestra perspectiva cambia. Hacemos nuestras vidas aparte y todo parece ir bien...hasta que la cruel ley de la vida hace de las suyas. Nuestros padres envejecen, se enferman con más frecuencia, dependen de nosotros para casi todo; se convierten en unos niños que necesitan a sus padres para todo. En mi caso, mis padres no son unos ancianos, apenas están en edad madura o mediana edad, como prefieran llamarlo. Pero por razones que no voy a comentar aquí, mi mamá tiene que quedarse en casa a recuperarse de su salud. He tenido que pedir permiso en el trabajo constantemente porque tengo que llevar a mi mamá al doctor. Y como muchos ya lo saben, las distancias aquí en Texas son grandísimas. Para ir y regresar de la oficina del doctor, me lleva dos horas. Aunado a eso, mi mamá no puede caminar bien, por lo que tenemos que moverla en silla de ruedas. Me siento abrumado, tenso, cansado con toda esta situación. He tenido muchísimo trabajo en la oficina y todo esto no pudo suceder en un peor momento. Mi mamá depende de nosotros para muchas cosas como comer, ir al baño, asearse y no es fácil teniendo mi papá y yo trabajos de tiempo completo y teniendo que hacer todas las labores domésticas también. Las labores domésticas no son algo nuevo para mí (en caso de que lo piensen así), pero aparte de barrer, trapear, cocinar, es muy pesado tener que cuidar a una persona enferma. Es en estos momentos cuando me pregunto cómo sería mi vida en estos momentos si tuviera hermanos que me ayudaran. Quiero pensar que todo sería mejor.



No me malentiendan. Yo quiero muchísimos a mis padres y haría lo que fuera por verlos felices. Sé que tengo que regresarles todo lo que me han dado y todo lo que han hecho por mí. Nunca podré agradecérselos lo suficiente. Pero soy humano y no puedo evitar sentirme agobiado con esta carga que llevo sobre mi espalda. Sé que la situación por la que estoy atravesando es temporal, pero también sé que llegará el día en que mis padres ya no podrán valerse por ellos mismos. Me aterra la idea de que eso pase. Actualmente no tengo ningún compromiso con una esposa o hijos, pero no descarto la posibilidad de formar mi propia familia en un futuro. Pero este último me da miedo. No sé si podré trabajar al mismo tiempo que estar al pendiente de mi esposa, hijos y padres. Sé que no soy el único que tiene que ver por sus padres, pero recuerden que ustedes pueden apoyarse entre hermanos, mientras que uno tiene que sacar fuerzas de flaqueza para afrontar la situación solo. 




Mucha gente bromea diciendo que los hijos únicos somos los herederos universales de nuestros padres. Y sí, tal vez sea cierto que no tendremos que andar disputando herencias, pero cambiaría todo esto por tener a un hermano que me ayudara a cuidar a mis padres. La carga de ser hijo único es muy pesada y sólo nosotros sabemos cómo se siente. Pero lejos de inspirar lástima, lo que queremos que el mundo sepa es que ser hijos únicos no es fácil, no todo es color de rosa.

Bueno, amigos, me despido. Me hizo mucho bien desahogarme por este medio. Espero sus comentarios. Au revoir!


sábado, 31 de octubre de 2015

La avaricia de las empresas

Nadie es indispensable en una empresa. Ésa es la realidad. Te exprimen hasta más no poder, te explotan, te quitan tus mejores años, te utilizan como una mercancía más, no se preocupan por ti en los más mínimo. El día que ya no les sirvas se deshacen de ti sin miramiento alguno. Lo digo con conocimiento de causa. Lo he visto, he sido testigo y víctima del capitalismo en su máxima expresión. Alguna vez fui tan estúpido para creer que el capitalismo era el mejor modelo económico, pero ahora tristemente me doy cuenta de que no es así. El capitalismo es sinónimo de explotación. No distingue entre recursos humanos y materiales. Las personas somos consideradas como un insumo más. Somos desechables.






Las empresas no pueden concebir que uno tiene una vida paralela a la vida en el trabajo. Tal parece que no saben que uno desempeña diversos roles en esta vida: somos hijos, hermanos, padres, alumnos, amigos, confidentes, en fin. Típico que tienes hora de entrada, pero no así hora de salida. Sales tardes, llegas cansado a la casa, sin ánimo de hacer nada. Prácticamente llegas, cenas y a dormir que te espera una larga jornada al día siguiente.


Es toda una odisea pedir un permiso para llegar tarde o salir temprano, a veces incluso aunque sean vacaciones a las que tienes derecho. Diseñan políticas que dificultan el proceso. Y el tiempo muchas veces lo tienes que recuperar saliendo tarde o trabajando el fin de semana. Me sé ese cuento de memoria.



Si llegas a tener un accidente en el trabajo, al menos en EE.UU., te la hacen cardíaca para darte incapacidad y pagarte el tiempo que no estés trabajando. Te hacen llenar un papeleo interminable, te traen del tingo al tango viendo a especialistas, recorriendo hospitales, enviando correos electrónicos, hablando por teléfono... Las aseguradoras están coludidas con las empresas  y los médicos para que no te recuperes por completo y regreses a trabajar lo antes posible para ya no tener que seguir gastando. Es un sistema podrido, asqueroso, diseñado para beneficiar a todos menos al empleado afectado. Regresas a trabajar porque no tienes otra alternativa y después sale contraproducente porque como no estabas recuperado del todo, te lastimas y la situación es peor que al principio. Y como aquí es carísima la atención médica, tenemos que ir a México a operarnos o sujetarnos a las reglas diabólicas de las aseguradoras/empresas.




Cada vez es más común que las empresas ya no te den la planta. Te contratan como externo, por contratos y todo con el fin de ahorrar dinero. Ya no te ofrecen prestaciones o éstas son paupérrimas. Trabajar en Cervecería o Cemex o cualquier otra empresa grande ya solamente da "prestigio" pero de ahí en fuera, ya no es como en los tiempos de antaño. Horarios insufribles, condiciones de trabajo injustas. Quieren que seas titulado, que hables inglés o hasta un tercer idioma, que manejes no sé cuántos programas, que tengas disponibilidad de horario (eufemismo para decir que tienes que estar disponible para trabajar cuando les dé la gana), pero quieren pagar un sueldo miserable que muchas veces te ves forzado a aceptar porque no conseguiste algo mejor. Además, muchas veces encima de que trabajas en algo que no te gusta, tienes que soportar jefes estúpidos (¡qué tino tienen las empresas para darles jefaturas a idiotas en toda la extensión de la palabra!) que te hacen la vida de cuadritos.


Se llega a terminar el trabajo y no les importa cuánto tiempo hayas trabajado para ellos, los años de tu vida que les dedicaste, los sacrificios que tuviste que hacer para cumplir con tu trabajo. Si ya no les sirves, se deshacen de ti. Para ellos lo único que importa es el dinero. Por eso ya no ofrecen prestaciones, por eso recortan personal, por eso cierran las plantas y se van a China u otros países donde la mano de obra y los materiales son más baratos. Y nosotros que nos freguemos.




No vale la pena casarte con ninguna empresa. No dudo que haya unas cuantas que valgan la pena, pero estoy convencido de que las puedes contar con los dedos de la mano. Date tu lugar, ve por ti mismo, defiéndete de las injusticias que cometen estos monstruos insaciables. Ellos no van a ver por ti cuando estés viejo o enfermo. Les das tus mejores años y ellos al final solamente te darán una patada por detrás. Si ellos solamente ven por ellos mismos, ¿por qué no hemos nosotros de hacer lo mismo?



Bueno, amigos, es todo por hoy. ¿Y ustedes qué opinan? Au revoir!

domingo, 18 de octubre de 2015

De La rosa de Guadalupe y otras fantasías

En mi publicación anterior, escribí sobre la aberración de las narcoseries y su maldita proliferación. Pero aparte existe otro tipo de programas que también inunda nuestras pantallas, basados en la "vida real". Particularmente, me centraré en un  programa que para mal de todos ha estado al aire durante casi 7 años: La rosa de Guadalupe.




Para comenzar, quiero aclarar que no tengo nada en contra del catolicismo ni sus seguidores y que respeto las creencias religiosas de cada persona. Mi crítica es exclusivamente acerca del programa. Una vez aclarado este punto, quiero expresar mi frustración por la transmisión de programas como éste. Quisiera saber qué se fuman los que escriben los libretos para este bodrio. Se supone que están basados en casos reales, pero los abordan de una manera tan ridícula que no cumplen con su cometido. La manera de hablar de los personajes ("está del uno", ¿quién demonios dice eso?) es más que inverosímil. La actuación es pésima, por decir lo menos. La dirección deja mucho que desear. La producción es de menos de 3 pesos. El desenlace de cada historia, predecible y hasta aburrido. Los protagonistas rezan a la imagen de la Virgen de Guadalupe, ella les envía una rosa blanca y al final todo se resuelve. ¿Así o más fumado? Como serie dramática nos queda a deber. Si fuera un programa de comedia, TODO sería entendible, pero éste no es el caso.

Entiendo que el presupuesto no dé para más, pero todos los que están detrás de la realización de esta "serie" se van al extremo de hacer las cosas lo peor posible. Soy consciente de que muchos de los actores son nuevos o que son actores que nunca destacaron en sus carreras y se ven forzados a participar en este tipo de producciones, pero que no abusen. ¿Creen que la gente es estúpida? Los espectadores merecemos mejores contenidos, programas basados en ideas inteligentes, en fin.  Se aprovechan de las creencias de la gente para vender este programa al por mayor.

Durante muchos años se transmitió un programa titulado: Mujer, casos de la vida real. Si bien, muchas veces este programa era insufrible y soso, era mucho mejor que La rosa... Ese programa tenía actuaciones decentes, algunas veces hasta buenas o muy buenas. Salían actores conocidos y con trayectoria, a veces también salían actores que comenzaban a picar piedra, pero en mi opinión, creo que la mayoría de los capítulos fueron bien logrados. Aunque eran casos de la vida real, no dudo que muchas veces les agregaban cosas de su cosecha, pero con todo y todo, no caían en exageraciones como La rosa... Es lógico después de todo, porque detrás de Mujer... estaba Silvia Pinal, odiada por muchos, pero eso no demerita su trabajo.

No puedo ni podré entender, por más que me expliquen o traten de convencer, aunque fuera iluminado y alcanzara el Nirvana, cómo es posible que este programa lleve tanto tiempo al aire. No contentos con eso, los altos mandos de las televisoras nos endilgan este programa hasta el cansancio. Desconozco cuántas veces transmitan este bodrio en otros países, pero al menos en EE.UU. lo transmiten a diario y en diferentes canales. Y para empeorar todo, ¡los sábados lo transmiten hasta 3 horas seguidas! Ahora sí que aplica lo de "¡que alguien me explique!" (el por qué de la existencia y transmisión de este programa). Ya nada más falta que Netflix compre los derechos. Sería un verdadero colmo.

Todo el programa es malo. No tiene nada de rescatable. No es mala la idea de querer hacer programas basados en casos reales, pero no lo abordan de la manera correcta. Más parecen parodias o malas copias de comedias. No me extrañaría en lo absoluto que los franceses consideraran que este programa tiene tintes surrealistas...digo, si lo mismo pensaban acerca de las películas de el Santo...pero ésa es otra historia.

Ruego encarecidamente que desaparezca este programa y no quede vestigio alguno. Que su recuerdo sea erradicado de la memoria de todos los que alguna vez lo vimos. Que sus realizadores se arrepientan de haber creado algo así y compensen a la humanidad con creces. No hay que perder la fe.


domingo, 11 de octubre de 2015

De narcoseries y sus aberraciones

Lo de hoy son las narcoseries. Es lo que vemos en la televisión todos los días. Títulos como: La reina del sur, El señor de los cielos, Camelia, la texana y Sin tetas no hay paraíso no nos son desconocidos. Hace unos años que comenzó esta deleznable moda de producir series donde los narcotrifacantes son los protagonistas. Escudándose bajo el argumento de que es nuestra realidad, los productores de televisión se han encargado de bombardearnos con estas historias. Si antes no conocías a un narcotraficante, ahora lo conoces porque lo conoces. Y es que lamentablemente es inevitable. Y más si tus amigos y compañeros de trabajo se la pasan hablando acerca de lo que pasó el día anterior en El señor de los cielos...

Y hablando de El Señor de los cielos, me parece espeluznante que ya tenga una tercera temporada. ¿Qué es lo que sigue? ¿El señor de los cielos: la nueva generación? ¿El señor de los cielos: reloaded? No me parece nada descabellado pensar que los ejecutivos de las diferentes televisoras tengan entre sus planes alargar este suplicio.




Si no me equivoco, todo comenzó con La reina del sur, basada en la obra literaria de Arturo Pérez-Reverte. La historia fue un suceso en varios países y catapultó la carrera de su protagonista. Todos los días la gente estaba al pendiente de lo que pasaba en cada episodio. Verdaderamente fue una revolución. Lenguaje soez, escenas más que cargadas de erotismo, criminales plasmados en una producción televisiva...fueron como un imán que atraía grandes cantidades de audiencia. Las televisoras se dieron cuenta de ello y vieron una oportunidad de negocio que no podían dejar escapar. Y es que el morbo vende. A las televisoras no les importa exhibir nuestra realidad o crear consciencia en la población; a otro perro con ese hueso. Lo que a ellos les importa es seguir llenando sus bolsillos. 

A La reina del sur le siguieron otras historias con tramas similares: narcotraficantes que burlaban a la justicia, prostitutas relacionadas con los narcotraficantes, la complicidad del gobierno con los narcotraficantes, en fin...Estas producciones se venden como pan caliente y han sido exportadas a varios países y hasta han sido adaptadas para capturar diferentes públicos.

No digo que nuestro mundo sea perfecto ni que no sucedan estas cosas. Pero no por eso es aceptable que hagan narcoseries al por mayor y expongan a la población a estos contenidos. No es posible que los narcotraficantes sean vistos como héroes o personajes admirables y mucho menos aceptable es ver todo esto como algo normal. Son delicuentes, punto. Estas historias lo único que hacen es enaltecer a estos delincuentes, desvirtuar las atrocidades del mundo del crimen y lo peor de todo, dañan la reputación de países como México y Colombia. Nuestra imagen está por los suelos ante el mundo en gran parte gracias a estas producciones.

Deberían transmitir esos programas solamente en TV de paga o Internet, pero eso es sólo una triste quimera ya que no es benificio$o para las televisoras. Aunque sería mejor que ya no las produjeran. Televisa, Telemundo, RCN y demás televisoras deben tomar cartas en el asunto y asumir la responsabilidad que les corresponde como medios masivos y la influencia que tienen sobre la población. Ya basta de solamente ver el beneficio económico. Esos programas son contaminación en su estado más puro. 

Si los escritores, directores, productores y directivos de TV se pusieran las pilas, tendríamos programas de calidad. Historias diferentes que no se basen en el morbo y el crimen. La TV no necesita de estos contenidos. La TV debe entretener, pero también educar. Con esto no quiero decir que todo tenga que ser cultural, pero no debe haber cabida para las narcoseries. Ya fue suficiente.


domingo, 4 de octubre de 2015

Lo que callamos los Godínez

¡Hola, amigos de El Silencio! ¿Cómo han estado? Yo he estado más ocupado que nunca, hasta abrumado diría. Trato de aprovechar el poco tiempo libre del que dispongo, pero nunca es suficiente. Aunque ya no es novedad. Qué remedio...

Quiero aprovechar esta oportunidad para expresar mi descontento e insatisfacción con la situación laboral por la que atravesamos. Y es que todo es realmente nefasto, desde los requisitos de contratación hasta las condiciones en las que uno desempeña su trabajo. Tal parece que los dueños de las grandes corporaciones y hasta los pequeños empresarios se pusieron de acuerdo para arruinarnos la existencia. Siempre o casi siempre, los beneficiados son ellos y nosotros pagamos los platos rotos en aras del crecimiento del negocio. Nada es gratis, todo implica un sacrificio, pero me parece injusto que nosotros seamos los que tengamos que sufrir las consecuencias.




De entrada, cuando estás en búsqueda de empleo, tienes que comenzar el vía crucis que implica el detestable proceso de contratación. Los requisitos de contratación son cada vez más inverosímiles. Ya en todos lados te exigen que sepas inglés, incluso me ha tocado ver que hay empresas que te exigen un tercer idioma. Debes ser titulado o pasante aunque busques un empleo de cajero en un banco, ¡háganme el favor! Debes saber manejar no sé cuántos programas, tener flexibilidad de horario, no tener antecedentes penales (hasta cierto punto injusto, en mi opinión), no tener tatuajes, a veces hasta quieren que seas casado (¡qué demonios les importa!), que tengas experiencia de no sé cuántos años (¿y si soy recién egresado?), cartas de recomendación, que no tengas cuentas pendientes con Conciliación y Arbitraje, que vivas en un área determinada y la lista sigue y sigue.



Envías tu currículum a diestra y siniestra, esperando a recibir una llamada o correo electrónico (porque con eso de que ya todo es por Internet ya no es como antes que te presentabas a las instalaciones de la empresa a pedir una oportunidad), invitándote a una entrevista. Cuando por fin logras concertar una entrevista, nace la esperanza de conseguir el empleo. Acudes a la entrevista lo más presentable posible y con una sonrisa en tu rostro, con currículum en mano, sólo para que te digan que te sientes y esperes tu turno. Te citaron a las 8 a.m. pero te pasan hasta las 8:30 o 9, pero no pasa nada porque son ellos los incumplidos. Pero si uno se retrasa aunque sea por unos minutos, automáticamente te descartan porque eres un irresponsable, no tienes compromiso, en fin...Sí te entrevistan, pero todas las probabilidades están en tu contra. A ellos no les importa si tuviste algún contratiempo; llegaste tarde, punto. Injusticia de la primera impresión.
Ahora bien, independientemente de si llegaste a tiempo o no a la entrevista, tienes que lidiar con una serie de preguntas (algunas verdaderamente estúpidas). Es aquí donde uno tiene que ser inteligente. Tienes que decirles lo que ellos quieren oír. Por ejemplo, cuando te preguntas si tienes disponibilidad de horario para trabajar los fines de semana o días festivos, les dices que sí (aunque te repugne la idea y te veas tentado a ser sincero y contestar que no). De lo contrario, verás menguadas tus posibilidades de ser contratado. Termina la entrevista y te dicen que te llamarán, lo cual muchas veces es mentira, sólo es una manera de decir gracias por participar.




Si obtuviste el empleo, ¡felicidades! (creo). Muy probablemente tuviste que acudir a una segunda entrevista y hacerte exámenes médicos, pero afortunadamente todo eso ya quedó atrás. Ahora tienes que acostumbrarte a tu nueva vida. Levantarte a las 6 a.m. o más temprano para arreglarte, desayunar y transportarte a tu lugar de trabajo. Ruégale a Dios que no haya un accidente en tu camino o alguna desviación por remodelación. Por lo cual nunca es recomendable salir de tu casa con el tiempo justo, siempre debes tomar más tiempo. El tráfico, la lluvia, las desviaciones pueden provocar que llegues tarde a la oficina y tu jefe no va a estar para nada contento.




Ahora que eres oficialmente un Godínez, mentalízate que eres un esclavo más del sistema. Acostúmbrate a tomar café todas las mañanas porque lo vas a necesitar. Hazte a la idea de que vas a estar encerrado en una oficina por lo menos unas 9 horas del día, muy posiblemente más si es cierre de mes, hay junta de última hora o sucede algo más, lo cual no es de extrañarse.

Me parece sumamente injusto que siempre esperen que llegues a una hora específica, pero que no haya hora de salida. Si tienes pendientes, no te puedes ir hasta terminarlos (¿acaso no entienden que el trabajo nunca se termina y por eso uno prioriza?) Y como eres "empleado de confianza" no aplica el concepto de tiempo extra para ti, así que friégate. Si es necesario, te quedas hasta avanzada la noche o vienes el fin de semana. Olvídate de salir con la novia o los amigos. Le perteneces a la empresa para la que trabajas. 




Aumentan tus responsabilidades, pero no así tu pago. Hacen recortes de personal y el trabajo que antes hacían 10 personas, ahora lo hacen 5 (tú incluído). Ya no hay presupuesto, así que hay que sacrificarse. Agradécele a tu dueño que tienes empleo.

Si por alguna razón tienes que pedir permiso de faltar o llegar tarde o salir temprano, tienes que reponer ese tiempo. Y aquí los jefes no tienen mala memoria. Se la pasan recordándote los favores que te hacen y te los cobran con creces. "Me perteneces, no lo olvides".

Llega un punto en el que sientes que ya no puedes más, pero debes aguantarte porque no quieres que en el futuro que busques otro empleo, tu exjefe dé una mala referencia tuya. Lo digo por experiencia. No importa lo bien que te hayas desempeñado en tu puesto, por un detallito insignificante, no dudarán en hablar mal de ti cuando les pidan una referencia tuya. Recuerdo que un exjefe tuvo el cinismo de decirme que cuando le preguntaron por mí, él dijo que no me recomendaba. Y todo porque poco antes de salirme de esa empresa, tuve una discusión con él en la que nunca le falté al respeto, pero bueno...Por eso me parece injusto que tomen como verdad absoluta los comentarios de exjefes. Son muy subjetivos y muchas veces falsos.




Requisitos de contratación risibles, sueldos paupérrimos, condiciones laborales pésimas, horarios incomprensibles son tan sólo unas de las muchas cosas a las que todos los que trabajamos o buscamos trabajo nos enfrentamos día a día. Porque para variar, el gobierno está coludido con el gremio empresarial y los demás mortales la llevamos siempre de perder. Creo que ha llegado la hora de dejar de callar y alzar la voz. Mientras tanto, estamos a merced de lo que dispongan nuestros dueños.

¿Y ustedes qué opinan? Au revoir!


sábado, 26 de septiembre de 2015

Sorry, I don't speak Spanish

¡Qué tal, amigos de El Silencio! ¿Cómo han estado? Yo muerto, he tenido trabajo por montones, pero qué le podemos hacer mientras seamos Godínez (término utilizado en México para referirse a las personas que trabajan en oficina). En fin...

¿Qué dijeron? Éste ahora va a escribir en inglés. ¡Pues no! Al menos no por ahora. Sí he pensado en hacerlo, pero quiero consolidar primero mi blog en español y ya veremos después. Estoy orgulloso de mi idioma nativo. Me parece un idioma tan rico, con tanta variedad, complejo, hermoso, sofisticado...a diferencia del inglés que es tan cuadrado (mis amigos lingüistas me comprenderán). Por eso mismo trato de conservarlo a pesar de vivir en un país donde es considerado como un idioma de las minorías; me refiero al caso particular de los hispanohablantes que vivimos en EE.UU.
Sin embargo, creo que el hecho de que las personas de ascendencia latina nacidos en EE.UU que no hablan español es sólo un aspecto superficial del problema que nos aqueja. Es una manifestación de un problema más profundo: la falta de identidad.  

Con todo el respeto que me merecen los estadounidenses de origen latino, creo que es lamentable que quieran deslindarse de sus raíces y rechazar la cultura de sus padres o abuelos que emigraron de otro país. Con esto no quiero decir que nos cerremos a la cultura estadounidense. Está muy bien que la asimilemos y la incorporemos al conjunto de elementos que nos conforma como seres humanos, pero no creo que esto signifique que debamos dejar de lado quienes somos. Ya sea México (lugar de procedencia de su servidor), algún país de Centroamérica o Sudamérica, es importante nunca olvidar de donde vinimos (aunque hayas nacido en EE.UU.). Hacerlo es negarnos a nosotros mismos. 

Todos los inmigrantes que vivimos en EE.UU. lo hicimos por diferentes razones; algunos por gusto, otros por necesidad. Pero me da tristeza ver que cuando los inmigrantes tienen hijos aquí, no les inculcan la cultura de sus países de origen sino que dejan que se "americanicen" por completo. No es raro conocer a un latino que no te habla una gota de español o habla "mocho" o sí sabe pero no quiere hablarlo (a estas personas las identificas porque tú les hablas en español y se nota que te entienden pero ellos te contestan en inglés todo el tiempo). Me ha tocado ir a restaurantes de comida "mexicana" (en realidad Tex-Mex como casi todos los que hay por aquí) y que los meseros no saben español. Esto en serio ya es el colmo, ¿no creen?




En lo particular me parece extraño/incómodo comunicarme en inglés con personas que se supone deberían saber español. Por lo mismo, solamente hablo en inglés cuando es estrictamente necesario. Aclaro, es solamente mi opinión, respeto a los que piensen diferente. Y bueno, para bien o para mal me he acostumbrado a lidiar con esto, aunque no termino de acostumbrarme por completo.

Hace poco, tuve una discusión con mi jefe por un tema relacionado. Él pertenece a la tercera generación de inmigrantes mexicanos de su familia. Me decía que era muy injusto que tanto los gringos como los mexicanos los rechazaran (refiriéndose a los hijos de mexicanos nacidos en EE.UU.). Decía que se sentía que no era ni de aquí (EE.UU.) ni de allá (México). Yo argumenté que en gran parte eso se debe a la cultura propia del chicano (término utilizado para designar a los mexico-estadounidenses), que rechazan los valores de los mexicanos siendo que comparten muchas más cosas con nosotros que con los gringos. Por ejemplo, ¿quién de nosotros no ha tenido momentos desagradables al momento de cruzar la frontera hacia EE.UU.? Me atrevería a asegurar que el 90% de los agentes de inmigración son de origen latino (mexicanos más específicamente), pero aún así nos tratan con la punta del pie. Obviamente no puedo generalizar, pero lamentablemente la mayoría de los casos nos tratan con prepotencia. 




He podido ver el choque cultural entre los mexicanos y los mexico-estadounidenses. Desde el idioma hasta la comida y las costumbres. Los mexicanos no podemos concebir que Taco Bell o Chipotle sean considerados como restaurantes de comida mexicana. Nos repugna el Spanglish (bueno, en lo personal, no puedo hablar por todos jeje). Nuestras ideas y valores parecen incompatibles. Nuestro origen e historia en común parecen no tener importancia alguna. Me enerva que digan cosas estúpidas como: "You're in America", "We speak English in America" y demás cosas por el estilo. Quiero creer que esta gente desconoce que en ninguna parte de la constitución se estipula que el inglés sea el idioma oficial de EE.UU. Que sea el idioma de facto es muy diferente. Y EE.UU. no es América; América es un continente, pero tal parece que no lo pueden entender. Pero mucho más me irrita que haya latinos que apoyen a tipos como Donald Trump. Pero ése es otro tema...

También en mi experiencia, he visto que la gente aquí es muy individualista. Tuve muchos problemas con compañeros de trabajo por lo mismo. Son de esas personas que creen que uno debe rascarse con sus propias uñas. Pero haces algo mal y ahí están para señalarte y hacerte ver mal. No creo (o más bien espero) que esto no sea exclusivo de nuestra cultura. 

Lo que no puedo entender es que dejen el idioma, el gusto por nuestra comida y otras particularidades, pero conserven los aspectos negativos como tirar la basura en la calle, no respetar los señalamientos viales, no ser cordiales o mostrar educación cuando es necesario, entre otras cosas. Por eso nos ven mal, porque nuestras acciones hablan por nosotros. Debería ser todo lo contrario. Tenemos la oportunidad de representar a nuestros países dignamente y romper con los estereotipos, pero no lo aprovechamos.

Muchos dirán que si no estamos de acuerdo deberíamos largarnos a nuestros países de origen, que así son las cosas aquí, etc. Pero ése no es el caso. No estamos resolviendo el problema. Ignorarlo solamente lo acrecentará. Debemos hacer un frente común y agarrar al toro por los cuernos. No podemos ser enemigos entre nosotros mismos.

Es cierto que en México y muchos países de América Latina las cosas están mal, no se puede negar. La economía, la política, la eduación, la corrupción, la inseguridad son temas que a todos nos preocupan...pero aquí en EE.UU. no todo es miel sobre hojuelas. Se sufre también. Por lo cual es primordial que nuestros hijos sean conscientes de ello. Tal vez porque no nacieron en el mismo lugar que nosotros no puedan comprender la situación en su totalidad, pero de nosotros depende que ellos asimilen su realidad y se sientan orgullosos de ser quienes son...sin afrentas, sin pretensiones, sin poses, con humildad y agradecimiento. EE.UU. se formó a partir de la migración, pero lamentablemente las generaciones nacidas aquí se dejan absorber por el sistema, olvidando de donde vienen. Nacer aquí no significa que uno deba rechazar la cultura de sus padres/abuelos, no hay nada más erróneo que esto. Asimilar las dos culturas y tomar lo bueno de cada una de ellas nos enriquece y beneficia a todos. Nacidos en EE.UU. pero con corazón latino. ¡Y a mucha honra!

Bueno, amigos, me despido por hoy. Au revoir!

sábado, 12 de septiembre de 2015

En mis tiempos...

¿Qué tal, amigos de El Silencio? ¿Cómo los ha tratado la vida? Yo contando los días para el próximo puente jaja. Aunque para eso todavía faltan más de dos meses. Mejor a lo que nos compete.

Recuerdo mi niñez con cierta nostalgia. Tuve momentos alegres, otros tristes, pero puedo decir con certeza que fue cuando más feliz fui. Ya la adolescencia fue diferente, ya saben, ese proceso de autodescubrimiento que es francamente insufrible. Pero regresando al tema de la niñez...recuerdo que mis padres y abuelos se asombraban del comportamiento de los niños en ese tiempo, diciendo que en sus tiempos las cosas eran muy diferentes, que los niños eran más respetuosos, obedientes, inocentes, etc. Y yo me pongo a ver a los niños de ahora y no puedo evitar hacer las comparaciones con el tiempo en que yo fui niño. Si en mis tiempos la inocencia infantil ya estaba desapareciendo, en la actualidad es nula o inexistente. Obviamente no puedo generalizar, porque estoy seguro de que existen honrosas excepciones, pero lamentablemente la mayoría de los niños modernos no son la sombra de lo que fuimos nosotros en nuestros tiempo. Y no lo digo con el afán de vanagloriarnos ni mucho menos, sino para poder entender la situación que nos aqueja con los niños de hoy en día. 




Partamos de la premisa de que los niños de hoy no son educados por los padres sino por la tecnología (entiéndase la TV, videojuegos, Internet). Los niños ya no salen a la calle a jugar. Prefieren estar encerrados jugando al Xbox o Play Station o usando el Internet. Además de estar dañando sus cerebros con tanto jugar (ya se ha demostrado médicamente que no es recomendable que los niños pasen tanto tiempo en frente de un videojuego/computadora), dejan de hacer ejercicio y prefieren comer chatarra mientras juegan, lo cual a su vez deriva en mayores índices de sobrepeso infantil. El problema es que ya es muy común que ambos padres trabajen, por lo que los niños/adolescentes se la pasan solos en sus casas, o en casa de la abuela y de quien reciben la "educación" es de los videojuegos y el Internet. Y qué decir de los benditos smartphones. Ahora cualquier escuincle de cinco años tiene uno y se la pasa embelesado con él, tanto que no participan en las conversaciones familiares o reuniones sociales. Totalmente reprobable. 
Los niños de hoy tienen cuenta de Facebook desde antes de los diez años. Tienen correo electrónico, chatean, suben videos a Internet, conocen los mil usos de las aplicaciones para teléfonos móviles...son todos unos prodigios de la tecnología. Y por lo mismo están más expuestos a tanta porquería que hay en la red. Y los padres lejos de reprobarlos, les aplauden sus proezas.




Vas por la calle y no es raro que de repente veas a un niño peleando o diciendo obscenidades. Dicen palabras que si mi mamá me hubiera escuchado decirlas a esa edad, me torcía la boca de un buen golpe. Pero los niños y adolescentes modernos fuman, beben, dicen obscenidades. Niños y niñas, sin distinción. 
Los niños crecen antes de tiempo. Quieren comerse al mundo. Las niñas comienzan a maquillarse desde temprana edad. Es normal que los niños y niñas de ahora tengan pareja, pero eso no es lo peor del caso, sino que ejercen su sexualidad irreponsablemente. ¿Cuántos casos no hemos visto de niñas/adolescentes embarazadas? Inocencia interrumpida.




Los niños/adolescentes de ahora tienen cara de ángel pero alma de demonio. En la escuela tratan de establecer su dominio. Molestan a sus compañeros, les pegan, los insultan, los humillan. Y no digo que eso sea algo nuevo; siempre ha existido. Pero es alarmante que todo sea tan descarado ahora. Todos los días nos enteramos de que en una escuela agredieron a una persona. Que estaban jugando a la violación, al secuestro...Eso ya no es bullying, es maldad pura. Merecen ir a la cárcel, pero bajo el estúpido argumento legal de que son menores de edad y no pueden ser juzgados como adultos, no pasa de que los expulsen o suspendan, tal vez pagar una multa, pero de ahí no pasa. Sí saben lo que hacen, actúan con premeditación, alevosía y ventaja. No tienen escrúpulos y de grandes van a ser unos delincuentes que van a ser una carga para la sociedad si no los corrigen a tiempo. Creerán que exagero, pero no.




Los niños de hoy son voluntariosos. Hacen lo que les viene en gana. Manipulan a sus padres. No los repetan. Viven para sí mismos. Son impulsivos. No miden las consecuencias de sus actos. Son desobedientes, contestones. Ven la violencia como algo normal.
A los niños ya no los engañas con Santa Claus o el viejo del costal o el Coco. Cuando tú vas, ellos ya vienen. Conocen temas de sexualidad y drogas. Compiten entre ellos para ver quién se acuesta primero con quién o quién aguanta meterse más pastillas. Ya no les interesan los juegos infantiles, quieren ser unos adultos.


Hace unas pocas semanas, nos pidieron ayuda unas personas porque su hijo de doce años se había metido en tremendo problema. Resulta que hicieron una "sesión fotográfica" en la que le tomaron fotografías a una muchacha desnuda y las subieron a Facebook. Los padres de la "niña" estaban fúricos y estaban buscando al muchachito para arreglar cuentas con él. Los padres del "niño" nos pidieron que lo escondiéramos mientras se arreglaba la situación. Cuando sucedió todo esto, la verdad no me sorprendí porque era algo que ya sea veía venir. Este muchachito llegaba tarde a su casa porque andaba de reventón con sus amigos. Llegaba incluso a las cinco de la mañana del día siguiente. Sus padres ocasionalmente le llaman la atención, pero igualmente lo dejan salir. ¡Apenas tiene doce años! ¿Cómo es posible que lo dejen estar fuera de la casa a altas horas de la noche? ¿Haciendo quién sabe qué? No creo que esté rezando o visitando a los enfermos en un hospital.
 A ver si al rato no les sale con que van a ser abuelos.




En mis tiempos, recuerdo que jugábamos en la calle y nos divertíamos mucho, a veces nuestras mamás tenían que ir por nosotros porque no nos queríamos meter a la casa jeje. Vivíamos según nuestra edad. Nos enseñaron a saludar, a hablarles de usted a los mayores, a decir "gracias" y "por favor". Nos dejaban salir, pero siempre nos ponían una hora para regresar y si no lo hacíamos, nos iba muy mal. Nos castigaban si no nos comportábamos. No se dejaban chantajear por nosotros. Nos enseñaban a obedecer y a no cuestionar sus decisiones. Lamentablemente, todo esto se ha ido perdiendo con el tiempo porque al parecer las nuevas generaciones tienen otra mentalidad y los padres lo permiten. En lo que a mí respecta, estoy orgulloso de decir que en mis tiempos, las cosas eran diferentes...y mejores que ahora. 




Buenos, amigos, me despido por hoy. ¿Y ustedes qué opinan? Au revoir!

sábado, 5 de septiembre de 2015

Un lugar especial en el Infierno

¿Qué tal, amigos de El Silencio? Pues acá en EE.UU. tenemos puente (fin de semana largo, el próximo lunes conmemoramos el Labor Day o Día del Trabajo). Aunque para mi desgracia, no podré aprovecharlo como quería. Por problemas personales (entiéndase $$), no pude salir de viaje como lo había planeado. Así que me tendré que quedar en casa con mis libros y películas. En otras circunstancias estaría feliz, pero no en esta ocasión. En fin...

Esta semana recibí un comentario que me recordó lo nefastas que pueden ser unas personas. No entiendo su afán de decir cosas que no vienen al caso. Quiero creer que algunas personas pecan de imprudentes sin querer, pero no dudo que hay muchas que lo hacen deliberadamente. Ya sea porque están frustrados o porque así es su naturaleza. Se escudan bajo el argumento de que es una broma, te guiñan el ojo o se inventan algo que ni ellos mismos se creen. Incluyo aquí a los familiares que se la pasan preguntando que para cuándo te casas, para cuándo los hijos, etc. (principalmente las tías, tienen un don innato para estas cuestiones). ¿O qué tal las personas que se  pasan criticando a los demás? Que si estás gordo/delgado, que te ves mal, que hiciste algo mal...simple y sencillamente nunca les das gusto. Y el problema es que no pierden la oportunidad de hacértelo saber. Son unos expertos en hacer bromas de mal gusto, hacer comentarios mordaces...No se pueden concentrar en sus vidas, tienen que pasársela arruinándosela a los demás. ¿Qué demonios les importa si hice o deshice? Estas personas conforman el primer grupo de merecedores de un lugar especial en el Infierno.



 Otro grupo que también tiene mi desprecio es aquél conformado por los conductores (de vehículos, los de televisión son punto y aparte) imprudentes. Muchos accidentes son provocados por los descuidos de esta raza subhumana. ¿A cuántos ejemplares de esta especie no hemos visto hablando por celular al momento de conducir? ¿O enviando mensajes de texto o revisando x aplicación? No se pueden esperar a llegar a su casa. O las mujeres maquillándose mientras conducen.
Los que no reducen la velocidad cuando está lloviendo. ¿A poco no saben que cuando el pavimento está mojado, las condiciones para conducir cambian? Los frenos no responden igual, el pavimento está resbaladizo y la visibilidad disminuye drásticamente. Eso sin contar que cuando hay charcos y ven gente cerca, no tienen la delicadeza de reducir la velocidad para no mojar a las pobres personas. Ya me ha pasado que me mojan así y no es nada agradable.
Los que se te pegan mucho por detrás. Cuando vas en la calle, nunca faltan los conductores que van muy cerca de ti. De repente tienes que frenar rápidamente y como el vehículo de atrás no llevaba su distancia, pues se impacta con tu vehículo.
Los que no respetan los señalamientos viales. No sé si son ciegos, tarados o qué. Se pasan los altos, las luces rojas, los señalamientos de ceder el paso, no respetan las lineas que demarcan los cruces peatonales, no respetan los cajones de estacionamiento para gente discapacitada, dan vuelta en u donde está prohibido, se meten en contra, invaden carriles desvergonzadamente, carecen de toda cultura vial. Lo peor de todo es que ni les pueden reclamar ni nada porque hasta se hacen los ofendidos y se enojan, por decir lo menos. ¡Cínicos!
Los que aceleran cuando ven que los vas a rebasar o que te vas a cambiar de carril. Este subgrupo merece una tortura especial.
Los conductores de tráileres. Son unas verdaderas bestias para conducir. No puedo generalizar, pero sí me atrevo a asegurar que la mayoría son pésimos conductores. 



Los indecisos/lentos que hacen filas en cualquier lugar. Esto aplica a filas en tiendas, restaurantes y cualquier otro lugar donde haya filas que entorpecer. Es sumamente molesto que haya gente que apenas se pone a revisar el menú en un restaurante cuando ya es su turno de ordenar, siendo que pudieron haberlo visto mientras estaban esperando en la fila. ¿O qué me dicen de las personas que hasta el momento de pagar sacan el dinero o tarjeta de crédito? Especialmente cuando se trata de mujeres con bolsos grandes llenos de quién sabe cuántos artilugios y se tardan en encontrar lo que buscan. Como si tuviéramos todo el día para esperar. 




Los que te dejan plantado o te cancelan de última hora. Es comprensible que hayas hecho planes con alguien y que repentinamente a tu amigo le surja un contratiempo. Pero al parecer hay personas a las que se les hace costumbre (hablo con conocimiento de causa). ¿Y qué tal esas personas que siempre llegan tarde? Les llamas y dicen que ya van en camino siendo que ni siquiera han salido de su casa y posiblemente ni se han arreglado. Con este tipo de personas ya ni te dan ganas de hacer planes.



Los jefes que se inventan juntas de último minuto, que te obligan a quedarte tarde o ir a la oficina en fines de semana o días festivos, que te monitorean todo el tiempo (hasta cuando vas al baño), que te encargan algo cinco minutos antes de la hora de salida y lo quieren de ya, sólo por nombrar algunos. Se ponen muy exigentes con la hora de entrada y demás (todo a su conveniencia, obviamente) y uno que se friegue. Yo creo que estas personas merecen algo peor que el Infierno.



Las vecinas chismosas. Si lo sabré yo. Conocen tu vida hasta mejor que tú. Saben lo que pasa en cada casa de la cuadra. Saben si alguien se quedó sin empleo, si terminó su relación con alguien, si debe dinero en Coppel (o cualquiera de esas tiendas que te venden a crédito), a donde se fue Juan de vacaciones, en fin...Realmente me intrigan sus habilidades de adquirir información, mucho más eficientes que cualquier agencia de inteligencia gubernamental. Pero ni eso las libra del Infierno. Y menos si son del tipo que te reportan con la policía por escandaloso cuando haces una fiesta en tu casa, sin importar que rara vez las haces.




Los cobradores. Bueno, no solamente ellos sino los que siempre nos ponen como referencia cuando solicitan un crédito/préstamo. Y es que muchos de nuestros queridos familiares y conocidos tienen la maldita costumbre de dar nuestros números de teléfono a estas empresas. Tiempo después, ya que se atrasaron con el pago, los cobradores te hostigan por teléfono para decirte que fulano debe no sé cuánto en una tienda o en el banco. Te llaman sin cesar por teléfono hasta que te cansas de decirles que esa persona no vive ahí y terminas por decirles que no los conoces. Les dices hasta de lo que se van a morir. Ya no sabes en qué idioma hablarles. Pero las llamadas siguen...
De la mano de los cobradores van los vendedores. Justamente mientras estaba escribiendo esta entrada, tocó un vendedor a mi puerta para ofrecerme que me cambiara de compañía de luz. Me explicó los beneficios que obtendría con ellos y lo avariciosas que son las demás compañías. No quitaba el dedo del renglón. Quería que metiera solicitud para ver si calificaba y así obtener una venta. Les dices una vez que no y debería ser suficiente, pero no es así. Siguen insistiendo hasta que te hartan y terminas por correrlos de la casa. Uno entiende que es su trabajo, pero es realmente insoportable que te molesten por teléfono o en persona. Un verdadero suplicio.




Los hipsters que tristemente están tan de moda. Muy particularmente me refiero a todo ese grupo de personas que se creen revolucionarias/anarquistas, que están inconformes con el gobierno, etc. El problema no es que estén inconformes, de hecho me parece perfecto que lo estén, pero el problema es que crean que por publicar una frase, foto, video o noticia en las redes sociales, van a cambiar el rumbo del país o incluso del mundo. ¿Cómo es que aquellos personajes ilustres de la Independencia y la Revolución y de otras luchas lograron su cometido? No contaban con la tecnología que tenemos ahora, pero eso no fue obstáculo. Se los dejo de tarea.




Los padres que no controlan a sus hijos. Y antes de que se me eche encima la sociedad de padres de familia, quiero explicar el contexto. Me refiero a aquellos padres que no les llaman la atención a sus hijos viendo que están haciendo una travesura, sobre todo cuando están en casa ajena. O a los padres que no tienen consideración por los demás. Me pasó una vez que fui al cine y estaba un matrimonio con un bebé. El bebé comenzó a llorar (más que llorar, gritar, como si lo estuvieran matando) y los padres no podían callarlo. Ahora bien, sé que es inevitable que un bebé llore, pero uno de los dos se podría haber salido de la sala para calmar al bebé y regresar después, pero no lo hicieron. Se trata de consideración a los demás. No se necesita ser padre para entenderlo.




Para finalizar, quiero aclarar que cuando hablo del Infierno, no lo hago en un sentido literal, simplemente es una manera de expresar mi repudio por las personas mencionadas anteriormente. Algunos de ustedes no creerán en el Infierno, siéntanse libres de sustituirlo por otro lugar o situación. Podría seguir y seguir con la lista, pero nunca terminaría. ¿Qué opinan ustedes, amigos lectores? Au revoir!





domingo, 30 de agosto de 2015

Verdades que duelen

A veces quisiéramos tapar el sol con un dedo o hacernos de la vista gorda, pero eso no quita que algo sea verdad.  Y es que hay verdades que a veces quisiéramos ocultar y que tratamos de ignorarlas, pero ahí están. No importa lo que hagas, esas verdades nunca dejarán de existir. Dicen que la verdad no peca, pero incomoda. Yo prefiero decir que hay verdades que duelen. A continuación, explico algunas de ellas:

Siempre habrá alguien mejor que tú. Y es que, muy a nuestro pesar, no podemos ser el número uno en todo. Ya sea en alguna materia de la escuela o en cualquier otra faceta de la vida, siempre habrá alguien que haga las cosas mejor que nosotros, que sea más inteligente, que tenga más carisma, que sea más atractivo/a, que tenga más dinero, en fin. Por eso nunca es bueno compararse con los demás. Podemos salir perdiendo.



Todo tiene un límite, incluyendo nuestras capacidades. Por más que duela, debemos reconocer que hay cosas que nunca podremos lograr. Está bien soñar, pero también debes ser consciente de tus limitaciones. A lo mejor hay cosas que quieres aprender y por más que estudias y practicas, no logras aprenderlas o dominarlas. Quieres ser cantante, pero no tienes voz y por más clases que tomas, el canto simplemente no se te da, no tienes el don. Quieres ser actor, pero por más que te esfuerzas, el resultado es patético. Y la lista sigue. Bien dicen: "Zapatero a tus zapatos". En lugar de enfocarte en lo que no puedes hacer, busca lo que sí puedes hacer bien.




El amor no es suficiente para ser feliz. La Biblia dice: "No sólo de pan vivirá el hombre...". Yo le agregaría: "ni de amor tampoco". ¿Cuántos jóvenes vemos hoy en día que se casan o que viven juntos y tienen hijos sin pensar en el futuro? Sin tener estudios o un trabajo digno, algo ahorrado. Creen que el amor los sacará adelante y que podrán vivir en la miseria, soportarlo todo. Pero no se dan cuenta de que el amor no va a pagar sus deudas ni les va a dar de comer. Hay un dicho que dice que cuando el hambre entra por la puerta, el amor sale por la ventana. No hay nada más cierto que esto.




No puedes cambiar el pasado. Ya cometiste errores, no los puedes borrar. No puedes eliminar esas cicatrices. El pasado nada ni nadie lo pueden cambiar. Es inevitable no equivocarse, pero esfuérzate por evitarlo. Pondera mejor tus opciones. No tomes decisiones a la ligera. Las consecuencias pueden ser desastrosas. Aprende de tus errores y no los cometas más.




Los amigos los cuentas con los dedos de las manos. Puedes ser la persona más popular, tener muchos "amigos", divertirte, salir a pasear, en fin, pero cuando tienes algún problema, son muy pocos los que van a estar ahí para tenderte la mano. Dicen que los verdaderos amigos se conocen en las situaciones difíciles, no cuando todo está bien. Por eso estudia muy bien con quienes te relacionas. ¿Son verdaderamente tus amigos o simplemente te buscan porque pueden obtener algún beneficio de tu parte?




Algún día morirás. No importa que tengas un régimen estricto de alimentación y ejercicios. Puedes vivir algunos años más, aunque no es garantía tampoco. Ha habido casos de deportistas que mueren de un ataque al corazón y eso que llevaban una vida muy sana. Con esto no quiero decir que no te cuides, pero sé consciente de que no estamos exentos de morir.




Ser buena persona no te evita el sufrimiento. Podrás ser la persona más noble, el amigo más fiel, el mejor empleado, el hermano confiable, una buena persona en todos los sentidos, pero tal pareciera que esto atrae más al sufrimiento. A veces pareciera que la vida nos inflige castigos que se supone deberían ser para aquellos infames, personas malvadas, malnacidas y lo único que podemos hacer es preguntarnos el por qué la vida nos castiga a nosotros y no a ellos. Y es en ese momento cuando te preguntas si no sería mejor ser una mala persona porque a ellos sí les va bien.




 
Si algo no es para ti, ni aunque te pongas. La vida nos da muchas sopresas, algunas desagradables. Tratas de nadar contra la corriente, tratas de alcanzar un objetivo, te esfuerzas día a día, pero al final te quedas con las manos vacías. Perdiste tiempo, dinero, energía, ¿y todo para qué? ¿Les suena familiar?

Y ustedes, amigos, ¿qué verdades les duelen? Au revoir!