Siempre he dicho que no todo en la vida es blanco o negro. Existen muchos matices que le dan variedad a la paleta de colores que tenemos a nuestra disposición. No podemos ser tajantes todo el tiempo al afirmar algo, emitir un juicio sin fundamento o hablar a la ligera sobre algo de lo cual no tenemos conocimiento de causa. Es por esto último que me atrevo a aseverar y, lo digo con todas sus letras y lo hago con conocimiento de causa, que no todo es cuestión de actitud. Mucha gente afirma que todo es mental, que lo que sucede no debe afectarnos, que todo depende de nuestra actitud ante la adversidad, en fin. Creo que todos hemos escuchado a alguien decir cosas así; palabras más, palabras menos. Es una de las tantas falacias que nos enseñan desde chiquitos y que damos por verdaderas hasta que llega el momento de cuestionarnos y de conocernos a nosotros mismos. Es en estos momentos cuando llegan la desilusión, la decepción, el desánimo, la impotencia, la tristeza, la melancolía, el enojo, la rabia, el desengaño. Te sientes confundido porque algo en lo que creías firmemente ya no está, se disipó como la niebla. Tienes que aprender a levantarte y a seguir. Tienes que aprender que muchas de las cosas que te enseñaron no son del todo ciertas. No todo es cuestión de actitud.
Quiero hacer énfasis en algo. No digo que la actitud no ayude o no influya en nuestras vidas. Claro que lo hace. Admiro a las personas que adoptan una actitud positiva ante la vida y siguen adelante a pesar de las circunstancias adversas. Pero, por más cruel que suene, muchas de estas personas no tienen otra opción. Las personas ciegas o paralíticas, por nombrar un ejemplo, solamente pueden adoptar una actitud derrotista o positiva ante la vida. Si quieren seguir adelante, no les queda más que buscar el lado bueno de las cosas y hacer a un lado todo lo demás. De lo contrario, no podrían continuar en este mundo. Tal vez mi ejemplo sea un poco drástico, pero es solamente para poner las cosas en perspectiva. Nosotros, los demás, los simples mortales, nos enfrentamos a problemas de otra índole, pero de igual forma, voluntaria o involuntariamente, adoptamos una postura ante las circunstancias que enfrentamos. Podemos adoptar una actitud positiva o negativa ante la vida, aunque yo incluiría una tercera: la realista. Esta última muchas veces es confundida como una actitud negativa y es que, a veces se parecen tanto que difícil diferenciar una de la otra. Pero a pesar de que ambas sean como dos gemelas idénticas, sus caracteres y personalidades son muy diferentes entre sí. Por eso es muy importante no confundirlas.
Me castra, me enferma cuando dicen que todo es mental, que todo depende de tu actitud. No señores. Ojalá fuera así de fácil. Tal vez les funcione a algunos, pero no a todos. Al menos a mí no. Una actitud positiva no te va a resolver tus problemas. No es una varita mágica que va a hacer que lo malo desaparezca. No es una solución estándar o universal. Tal vez te ayude a hacerte las cosas más llevaderas, tal vez. Pero puede ser contraproducente también. Porque en tu afán de ser positivo, de siempre verle el lado bueno a las cosas, puedes estarte engañando a ti mismo. No te das cuenta de lo que verdaderamente sucede. Te duermes en tus laureles, te intimidas, vives con la eterna esperanza de que suceda algo que cambie las cosas y te decepcionas cuando esto no sucede. Lo único que estás haciendo es prolongar tu agonía, alargar tu sufrimiento. Porque las cosas no van a cambiar nada más porque sí. Una actitud positiva puede o no ayudar y si es que ayuda, puede que solamente por un tiempo, puede que no sea sostenible. Como lo dije antes, habrá personas a las que una actitud positiva les ayude, pero no es mi caso. Actualmente me encuentro en un trabajo que odio con todas las fuerzas de mi alma y mi corazón. "¡Qué exagerado!", dirán algunos, pero es la verdad, así es como me siento. Por circunstancias que no viene al caso nombrar, me encuentro en esta situación y es desesperante. Ya estoy cansado de engañarme a mí mismo, de tratar de ser positivo, de echarle ganas, etc. La situación es insostenible. Cada día tengo que hacer un esfuerzo titánico para levantarme de la cama e irme a trabajar. Los días se me hacen largos, tediosos, aburridos, cansados. A veces me siento tan aturdido, tan cansado, tan agotado que no puedo pensar con claridad, no puedo descansar en mi tiempo libre. Ser positivo no me ha ayudado en lo absoluto. Sí, le doy a gracias a Dios, a la vida, porque tengo un empleo, pero eso no hace mi situación más llevadera ni minimiza mi impotencia. Por más que he tratado de verle el lado bueno a las cosas, no puedo. Por más que trato de tomar las cosas con más calma, no puedo. Vivo tenso, estresado, desmoralizado. Me he tenido que aguantar muchas cosas, me he tenido que guardar muchas cosas y creo que es no es sano. Siento que en cualquier momento voy a explotar y no quiero hacerlo. Me siento como una bomba de tiempo. A veces quisiera arrojar la computadora y el teléfono por la ventana y salir corriendo para nunca regresar. Así se los pongo.
Hay situaciones que son muy desgastantes y que por más buena actitud que tomes, simple y sencillamente no se puede vivir así. Mi empleo actual me está destruyendo y no puedo permitirlo. Créanme que no se trata de una cuestión de actitud. He intentado de mil y una maneras ver las cosas desde otra perspectiva, pero es inevitable mi sentir. Algunos dirán que qué hago ahí, que me salga y cosas similares, pero no es así de fácil. Créanme que no estoy ahí por gusto, no soy masoquista. Pero como escribí en la entrada anterior, no sé qué rumbo seguir. Necesito formular un plan de acción antes de hacer cualquier cosa de la que me pueda arrepentir. No quiero cometer los mismos errores del pasado. No soy un adolescente que puede dejarse llevar por sus impulsos. Necesito pensar las cosas bien dos veces antes de hacerlas. En mi tiempo libre trato de pensar, de relajarme, de tomar las cosas con más calma, pero no es fácil. Ni siquiera las cosas que me gustan son suficientes para borrar de mi mente los malos ratos que paso durante la semana. Necesito darle un giro a mi vida y necesito hacerlo ya. Y ahora, a mentalizarme de que mañana es lunes y se repite el círculo vicioso. Au revoir!
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