En los últimos días se ha suscitado un escándalo de proporciones mayúsculas en torno a la sexualidad de la ojiverde Verónica Castro. Todo comenzó por una indiscreción de una conductora de tres pesos llamada Yolanda Andrade. En junio de este año durante una transmisión en YouTube, Andrade se puso a platicar con su inseparable Montserrat Oliver acerca de una relación que mantuvo con una "maravillosa mujer" y que incluso llegó al altar con ella. Poco tiempo después, Andrade apareció en una entrevista con Javier Poza para supuestamente promocionar un nuevo programa en el que ella fungiría como conductora principal y este, tal cual periodista venenoso de espectáculos, desvió el tema de la conversación hacia las declaraciones que esta había hecho tiempo atrás respecto a su matrimonio con una misteriosa y famosa mujer. Poza se dedicó a acorralarla para que aceptara que esa mujer se trataba de Verónica Castro y esta se hacía la mustia en un principio no queriendo confirmar nada, pero al final ya no le quedó remedio y terminó por soltar la sopa e incluso retar a Castro a que desmintiera lo que había dicho. A Poza se le podía ver una sonrisa de oreja a oreja cuando Andrade confirmó lo que él tanto quería escuchar. Se veía a leguas la mala leche con la que el comunicador guiaba la conversación. De veras que una víbora venenosa se quedaba corta con él. A los pocos días ofreció una disculpa, que nunca había sido su intención hacer ver mal a Castro, pero el daño ya estaba hecho. Él fue el encargado de destapar la cloaca y de provocar una ola de dimes y diretes.
En los días siguientes se sumaron más involucrados al caso, entre periodistas y famosos que externaban su opinión. Entre los "periodistas" que se sumaron al ataque en contra de la Vero estaban: Gustavo Adolfo Infante, Juan José Origel y Shanik Berman. Se dedicaron a echarle tierra a la Vero de una u otra manera. ¿Y cómo dejar de mencionar a las infames revistas de chismes baratos que sacaron unas fotos de la Vero, las cuales aseguraban que eran pruebas de su relación con Andrade? No ha pasado ni un solo día sin que aparezca algo de este caso en la tele o en Internet. La Andrade se ha dado vuelo concediendo entrevistas a diestra y siniestra en todos los lugares en los que le dan espacio para "decir su verdad". Dice que no se arrepiente de nada y tacha a la Vero de mentirosa y hasta de homófoba porque esta última había dicho que en esta vida no le tocó ser lesbiana. Ya nada más le faltó rasgarse las vestiduras y echarse ceniza en la cabeza, afirmando que las declaraciones de la Vero eran un ataque directo a la comunidad LGBT. Más bien, por personas como Andrade es que esa comunidad es tan atacada. Además ¿acaso alguien la nombró defensora de esa comunidad o qué? La Andrade de veras se ve ardida, despechada y dando patadas de ahogado. Ya ni siquiera le preguntan de su programa o cosas relacionadas a su "carrera", será porque no tiene nada más atractivo que ofrecer. ¿No creen?
Los periodistas de espectáculos son de las personas más despreciables que uno se pueda imaginar. En sus ansias de vender notas e incrementar el rating de sus programas de pacotilla no les importa pasar por encima de nadie, ni siquiera tratándose de una señora de casi 70 años y que es una de las figuras más representativas de la cultura popular mexicana. Nunca me había tocado ver tanto circo mediático como este. La nota ha acaparado innumerables espacios en programas de México, América Latina y EE. UU. Todos quieren su pedazo de pastel. Y es que si uno se pone a analizar el caso detenidamente, todo parece un complot, una campaña de desprestigio en contra de la Vero. Fue tanta la presión para la Vero, que anunció su retiro del mundo del espectáculo. Ya podrán estar conforme la Andrade y su séquito de amigos. Si esto era lo que querían, lo lograron.
Quiero poner algo en claro. No digo que la Vero sea una santa y mucho menos perfecta. Todos tenemos cola que nos pisen. Tal vez le gusten las mujeres, tal vez no. Tal vez tuvo su rachita en la que le dio vuelo a la hilacha. No me sorprendería si el día de mañana ella saliera y aceptara todo lo que dijo la imprudente de Andrade. Pero no podemos afirmar nada que no nos conste. Y si es que efectivamente la Vero y Andrade se casaron, aunque simbólicamente, es muy su vida, muy su problema. Si ella no quiere hablar de eso o aceptarlo, sus razones debe tener y es válido. La Andrade no puede andar ventilando cosas que atañen a terceros. Si es que verdaderamente la amó tanto y fue el amor de su vida y si es que habían llegado a un acuerdo de no ventilar nada al respecto, ella debió respetar eso. No importa que hayan pasado 20 o 50 años. Pero lamentablemente la palabra ya no vale nada, y menos la de Andrade. Con todo lo que ha dicho y hecho solamente está dando muestra de su calidad moral y su bajeza. Pero por lo visto no está sola. Está respaldada por una jauría de lobos, por una parvada de buitres que gustan de lo podrido y que no se detienen ante nada hasta alcanzar lo que quieren.
Afortunadamente la mayoría del público está del lado de la Vero. Solamente los periodistas parecen apoyar a la Andrade, no todos, pero sí muchos. Su vida es muy aparte de su vida profesional. Nadie puede negar el lugar que ocupa en la cultura popular mexicana, tanto es así que fue distinguida por parte de María Félix. Muy pocas pueden presumir de ese honor. Pero como la Vero dijo: "La gente necesita comer". Y esto obviamente incluye a los periodistas, porque los chismes baratos y amarillistas venden y mucho. Es triste que exista tanto morbo respecto a figuras como la Vero. Al final de cuentas, son personas como tú y como yo que tienen una vida privada paralela a su vida profesional. El problema está en que al ser figuras públicas sus vidas pasan a ser de dominio público.
Espero sinceramente que corran a esa Andrade y que las televisoras le cierren las puertas y no le den más espacios. Es de esas personas que ni siquiera te merece el saludo. Confieso que en un principio me caía bien la "chava", pero ya no. Y también espero que la Vero recapacite y regrese por la puerta grande con una telenovela, una serie o un programa como a los que nos tenía acostumbrados. Es entendible que la Vero quiera alejarse del espectáculo y que no soporte la presión de las redes sociales. Antes solamente tenían que lidiar con la televisión, pero ahora con las redes el impacto es mayor e inmediato. Es muy fácil destruir reputaciones y largas carreras como las de ella. Pero a la Andrade no le queda el papel de víctima y tarde o temprano su vida dejará de ser interesante. Cree que todos son como ella, pero afortunadamente no es así. Que aproveche sus 5 minutos de fama.
¿Y ustedes qué opinan, amigos? Au revoir!
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