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domingo, 21 de julio de 2019

Crítica a dos de las series originales más populares de Netflix, parte 1

Ojo: puede haber algunos spoilers. Si no te importa, sigue leyendo.

Desde hace un buen rato que tengo cuenta en Netflix, pero realmente la he utilizado muy poco. De entrada, la selección de películas me parece deficiente, sobre todo las extranjeras que me gustan mucho. Y en cuanto a las series, la verdad nunca he sido muy aficionado a ellas. La única que he visto completita y que volvería a ver sin dudarlo es Friends. Pero de ahí en fuera, no soy de esas personas que se "clavan" con las series y que se pueden aventar maratones frente a la pantalla. No sé si será el formato que no me atrae o qué será, pero simple y sencillamente no me atrapan. Y como nada es gratis en esta vida, pues hay que pagar una membresía mensual (que de hecho aumentó en EE. UU. hace poco, por lo cual decidí aprovechar mi cuenta. Así que opté por dos series originales de Netflix de las cuales había escuchado muy buenos comentarios: Club de cuervos y La casa de las flores.  

La primera serie me fue muy difícil de ver, sobre todo las primeras dos temporadas. Recuerdo que vi la primera temporada y después comencé la segunda a regañadientes, esperando que mi percepción cambiara, pero no fue así. No terminé de ver la segunda temporada hasta meses después. Me quedé en el penúltimo o antepenúltimo episodio, no recuerdo exactamente. El ritmo a veces me parecía lento, algunas situaciones más que chuscas me parecían inverosímiles, el protagonista, Luis Gerardo Méndez, no terminaba de convencerme e incluso me parecía insoportable en ocasiones, entre otras cosas. Sí tenía sus momentos y algunos personajes eran sumamente divertidos como el de Hugo Sánchez, pero en otras ocasiones simplemente me daban ganas de ponerle pausa y hacer cualquier otra cosa. Tal vez sea el tipo de humor negro que manejaban, al cual no soy muy adepto. Pero me di valor y continué, porque los que me conocen bien sabrán que no me gusta dejar nada inconcluso.





Para aquellos que no han visto la serie y no tienen ni idea de lo que estoy hablando, les explico un poco. Se trata de la primera serie original de Netflix en español producida en América Latina. Tal vez por eso mis expectativas eran muy altas, no sé. Pero me pareció acertado el concepto que manejaron. Se utilizó al futbol como trasfondo para satirizar/parodiar a la sociedad mexicana y sus peores defectos/áreas de oportunidad: la corrupción, el feminismo, el machismo, el clasismo, el nepotismo, el fanatismo tanto deportivo como religioso, etc. Es interesante recalcar el hecho de que el creador de la serie, Gary Alazraki, no es fanático del futbol, lo cual de alguna manera le suma méritos. Sabemos que al mexicano promedio le encanta este deporte y qué mejor manera de llegarle a ese público que con una serie que aborda al futbol, aunque la serie en sí no gira en torno a él sino que lo utiliza como un elemento conductor de una historia con mensaje, todo a través de la rivalidad entre los hermanos Chava e Isabel Iglesias que luchan por convertirse en el nuevo presidente del club de futbol de su fallecido padre. Punto a favor de la serie.

La tercera temporada mejoró bastante y es por mucho la mejor de las cuatro, en mi opinión. Los hermanos Iglesias comienzan a hacer a un lado su rivalidad y a unir fuerzas para luchar juntos, ya que se echaron a medio mundo de enemigo. También se integraron nuevos personajes como el de Isabel Cantú y su padre magnate, Armando Cantú. La muchacha la verdad me parece un poco x, pero su papel le da frescura a la serie y me encantan las situaciones que suceden entre ella y los hermanos Iglesias. Y su padre, interpretado por Tomás Gorós a quien estamos acostumbrado a verlo de villano en la televisión, hizo un excelente papel y representó un excelente rival para dar soporte a la serie. Aparecen y desaparecen personajes, pero el ritmo de la historia mejoró mucho. Regresa la desaparecida Mary Luz y hace una inesperada alianza con los Iglesias. También conocemos a Carmelo, asistente de Isabel Iglesias, quien tiene una relación un poco extraña con Hugo Sánchez. Algunos personajes dan un giro inesperado como es el caso de Cuau, quien pasa de futbolista a taxista y finalmente a político. Podría parecer un poco descabellado, pero ya lo vimos con Cuauthémoc Blanco en la vida real, así que me parece muy acertado satirizar este hecho por parte de los creadores de la serie. También tienen una participación más activa el goberador del estado y su esposa y regresan el Potro, Moi y Pati (esta última juega un papel más importante de ahora en adelante). Ah, olvidaba mencionar a Eliseo, el otrora enemigo de los Iglesias. Como dije anteriormente, la historia da un giro total en esta temporada y hay cosas que son sorpresivamente gratas. 





La cuarta temporada fue muy buena, aunque no tanto como la tercera. Aquí conocemos a nuevos personajes que crean situaciones chuscas y a veces grotescas. Tenemos a un pepenador, a un hijo de papi, a un fanático religioso, a un divo, a un enfermo del corazón, por nombrar solo algunos. El villano de esta temporada es Gaspar, dueño de una televisora, haciendo clara alusión a Emilio Azcárraga Jean y Televisa, quien se dedica a hacerles la vida de cuadritos a los Iglesias, pero me parece un villano muy simplón. También conocemos la "Peste Negra" y un lado de Isabel que no conocíamos ni imaginábamos, pero que me pareció un poco exagerado. Lo que de plano no me gustó de esta temporada fue que se pusieran tan serios en los últimos episodios, de repente pensaba que estaba viendo una telenovela. Considerando que la serie era irreverente y de humor negro, creo que exageraron con el drama rumbo al final. El episodio que trataba de los recuerdos de Isabel con el Chivo me pareció sumamente cursi y fuera de tono con la serie, no quedaba, no encajaba. Algo similar sucede con el episodio en el cual Chava secuestra al periodista que se dedica a fregarlo y su familia le aconseja que lo mate y al final lo suelta porque no se atreve. El periodista no lo denuncia ni nada sino que simplemente publica las cosas que había encontrado sobre los Iglesias. Y la muerte del "Zombie" donde sufre un infarto y es llevado al cielo por el cuervo de sus alucinaciones hasta parecía sacada de una historia de ciencia ficción, no sabía si ponerme a reír o llorar. El final de la serie sí fue muy emotivo, aunque no me gustó del todo si soy franco. Me pareció sumamente inverosímil que Armando Cantú los ayudara siendo que habían quedado en muy malos, más bien pésimos, términos cuando Chava rompió con su hija. También me pareció poco creíble que Chava quedó como amigo del periodista al que había secuestrado y este último hasta escribió un libro sobre él, pero no para desprestigiarlo ni nada parecido. ¡Y qué decir de Chava convertido en el nuevo Steve Jobs! ¡Háganme el favor!







En cuanto a los dos personajes principales, siento que Méndez va a batallar un buen para desencasillarse de su personaje. Le queda muy bien el papel de junior o mirrey como dicen ahora, pero no estoy convencido de su capacidad actoral. El papel que hizo aquí es exactamente el mismo que hizo en Nosotros los Nobles, aunque creo que en esta ocasión lo hicieron más odioso. Cumple a cabalidad el papel de niño rico y sangrón, pero no es la quintaesencia de la actuación, por lo que habrá que ver cómo desempeña otros papeles y si logra callarnos la boca. Todo lo contrario sucede con Mariana Treviño. Me parece una actriz más madura y con posibilidades de llegar lejos. Me encantó su papel en la serie y ese acento de norteña fresa que tiene que no entiendo por qué no la hicieron que lo disimulara si el ficticio Nuevo Toledo no estaba en el norte. No tenía mucha lógica eso, pero no importa. Hizo muy buen trabajo y quiero verla en otros papeles distintos al de Isabel Iglesias.

Lo que no me gustó de la serie, además de las situaciones inversímiles descritas arriba, fue la falta de uniformidad de los episodios. Aquí un episodio podía durar 39 minutos, mientras que otro duraba casi 50 o incluso más. Con el final sí se la bañaron, lo hicieron de hora y media. Por lo general, las series duran alrededor de 20-22 minutos si son episodios cortos o el doble si son largos, pero siempre o casi siempre hay una uniformidad. Pero aquí les valió un reverendo cacahuate. También hay quienes dicen que hay errores de continuidad, yo la verdad no me fijé en eso porque como ya dije, a veces me era imposible concentrarme y no ponía atención al 100 %. Lo que sí es que siento que se dieron muchas libertades en algunos capítulos, pero como es Netflix, la gente se los permite. Si hubiera sido una telenovela, por ejemplo, la gente es más dura para criticar. No me dejarán mentir. 

¿Volvería a ver la serie completa? Definitivamente no. Tal vez vería algunos episodios o parte de ellos, pero no volvería a verla toda. No es que sea mala, tiene sus momentos como ya dije, pero no es una serie que me cautive. Me parece que es de regular a buena en general, sobre todo considerando que es la primera serie original de Netflix en español. Siento que terminó en el momento justo. Cuatro temporadas son más que suficientes. La historia ya no daba para más. No dudo que habría gente a la que le gustaría que continuara la serie, pero creo que los productores tomaron una decisión acertada al no alargarla más. Eso sin contar que ya tenemos dos spin-offs: La balada de Hugo Sánchez y Yo, Potro. Esperemos que las próximas series originales sean mejores o que por lo menos no estén por debajo del nivel de Club de cuervos. Veremos y diremos. 


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