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sábado, 27 de julio de 2019

Crítica a dos de las series originales más populares de Netflix, parte 2

Ojo: Si no has visto la serie y no te gustan los spoilers, no sigas leyendo.

Bueno, pues la semana pasada hablamos de Club de Cuervos, así que hoy toca hacerlo de otra de las series más populares de Netflix: La casa de las flores. Sí, ya sé que estoy un poquito atrasado y que la serie salió el año pasado y que todo mundo ya la vio, pero yo apenas la terminé de ver hace unas pocas semanas, así que se aguantan. Es de las pocas series que lograron engancharme desde el principio. Como ya he dicho antes, no soy muy fanático de las series en general, pero esta me encantó, empezando por la protagonista, la Vero Castro. Yo sé que a muchos no les simpatiza o consideran que no actúa o la ubican solamente como Rosa Salvaje, pero la Vero nos demostró que sí sabe actuar (cantar no, ahí sí ni como ayudarla).  Me encantó verla en un papel muy diferente de aquellos en los que estamos acostumbrados a verla. El personaje le quedó como anillo el dedo y supo bordarlo muy bien. En esta ocasión interpreta a la matriarca de una familia adinerada y todo gira en torno a su "casa de las flores", una florería que cumple 50 años. Su personaje, Virginia de la Mora, es una mujer relativamente conservadora que conforme avanza la historia se va liberando más aunque poco a poco. Vemos cómo su personaje va evolucionando con cada episodio y nos adentramos en su vida. Nos enteramos de un secreto que viene cargando desde hace tiempo y que solo una persona más conoce. Pero nada la detiene. Tiene que hacerse cargo tanto del negocio familiar como de su caótica familia y ella tiene que aprender a adaptarse sin dejar de lado su esencia. Tiene que lidiar con un marido que no tiene autoridad alguna y que termina engañándola con una de sus empleadas, una hija "rebelde", un hijo homosexual (o bisexual, ya no supimos qué onda), otra hija un poco neurótica, una vecina metiche, por mencionar solo algunas cosas. Tiene varios momentos graciosos, lo cual aligera un poquito el tono serio de la historia y esto se agradece. Y es que a la Vero le sale la comedia de una forma tan natural que ya muchos quisieran imitar. Eso sí, cuando se pone seria la cosa también sabe hacer lo propio y se la crees. Me encantan los matices que tiene su personaje. La verdad no me imagino a otra actriz interpretando ese papel. El director se voló la barda al hacer que su personaje fumara marihuana y que incluso la vendiera. Y me encanta la personalidad vengativa que le dieron. Virginia no se deja de nada ni de nadie, menos de su esposo y exnuera. No es una mujer malvada ni maquiavélica, sino que simplemente se defiende a ella misma y a su familia de una manera astuta y elegante. Mis respetos para la Vero. 





En cuanto a los otros personajes que se pueden destacar, tenemos a la hija mayor, Paulina de la Mora, interpretada por Cecilia Suárez. Lo más característico de su personaje es la ma-ne-ra que ti-e-ne de ha-blar. Aunque debo confesar que a veces llega a ser un poco engorroso. Pero la mayor parte del tiempo no representa un problema. Paulina es uno de los personajes clave de la historia y es el brazo derecho de su madre y alcahueta de su padre, o del que cree que es su padre. Tiene un hijo adolescente con quien no lleva muy buena relacion. Está divorciada y su ex se volvió transexual. Ella es quien se encarga de resolver los problemas de la familia y espera algún día heredar la florería. 

La que sí me sorprendió y debo confesar que para bien, fue Aislinn Derbez. Estamos acostumbrados a verla en filmes comerciales de bajo presupuesto con personajes burdos, pero en esta ocasión no sé si se puso las pilas o se la sentenció el director o qué paso, pero me gusto mucho su actuación. Dentro de la serie interpreta a Elena de la Mora, la hija rebelde de la familia. Ella quiere hacer su propia vida y no lo que su familia, particularmente su madre, quiere que haga. Se va a vivir a Nueva York y se compromete con un hombre allá. Su intención es participarles su decisión a su familia durante su estancia en México, pero su vida da un giro inesperado.





¿Y qué decir de Julián, el hijo homosexual/bisexual que le da muchos dolores de cabeza a su familia? No sabía que el actor que lo interpreta es hermano de Gael García Bernal. En mi opinión, mejor actor que su hermano Gael. Bueno, regresando al personaje, se podría decir que Julián es la oveja negra de la familia. No trabaja ni estudia ni nada, a diferencia de sus hermanas. Está involucrado sentimentalmente con Diego, el asesor financiero de la familia, pero es una relación secreta ya que el escándalo podría afectar a su familia y él no se siente preparado para afrontar todo lo que vendría. Al final tiene que ceder ante la presión de Diego y termina por confesárselo todo a su familia. Sus dos hermanas ya lo sabían, pero no sus padres y a Virginia casi le da el patatús cuando se entera, pero poco a poco lo va asimilando. Pero Julián se dedica a cometer error tras error en su relación y eso provoca que Diego no solamente lo abandone sino que también se vengue de él, llevándose entre las patas a la familia completa.





La vecina chismosa me encanta, pero solo en la ficción. Todos tenemos o hemos tenido una vecina así en la vida real y ahí sí no me gusta. En este caso se trata de Carmela, interpretada por Verónica Langer. Es vecina y amiga de Virginia, pero le encanta el chisme y no pierde oportunidad para sacarles la sopa a los integrantes de la familia o averiguando por su cuenta. Elena decide darle una lección y contrata a un hombre joven y atractivo para que la seduzca y así poder chantajearla. En el último episodio no se sabe a ciencia cierta qué pasó ya que el esposo los cachó en plena acción, pero se da a entender que los mata a los dos o por lo menos a uno de ellos. Me imagino que nos enteraremos en la segunda temporada.

En las series actuales, no sé si por presión social o convicción propia, los creadores tienen que meter siempre a un personaje homosexual o algo por el estilo, para ser más "inclusivos". Así que no conformes con tener una pareja homosexual, también incluyeron a un transexual. Se trata del ex de Paulina, quien otrora se llamara José María y ahora que es mujer se llama María José. ¡Qué originalidad, por Dios! ¡Ja, ja, ja! Bueno, ya en serio, me gustó la interpretación que le dio el actor español. La verdad esperaba que fuera un medio para criticar a la sociedad conservadora mexicana, pero, o se quedaron cortos o no era su intención hacerlo. De todas formas, me parece un personaje acertado y todo indica que lo seguiremos viendo en la segunda temporada.




De los demás personajes no hay mucho qué decir. El esposo de Virginia es un poco gris y no tiene mucha relevancia. El doctor Cohen, ex de Virginia, juega un papel algo importante dentro de la historia al revelarse que es el verdadero padre de Paulina. Me parece un poco curioso que su personaje sea judío, siendo que él lo es en la vida real. Claudio, el hijastro de Ernesto (esposo de Virginia) se dedica a seducir a Elena durante toda la serie. Su hermanita Micaela me parece insoportable. Luis, el hijo de Paulina, es el típico adolescente rebelde. Roberta, la examante de Ernesto, nos cuenta la historia de la familia De la Mora desde donde sea que se encuentra. Hicieron algo así como Desperate Housewives donde en ocasiones escuchábamos la voz en off de Mary Alice, quien se había suicidado al principio de la historia y después contaba la historia de sus amigas que seguían viviendo. 

En su conjunto, la serie me pareció excelente y un producto redondo, a diferencia de Club de cuervos. Es de las pocas series que me han cautivado, tanto que me la aventé en tres días. Cuenta con un buen argumento, una buena dirección y un buen elenco. Como escribí arriba, algo que no me gusta es que siempre quieran endilgarnos personajes homosexuales. No me escandalizo ni nada, pero me gustaba que antes eran más sutiles con esas cosas. Ah, porque no solamente tenemos a la pareja homosexual de Julián y Diego o a María José, sino que también hay un grupo de drag queens que trabajan en el negocio que tenía la examante de Ernesto. Como se imaginarán, la serie a veces está un poquito subida de tono. Tal vez si fuera televisión abierta habría un poco más de censura, pero al ser una plataforma digital pueden permitirse más libertades. En lo personal, creo que deberían bajarle dos rayitas a las escenas de sexo tanto homosexuales como heterosexuales. Antes en el cine y la televisión todo lo relacionado al sexo era más sutil y místico sin necesidad de caer en lo explícito. Aquí la censura es casi nula. Hasta tenemos una escena de un trío sexual en el que dejan muy poco a la imaginación. 

Ya se confirmaron dos temporadas más, pero ya no estará la Vero. Al parecer, desde un inicio se había acordado que solamente estaría en la primera temporada. Esperemos que recapacite, porque ya lo verdad no concibo la serie sin ella. Su personaje era el eje central que movía a todo lo demás. En palabras de ella misma, su personaje ya no daba para más y por eso decidió ya no regresar, a pesar de que es una parte importantísima de la historia. La verdad dudo mucho que los demás actores puedan solos con el paquetote. Por ahí leí que la segunda temporada sería en España, donde vive María José, por lo que seguramente veremos más protagonismo por parte de Paulina de la Mora.





Tanto Club de cuervos como La casa de las flores me parecen buenas propuestas de Netflix, sobre todo la última. Con el auge del Internet y el streaming, cada vez tenemos más opciones de entretenimiento a nuestro alcance. Pero ojo, no siempre son mejores que la televisión abierta. Mucha gente se deja llevar cuando escuchan Netflix. Muchos, sino es que la mayoría de los actores de estas series, vienen de la televisión abierta, ya sea Televisa o TV Azteca. Hay que ser objetivos al momento de analizar los contenidos y no dejarse llevar por prejuicios infundados. Esperemos que Netflix produzca más y mejores series, sobre todo para aprovechar mi membresía que he estado a punto de cancelar en más de una ocasión. Au revoir!



domingo, 21 de julio de 2019

Crítica a dos de las series originales más populares de Netflix, parte 1

Ojo: puede haber algunos spoilers. Si no te importa, sigue leyendo.

Desde hace un buen rato que tengo cuenta en Netflix, pero realmente la he utilizado muy poco. De entrada, la selección de películas me parece deficiente, sobre todo las extranjeras que me gustan mucho. Y en cuanto a las series, la verdad nunca he sido muy aficionado a ellas. La única que he visto completita y que volvería a ver sin dudarlo es Friends. Pero de ahí en fuera, no soy de esas personas que se "clavan" con las series y que se pueden aventar maratones frente a la pantalla. No sé si será el formato que no me atrae o qué será, pero simple y sencillamente no me atrapan. Y como nada es gratis en esta vida, pues hay que pagar una membresía mensual (que de hecho aumentó en EE. UU. hace poco, por lo cual decidí aprovechar mi cuenta. Así que opté por dos series originales de Netflix de las cuales había escuchado muy buenos comentarios: Club de cuervos y La casa de las flores.  

La primera serie me fue muy difícil de ver, sobre todo las primeras dos temporadas. Recuerdo que vi la primera temporada y después comencé la segunda a regañadientes, esperando que mi percepción cambiara, pero no fue así. No terminé de ver la segunda temporada hasta meses después. Me quedé en el penúltimo o antepenúltimo episodio, no recuerdo exactamente. El ritmo a veces me parecía lento, algunas situaciones más que chuscas me parecían inverosímiles, el protagonista, Luis Gerardo Méndez, no terminaba de convencerme e incluso me parecía insoportable en ocasiones, entre otras cosas. Sí tenía sus momentos y algunos personajes eran sumamente divertidos como el de Hugo Sánchez, pero en otras ocasiones simplemente me daban ganas de ponerle pausa y hacer cualquier otra cosa. Tal vez sea el tipo de humor negro que manejaban, al cual no soy muy adepto. Pero me di valor y continué, porque los que me conocen bien sabrán que no me gusta dejar nada inconcluso.





Para aquellos que no han visto la serie y no tienen ni idea de lo que estoy hablando, les explico un poco. Se trata de la primera serie original de Netflix en español producida en América Latina. Tal vez por eso mis expectativas eran muy altas, no sé. Pero me pareció acertado el concepto que manejaron. Se utilizó al futbol como trasfondo para satirizar/parodiar a la sociedad mexicana y sus peores defectos/áreas de oportunidad: la corrupción, el feminismo, el machismo, el clasismo, el nepotismo, el fanatismo tanto deportivo como religioso, etc. Es interesante recalcar el hecho de que el creador de la serie, Gary Alazraki, no es fanático del futbol, lo cual de alguna manera le suma méritos. Sabemos que al mexicano promedio le encanta este deporte y qué mejor manera de llegarle a ese público que con una serie que aborda al futbol, aunque la serie en sí no gira en torno a él sino que lo utiliza como un elemento conductor de una historia con mensaje, todo a través de la rivalidad entre los hermanos Chava e Isabel Iglesias que luchan por convertirse en el nuevo presidente del club de futbol de su fallecido padre. Punto a favor de la serie.

La tercera temporada mejoró bastante y es por mucho la mejor de las cuatro, en mi opinión. Los hermanos Iglesias comienzan a hacer a un lado su rivalidad y a unir fuerzas para luchar juntos, ya que se echaron a medio mundo de enemigo. También se integraron nuevos personajes como el de Isabel Cantú y su padre magnate, Armando Cantú. La muchacha la verdad me parece un poco x, pero su papel le da frescura a la serie y me encantan las situaciones que suceden entre ella y los hermanos Iglesias. Y su padre, interpretado por Tomás Gorós a quien estamos acostumbrado a verlo de villano en la televisión, hizo un excelente papel y representó un excelente rival para dar soporte a la serie. Aparecen y desaparecen personajes, pero el ritmo de la historia mejoró mucho. Regresa la desaparecida Mary Luz y hace una inesperada alianza con los Iglesias. También conocemos a Carmelo, asistente de Isabel Iglesias, quien tiene una relación un poco extraña con Hugo Sánchez. Algunos personajes dan un giro inesperado como es el caso de Cuau, quien pasa de futbolista a taxista y finalmente a político. Podría parecer un poco descabellado, pero ya lo vimos con Cuauthémoc Blanco en la vida real, así que me parece muy acertado satirizar este hecho por parte de los creadores de la serie. También tienen una participación más activa el goberador del estado y su esposa y regresan el Potro, Moi y Pati (esta última juega un papel más importante de ahora en adelante). Ah, olvidaba mencionar a Eliseo, el otrora enemigo de los Iglesias. Como dije anteriormente, la historia da un giro total en esta temporada y hay cosas que son sorpresivamente gratas. 





La cuarta temporada fue muy buena, aunque no tanto como la tercera. Aquí conocemos a nuevos personajes que crean situaciones chuscas y a veces grotescas. Tenemos a un pepenador, a un hijo de papi, a un fanático religioso, a un divo, a un enfermo del corazón, por nombrar solo algunos. El villano de esta temporada es Gaspar, dueño de una televisora, haciendo clara alusión a Emilio Azcárraga Jean y Televisa, quien se dedica a hacerles la vida de cuadritos a los Iglesias, pero me parece un villano muy simplón. También conocemos la "Peste Negra" y un lado de Isabel que no conocíamos ni imaginábamos, pero que me pareció un poco exagerado. Lo que de plano no me gustó de esta temporada fue que se pusieran tan serios en los últimos episodios, de repente pensaba que estaba viendo una telenovela. Considerando que la serie era irreverente y de humor negro, creo que exageraron con el drama rumbo al final. El episodio que trataba de los recuerdos de Isabel con el Chivo me pareció sumamente cursi y fuera de tono con la serie, no quedaba, no encajaba. Algo similar sucede con el episodio en el cual Chava secuestra al periodista que se dedica a fregarlo y su familia le aconseja que lo mate y al final lo suelta porque no se atreve. El periodista no lo denuncia ni nada sino que simplemente publica las cosas que había encontrado sobre los Iglesias. Y la muerte del "Zombie" donde sufre un infarto y es llevado al cielo por el cuervo de sus alucinaciones hasta parecía sacada de una historia de ciencia ficción, no sabía si ponerme a reír o llorar. El final de la serie sí fue muy emotivo, aunque no me gustó del todo si soy franco. Me pareció sumamente inverosímil que Armando Cantú los ayudara siendo que habían quedado en muy malos, más bien pésimos, términos cuando Chava rompió con su hija. También me pareció poco creíble que Chava quedó como amigo del periodista al que había secuestrado y este último hasta escribió un libro sobre él, pero no para desprestigiarlo ni nada parecido. ¡Y qué decir de Chava convertido en el nuevo Steve Jobs! ¡Háganme el favor!







En cuanto a los dos personajes principales, siento que Méndez va a batallar un buen para desencasillarse de su personaje. Le queda muy bien el papel de junior o mirrey como dicen ahora, pero no estoy convencido de su capacidad actoral. El papel que hizo aquí es exactamente el mismo que hizo en Nosotros los Nobles, aunque creo que en esta ocasión lo hicieron más odioso. Cumple a cabalidad el papel de niño rico y sangrón, pero no es la quintaesencia de la actuación, por lo que habrá que ver cómo desempeña otros papeles y si logra callarnos la boca. Todo lo contrario sucede con Mariana Treviño. Me parece una actriz más madura y con posibilidades de llegar lejos. Me encantó su papel en la serie y ese acento de norteña fresa que tiene que no entiendo por qué no la hicieron que lo disimulara si el ficticio Nuevo Toledo no estaba en el norte. No tenía mucha lógica eso, pero no importa. Hizo muy buen trabajo y quiero verla en otros papeles distintos al de Isabel Iglesias.

Lo que no me gustó de la serie, además de las situaciones inversímiles descritas arriba, fue la falta de uniformidad de los episodios. Aquí un episodio podía durar 39 minutos, mientras que otro duraba casi 50 o incluso más. Con el final sí se la bañaron, lo hicieron de hora y media. Por lo general, las series duran alrededor de 20-22 minutos si son episodios cortos o el doble si son largos, pero siempre o casi siempre hay una uniformidad. Pero aquí les valió un reverendo cacahuate. También hay quienes dicen que hay errores de continuidad, yo la verdad no me fijé en eso porque como ya dije, a veces me era imposible concentrarme y no ponía atención al 100 %. Lo que sí es que siento que se dieron muchas libertades en algunos capítulos, pero como es Netflix, la gente se los permite. Si hubiera sido una telenovela, por ejemplo, la gente es más dura para criticar. No me dejarán mentir. 

¿Volvería a ver la serie completa? Definitivamente no. Tal vez vería algunos episodios o parte de ellos, pero no volvería a verla toda. No es que sea mala, tiene sus momentos como ya dije, pero no es una serie que me cautive. Me parece que es de regular a buena en general, sobre todo considerando que es la primera serie original de Netflix en español. Siento que terminó en el momento justo. Cuatro temporadas son más que suficientes. La historia ya no daba para más. No dudo que habría gente a la que le gustaría que continuara la serie, pero creo que los productores tomaron una decisión acertada al no alargarla más. Eso sin contar que ya tenemos dos spin-offs: La balada de Hugo Sánchez y Yo, Potro. Esperemos que las próximas series originales sean mejores o que por lo menos no estén por debajo del nivel de Club de cuervos. Veremos y diremos. 


sábado, 13 de julio de 2019

Los tiempos que nos tocaron vivir

En estos días se hizo viral un video en el cual un influencer (cuya existencia yo desconocía totalmente) hablaba del cambio climático y demás cosas.  En dicho video hacía referencia a un estudio de la ONU en el que participaron científicos de todo el mundo y que concluyeron que si no hacemos nada para revertir el cambio climático antes del 2030, este planeta será inhabitable para el año 2050. Esto me hizo recordar el final de la serie noventera Dinosaurios, en el que por culpa de Earl, el protagonista de la serie, el mundo estaba destinado a desaparecer, a lo cual Baby Sinclair preguntaba: "¿Qué va a ser de nosotros?" Esas palabras resuenan en mi mente más fuertemente que nunca. Lo mismo nos preguntamos muchas personas en estos momentos. Todos los días vemos y escuchamos cosas en los medios de comunicación referentes al cambio climático. Los polos se están derritiendo, el nivel del mar está incrementando, la temperatura del planeta se eleva cada vez más, las calidades del aire y agua están peores que nunca, los ecosistemas están cambiando por la desaparición de la flora y fauna, ya no hay estaciones claramente definidas, el clima se ha vuelto impredecible, los desastres naturales son cada vez más recurrentes, el ritmo del crecimiento demográfico es insostenible, por nombrar solo algunos problemas. Cada vez es más frecuente que sucedan cosas anormales. A inicios de este año, por ejemplo, se registraron temperaturas sumamente gélidas en Chicago, tanto así que estaba más frío que en la Antártida, lo cual ya es mucho decir. Lo mismo sucede con los huracanes, terremotos e incendios que están a la orden del día. Hace frío cuando debería hacer calor y viceversa. Decimos que el clima se está volviendo loco, pero solamente estamos viendo el reflejo de las consecuencias de las acciones del ser humano. 





Me dan coraje y miedo y me siento impotente frente a toda la situación que enfrentamos. Trato de no usar plástico en la medida de lo posible, de no desperdiciar recursos, de no tirar basura, etc. para aportar mi granito de arena a la causa, pero lamentablemente no es suficiente. Además, me parece injusto que se le deje solamente la responsabilidad de decidir a cada individuo y de alguna manera se premie a algunos y se castigue a otros, mientras que las grandes empresas, los productores reales de tanta basura y contaminación, siguen tan campantes y quitados de la pena llenándose los bolsillos a expensas del planeta. Esto es un problema sumamente serio que nos atañe a todos y lamentablemente a mucha gente no le interesa. Aunque Trump y demás escépticos digan que el cambio climático no es más que una falacia, lo cierto es que todos los días somos testigos de lo contrario. El planeta está cambiando y nos está pasando la factura. Al parecer todavía estamos a tiempo de revertir los daños, pero tenemos que empezar ya. Si no hacemos nada, estaremos condenados a la extinción, una extinción dolorosa y nada agradable. Preferiría una muerte rápida pero sin sufrir y no morir por inanición o por otra causa  lenta y dolorosa.

Pero además del cambio climático, tengo que lidiar con mi crisis existencial y un futuro incierto en todos los sentidos. Las nuevas generaciones no la tenemos nada fácil. Nos tocaron tiempos extremadamente difíciles. Los baby boomers están envejeciendo y con ellos la cifra de personas pensionadas aumenta exponencialmente. La carga para la población económicamente activa es cada vez más alta. Incluso dicen que nosotros ya no tendremos pensión. El retiro ya no es algo anhelado como antes sino algo que nos pone a temblar al pensar qué haremos cuando llegue ese momento. Pero no solamente el futuro es desolador; el presente tampoco pinta nada bien. Los sueldos en la actualidad son bajos, lo que repercute en el poder de compra de la gente y su calidad de vida. Las rentas y los créditos hipotecarios son altos y muchos no pueden acceder a comprar casa por lo mismo. La competencia laboral es feroz; ya no basta con tener un título universitario. Tal vez antes un título te permitía ganar bien, ya que no muchas personas podían ir a la universidad, pero en la actualidad eso ha cambiado ya que prácticamente cualquier persona puede hacerlo y a causa de eso la oferta supera a la demanda en muchos casos. El costo de la vida también es muy alto. Tener un auto sigue siendo un lujo para muchos. La comida, los servicios, el transporte, todo está carísimo y en muchos casos los ingresos no son proporcionales a los gastos. Hay mucha gente que vive al día, que se tiene que subemplear o recurrir al comercio informal para sobrevivir. Hay otros que viven endeudados porque el dinero simplemente no les alcanza. Es un círculo vicioso.





Si bien no es la única causa pero sí una de las que más influyen en todo lo anterior, la sobrepoblación ha hecho estragos en nuestra sociedad. Es un tema que afecta a la economía mundial, a la naturaleza, a todo y a todos. Y el panorama futuro no es nada alentador. Se pronostica que para el año 2100 la población se duplicará. Actualmente somos alrededor de 7 millones, así que hagan sus cuentas. Claramente nuestros abuelos no tenían televisión. Se tomaron muy literal eso de "Fructificad y multiplicaos", Génesis 9:7. Bueno, la verdad ya a estas alturas es inútil buscar culpables, eso no nos va a ayudar en nada. Lo que tenemos que encontrar son soluciones y pronto. No podemos darnos el lujo de postergarlo, de dejarlo para mañana. De lo contrario, no habrá un mañana.

Sé que al igual que yo, muchas personas sienten una carga pesada sobre sus hombros. No nos tocaron guerras o epidemias como a nuestros ancestros, pero nos tocó vivir en una época sumamente difícil en la que tenemos que luchar por nosotros mismos y por los demás. Y esto es lo que me da más coraje: que tengamos que pagar los platos rotos. En mi paso por esta vida, aún estoy conociéndome a mí mismo, buscando mi propósito de vida, en fin, pero ahora encima de todo eso vivo con la preocupación constante del futuro del planeta. Los pronósticos indican que el fin podría llegar incluso antes del año 2050. Yo esperaba morir de viejo y no porque ya no haya recursos a mi alrededor. Todavía no me puedo ir de este mundo, me faltan muchas cosas por hacer. No me siento pleno, no siento que haya hecho algo relevante o trascendente. Tal vez estemos destinados a desaparecer desde el principio de la historia de la humanidad y todo lo que hagamos por evitarlo o retrasarlo sea inútil, tal vez, solo tal vez. Pero mientras haya vida, hay esperanza y la esperanza es lo último que muere.

jueves, 4 de julio de 2019

Entre traiciones y secretos a voces

En las últimas semanas hemos visto y escuchado notas tanto en la televisión como en las redes sociales en torno a la conductora cubana Raquel Bigorra y el hígado de Daniel Bisogno. Este último protagonizó un escándalo al filtrarse unas fotos de él besándose con otro hombre en un antro gay. Y es que para los que no lo sepan, se ha dicho una infinidad de veces que Bisogno es gay, cosa que él siempre ha negado tajantemente. Debería hacerle mejor como Juan Gabriel cuando lo cuestionaban al respecto y decía que "lo que se ve, no se pregunta". Pero su homosexualidad siempre ha sido un secreto a voces, por lo cual no nos sorprende esta "noticia". Él más que nadie debería saber que ser una figura pública conlleva perder tu privacidad, por lo que llevar un bajo perfil es prácticamente imposible, máxime si le gusta frecuentar lugares públicos como antros o bares gays. Nunca falta quien le tome alguna foto o video en una situación comprometedora. Al parecer Bisogno se había cuidado bien las espaldas hasta esta última vez que lo cacharon. Pero lo peor del caso es que al parecer fue su ahora excomadre Bigorra quien lo delató al filtrar la foto a la prensa, supuestamente para recibir dinero de una revista de espectáculos. Y no solo eso, sino que además filtró detalles sobre el divorcio de Bisogno, cosa que él quería mantener en secreto. Este último se defendió en su programa de chismes y su televisora lo apoyó para que saliera bien librado. Sucede todo lo contrario  con la cubana, que la está pasando muy mal. Después de la situación con su excompadre, empezaron a salir otras personas que la acusaban de ser una intrigante, mentirosa, manipuladora, por mencionar solamente algunas acusaciones. Y todo esto ha contribuido para que su imagen se encuentre por los suelos en estos momentos. Se ha emprendido una campaña de desprestigio en su contra, si es que así se le puede llamar. En cuanto a lo de la foto, hasta donde yo sé, no se ha comprobado nada. Es la palabra del uno contra el otro. En cuanto a lo demás, pues ahí sí quién sabe. Dicen que cuando el río suena es porque agua lleva. Lo cierto es que solo ellos dos conocen lo que verdaderamente pasó.





Lo que más coraje me da de todo esto es que el Bisogno quedó como una víctima, como un mártir. Según se dice, Bigorra y Bisogno tenían problemas, a pesar de que supuestamente llevaban una buena relación que hasta terminó en compadrazgo. Pero la gota que derramó el vaso fue que según el Bisogno quería meterse con el esposo de su comadre y eso sí ya no se lo aguantó, por lo que decidió filtrar información suya a la prensa. Pero si es que ella lo hizo, la jugada le salió contraproducente porque ella quedó como la villana del cuento. Ya nadie le cree lo que dice, su palabra no tiene valor, su reputación es pésima y todo eso desacredita lo que ella dice para defenderse. Bisogno fue el ganón en todo el asunto porque los testimonios de otras personas que fueron afectadas por la cubana lo hacen ver como otra víctima más. Y no es justo. Este tipo se la ha pasado criticando, insultando y hablando mal de tanta gente que ya es hora de alguien le ponga un alto. El tipo me parece nefasto y es todo un hígado, pero la vida tarde o temprano nos cobra todo lo malo que hacemos. Salió bien librado de esta, pero el karma existe y ya le llegará su hora. 





De todo lo anterior, podemos aprender varias cosas:


  1. Ten cuidado de quienes te rodeas. A veces creemos conocer a las personas, pero luego resulta que no son como las creíamos, en el momento menos pensado te dan una puñalada por la espalda. Ten mucho cuidado a quienes les confías tus secretos.
  2. La importancia de la lealtad. Si en algún momento fuiste amigo o amiga de alguna persona y esta te confió algo y por x circunstancia dejan de ser amigos, no es ético, no es moral ventilar lo que en algún momento te confiaron. 
  3. Todo lo bueno o malo que hagas, se te regresa, sobre todo lo malo. Si siembras tormentas, cosecharás tempestades. Si escupes para arriba, tarde o temprano el escupitajo te caerá en la cara. 
  4. El  ser humano es egoísta por naturaleza. Si se siente atacado o acorralado, pensará primero en él mismo para defenderse antes que los demás. Así que si sabe algo de ti y no tiene escrúpulos, prepárate porque lo va a usar en tu contra. 
  5. Si vas a llevar una doble vida, usa el sentido común y no te expongas a situaciones que te puedan delatar. Ojo: no estoy avalando estas prácticas para nada, pero hay que ser inteligentes.
  6. Hay que pensar más con la cabeza y menos con el corazón, incluyendo relaciones amorosas o de amistad.

Espero que se acaben todos los dimes y diretes que giran en torno a los dos célebres personajes ya mencionados. Ya los veo hasta en la sopa y francamente me tienen harto. El periodismo de espectáculos existe, aunque nos resulte difícil de creer, pero todo esto que estamos viendo no es periodismo sino chismerío de vecindad. Es de las cosas que hacen ver mal al periodismo. En fin, veremos qué pasa en los próximos días/semanas. Au revoir!