A últimas fechas, me he convencido de que la teoría darwiniana de la supervivencia del más fuerte está directamente relacionada con el capitalismo. Los dueños de los bienes (los ricos) devoran como aves de rapiña a la clase trabajadora (los pobres) a fin de sobrevivir. Se valen de cualquier medio para engordar sus arcas aún más. No les importan los medios para conseguirlo. El fin justifica los medios. No existen la amistad, el amor, ni siquiera el más mínimo sentido de humanidad. Dinero, dinero, dinero. La ley de Herodes...o te ch"#$@s o te jodes. Amoralidad total.
Esta semana tuve dos disgustos enormes. Todo se resume a dinero. Primero, mi compañía de cable. Es increíble la cantidad de veces que he tenido que llamar por cobros injustificados que me están haciendo. De entrada, te amarran con contratos de uno o dos años. Si quieres cancelarlo, tienes que pagar una penalidad. Pero estos imberbes (por no decir otra cosa) siempre ven para su lado solamente. Me habían prometido que mi factura iba a ser de $104 (precios en dólares) mensuales aproximadamente. Al final del primer año, mi factura subiría $20 más. ¿Pues qué creen que pasó? Efectivamente estuve pagando $104 mensuales, pero al poco tiempo mi factura comenzó a subir. Los incrementos fueron graduales. Comenzaron siendo de $3, después de $5 y finalmente de $10. Fue aquí cuando empecé a quejarme. La compañía de cable alegó que son "ajustes" que se hacen por incremento en las rentas de los equipos, impuestos, etc. Pero me dijeron que ya no iba a aumentar. Así fue por otro corto perído, pero la gota que derramó el vaso fue cuando me aumentaron $32. ¡$32! ¡Eso ya era una burla! Y lo peor de todo es que ni siquiera se había cumplido el primer año. Esta vez sí estaba decidido a cancelar el servicio. Llamé y como era de esperar, me transfirieron de un lugar a otro y me la hicieron larga. Me echaron en cara el contrato. Tendría que pagar una penalidad por cancelar antes de tiempo. Yo les dije que ni siquiera ellos lo habían respetado y me salieron con explicaciones estúpidas. Total, a final de cuentas me ofrecieron respetar el precio. No pasaron ni dos meses, cuando me volvieron a aumentar el cobro. Esta vez me están cobrando $135. Llamé de nuevo, tuve que explicar mi situación más de una vez y tuve que fletarme casi una hora al teléfono. De nuevo pensé seriamente en cancelar, pero si lo hago en este momento tendría que pagar $120 y empezar todo el proceso con otra compañía. Había pensado en AT&T, aunque dicen que es la misma gata. Regresando al tema, Comcast (la compañía de cable con la que estoy y que es el mismísimo demonio) me ofreció otra oferta. Tengo que pagar $115 al mes, pero van a reducir la velocidad de mi Internet. Acepté y supuestamente iban a hacer el ajuste en mi factura actual para que en lugar de pagar $135 pague $115. Dijeron que lo harían dentro de 24 horas. Pues ya se cumplió el plazo y acabo de revisar y como lo imaginé, no han hecho el ajuste. Me dan náuseas solamente de pensar que tengo que llamar otra vez.
Otra compañía que se ha dedicado a robarme la tranquilidad es Molina, la compañía con quien tengo mi póliza de seguro médico. Como todos saben, en EE.UU. no existe un sistema de salud pública. Todo es privado. Es puro negocio. Regresando al tema, hace unas semanas no me sentía bien y decidí ir con el médico. Era domingo y mi médico de cabecera no trabaja ese día. Mi malestar no ameritaba ir a emergencias de un hospital, pero sí necesitaba ver a un médico pronto. Viajar a Monterrey estaba totalmente descartado por cuestiones de tiempo y dinero. Así que la única opción que me quedaba era esperarme hasta el lunes, llamar al consultorio y ver si era posible que me atendieran ese día o ir a otro lado. En EE.UU. existen unos lugares que se llaman urgent care centers, algo así como centros de cuidado urgente. Se trata de lugares donde proporcionan atención médica en casos que no son muy graves. La ventaja es que tienen horarios más flexibles que un médico regular. Muchos de estos centros están abiertos hasta tarde o incluso fines de semana. Así que ingresé al portal de Molina y busqué uno de estos lugares. El único que encontré que estaba abierto en domingo estaba retirado de mi casa, pero fui porque ya no soportaba mi malestar. Al finalizar la consulta, le pregunté a la doctora cuánto le debía y me dijo que nada, que la factura me llegaría a mi casa. Yo esperaba pagar $30 porque se supone que ése es el copago que me corresponde. Me pareció extraño, pero no le di importancia. Pues bien, semanas después me llega una factura por la cantidad de $164. Ah, y venía un mensaje que decía que mi aseguradora se negó a pagar porque no tenía la recomendación correspondiente de mi médico de cabecera. Así que llamé a servicio al cliente para quejarme. Me volvieron a decir lo mismo, que necesitaba que mi médico me refiriera. Les dije que eso solamente aplica cuando uno quiere ver a un especialista y éste no fue el caso. Me dijeron que me iban a enviar una carta con unas formas que tenía que llenar para apelar. A los pocos días me llegó la mentada carta. Llené la forma de apelación y tuve que escribir todo lo que pasó y adjuntar facturas y demás. Pasan unas semanas y recibo otra carta de Molina donde explican que mi apelación fue denegada y que yo y solamente yo soy responsable de cubrir el monto adeudado. Llamé para quejarme, pero no contaba con que solamente trabajan de lunes a viernes de 8 a 5. Ya podrán imaginarse mi rabia. Son una bola de mentirosos. Ponen información falsa en su página web. Sí acudí a ese centro de salud es porque venía en su lista de lugares autorizados. Incluso tengo la captura de pantalla que lo demuestra. Tal parece que mi último recurso es acudir a la Comisión de Seguros de Texas e iniciar un reclamo. Más papeleo, más burocracia, con lo que me gusta. Lo peor de todo es que yo soy el único afectado porque ese centro de salud me sigue cobrando. De hecho me volvió a caer otro cobro este fin de semana. Si no pago, tarde o temprano van a pasar mi deuda a un despacho de cobranza y me van a reportar a buró de crédito. La verdad no sé qué hacer.
Para que vean que no todo es miel sobre hojuelas en EE.UU. En México nunca tuve problemas con Cablevisión de la dimensión que los tengo con Comcast. Este último es una de las máquinas de joder más efectivas que existe. Te enganchan con precios promocionales, te amarran con contratos, te aumentan tu tarifa de la nada, no respetan contratos y después ya no hallas cómo zafarte. Y todo lo hacen porque pueden, porque la ley se los permite. Igual como la ley permite a las aerolíneas modificar sus tarifas a su antojo, igual que muchas otras cosas más.
Y la salud es puro negocio aquí. Por eso muchas personas quieren trabajar en estas áreas, porque se gana muy bien. Claro, ¿cómo no va a ser así si aquí por cualquier cosa te quieren cobrar un ojo de la cara? Y las aseguradoras son todas unas buenas para nada. Son unos usureros, unos aprovechados de lo peor. Pero volvemos a lo mismo, lo hacen porque la ley se los permite. Las leyes están diseñadas para beneficiar a las corporaciones, a los ricos, a los poderosos. A los demás mortales que nos parta un rayo.
Y ustedes, amigos, ¿qué experiencias han tenido al respecto? Au revoir!
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