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domingo, 19 de agosto de 2018

Genio y figura

Hay cosas que no cambian con el tiempo. Recuerdo que desde niño siempre he sido muy "preocupón". Una maestra que tenía en el kinder contribuyó en parte a eso. Fue la primera vez que comencé a experimentar ansiedad. Me daba terror tener que verla todos los días, tenía una personalidad muy fuerte. Ya sabemos que en el kinder realmente no aprendes muchas cosas más que empezar a socializar, a convivir con otras personas para cuando vayas a la primaria. Pero esta maestra de repente nos encargaba algunos trabajitos manuales, obviamente necesitábamos la ayuda de nuestros padres. Y esto me generaba una ansiedad terrible. Sufría el día anterior con lo que tenía que hacer. Mis papás me ayudaban como era lo lógico y siempre salí bien librado. Pero no podía evitar estresarme, preocuparme. Era una sensación horrible, algo que me oprimía el pecho. Tiempo después me enteré que mi papá había hablado con la maestra para externarle la situación por la que estaba pasando. La verdad no recuerdo haber visto un cambio en mi maestra, pero según mis padres sí lo hubo. Ella había dicho que era así para explotar mi potencial. No sé qué tan cierto haya sido eso, pero esa es otra historia en todo caso. 

Continué con mis estudios de primaria, secundaria, en fin, pero la situación simple y sencillamente no mejoró. Las tareas y los trabajos me generaban estrés, pero este aumentaba en temporadas de exámenes. Sufría lo indecible, en parte tal vez porque siempre quería obtener las mejores calificaciones. No es por presumir, pero siempre fui buen estudiante, aunque el costo fue muy alto. No se imaginan el grado de tensión por el que tenía que pasar cada vez que me preparaba para un examen. Creo que la situación se exacerbó cuando estuve en la universidad. La mayor parte de la carrera tuve beca por buenas calificaciones. Así que debía mantenerlas si es que quería cuidar mi beca. Eso sin contar con las expectativas de mis compañeros y otras personas que siempre esperaban que obtuviera buenas calificaciones. Las temporadas de exámenes y trabajos finales eran horribles. Mis niveles de estrés andaban por las nubes. Por más que trataba de relajarme, de tomar las cosas con calma, no podía. Era algo superior a mis fuerzas, algo innato en mí. Veía a mis compañeros tan relajados, tan quitados de la pena y realmente los envidiaba. Pero supongo que no todos somos iguales. ¡Rayos!






Palelamente a mis estudios así como después de finalizados, tenía que lidiar con el estrés en el trabajo. Mi trabajo como maestro de inglés realmente no fue tan estresante salvo por algunas excepciones. Pero cuando hice mis prácticas profesionales sufrí, sobre todo cuando estuve en Metalsa. Estuve unos meses en el área de Cuentas por pagar y mi jefe de ese entonces era una piedrita en el zapato. Pero no solamente él me estresaba sino también las cosas que tenía que hacer. Recuerdo que una vez un señor se fue de vacaciones por 2 semanas y 1 semana antes de irse me dio una capacitación exprés para enseñarme lo que hacía para que yo lo hiciera durante el tiempo que estuviera ausente. Esas 2 semanas las sufrí como no tienen idea. Cuando necesitaba ayuda o tenía alguna duda no había nadie que pudiera ayudarme porque nadie sabía qué hacer. Ese señor era el único que sabía hacer su trabajo. Así que tuve que arreglármelas y hacer lo mejor que podía como Dios me daba a entender. Sobreviví. Tiempo después hice prácticas en otra empresa, en esta ocasión fue en el departamento de Cuentas por cobrar. Fue estresante, pero menos que en la empresa anterior. En este último caso le debo mucho a las personas que me tendieron la mano, me ayudaron y me enseñaron mucho. Fue así como descubrí que no me gusta el área contable, no es lo mío.

Otros trabajos que he tenido han sido como agente de seguros y administrador de oficina. El primero lo odié a morir. Me daba pánico tener que levantarme todos los días para soportar a la bruja de mi compañera y tener que lidiar con clientes necios. El segundo tenía sus altibajos, pero en general fue una experiencia gratificante. En mi trabajo actual todo empezó bien, pero después se empezó a complicar un poco. Tengo que lidiar con clientes, lo cual es otra cosa que descubrí que tampoco me gusta. Pero en general estoy bien hasta ahora, voy a aguantar un tiempo ahí y después ya veremos. 

Me da risa cuando buscaba trabajo y siempre uno de los requisitos listados era trabajar bajo presión o cosas por el estilo. Si yo les contara a los reclutadores mis experiencias, no me contratarían en ningún lado. Les tienes que decir lo que quieren oír. No me voy a poner a contarles que siempre me estreso y me tensiono mucho, pero eso sí, siempre o, más bien la mayor parte del tiempo, he hecho bien las cosas. Me tensiono, es cierto, pero no es algo que me paralice y no me deje actuar. Quería aclararlo por si acaso. Siempre he sido así desde niño, es algo que no puedo evitar. Me dicen que no me estrese, que no me preocupe, que me relaje, pero no puedo. ¡No puedo! ¿Creen que me gusta vivir así? ¿Creen que me gusta estar estresado todo el tiempo? ¡Claro que no! No soy masoquista. Pero como ya dije antes, es algo superior a mí. Quisiera ser valemadrista, que no me importara nada, tomar la vida, el trabajo, todo con naturalidad, llevar una vida disipada, pero no se me da, me fue negado por los dioses. 




ya habrán podido darse cuenta, no soy bueno manejando el estrés. En el caso de la escuela y el trabajo, casi siempre he cumplido a cabalidad, pero el precio ha sido muy alto. Es cierto que a veces el estrés me ha sobrepasado, pero la mayor parte del tiempo he sido respetuoso con mis compañeros y superiores. No he dejado que interfiera en mi trabajo de una manera negativa. Pero el estrés ha afectado muchas áreas de mi vida también. Ha afectado mi apetito, mis patrones de sueño y hasta mis ganas de salir a divertirme, de hacer otras cosas en mi tiempo libre. Es una verdadera pesadilla. Todo mundo dice que el estrés es necesario y tal vez lo sea, pero no todos podemos manejarlo de la misma manera. Para muchos de nosotros es difícil lidiar con el estrés. Hacemos lo mejor que podemos aunque nos estemos consumiendo por dentro. Tal vez por lo mismo no he tenido pareja y me he abstenido de hacer otras cosas porque sobreanalizo todo. Soy muy perfeccionista (otro de mis defectos ¿o virtud?, no sé), siempre pienso hasta en el detalle más insignificante y eso me estresa, me genera ansiedad. Pienso en lo que ha pasado, en lo que pasa actualmente, en lo que pasará, en fin, pienso en todo. A veces me estreso y conozco la causa, otras veces no la conozco y me estreso más. Llego al punto de que me estresa estresarme. Es un círculo vicioso. 

Hay muchas personas que tienen otros defectos y se escudan bajo el argumento de que así son y que no cambiarán. Pero muchas de ellas ni siquiera lo han intentado. No es mi caso. Créanme que he tratado por todos los medios posibles remediar esta situación, pero todo ha sido inútil. Mi mamá se enoja conmigo porque me estreso y le digo que a como van las cosas creo que no dejaré de estresarme hasta que me muera. Es algo con lo que aprendes a vivir, aunque no es lo más sano. Pero mientras no le haga daño a nadie, mientras no afecte a terceros, no tiene por qué haber ningún problema. Lo malo es cuando tus defectos influyen en la vida de los demás de manera negativa. En fin, así nací y así me moriré. Genio y figura, hasta la sepultura. 

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