Estadios llenos, precios exorbitantes por boletos, locura total, fanatismo, bullying, ciudades paralizadas, programas deportivos al por mayor, restaurantes y bares abarrotados de gente expectante de cada juego, gente llorando, gritos, exaltaciones, vulgaridades, banalidades, peleas. Su causa: el futbol. El rey de los deportes (aunque así se le conoce al béisbol, no sé por qué). Un deporte que divide familias, afecta planes de cualquier tipo, sobre cuyo eje gira la vida de muchas personas. Es el tema de la oficina los lunes o el día siguiente siempre que hay un juego. Es el tema principal de grupos de WhatsApp y otras redes sociales. Todos los fines de semana es lo mismo. Y peor aún cuando hay liguilla o juegos internacionales. Todo es tan insoportable a veces.
Me gusta un poco el futbol, pero no es una parte importante de mi vida. Veo con asombro cómo hay tanta gente que se apasiona por él. Todos sus comentarios en redes sociales son sobre él. Que si x equipo ganó o perdió, que el marcador fue de tantos goles, que el rival no sé qué, que el árbitro esto o aquello. Y los programas deportivos. Un verdadero suplicio. Todo esto es lo que me molesta, lo que me resulta insufrible. No hay un solo día en que no se hable de futbol. Y si tienes cable, peor aún. Tantos canales deportivos en los cuales el tema el 90% del tiempo es el futbol. Si de por si ya con los programas que hay en la televisión abierta era más que suficiente, ahora uno tiene que fletarse más programas.
Todo esto no me molestaría si no me afectara directamente, pero todo lo que digo y pienso al respecto lo hago con conocimiento de causa. Recuerdo una ocasión que era mi cumpleaños e invité a familiares y amigos a mi casa para festejar. Pero no tomé en cuenta que ese día había un maldito juego de futbol entre Rayados y Tigres (equipos locales de Monterrey) y gracias a eso algunas personas no fueron, otras llegaron tarde y las que sí llegaron a tiempo querían ver el juego. Me parece una falta de respeto que vayas a la casa de alguien y salgas con esas cosas. No te invitan a ver un juego, te invitan a un cumpleaños u otra cosa y estando en casa ajena, no puedes imponer tu voluntad. No puedes ser tan inconsciente a tal grado de modificar los planes del anfitrión a tu conveniencia.
Otro aspecto insufrible es la enorme cantidad de programación en torno al futbol. Estoy harto de llegar a mi casa y ver esos malditos programas con sus insulsos comentaristas. Eso entre semana y los fines de semana los juegos. Escuchar los gritos de los vecinos cada vez que algún equipo anota un gol. Y el aberrante grito de ¡gooooooooooooool! en la televisión es igual de insoportable. Y no te salvas si vas a un restaurante. De hecho, ir a un restaurante cuando hay juego es impensable. Obviamente si tu intención no es ver el juego. Pero si tu intención es pasar un rato tranquilo, comer algo y platicar con tu compañía, elige un lugar donde no haya televisión.
Y gracias a las redes sociales, la gente tiene más medios para expresarse. Siempre que hay un juego veo comentarios al respecto por todos lados en Facebook y WhatsApp. Soy miembro de un grupo con excompañeros de la universidad donde el futbol es el tema principal. De haber sabido esto, probablemente no me habría unido. Todos los días es lo mismo. Memes, burlas, comentarios repetitivos, polémica barata...Por eso casi siempre desactivo las notificaciones y hasta he pensado en abandonarlo.
Si la gente se diera cuenta de que hay cosas más importantes, más trascendentes. No me lo tomen a mal, pero a veces todo esto raya en lo ridículo. Con cierta vergüenza, debo admitir que alguna vez pagué precios algo elevados por asistir a un juego y que me dejé llevar por el "sentimiento" pero no a tal grado de llegar al fanatismo. Ahora me arrepiento porque me he dado cuenta que todo ello no conduce a ninguna parte. Los jugadores ganen o pierdan siguen cobrando un sueldo y tan felices como siempre, es un trabajo como cualquier otro. Los únicos que perdemos somos nosotros. Perdemos dinero, tiempo e ilusiones. Puede sonar trágico, pero no dista de la realidad. Por un partido de futbol, la gente es capaz de faltar a un compromiso o de llegar tarde. Por un partido de futbol, la gente es capaz de regalar su carro. Por un partido de futbol, la gente es capaz de hacer tantas cosas estúpidas. ¡Ya basta!
También me parece un poco contradictorio por parte de mucha gente que conozco que siempre critican a Televisa, la televisión abierta, el gobierno y tantos otros aspectos de la sociedad, pero a la hora de la hora están en el estadio o pegados al televisor viendo un juego. Bien dicen que al pueblo, pan y circo. Mucha de esta gente que menciono son padres de familia y como tales deberían poner el ejemplo. ¿Qué le están enseñando a sus hijos? Les están enseñando a apasionarse por algo que no vale la pena, por algo superfluo. El futbol es una mafia, no es la excepción. Es un secreto a voces que algunos partidos son amañados. El señor dinero no podía dejar de hacer acto de presencia.
Entiendo que para algunos puede representar una ilusión. Todos tenemos ilusiones o por lo menos deberíamos tenerlas. Pero cuando todo se convierte en fanatismo, en una obsesión, estamos hablando de un problema serio. No puedes dejar que el futbol domine tu vida. Les podrá parecer exagerado de mi parte, pero pónganse a pensar seriamente sobre ello. ¿Alguna vez han tenido que cambiar sus planes por un mísero partido de futbol? Si la respuesta es sí, me estarás dando la razón.
Lamentablemente, los medios no ayudan mucho que digamos. Como dije anteriormente, hay tantos programas deportivos que la lista es interminable. Futbol las 24 horas del día. Notas en periódicos e Internet para todos. Las redes sociales que indirectamente echan fuego a la hoguera. Por más que uno quiera cerrar ojos y oídos, es prácticamente imposible. La única solución que veo es cambiar nuestra cultura. Tarea difícil, cierto, pero no imposible. Comencemos por enseñarle a nuestros hijos las dimensiones correctas de las cosas. Concientizarse de que todo no es más que un juego. Que no se convierta en una religión como en Argentina y a últimas fechas en México.
Bueno, amigos, es todo por hoy. Me retiro a descansar que ha sido un día un poco ajetreado. Au revoir!
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