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domingo, 19 de marzo de 2017

Políticamente correcto

Tan iguales y tan diferentes a la vez. Así es la raza humana. "Cada cabeza es un mundo", decía mi abuela. Y es cierto. No todos compartimos los mismos puntos de vista sobre la vida y es respetable. Precisamente por eso hay temas como la política y la religión que a veces es mejor no tocar, por lo menos en reuniones sociales. Y es que por naturaleza, tendemos a defender nuestro punto de vista e incluso convencer a los demás de que nosotros estamos en lo correcto, lo cual puede desencadenar situaciones poco agradables o indeseables. En ese afán de evitar ofender a los demás, es donde entran los eufemismos, primos de lo "políticamente correcto". Este lenguaje políticamente correcto nace de la necesidad de la diplomacia, de expresarnos sin agredir a terceros. Aunque a veces esto resulte contraproducente.





Hace unos días tuve un debate con unos compañeros de un chat al que pertenezco. El tema era si los indígenas mexicanos tienen la misma sangre que los indios nativos de EE.UU. Dentro del debate, salió a colación el tema de los afroamericanos. No voy a entrar en detalles, menciono esto porque cuando yo expresé mi opinión al respecto, usé el término "gente de color". Inmediatamente otro de los participantes se exaltó y comenzó una diatriba. 

Primeramente, quiero señalar que en ningún momento dije lo que dije con mala intención. Más bien, lo atribuyo al afán que tenemos de evitar ofender a los demás con nuestras palabras. Para muchos, la palabra "negro" es ofensiva, discriminatoria, peyorativa. Por eso empleamos términos como: gente de color, afroamericanos, morenos, etc. Todo menos negro. Y no porque sea negativo pertenecer a esa raza. Simplemente tenemos miedo de ofender a alguien. Aunque por lo visto uno nunca queda bien, como me pasó a mí. Supongo que es algo que varía de cultura en cultura, inevitable.




Por lo regular soy partidario de llamar a las cosas por lo que son. Aunque a veces los eufemismos son tan comunes que se convierten en algo normal para nosotros. Por eso llamamos invidentes a los ciegos, personas con capacidades diferentes a las personas con alguna discapacidad, personas de la tercera edad a los ancianos, en fin. No tengo ningún problema con eso. Pero negro es una palabra que me cuesta decir. 

Muchos dicen que los eufemismos no deberían existir, que solamente encubren la verdad, que lo políticamente correcto no es más que hipocresía. Alegan que es excluyente, absurdo e innecesario. Que solamente agregan más términos innecesarios a nuestro vocabulario. Puede ser. Pero no creo que sea del todo malo. Al contrario, éstos enriquecen nuestro vocabulario. ¿Por qué debería existir una sola palabra o frase para expresar algo?

Yo creo que el verdadero problema de fondo es que nos hemos vuelto demasiado sensibles. Nos ofendemos por todo, nada nos parece bien. Si no compartes mi opinión sobre la homosexualidad, eres homofóbico. Lo mismo sucede con el racismo, la xenofobia, el machismo y tantos temas más. Pensamos que los demás son unos intolerantes. Nos preguntamos cómo es posible que no compartan nuestra opinión. Nos creemos dueños de la verdad absoluta. Estamos a favor de la libre expresión, pero cuando los demás expresan un punto de vista contrario al nuestro, nos molestamos por ello. Eso sí se me hace hipocresía.




Esta "hipersensibilidad", por llamarla de algún modo, ha puesto el mundo de cabeza. Vemos censura en la tv, en los medios impresos, en nuestra manera de hablar. Hay tabúes que perduran. Nuestros oídos castos no pueden escuchar palabras como prostituta, por eso preferimos el término sexoservidora. En estos casos sí estoy en contra de los eufemismos. Prefiero mil veces decir aborto que embarazo interrumpido, o masturbación en lugar de autoestimulación sexual o gordo en lugar de persona con sobrepeso. Como he dicho antes, no todo es blanco o negro, existen matices. Usar eufemismos en estos casos sí es engañarse a uno mismo en mi opinión.

Si bien es buena la intención de lo políticamente correcto, éste debe ir a la par con nuestras acciones. De nada sirve que nuestras palabras sean suaves y que no ofendan si nuestras acciones no corresponden de igual manera. Si no respetamos a los ancianos, a las mujeres, a todo individuo en general, nuestro lenguaje vale un reverendo cacahuate. Congruencia, señores.

Se me olvidaba. En la mañana vi un meme en una página de Facebook que sigo y mucha gente pegó el grito en el cielo, me los imagino rasgándose las vestiduras y lacerándose por ver algo tan escandaloso, tan mórbido. De veras que tal parece que mucha gente ya no tiene criterio. Todo lo critican, todo lo juzgan, todo lo malentienden. Es cierto que hay memes inapropiados o que están totalmente fuera de lugar, pero hay muchos otros muy buenos que nos alegran el día y que son totalmente inofensivos. A veces creo que hay gente que solamente se dedica a buscar qué hay en Internet para criticarlo, empezando por los memes. Todo está mal según ellos. Más bien, yo creo que ven moros con tranchetes. En fin, cada quien.

En un mundo utópico, todos podríamos expresarnos libremente sin preocuparnos por ofender a los demás. Lamentablemente, la realidad es muy distinta. Ya que no todos pensamos igual, habrá personas que se ofendan por cosas que a otras les da igual. Si dices negro, se ofenden porque dicen que eres racista. Si dices moreno o gente de color, se ofenden porque dicen que no te atreves a llamar las cosas por su nombre y que usas eufemismos porque asumes que ser negro es algo negativo. Ni para donde hacerse. Quedas bien con unos, pero eres de lo peor para otros.

¿Y ustedes qué opinan? ¿Creen que la sociedad abusa de los eufemismos y el lenguaje políticamente correcto? Au revoir!

domingo, 12 de marzo de 2017

Paupérrima riqueza

"El dinero no lo es todo, no compra la felicidad..." es una frase tan vieja y tan trillada que estoy seguro de que los antiguos egipcios la conocían a la perfección. Incluso me atrevería a afirmar que data de mucho antes. Aunque lo importante en sí no es saber quien inventó semejante falacia sino entender lo disparatada que es la idea misma. Mucha gente la repite sin tener plena conciencia de lo que están diciendo, engañándose a sí mismos. No hay nada más falso que decir que el dinero no es importante. La verdad es que los únicos que lo dicen son, irónicamente, los que no tienen dinero. No conozco a ningún rico que diga que el dinero no es importante. Francamente, creo que esta frase es solamente un consuelo, una excusa para no sentirse tan mal con uno mismo, para tratar de asimilar la realidad propia, para no volverse loco.

El dinero es tan importante que por él se han hecho guerras, se ha matado a personas, se han destruido familias, amistades...El mundo gira en torno a él. El dinero es hermano del poder. El dinero ha sido parte importante en las decisiones de gobiernos, de empresas, de familias, de individuos. Es un tema que simple y sencillamente no se puede dejar de lado. Prueba de ello son tantos refranes y referencias a él: "Con dinero baila el perro", "Cuando el hambre entra por la puerta, el amor sale por la ventana", "Dinero llama dinero", "Cuentas claras, amistades largas", "A la mujer ni todo el amor ni todo el dinero", en fin, son tantos que no podría enumerarlos todos aquí. 

Tal vez suene materialista de mi parte, pero no estoy de acuerdo con la idea de conformarse con lo que uno tiene. Sí, agradécele a Dios, a la vida o a quien quieras por lo que tienes, pero no tiene nada de malo querer tener más. No es pecado querer tener una casa grande, un coche nuevo, ropa de marca, viajar, disfrutar la vida sin reservas. Que tu situación económica te duela, que te inspire a cambiar, a tomar otro rumbo. Lo malo es cuando se vuelve una obsesión, pero es un riesgo inevitable que no todos estamos dispuestos a enfrentar. El dinero en sí no es malo, sino el uso que se le dé. Puede ser un medio para hacer el bien o el mal, pero eso depende de quien lo posea.




Es cierto que hay gente acaudalada que padece una enfermedad incurable o difícil de tratar, pero gracias al dinero que tienen pueden visitar hospitales especializados, ver médicos de renombre, someterse a tratamientos diversos...todo lo cual no se podría hacer sin dinero. Y créanme que esto no sólo aplica a países tercermundistas, incluso en países como EE.UU. podemos ver la necesidad de contar con dinero para costear todos los gastos en que se debe incurrir. Eso es tema aparte. Regresando a lo que nos interesa, mucha gente dice que para qué se quiere dinero si éste no puede comprar la salud o la felicidad. Pero volvemos a lo mismo, me parece una excusa patética. Con el dinero que se tiene se podría dejar protegida a la familia en caso de muerte o ayudar a alguien más. En otras palabras, no estorba. Al contrario, tenerlo ayuda y mucho.

Hablo con conocimiento de causa. Sería una mentira decir que viví en la miseria, pero sí me he visto afectado por la falta de dinero. Por muchos años tuve que soportar una situación familiar más que indeseable. De igual forma, no pude estudiar donde quería así que tuve que ir a una universidad pública, lo cual siempre había sido mi última opción. Trabajé y obtuve una beca y eso me ayudó, pero eso no me quita el mal sabor de boca. No les cuento todo esto con el afán de verme como víctima, sino para que entiendan que el dinero puede marcar la diferencia. Nos guste o no, el factor dinero siempre importa. Ya sea que te vayas a casar, a decidir donde vivir, a decidir donde viajar, a decidir donde trabajar, etc., no se puede ignorar el factor dinero. Hasta los grandes intelectuales como Buñuel sufrieron por la falta de éste. Muchas de sus películas se filmaron en situaciones un tanto precarias. No siempre se puede vivir por amor al arte.



               



A pesar de todo lo anterior, creo que deben existir límites para conseguirlo. Para bien o para mal, tengo demasiados escrúpulos y hay cosas que no me atrevería a hacer por nada del mundo. Dicen que nunca digas "de esta agua no beberé", pero me atrevo a decir que nunca vendería drogas, ni me prostituiría ni le vendería mi alma al diablo (o a quien quieran, mi alma es mía y nada más). La vida es demasiado corta para malgastarla en cosas así. Pero eso no quiere decir que el dinero no sea una meta en mi vida.

Sin meternos en rollos de religión, no se trata de endiosar al dinero, sino de dejarnos de ideas arcaicas y entender que el dinero sí es importante. Si no lo quieres ver como una meta, visualízalo como un medio que puede hacer tu vida y la vida de los que te rodean mucho mejor. Tal vez el dinero no compre la felicidad, pero yo prefiero llorar a bordo de un Ferrari estacionado en una villa en Italia. Au revoir!

domingo, 5 de marzo de 2017

Su cuenta ha sido bloqueada

Con los avances de la tecnología, ahora es más común que la gente tenga un correo electrónico, un teléfono inteligente, aplicaciones al por mayor, en fin. Lo cual a su vez significa más contraseñas. Antes, solamente tenía que recordar mi NIP de 4 dígitos para poder realizar transacciones con mi tarjeta de débito, pero eso ha cambiado. Ahora no solamente debo recordar eso sino también las contraseñas de mis correos electrónicos, de mi portal de banco en línea, de los portales en línea que empleo para pagar diferentes servicios, de las aplicaciones que uso en mi teléfono inteligente, de mis redes sociales y la lista sigue y sigue. Es caótico. 




El meollo del asunto es que no puedo usar la misma contraseña para todo. Si así fuera, mi vida sería mucho más sencilla. Les pongo un ejemplo. Cada mes debo realizar el pago de mi seguro médico. Podría hacerlo por teléfono, pero es sumamente tedioso y prefiero hacerlo por Internet. El problema es que en más de una ocasión me han bloqueado la cuenta por ingresar una contraseña incorrecta. Yo juraba y perjuraba que había ingresado la contraseña correcta, pero tal parece que no fue así. Así que tengo que contestar las preguntas de seguridad y restablecer mi contraseña...solamente para volver a cambiarla el mes siguiente.

La situación se agrava cuando se trata de páginas o aplicaciones que casi no utilizas. Por ejemplo, desde hace un tiempo tengo una cuenta en Mega (el reemplazo de Megaupload). Esto del almacenamiento en la nube es verdaderamente una maravilla. Como tengo bastantes archivos de video, tendría que comprar demasiados discos duros externos. Así que los almaceno en Mega. Esto no es algo que hago todos los días, a veces pasan meses sin tocar Mega. Pero cuando quiero ingresar a mi cuenta, ha habido veces que batallo porque la contraseña está larguísima y es una combinación extraña que tuve que hacer debido a las políticas de la página. Lo mismo me ha sucedido cuando trato de pagar la electricidad en la página de Reliant, cuando trato de ingresar a la página de healthcare.gov, cuando trato de hacer efectiva la garantía de algún producto que compré...Es un verdadero suplicio. 




¿Por qué no puedo tener una contraseña única? Comprendo que las contraseñas no pueden ser tan sencillas en un mundo donde existe tanto sinvergüenza que roba en la red, pero creo que se van al otro extremo. Cada vez que creas una contraseña nueva, ésta debe incluir mayúsculas y minúsculas, números, caracteres especiales, la sangre de una virgen, un pelo de gato negro, una referencia histórica, un ojo de dragón y muchas cosas difíciles de conseguir. Bueno, tal vez estoy exagerando un poco pero no me dejarán mentir cuando digo que le complican demasiado las cosas a uno. No solamente se las complican a los delincuentes sino a nosotros también. 




Algunos celulares como los Samsung cuentan con un botón que lee tu huella digital y con eso puedes ingresar a tu celular o aplicaciones sin necesidad de tener que escribir una contraseña. Pero si el botón está aunque sea un poquito sucio, el celular no leerá tu huella. A veces resulta contraproducente porque ni siquiera limpiando el botón puedo ingresar, me marca error. Así que termino escribiendo la contraseña de todos modos.

He pensado en crear un archivo de Excel para guardar todas mis contraseñas (sí, soy un nerd). Entre Google, Facebook, Twitter, Microsoft, Mega, foros de Internet y demás sitios, creo que no tengo alternativa. Qué se le va a hacer.

Y ahora me despido porque tengo que aprovechar las últimas horas de mi domingo. ¿Cuáles son sus opiniones al respecto? Au revoir!