Nadie es indispensable en una empresa. Ésa es la realidad. Te exprimen hasta más no poder, te explotan, te quitan tus mejores años, te utilizan como una mercancía más, no se preocupan por ti en los más mínimo. El día que ya no les sirvas se deshacen de ti sin miramiento alguno. Lo digo con conocimiento de causa. Lo he visto, he sido testigo y víctima del capitalismo en su máxima expresión. Alguna vez fui tan estúpido para creer que el capitalismo era el mejor modelo económico, pero ahora tristemente me doy cuenta de que no es así. El capitalismo es sinónimo de explotación. No distingue entre recursos humanos y materiales. Las personas somos consideradas como un insumo más. Somos desechables.
Las empresas no pueden concebir que uno tiene una vida paralela a la vida en el trabajo. Tal parece que no saben que uno desempeña diversos roles en esta vida: somos hijos, hermanos, padres, alumnos, amigos, confidentes, en fin. Típico que tienes hora de entrada, pero no así hora de salida. Sales tardes, llegas cansado a la casa, sin ánimo de hacer nada. Prácticamente llegas, cenas y a dormir que te espera una larga jornada al día siguiente.
Es toda una odisea pedir un permiso para llegar tarde o salir temprano, a veces incluso aunque sean vacaciones a las que tienes derecho. Diseñan políticas que dificultan el proceso. Y el tiempo muchas veces lo tienes que recuperar saliendo tarde o trabajando el fin de semana. Me sé ese cuento de memoria.
Si llegas a tener un accidente en el trabajo, al menos en EE.UU., te la hacen cardíaca para darte incapacidad y pagarte el tiempo que no estés trabajando. Te hacen llenar un papeleo interminable, te traen del tingo al tango viendo a especialistas, recorriendo hospitales, enviando correos electrónicos, hablando por teléfono... Las aseguradoras están coludidas con las empresas y los médicos para que no te recuperes por completo y regreses a trabajar lo antes posible para ya no tener que seguir gastando. Es un sistema podrido, asqueroso, diseñado para beneficiar a todos menos al empleado afectado. Regresas a trabajar porque no tienes otra alternativa y después sale contraproducente porque como no estabas recuperado del todo, te lastimas y la situación es peor que al principio. Y como aquí es carísima la atención médica, tenemos que ir a México a operarnos o sujetarnos a las reglas diabólicas de las aseguradoras/empresas.
Cada vez es más común que las empresas ya no te den la planta. Te contratan como externo, por contratos y todo con el fin de ahorrar dinero. Ya no te ofrecen prestaciones o éstas son paupérrimas. Trabajar en Cervecería o Cemex o cualquier otra empresa grande ya solamente da "prestigio" pero de ahí en fuera, ya no es como en los tiempos de antaño. Horarios insufribles, condiciones de trabajo injustas. Quieren que seas titulado, que hables inglés o hasta un tercer idioma, que manejes no sé cuántos programas, que tengas disponibilidad de horario (eufemismo para decir que tienes que estar disponible para trabajar cuando les dé la gana), pero quieren pagar un sueldo miserable que muchas veces te ves forzado a aceptar porque no conseguiste algo mejor. Además, muchas veces encima de que trabajas en algo que no te gusta, tienes que soportar jefes estúpidos (¡qué tino tienen las empresas para darles jefaturas a idiotas en toda la extensión de la palabra!) que te hacen la vida de cuadritos.
Se llega a terminar el trabajo y no les importa cuánto tiempo hayas trabajado para ellos, los años de tu vida que les dedicaste, los sacrificios que tuviste que hacer para cumplir con tu trabajo. Si ya no les sirves, se deshacen de ti. Para ellos lo único que importa es el dinero. Por eso ya no ofrecen prestaciones, por eso recortan personal, por eso cierran las plantas y se van a China u otros países donde la mano de obra y los materiales son más baratos. Y nosotros que nos freguemos.
No vale la pena casarte con ninguna empresa. No dudo que haya unas cuantas que valgan la pena, pero estoy convencido de que las puedes contar con los dedos de la mano. Date tu lugar, ve por ti mismo, defiéndete de las injusticias que cometen estos monstruos insaciables. Ellos no van a ver por ti cuando estés viejo o enfermo. Les das tus mejores años y ellos al final solamente te darán una patada por detrás. Si ellos solamente ven por ellos mismos, ¿por qué no hemos nosotros de hacer lo mismo?
Bueno, amigos, es todo por hoy. ¿Y ustedes qué opinan? Au revoir!