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sábado, 31 de octubre de 2015

La avaricia de las empresas

Nadie es indispensable en una empresa. Ésa es la realidad. Te exprimen hasta más no poder, te explotan, te quitan tus mejores años, te utilizan como una mercancía más, no se preocupan por ti en los más mínimo. El día que ya no les sirvas se deshacen de ti sin miramiento alguno. Lo digo con conocimiento de causa. Lo he visto, he sido testigo y víctima del capitalismo en su máxima expresión. Alguna vez fui tan estúpido para creer que el capitalismo era el mejor modelo económico, pero ahora tristemente me doy cuenta de que no es así. El capitalismo es sinónimo de explotación. No distingue entre recursos humanos y materiales. Las personas somos consideradas como un insumo más. Somos desechables.






Las empresas no pueden concebir que uno tiene una vida paralela a la vida en el trabajo. Tal parece que no saben que uno desempeña diversos roles en esta vida: somos hijos, hermanos, padres, alumnos, amigos, confidentes, en fin. Típico que tienes hora de entrada, pero no así hora de salida. Sales tardes, llegas cansado a la casa, sin ánimo de hacer nada. Prácticamente llegas, cenas y a dormir que te espera una larga jornada al día siguiente.


Es toda una odisea pedir un permiso para llegar tarde o salir temprano, a veces incluso aunque sean vacaciones a las que tienes derecho. Diseñan políticas que dificultan el proceso. Y el tiempo muchas veces lo tienes que recuperar saliendo tarde o trabajando el fin de semana. Me sé ese cuento de memoria.



Si llegas a tener un accidente en el trabajo, al menos en EE.UU., te la hacen cardíaca para darte incapacidad y pagarte el tiempo que no estés trabajando. Te hacen llenar un papeleo interminable, te traen del tingo al tango viendo a especialistas, recorriendo hospitales, enviando correos electrónicos, hablando por teléfono... Las aseguradoras están coludidas con las empresas  y los médicos para que no te recuperes por completo y regreses a trabajar lo antes posible para ya no tener que seguir gastando. Es un sistema podrido, asqueroso, diseñado para beneficiar a todos menos al empleado afectado. Regresas a trabajar porque no tienes otra alternativa y después sale contraproducente porque como no estabas recuperado del todo, te lastimas y la situación es peor que al principio. Y como aquí es carísima la atención médica, tenemos que ir a México a operarnos o sujetarnos a las reglas diabólicas de las aseguradoras/empresas.




Cada vez es más común que las empresas ya no te den la planta. Te contratan como externo, por contratos y todo con el fin de ahorrar dinero. Ya no te ofrecen prestaciones o éstas son paupérrimas. Trabajar en Cervecería o Cemex o cualquier otra empresa grande ya solamente da "prestigio" pero de ahí en fuera, ya no es como en los tiempos de antaño. Horarios insufribles, condiciones de trabajo injustas. Quieren que seas titulado, que hables inglés o hasta un tercer idioma, que manejes no sé cuántos programas, que tengas disponibilidad de horario (eufemismo para decir que tienes que estar disponible para trabajar cuando les dé la gana), pero quieren pagar un sueldo miserable que muchas veces te ves forzado a aceptar porque no conseguiste algo mejor. Además, muchas veces encima de que trabajas en algo que no te gusta, tienes que soportar jefes estúpidos (¡qué tino tienen las empresas para darles jefaturas a idiotas en toda la extensión de la palabra!) que te hacen la vida de cuadritos.


Se llega a terminar el trabajo y no les importa cuánto tiempo hayas trabajado para ellos, los años de tu vida que les dedicaste, los sacrificios que tuviste que hacer para cumplir con tu trabajo. Si ya no les sirves, se deshacen de ti. Para ellos lo único que importa es el dinero. Por eso ya no ofrecen prestaciones, por eso recortan personal, por eso cierran las plantas y se van a China u otros países donde la mano de obra y los materiales son más baratos. Y nosotros que nos freguemos.




No vale la pena casarte con ninguna empresa. No dudo que haya unas cuantas que valgan la pena, pero estoy convencido de que las puedes contar con los dedos de la mano. Date tu lugar, ve por ti mismo, defiéndete de las injusticias que cometen estos monstruos insaciables. Ellos no van a ver por ti cuando estés viejo o enfermo. Les das tus mejores años y ellos al final solamente te darán una patada por detrás. Si ellos solamente ven por ellos mismos, ¿por qué no hemos nosotros de hacer lo mismo?



Bueno, amigos, es todo por hoy. ¿Y ustedes qué opinan? Au revoir!

domingo, 18 de octubre de 2015

De La rosa de Guadalupe y otras fantasías

En mi publicación anterior, escribí sobre la aberración de las narcoseries y su maldita proliferación. Pero aparte existe otro tipo de programas que también inunda nuestras pantallas, basados en la "vida real". Particularmente, me centraré en un  programa que para mal de todos ha estado al aire durante casi 7 años: La rosa de Guadalupe.




Para comenzar, quiero aclarar que no tengo nada en contra del catolicismo ni sus seguidores y que respeto las creencias religiosas de cada persona. Mi crítica es exclusivamente acerca del programa. Una vez aclarado este punto, quiero expresar mi frustración por la transmisión de programas como éste. Quisiera saber qué se fuman los que escriben los libretos para este bodrio. Se supone que están basados en casos reales, pero los abordan de una manera tan ridícula que no cumplen con su cometido. La manera de hablar de los personajes ("está del uno", ¿quién demonios dice eso?) es más que inverosímil. La actuación es pésima, por decir lo menos. La dirección deja mucho que desear. La producción es de menos de 3 pesos. El desenlace de cada historia, predecible y hasta aburrido. Los protagonistas rezan a la imagen de la Virgen de Guadalupe, ella les envía una rosa blanca y al final todo se resuelve. ¿Así o más fumado? Como serie dramática nos queda a deber. Si fuera un programa de comedia, TODO sería entendible, pero éste no es el caso.

Entiendo que el presupuesto no dé para más, pero todos los que están detrás de la realización de esta "serie" se van al extremo de hacer las cosas lo peor posible. Soy consciente de que muchos de los actores son nuevos o que son actores que nunca destacaron en sus carreras y se ven forzados a participar en este tipo de producciones, pero que no abusen. ¿Creen que la gente es estúpida? Los espectadores merecemos mejores contenidos, programas basados en ideas inteligentes, en fin.  Se aprovechan de las creencias de la gente para vender este programa al por mayor.

Durante muchos años se transmitió un programa titulado: Mujer, casos de la vida real. Si bien, muchas veces este programa era insufrible y soso, era mucho mejor que La rosa... Ese programa tenía actuaciones decentes, algunas veces hasta buenas o muy buenas. Salían actores conocidos y con trayectoria, a veces también salían actores que comenzaban a picar piedra, pero en mi opinión, creo que la mayoría de los capítulos fueron bien logrados. Aunque eran casos de la vida real, no dudo que muchas veces les agregaban cosas de su cosecha, pero con todo y todo, no caían en exageraciones como La rosa... Es lógico después de todo, porque detrás de Mujer... estaba Silvia Pinal, odiada por muchos, pero eso no demerita su trabajo.

No puedo ni podré entender, por más que me expliquen o traten de convencer, aunque fuera iluminado y alcanzara el Nirvana, cómo es posible que este programa lleve tanto tiempo al aire. No contentos con eso, los altos mandos de las televisoras nos endilgan este programa hasta el cansancio. Desconozco cuántas veces transmitan este bodrio en otros países, pero al menos en EE.UU. lo transmiten a diario y en diferentes canales. Y para empeorar todo, ¡los sábados lo transmiten hasta 3 horas seguidas! Ahora sí que aplica lo de "¡que alguien me explique!" (el por qué de la existencia y transmisión de este programa). Ya nada más falta que Netflix compre los derechos. Sería un verdadero colmo.

Todo el programa es malo. No tiene nada de rescatable. No es mala la idea de querer hacer programas basados en casos reales, pero no lo abordan de la manera correcta. Más parecen parodias o malas copias de comedias. No me extrañaría en lo absoluto que los franceses consideraran que este programa tiene tintes surrealistas...digo, si lo mismo pensaban acerca de las películas de el Santo...pero ésa es otra historia.

Ruego encarecidamente que desaparezca este programa y no quede vestigio alguno. Que su recuerdo sea erradicado de la memoria de todos los que alguna vez lo vimos. Que sus realizadores se arrepientan de haber creado algo así y compensen a la humanidad con creces. No hay que perder la fe.


domingo, 11 de octubre de 2015

De narcoseries y sus aberraciones

Lo de hoy son las narcoseries. Es lo que vemos en la televisión todos los días. Títulos como: La reina del sur, El señor de los cielos, Camelia, la texana y Sin tetas no hay paraíso no nos son desconocidos. Hace unos años que comenzó esta deleznable moda de producir series donde los narcotrifacantes son los protagonistas. Escudándose bajo el argumento de que es nuestra realidad, los productores de televisión se han encargado de bombardearnos con estas historias. Si antes no conocías a un narcotraficante, ahora lo conoces porque lo conoces. Y es que lamentablemente es inevitable. Y más si tus amigos y compañeros de trabajo se la pasan hablando acerca de lo que pasó el día anterior en El señor de los cielos...

Y hablando de El Señor de los cielos, me parece espeluznante que ya tenga una tercera temporada. ¿Qué es lo que sigue? ¿El señor de los cielos: la nueva generación? ¿El señor de los cielos: reloaded? No me parece nada descabellado pensar que los ejecutivos de las diferentes televisoras tengan entre sus planes alargar este suplicio.




Si no me equivoco, todo comenzó con La reina del sur, basada en la obra literaria de Arturo Pérez-Reverte. La historia fue un suceso en varios países y catapultó la carrera de su protagonista. Todos los días la gente estaba al pendiente de lo que pasaba en cada episodio. Verdaderamente fue una revolución. Lenguaje soez, escenas más que cargadas de erotismo, criminales plasmados en una producción televisiva...fueron como un imán que atraía grandes cantidades de audiencia. Las televisoras se dieron cuenta de ello y vieron una oportunidad de negocio que no podían dejar escapar. Y es que el morbo vende. A las televisoras no les importa exhibir nuestra realidad o crear consciencia en la población; a otro perro con ese hueso. Lo que a ellos les importa es seguir llenando sus bolsillos. 

A La reina del sur le siguieron otras historias con tramas similares: narcotraficantes que burlaban a la justicia, prostitutas relacionadas con los narcotraficantes, la complicidad del gobierno con los narcotraficantes, en fin...Estas producciones se venden como pan caliente y han sido exportadas a varios países y hasta han sido adaptadas para capturar diferentes públicos.

No digo que nuestro mundo sea perfecto ni que no sucedan estas cosas. Pero no por eso es aceptable que hagan narcoseries al por mayor y expongan a la población a estos contenidos. No es posible que los narcotraficantes sean vistos como héroes o personajes admirables y mucho menos aceptable es ver todo esto como algo normal. Son delicuentes, punto. Estas historias lo único que hacen es enaltecer a estos delincuentes, desvirtuar las atrocidades del mundo del crimen y lo peor de todo, dañan la reputación de países como México y Colombia. Nuestra imagen está por los suelos ante el mundo en gran parte gracias a estas producciones.

Deberían transmitir esos programas solamente en TV de paga o Internet, pero eso es sólo una triste quimera ya que no es benificio$o para las televisoras. Aunque sería mejor que ya no las produjeran. Televisa, Telemundo, RCN y demás televisoras deben tomar cartas en el asunto y asumir la responsabilidad que les corresponde como medios masivos y la influencia que tienen sobre la población. Ya basta de solamente ver el beneficio económico. Esos programas son contaminación en su estado más puro. 

Si los escritores, directores, productores y directivos de TV se pusieran las pilas, tendríamos programas de calidad. Historias diferentes que no se basen en el morbo y el crimen. La TV no necesita de estos contenidos. La TV debe entretener, pero también educar. Con esto no quiero decir que todo tenga que ser cultural, pero no debe haber cabida para las narcoseries. Ya fue suficiente.


domingo, 4 de octubre de 2015

Lo que callamos los Godínez

¡Hola, amigos de El Silencio! ¿Cómo han estado? Yo he estado más ocupado que nunca, hasta abrumado diría. Trato de aprovechar el poco tiempo libre del que dispongo, pero nunca es suficiente. Aunque ya no es novedad. Qué remedio...

Quiero aprovechar esta oportunidad para expresar mi descontento e insatisfacción con la situación laboral por la que atravesamos. Y es que todo es realmente nefasto, desde los requisitos de contratación hasta las condiciones en las que uno desempeña su trabajo. Tal parece que los dueños de las grandes corporaciones y hasta los pequeños empresarios se pusieron de acuerdo para arruinarnos la existencia. Siempre o casi siempre, los beneficiados son ellos y nosotros pagamos los platos rotos en aras del crecimiento del negocio. Nada es gratis, todo implica un sacrificio, pero me parece injusto que nosotros seamos los que tengamos que sufrir las consecuencias.




De entrada, cuando estás en búsqueda de empleo, tienes que comenzar el vía crucis que implica el detestable proceso de contratación. Los requisitos de contratación son cada vez más inverosímiles. Ya en todos lados te exigen que sepas inglés, incluso me ha tocado ver que hay empresas que te exigen un tercer idioma. Debes ser titulado o pasante aunque busques un empleo de cajero en un banco, ¡háganme el favor! Debes saber manejar no sé cuántos programas, tener flexibilidad de horario, no tener antecedentes penales (hasta cierto punto injusto, en mi opinión), no tener tatuajes, a veces hasta quieren que seas casado (¡qué demonios les importa!), que tengas experiencia de no sé cuántos años (¿y si soy recién egresado?), cartas de recomendación, que no tengas cuentas pendientes con Conciliación y Arbitraje, que vivas en un área determinada y la lista sigue y sigue.



Envías tu currículum a diestra y siniestra, esperando a recibir una llamada o correo electrónico (porque con eso de que ya todo es por Internet ya no es como antes que te presentabas a las instalaciones de la empresa a pedir una oportunidad), invitándote a una entrevista. Cuando por fin logras concertar una entrevista, nace la esperanza de conseguir el empleo. Acudes a la entrevista lo más presentable posible y con una sonrisa en tu rostro, con currículum en mano, sólo para que te digan que te sientes y esperes tu turno. Te citaron a las 8 a.m. pero te pasan hasta las 8:30 o 9, pero no pasa nada porque son ellos los incumplidos. Pero si uno se retrasa aunque sea por unos minutos, automáticamente te descartan porque eres un irresponsable, no tienes compromiso, en fin...Sí te entrevistan, pero todas las probabilidades están en tu contra. A ellos no les importa si tuviste algún contratiempo; llegaste tarde, punto. Injusticia de la primera impresión.
Ahora bien, independientemente de si llegaste a tiempo o no a la entrevista, tienes que lidiar con una serie de preguntas (algunas verdaderamente estúpidas). Es aquí donde uno tiene que ser inteligente. Tienes que decirles lo que ellos quieren oír. Por ejemplo, cuando te preguntas si tienes disponibilidad de horario para trabajar los fines de semana o días festivos, les dices que sí (aunque te repugne la idea y te veas tentado a ser sincero y contestar que no). De lo contrario, verás menguadas tus posibilidades de ser contratado. Termina la entrevista y te dicen que te llamarán, lo cual muchas veces es mentira, sólo es una manera de decir gracias por participar.




Si obtuviste el empleo, ¡felicidades! (creo). Muy probablemente tuviste que acudir a una segunda entrevista y hacerte exámenes médicos, pero afortunadamente todo eso ya quedó atrás. Ahora tienes que acostumbrarte a tu nueva vida. Levantarte a las 6 a.m. o más temprano para arreglarte, desayunar y transportarte a tu lugar de trabajo. Ruégale a Dios que no haya un accidente en tu camino o alguna desviación por remodelación. Por lo cual nunca es recomendable salir de tu casa con el tiempo justo, siempre debes tomar más tiempo. El tráfico, la lluvia, las desviaciones pueden provocar que llegues tarde a la oficina y tu jefe no va a estar para nada contento.




Ahora que eres oficialmente un Godínez, mentalízate que eres un esclavo más del sistema. Acostúmbrate a tomar café todas las mañanas porque lo vas a necesitar. Hazte a la idea de que vas a estar encerrado en una oficina por lo menos unas 9 horas del día, muy posiblemente más si es cierre de mes, hay junta de última hora o sucede algo más, lo cual no es de extrañarse.

Me parece sumamente injusto que siempre esperen que llegues a una hora específica, pero que no haya hora de salida. Si tienes pendientes, no te puedes ir hasta terminarlos (¿acaso no entienden que el trabajo nunca se termina y por eso uno prioriza?) Y como eres "empleado de confianza" no aplica el concepto de tiempo extra para ti, así que friégate. Si es necesario, te quedas hasta avanzada la noche o vienes el fin de semana. Olvídate de salir con la novia o los amigos. Le perteneces a la empresa para la que trabajas. 




Aumentan tus responsabilidades, pero no así tu pago. Hacen recortes de personal y el trabajo que antes hacían 10 personas, ahora lo hacen 5 (tú incluído). Ya no hay presupuesto, así que hay que sacrificarse. Agradécele a tu dueño que tienes empleo.

Si por alguna razón tienes que pedir permiso de faltar o llegar tarde o salir temprano, tienes que reponer ese tiempo. Y aquí los jefes no tienen mala memoria. Se la pasan recordándote los favores que te hacen y te los cobran con creces. "Me perteneces, no lo olvides".

Llega un punto en el que sientes que ya no puedes más, pero debes aguantarte porque no quieres que en el futuro que busques otro empleo, tu exjefe dé una mala referencia tuya. Lo digo por experiencia. No importa lo bien que te hayas desempeñado en tu puesto, por un detallito insignificante, no dudarán en hablar mal de ti cuando les pidan una referencia tuya. Recuerdo que un exjefe tuvo el cinismo de decirme que cuando le preguntaron por mí, él dijo que no me recomendaba. Y todo porque poco antes de salirme de esa empresa, tuve una discusión con él en la que nunca le falté al respeto, pero bueno...Por eso me parece injusto que tomen como verdad absoluta los comentarios de exjefes. Son muy subjetivos y muchas veces falsos.




Requisitos de contratación risibles, sueldos paupérrimos, condiciones laborales pésimas, horarios incomprensibles son tan sólo unas de las muchas cosas a las que todos los que trabajamos o buscamos trabajo nos enfrentamos día a día. Porque para variar, el gobierno está coludido con el gremio empresarial y los demás mortales la llevamos siempre de perder. Creo que ha llegado la hora de dejar de callar y alzar la voz. Mientras tanto, estamos a merced de lo que dispongan nuestros dueños.

¿Y ustedes qué opinan? Au revoir!