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domingo, 23 de agosto de 2015

Problemas de cinéfilos

¡Qué tal, amigos de El Silencio! Dormingo o prelunes, como prefieran ustedes. Mañana comienza la semana laboral para muchos de nosotros, así que hay que aprovechar nuestras pocas horas de libertad.

Hoy quiero hablar de un tema que me interesa mucho: el cine. Y es que ¿a quién no le gusta? El cine nos permite transportarnos a otros mundos, vivir otra vidas, desarrollar nuestra imaginación. Nos ayuda a escapar de nuestros problemas, a entretenernos, a formarnos como los seres complejos que somos. Tal vez me gusta mucho porque es hermano de la lectura, otro de mis intereses. Trato por lo menos de ver dos películas a la semana, pero no cualquier película. Es importante ser selectivo. Hay tanta variedad de películas de donde escoger que a veces uno se siente abrumado. Eso sin contar con la infinidad de problemas a los que tenemos que enfrentarnos los verdaderos cinéfilos.





Los que son como yo no me dejarán mentir. Si les gustan las películas antiguas como a mí, sabrán que a veces es sumamente difícil conseguirlas. Estoy seguro de que para muchos de nosotros el Internet es la primera opción. Gracias a YouTube y muchas otras páginas de streaming tenemos acceso a una extensa variedad de películas en español y otros idiomas. Otra opción es descargarlas mediante los torrents, muchas veces incluso con subtítulos y otras funciones más. O las puedes rentar en un videoclub, aunque estos establecimientos por lo regular cuentan con películas más recientes. Otra opción es comprarla, aunque después tengas el amontonadero de DVDs en tu casa. Puede que la película ni te haya gustado y ya invertiste en ella. En fin, mi punto es que incluso con las opciones mencionadas anteriormente, a veces es difícil conseguir una película. Me he visto obligado a buscar películas en sitios de Internet en otros idiomas y después buscar los subtítulos correspondientes si la película no estaba en inglés o español. Cuando ni siquiera las encontré para streaming o descarga, tuve que buscar exhaustivamente quién las tenía a la venta. Recuerdo que cuando estaba buscando unas películas de María Félix casi me daba por vencido porque no las encontraba por ningún lado, hasta que di con una tienda de películas ubicada en Miami. Tienen una página en Internet, pagas con PayPal y te envían tu pedido. Es un poco tardado y costoso, pero me vi obligado ya que no encontré esas películas en otra parte. La última vez que les hice un pedido, ya había transcurrido un mes y no me contestaban los correos electrónicos o llamadas (cambiaron el número de teléfono). Estaba fúrico, hasta que encontré otra manera de contactarlos, les dije hasta de lo que se iban a morir y a los poco días me llegó mi pedido. Al parecer mi pedido nunca se procesó porque tuvieron problemas con el sistema, pero el importe ya lo habían retirado de mi cuenta bancaria. Qué conveniente. Ha sido toda una odisea conseguir ciertas películas.




Otro problema al que nos enfrentamos los cinéfilos es cuál película ver cuando vas al cine o cuando quieres verla en la TV o Internet. En lo particular, tengo una lista de películas que quiero ver (llámenme ñoño jaja) y cuando tengo la oportunidad de sentarme a ver una película, no sé por cual decidirme. A veces tengo que considerar el tiempo porque como ustedes sabrán hay películas larguísimas y en ocasiones no dispongo de tanto tiempo. También me gusta leer las críticas de expertos y otros cinéfilos al momento de elegir una película, aunque en mi experiencia esto es muy subjetivo. Me ha tocado ver películas que han ganado infinidad de premios y que son aclamadas por todo mundo pero que son una reverenda porquería. Por lo cual les advierto que el hecho de que una película tenga buenos comentarios no es ninguna garantía favorable.




Si vas al cine con alguien, es probable que tengas que ceder porque los demás quieren ver determinada película y tú no, o al revés. O cuando se juntan en la casa de alguien. Todos quieren ver X película, aunque sea un bodrio y pues uno se tiene que resignar. Por eso no siempre es bueno estar acompañado cuando vas a ver una película.

No tener con quien hablar de cine. Es de lo peor que nos puede pasar. Y es que es un tema que tristemente tenemos que evitar cuando no estamos rodeados de cinéfilos como nosotros. ¿Cuántas veces no hemos querido hablar de determinado filme, de actores, de directores, de la fotografía, de los significados ocultos en el filme? Si te pones a hablar sobre el tema, corres el riesgo de que nadie te entienda y hasta pareciera que estás hablando solo. Gracias a Dios tengo unas pocas personas con las que puedo hablar libremente del tema, pero realmente es frustrante cuando quieres hablar de cine y no tienes con quien.




Lidiar con cinéfilos falsos. Desde mi punto de vista, ser cinéfilo no solamente implica que te guste el cine y que veas muchas películas sino que también formes un criterio al respecto, que desarrolles tu mente, que analices todo. Si bien es cierto que hay para todos los gustos, no creo que por esto debas ver una película nada más porque sí. Está bien que de vez en cuando veas algo "dominguerón" (como decimos en México) o "marujón" (como dicen mis amigos españoles), pero si tu acervo cinematográfico se reduce a películas como la abominable saga de Rápido y furioso u otros filmes por el estilo, pues tenemos un problema.

El cine de arte. Lamentablemente hay muy pocos espacios donde se exhibe. A últimas fechas algunos cines cuentan con salas exclusivas para este tipo de filmes. También tenemos espacios como la Cineteca (en Monterrey), pero que nos quedan lejos. Aunque vale la pena hacer el esfuerzo. No sé si la falta de espacios de este tipo sea porque a la gente no le interesa o si no les interese porque no hay espacios. ¡Ah! y si te gusta el cine de arte, voltea a tu alrededor y te darás cuenta que la sala está llena de viejitos o hipsters. Tomen nota.


Y ustedes, amigos cinéfilos, ¿a qué otros problemas se han enfrentado? Au revoir!

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