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domingo, 2 de agosto de 2015

La realidad de vivir en EE. UU.

¡Qué tal, amigos de El Silencio! Domingo otra vez, o como yo prefiero llamarlo, prelunes. Realmente el fin de semana se va en un abrir y cerrar de ojos. Pero bueno, no lo podemos remediar, así que a lo que nos compete.

Quisiera aprovechar esta oportunidad para explicar algunos puntos sobre los cuales hay cierta confusión o desinformación en relación al modo de vida en EE. UU. En particular a las personas que viven en otros países. Y es que muchas personas creen que la vida aquí es de color rosa, pero esto dista mucho de la realidad.




Primeramente, quiero aclarar que escribo a partir de mis experiencias. Tal vez alguno de los que pasen por aquí tenga algo diferente que contar y por lo mismo tenga una opinión diferente. Mi intención más que criticar es poner las cosas en perspectiva para que la gente que vive fuera de EE. UU. pueda entender un poco mejor la realidad que vivimos los que residimos aquí.

Comencemos por el aspecto económico. Como todos sabemos, EE. UU. es la primera potencia a nivel mundial (lo cual está pronosticado que cambie en un futuro no muy lejano). Esto significa que sus ciudadanos cuentan con un nivel de vida por encima de los países subdesarrollados. Pero esto no quiere decir que no haya pobreza o desempleo. Aquí también es posible ver gente pidiendo limosna en la calle, gente subempleada o incluso desempleada. Vas a una agencia de empleo y está repleta. Aunque para no ser injusto, debo mencionar que el nivel de desempleo ha disminuido en los últimos años.

Mucha gente emigra a este país para buscar mejores oportunidades de vida. ¿Quiénes no hemos escuchado hablar del sueño americano? Lo que tal vez no sepan es que este sueño a veces se convierte en una pesadilla. Es cierto que hay empleos que pagan bien, pero hay muchos que sólo te pagan el mínimo o poco más del mínimo. En Texas, el salario mínimo es $7.25 la hora, lo cual realmente no te alcanza para nada. Mucha gente simplemente convierte el dólar a peso y te dicen: ¡es mucho! Pero no se ponen a pensar que la vida acá es muy cara también. Un dólar aquí es como un peso.





Una persona con ingreso promedio puede comprar una casa, pero pasando apuros. Es cierto que puedes comprar propiedades baratas, de repente cuando sale una oportunidad, pero una casa decente te sale alrededor de unos 90,000 dólares. Y si se te descompone algo y no eres de los "hágalo usted mismo", prepárate para desembolsar porque cualquier electricista, plomero, albañil, jardinero, carpintero, etc. te cobra una buena cantidad por pequeño que sea el "trabajito". Ahora bien, si piensas en rentar, por lo menos estamos hablando de unos 500 dólares mensuales más aparte los servicios. Y si solamente trabaja el esposo, pues háganle cuentas y entenderán el problema al que se enfrentan millones de personas en este país.

Aquí estás a merced de las empresas. Estuve investigando un poco y me enteré de que el 75% de la población económicamente activa tiene acceso a vacaciones y días libres, pero me resulta difícil de creer que todavía haya un 25% que no goce de este derecho. La ley no obliga a las empresas a darte vacaciones ni días festivos. Si ellos te las quieren dar, eres muy afortunado. Y si llegas a trabajar en un día festivo, no existe el pago doble ni nada por el estilo. Además, cada empresa está en completa libertad de hacer sus propias políticas como negarte el pago de un día festivo si faltaste un día antes o después del mismo. Y si te dan el día, es muy probable que tengas que reponerlo después. Es simple y sencillamente un intercambio.




Si eres egresado de alguna universidad en el extranjero y pretendes ejercer tu profesión aquí, ponte a investigar y ármate de paciencia. Puedes revalidar tus estudios, pero es algo costoso y, además, es muy probable que de todas formas tengas que cursar otras materias en la universidad. Para algunos profesionistas como los médicos y abogados, puede representar un proceso largo y costoso, por lo cual muchos deciden subemplearse porque no pueden solventar los gastos. Muchas profesiones incluso te obligan a tener una licencia para ejercer dicha profesión, no es de "enchílame otra" y ya.

Ruégale a Dios que no necesites atención médica porque es carísima aquí. Obviamente, depende de la situación, pero aún así puede representar un gasto fuerte que impacte tu presupuesto. Aquí no existe el concepto de sistema de salud universal, lo cual es desconcertante considerando que todos los países de primer mundo cuentan con uno. El sistema de salud aquí es una industria más, es un negocio. Tienes que contar con un seguro médico, por el cual vas a pagar una prima mensual. El problema es que si necesitas ir al doctor a una revisión, llegas a tener una emergencia o necesitas que te operen de algo, prepárate porque tendrás que pagar un deducible o copago y el porcentaje depende del tipo de póliza médica que compraste. Incluso algo tan elemental como una extracción de muela te puede salir en un ojo de la cara. Por eso muchas veces tenemos que ir a México a ver al médico.




Si no tienes automóvil, te será muy difícil desplazarte de un lugar a otro, por lo menos en Texas. Las ciudades como Houston y Dallas son grandísimas, por lo cual las distancias son muy largas también. Sí hay transporte público, pero no tiene mucha cobertura. Para que se den una idea, si yo quisiera tomar el camión (llamado Metro, en Houston), tendría que caminar aproximadamente 3 millas (poco más de 4.5 km) desde mi casa. Y eso que es la parada de camión más cercana a mi domicilio. También hay taxis, pero son carísimos. Por cualquier vuelta fácilmente te cobran 30 dólares. De ahí la importancia de contar con automóvil propio. Y por lo mismo que usamos el automóvil todos los días, los mismos necesitan mantenimiento más seguido. Más dinero que gastar...




Aquí tienen un sistema muy raro para determinar las pólizas de autos. Toman en cuenta tu edad, estado civil, residencia...no solamente el modelo de tu vehículo. Y asegúrate de no ser el culpable de un accidente vehicular porque entonces tu prima inevitablemente aumentará por un tiempo.

Cuando vayas al súper, prepárate para pagar por lo menos 90 dólares por visita (considerando que es una familia pequeña y no te das muchos lujos). Y el pago de servicios es mensual, así que a echarle al cochinito.

Uno está acostumbrado a que te revisen en el buró de crédito cuando vas a obtener una tarjeta de crédito. Sin embargo, aquí revisan tu crédito para todo: para contratar un servicio como la electricidad o el cable o incluso para contratar un plan de telefonía móvil. Si no tienes historial crediticio o si éste es malo, es muy probable que tengas que pagar un depósito o conseguir un aval.

Y qué decir de la inseguridad. Aquí también hay zonas peligrosas por las que mejor ni te aparezcas y menos en la noche. Ya me ha tocado que me quiebren un cristal de mi automóvil, que se roben mi estéreo, que se metan a las casas de mis vecinos y familiares a robar, en fin. Hasta en la oficina donde trabajo se han metido. Y aunque hagas el reporte a la policía, muchas de las veces sólo queda en eso, no pasa nada.





Si te gusta ver la televisión en español, tienes que acostumbrarte a la censura estúpida de las televisoras. Y es que es sumamente molesto que cuando estás viendo un programa, le corten alguna palabra o frase porque se pueden ofender los afroamericanos, los gays, en fin. Se habla de mucha tolerancia, pero parece todo lo contrario.

Aquí también hay burocracia. Es posible que te tardes cuando vas a la oficina de licencias o a realizar algún trámite a la corte. Es posible que extravíen documentos que les enviaste por correo o que haya falta de coordinación entre los departamentos de una agencia y que no te sepan explicar algo. Recuerden que: "en todos lados se cuecen habas".

Bueno amigos, es todo por hoy. Reitero que lo que escribí está basado en mis experiencias y es enteramente producto de mi opinión. Mi intención no es para nada el hacernos pasar por víctimas ni mucho menos. Todos los que estamos aquí tuvimos que emigrar por diversas situaciones; algunos por gusto, otros por obligación, en fin...No nos queda más que acostumbrarnos a un modo nuevo de vida (en la medida de lo posible, claro está).

Estaré pronto de regreso. Au revoir! 

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