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domingo, 30 de agosto de 2015

Verdades que duelen

A veces quisiéramos tapar el sol con un dedo o hacernos de la vista gorda, pero eso no quita que algo sea verdad.  Y es que hay verdades que a veces quisiéramos ocultar y que tratamos de ignorarlas, pero ahí están. No importa lo que hagas, esas verdades nunca dejarán de existir. Dicen que la verdad no peca, pero incomoda. Yo prefiero decir que hay verdades que duelen. A continuación, explico algunas de ellas:

Siempre habrá alguien mejor que tú. Y es que, muy a nuestro pesar, no podemos ser el número uno en todo. Ya sea en alguna materia de la escuela o en cualquier otra faceta de la vida, siempre habrá alguien que haga las cosas mejor que nosotros, que sea más inteligente, que tenga más carisma, que sea más atractivo/a, que tenga más dinero, en fin. Por eso nunca es bueno compararse con los demás. Podemos salir perdiendo.



Todo tiene un límite, incluyendo nuestras capacidades. Por más que duela, debemos reconocer que hay cosas que nunca podremos lograr. Está bien soñar, pero también debes ser consciente de tus limitaciones. A lo mejor hay cosas que quieres aprender y por más que estudias y practicas, no logras aprenderlas o dominarlas. Quieres ser cantante, pero no tienes voz y por más clases que tomas, el canto simplemente no se te da, no tienes el don. Quieres ser actor, pero por más que te esfuerzas, el resultado es patético. Y la lista sigue. Bien dicen: "Zapatero a tus zapatos". En lugar de enfocarte en lo que no puedes hacer, busca lo que sí puedes hacer bien.




El amor no es suficiente para ser feliz. La Biblia dice: "No sólo de pan vivirá el hombre...". Yo le agregaría: "ni de amor tampoco". ¿Cuántos jóvenes vemos hoy en día que se casan o que viven juntos y tienen hijos sin pensar en el futuro? Sin tener estudios o un trabajo digno, algo ahorrado. Creen que el amor los sacará adelante y que podrán vivir en la miseria, soportarlo todo. Pero no se dan cuenta de que el amor no va a pagar sus deudas ni les va a dar de comer. Hay un dicho que dice que cuando el hambre entra por la puerta, el amor sale por la ventana. No hay nada más cierto que esto.




No puedes cambiar el pasado. Ya cometiste errores, no los puedes borrar. No puedes eliminar esas cicatrices. El pasado nada ni nadie lo pueden cambiar. Es inevitable no equivocarse, pero esfuérzate por evitarlo. Pondera mejor tus opciones. No tomes decisiones a la ligera. Las consecuencias pueden ser desastrosas. Aprende de tus errores y no los cometas más.




Los amigos los cuentas con los dedos de las manos. Puedes ser la persona más popular, tener muchos "amigos", divertirte, salir a pasear, en fin, pero cuando tienes algún problema, son muy pocos los que van a estar ahí para tenderte la mano. Dicen que los verdaderos amigos se conocen en las situaciones difíciles, no cuando todo está bien. Por eso estudia muy bien con quienes te relacionas. ¿Son verdaderamente tus amigos o simplemente te buscan porque pueden obtener algún beneficio de tu parte?




Algún día morirás. No importa que tengas un régimen estricto de alimentación y ejercicios. Puedes vivir algunos años más, aunque no es garantía tampoco. Ha habido casos de deportistas que mueren de un ataque al corazón y eso que llevaban una vida muy sana. Con esto no quiero decir que no te cuides, pero sé consciente de que no estamos exentos de morir.




Ser buena persona no te evita el sufrimiento. Podrás ser la persona más noble, el amigo más fiel, el mejor empleado, el hermano confiable, una buena persona en todos los sentidos, pero tal pareciera que esto atrae más al sufrimiento. A veces pareciera que la vida nos inflige castigos que se supone deberían ser para aquellos infames, personas malvadas, malnacidas y lo único que podemos hacer es preguntarnos el por qué la vida nos castiga a nosotros y no a ellos. Y es en ese momento cuando te preguntas si no sería mejor ser una mala persona porque a ellos sí les va bien.




 
Si algo no es para ti, ni aunque te pongas. La vida nos da muchas sopresas, algunas desagradables. Tratas de nadar contra la corriente, tratas de alcanzar un objetivo, te esfuerzas día a día, pero al final te quedas con las manos vacías. Perdiste tiempo, dinero, energía, ¿y todo para qué? ¿Les suena familiar?

Y ustedes, amigos, ¿qué verdades les duelen? Au revoir!

domingo, 23 de agosto de 2015

Problemas de cinéfilos

¡Qué tal, amigos de El Silencio! Dormingo o prelunes, como prefieran ustedes. Mañana comienza la semana laboral para muchos de nosotros, así que hay que aprovechar nuestras pocas horas de libertad.

Hoy quiero hablar de un tema que me interesa mucho: el cine. Y es que ¿a quién no le gusta? El cine nos permite transportarnos a otros mundos, vivir otra vidas, desarrollar nuestra imaginación. Nos ayuda a escapar de nuestros problemas, a entretenernos, a formarnos como los seres complejos que somos. Tal vez me gusta mucho porque es hermano de la lectura, otro de mis intereses. Trato por lo menos de ver dos películas a la semana, pero no cualquier película. Es importante ser selectivo. Hay tanta variedad de películas de donde escoger que a veces uno se siente abrumado. Eso sin contar con la infinidad de problemas a los que tenemos que enfrentarnos los verdaderos cinéfilos.





Los que son como yo no me dejarán mentir. Si les gustan las películas antiguas como a mí, sabrán que a veces es sumamente difícil conseguirlas. Estoy seguro de que para muchos de nosotros el Internet es la primera opción. Gracias a YouTube y muchas otras páginas de streaming tenemos acceso a una extensa variedad de películas en español y otros idiomas. Otra opción es descargarlas mediante los torrents, muchas veces incluso con subtítulos y otras funciones más. O las puedes rentar en un videoclub, aunque estos establecimientos por lo regular cuentan con películas más recientes. Otra opción es comprarla, aunque después tengas el amontonadero de DVDs en tu casa. Puede que la película ni te haya gustado y ya invertiste en ella. En fin, mi punto es que incluso con las opciones mencionadas anteriormente, a veces es difícil conseguir una película. Me he visto obligado a buscar películas en sitios de Internet en otros idiomas y después buscar los subtítulos correspondientes si la película no estaba en inglés o español. Cuando ni siquiera las encontré para streaming o descarga, tuve que buscar exhaustivamente quién las tenía a la venta. Recuerdo que cuando estaba buscando unas películas de María Félix casi me daba por vencido porque no las encontraba por ningún lado, hasta que di con una tienda de películas ubicada en Miami. Tienen una página en Internet, pagas con PayPal y te envían tu pedido. Es un poco tardado y costoso, pero me vi obligado ya que no encontré esas películas en otra parte. La última vez que les hice un pedido, ya había transcurrido un mes y no me contestaban los correos electrónicos o llamadas (cambiaron el número de teléfono). Estaba fúrico, hasta que encontré otra manera de contactarlos, les dije hasta de lo que se iban a morir y a los poco días me llegó mi pedido. Al parecer mi pedido nunca se procesó porque tuvieron problemas con el sistema, pero el importe ya lo habían retirado de mi cuenta bancaria. Qué conveniente. Ha sido toda una odisea conseguir ciertas películas.




Otro problema al que nos enfrentamos los cinéfilos es cuál película ver cuando vas al cine o cuando quieres verla en la TV o Internet. En lo particular, tengo una lista de películas que quiero ver (llámenme ñoño jaja) y cuando tengo la oportunidad de sentarme a ver una película, no sé por cual decidirme. A veces tengo que considerar el tiempo porque como ustedes sabrán hay películas larguísimas y en ocasiones no dispongo de tanto tiempo. También me gusta leer las críticas de expertos y otros cinéfilos al momento de elegir una película, aunque en mi experiencia esto es muy subjetivo. Me ha tocado ver películas que han ganado infinidad de premios y que son aclamadas por todo mundo pero que son una reverenda porquería. Por lo cual les advierto que el hecho de que una película tenga buenos comentarios no es ninguna garantía favorable.




Si vas al cine con alguien, es probable que tengas que ceder porque los demás quieren ver determinada película y tú no, o al revés. O cuando se juntan en la casa de alguien. Todos quieren ver X película, aunque sea un bodrio y pues uno se tiene que resignar. Por eso no siempre es bueno estar acompañado cuando vas a ver una película.

No tener con quien hablar de cine. Es de lo peor que nos puede pasar. Y es que es un tema que tristemente tenemos que evitar cuando no estamos rodeados de cinéfilos como nosotros. ¿Cuántas veces no hemos querido hablar de determinado filme, de actores, de directores, de la fotografía, de los significados ocultos en el filme? Si te pones a hablar sobre el tema, corres el riesgo de que nadie te entienda y hasta pareciera que estás hablando solo. Gracias a Dios tengo unas pocas personas con las que puedo hablar libremente del tema, pero realmente es frustrante cuando quieres hablar de cine y no tienes con quien.




Lidiar con cinéfilos falsos. Desde mi punto de vista, ser cinéfilo no solamente implica que te guste el cine y que veas muchas películas sino que también formes un criterio al respecto, que desarrolles tu mente, que analices todo. Si bien es cierto que hay para todos los gustos, no creo que por esto debas ver una película nada más porque sí. Está bien que de vez en cuando veas algo "dominguerón" (como decimos en México) o "marujón" (como dicen mis amigos españoles), pero si tu acervo cinematográfico se reduce a películas como la abominable saga de Rápido y furioso u otros filmes por el estilo, pues tenemos un problema.

El cine de arte. Lamentablemente hay muy pocos espacios donde se exhibe. A últimas fechas algunos cines cuentan con salas exclusivas para este tipo de filmes. También tenemos espacios como la Cineteca (en Monterrey), pero que nos quedan lejos. Aunque vale la pena hacer el esfuerzo. No sé si la falta de espacios de este tipo sea porque a la gente no le interesa o si no les interese porque no hay espacios. ¡Ah! y si te gusta el cine de arte, voltea a tu alrededor y te darás cuenta que la sala está llena de viejitos o hipsters. Tomen nota.


Y ustedes, amigos cinéfilos, ¿a qué otros problemas se han enfrentado? Au revoir!

domingo, 16 de agosto de 2015

Y vivieron felices por siempre

¡Hola, amigos! Ya estoy de vuelta después de una larga y angustiosa semana. ¿Cómo los ha tratado la vida?
Hoy abordaré un tema del que se ha hablado hasta el cansancio y con el cual todos estamos familiarizados. Y es que es inevitable porque lo vemos hasta en la sopa: el matrimonio.




Muchos de ustedes (me incluyo) hemos sido cuestionados de una u otra forma del por qué no nos hemos casado. No falta la tía entrometida (cualquier familiar en realidad, pero en mi experiencia las tías son las más comunes) que no desaprovecha la oportunidad en cada visita de preguntarte si ya tienes novio/novia o para cuándo la boda. De tantas veces que preguntan, optamos por desaparecer de las reuniones familiares. No es nada grato ser el objeto de estas conversaciones.
Y es que a nuestros familiares y a la sociedad en su conjunto les parece incomprensible que no te hayas casado cuando llegas a cierta edad. No faltan las bromas, los comentarios desafortunados, las aburridas anécdotas, los consejos no solicitados, las personas que te quieren presentar a x persona para ver si se da algo, en fin...
Me parece de muy mal gusto que las personas sean señaladas porque no son casadas. Llamar "solterona" a una mujer que nunca se ha casado o "joto" a un hombre de cierta edad que tampoco se ha casado, es una muestra tajante de ignorancia y estupidez, por no decir otra cosa.
Honestamente, no entiendo por qué les parece inconcebible que haya personas cuya máxima realización no sea casarse y tener hijos. Y se encargan de hacértelo saber de mil formas. Fotos/publicaciones en sus redes sociales, comentarios en reuniones, en fin. Te restregan su felicidad en tu cara hasta el cansancio. No desaprovechan una sola oportunidad para contarte las maravillas del matrimonio y la familia.




No me malentiendan. No estoy en contra del matrimonio y la familia como tales. Estoy en contra del estigma del que la sociedad nos ha hecho víctimas. No entienden que no todos somos iguales, que no todos nacieron para ser esposos y/o padres, que ser soltero a cierta edad no te hace menos hombre o mujer. Por el contrario, se encargan de hacerte sentir mal, incompleto, infeliz. Quiero creer que no todos lo hacen conscientemente, aunque la verdad es difícil creer esto.
Ya me sé de memoria los argumentos a favor del matrimonio y la familia. "Es que no te has enamorado", "es que no has conocido a la persona indicada", "tener hijos es lo mejor", y la lista sigue y sigue. Hasta la fecha, no he encontrado ningún argumento convincente a favor del matrimonio y formar una familia. En lo personal, no sé si algún día me voy a casar; no niego la posibilidad. Pero lo que sí sé es que no me entusiasma la idea de perder mi libertad, atarme a alguien, cambiar pañales, renunciar a mi persona para centrarme en mis hijos y demás cosas por el estilo. Al menos no es algo que busque en el corto plazo. Quiero viajar, conocer gente, alcanzar metas profesionales y personales, hay tantas cosas que quiero hacer que difícilmente podría hacer si tuviera una familia.

Ahora les voy a voltear la tortilla (como decimos en México). ¿Por qué se casa la gente? ¿Por qué/para qué tienen hijos? ¿Porque todo mundo lo hace? ¿Porque le temo a la soledad? ¿Porque no quiero que me señalen los demás? ¿Porque eso es la felicidad? ¿Porque es lo que se espera de mí? O simplemente no sé. Honestamente, me parece patético. Además, creo que el matrimonio es algo que debe tomarse con seriedad. No se trata de casarse y divorciarse al poco tiempo después porque las cosas no funcionaron. No se trata de traer hijos a este mundo para que solamente sufran porque los abandoné. No se trata de simplemente tirar todo por la borda porque resulta que no era lo que yo esperaba.
Si estás casado y tienes unos hijos maravillosos, ¡qué bueno por ti! Pero no nos quieras vender la idea a los demás. Lo que es la felicidad para ti puede significar todo lo contrario para mí. ¿O es que acaso eres tan infeliz que quieres que los demás lo sean también? Dejo esta última pregunta en el aire.

Bueno, amigos, es todo por hoy. Au revoir!

sábado, 8 de agosto de 2015

El peor asesino

Lunes. Suena el despertador. "¡Es hora de levantarte, flojo!", es lo único que le falta gritar al maldito aparato. Estás sumamente cansado porque obviamente dos míseros días no son suficientes para reponerte de todo el ajetreo de la semana. Te levantas, te das un baño, desayunas algo, preparas tu lonche y a trabajar. Te pasas la mayor parte del día en la oficina o donde sea que trabajes. Llegas a tu casa en la noche, exhausto, estresado, sin ganas de hacer nada. Prácticamente llegas a cenar y dormir. El fin de semana te dedicas a dormir y si tienes dinero y energía, sales a algún lado a pasear. Se termina el fin de semana y volvemos a empezar.

¿Les suena familiar la escena anterior? Lamentablemente este es el pesar de muchos de nosotros. Llegas a un punto en que todo se vuelve repetitivo, mecánico. No hay nada nuevo o son pocas las cosas nuevas. Te conviertes en un robot. Te vuelves un esclavo del tiempo. Anhelas los fines de semana con todas tus fuerzas. Crees que vas a poder descansar y hacer mil cosas, pero el fin se va en un abrir y cerrar de ojos. Todos los días es la misma historia. Las mismas caras, los mismos problemas, las mismas preocupaciones...La monotonía se vuelve una constante en tu vida, se convierte en tu mejor amiga. Todo parece carecer de sentido. Pasa el tiempo y esperas que las cosas cambien. Te engañas a ti mismo con falacias ridículas, sueñas con castillos en el aire. Y todo se esfuma al final como vapor. Puede que aún seas joven, pero ya no tienes el entusiasmo de antaño. El futuro ya no te emociona. Te has entregado en cuerpo y alma a la rutina, el peor de los asesinos. Porque vivir una rutina es estar muerto en vida. Es vender tu alma al diablo. Día a día nos sumergimos más en ese mar. Poco a poco perdermos los sentidos. La vida se vuelve una carga. Nadie nos dijo que sería así. Cuando éramos niños, pensábamos que la vida de adulto sería lo máximo. ¡Si tan sólo alguien nos hubiera dicho la verdad!

Algunas personas caen en depresión, naturalmente. Y es que no es para menos. Somos seres tan complejos que en el deambular por la vida, una parte de nosotros muere. Ya no tenemos sueños ni aspiraciones. Nos convertimos en máquinas. Perdemos nuestra voluntad. Somos como ovejas rumbo al matadero. Escuchas infinidad de consejos; algunos porque los pides, otros porque te los dan aunque no los pidas. Te dicen que te aferres a algo, que no pierdas las esperanzas, que la vida es bella y no sé qué cosas más. Pero si algo he aprendido es que no hay soluciones estándares. Las personas te pueden decir mil cosas, pero solamente tú sabes por lo que estás pasando. Creen que te ahogas en un vaso de agua, pero no saben de las guerras en las que estás peleando.

Si no estás pasando por esto, me alegro por ti. Espero que nunca lo experimentes. La rutina es de lo peor que te puede pasar. Se adueña de tu vida, se convierte en tu amo y señor. Te domina a su antojo, como a un títere.

No te voy a dar recomendaciones milagrosas para cambiar tu situación. Lo único que te puedo decir es que tú eres el único que puede acabar con ese asesino. Nadie lo hará por ti. En tus manos está tu liberación.

domingo, 2 de agosto de 2015

La realidad de vivir en EE. UU.

¡Qué tal, amigos de El Silencio! Domingo otra vez, o como yo prefiero llamarlo, prelunes. Realmente el fin de semana se va en un abrir y cerrar de ojos. Pero bueno, no lo podemos remediar, así que a lo que nos compete.

Quisiera aprovechar esta oportunidad para explicar algunos puntos sobre los cuales hay cierta confusión o desinformación en relación al modo de vida en EE. UU. En particular a las personas que viven en otros países. Y es que muchas personas creen que la vida aquí es de color rosa, pero esto dista mucho de la realidad.




Primeramente, quiero aclarar que escribo a partir de mis experiencias. Tal vez alguno de los que pasen por aquí tenga algo diferente que contar y por lo mismo tenga una opinión diferente. Mi intención más que criticar es poner las cosas en perspectiva para que la gente que vive fuera de EE. UU. pueda entender un poco mejor la realidad que vivimos los que residimos aquí.

Comencemos por el aspecto económico. Como todos sabemos, EE. UU. es la primera potencia a nivel mundial (lo cual está pronosticado que cambie en un futuro no muy lejano). Esto significa que sus ciudadanos cuentan con un nivel de vida por encima de los países subdesarrollados. Pero esto no quiere decir que no haya pobreza o desempleo. Aquí también es posible ver gente pidiendo limosna en la calle, gente subempleada o incluso desempleada. Vas a una agencia de empleo y está repleta. Aunque para no ser injusto, debo mencionar que el nivel de desempleo ha disminuido en los últimos años.

Mucha gente emigra a este país para buscar mejores oportunidades de vida. ¿Quiénes no hemos escuchado hablar del sueño americano? Lo que tal vez no sepan es que este sueño a veces se convierte en una pesadilla. Es cierto que hay empleos que pagan bien, pero hay muchos que sólo te pagan el mínimo o poco más del mínimo. En Texas, el salario mínimo es $7.25 la hora, lo cual realmente no te alcanza para nada. Mucha gente simplemente convierte el dólar a peso y te dicen: ¡es mucho! Pero no se ponen a pensar que la vida acá es muy cara también. Un dólar aquí es como un peso.





Una persona con ingreso promedio puede comprar una casa, pero pasando apuros. Es cierto que puedes comprar propiedades baratas, de repente cuando sale una oportunidad, pero una casa decente te sale alrededor de unos 90,000 dólares. Y si se te descompone algo y no eres de los "hágalo usted mismo", prepárate para desembolsar porque cualquier electricista, plomero, albañil, jardinero, carpintero, etc. te cobra una buena cantidad por pequeño que sea el "trabajito". Ahora bien, si piensas en rentar, por lo menos estamos hablando de unos 500 dólares mensuales más aparte los servicios. Y si solamente trabaja el esposo, pues háganle cuentas y entenderán el problema al que se enfrentan millones de personas en este país.

Aquí estás a merced de las empresas. Estuve investigando un poco y me enteré de que el 75% de la población económicamente activa tiene acceso a vacaciones y días libres, pero me resulta difícil de creer que todavía haya un 25% que no goce de este derecho. La ley no obliga a las empresas a darte vacaciones ni días festivos. Si ellos te las quieren dar, eres muy afortunado. Y si llegas a trabajar en un día festivo, no existe el pago doble ni nada por el estilo. Además, cada empresa está en completa libertad de hacer sus propias políticas como negarte el pago de un día festivo si faltaste un día antes o después del mismo. Y si te dan el día, es muy probable que tengas que reponerlo después. Es simple y sencillamente un intercambio.




Si eres egresado de alguna universidad en el extranjero y pretendes ejercer tu profesión aquí, ponte a investigar y ármate de paciencia. Puedes revalidar tus estudios, pero es algo costoso y, además, es muy probable que de todas formas tengas que cursar otras materias en la universidad. Para algunos profesionistas como los médicos y abogados, puede representar un proceso largo y costoso, por lo cual muchos deciden subemplearse porque no pueden solventar los gastos. Muchas profesiones incluso te obligan a tener una licencia para ejercer dicha profesión, no es de "enchílame otra" y ya.

Ruégale a Dios que no necesites atención médica porque es carísima aquí. Obviamente, depende de la situación, pero aún así puede representar un gasto fuerte que impacte tu presupuesto. Aquí no existe el concepto de sistema de salud universal, lo cual es desconcertante considerando que todos los países de primer mundo cuentan con uno. El sistema de salud aquí es una industria más, es un negocio. Tienes que contar con un seguro médico, por el cual vas a pagar una prima mensual. El problema es que si necesitas ir al doctor a una revisión, llegas a tener una emergencia o necesitas que te operen de algo, prepárate porque tendrás que pagar un deducible o copago y el porcentaje depende del tipo de póliza médica que compraste. Incluso algo tan elemental como una extracción de muela te puede salir en un ojo de la cara. Por eso muchas veces tenemos que ir a México a ver al médico.




Si no tienes automóvil, te será muy difícil desplazarte de un lugar a otro, por lo menos en Texas. Las ciudades como Houston y Dallas son grandísimas, por lo cual las distancias son muy largas también. Sí hay transporte público, pero no tiene mucha cobertura. Para que se den una idea, si yo quisiera tomar el camión (llamado Metro, en Houston), tendría que caminar aproximadamente 3 millas (poco más de 4.5 km) desde mi casa. Y eso que es la parada de camión más cercana a mi domicilio. También hay taxis, pero son carísimos. Por cualquier vuelta fácilmente te cobran 30 dólares. De ahí la importancia de contar con automóvil propio. Y por lo mismo que usamos el automóvil todos los días, los mismos necesitan mantenimiento más seguido. Más dinero que gastar...




Aquí tienen un sistema muy raro para determinar las pólizas de autos. Toman en cuenta tu edad, estado civil, residencia...no solamente el modelo de tu vehículo. Y asegúrate de no ser el culpable de un accidente vehicular porque entonces tu prima inevitablemente aumentará por un tiempo.

Cuando vayas al súper, prepárate para pagar por lo menos 90 dólares por visita (considerando que es una familia pequeña y no te das muchos lujos). Y el pago de servicios es mensual, así que a echarle al cochinito.

Uno está acostumbrado a que te revisen en el buró de crédito cuando vas a obtener una tarjeta de crédito. Sin embargo, aquí revisan tu crédito para todo: para contratar un servicio como la electricidad o el cable o incluso para contratar un plan de telefonía móvil. Si no tienes historial crediticio o si éste es malo, es muy probable que tengas que pagar un depósito o conseguir un aval.

Y qué decir de la inseguridad. Aquí también hay zonas peligrosas por las que mejor ni te aparezcas y menos en la noche. Ya me ha tocado que me quiebren un cristal de mi automóvil, que se roben mi estéreo, que se metan a las casas de mis vecinos y familiares a robar, en fin. Hasta en la oficina donde trabajo se han metido. Y aunque hagas el reporte a la policía, muchas de las veces sólo queda en eso, no pasa nada.





Si te gusta ver la televisión en español, tienes que acostumbrarte a la censura estúpida de las televisoras. Y es que es sumamente molesto que cuando estás viendo un programa, le corten alguna palabra o frase porque se pueden ofender los afroamericanos, los gays, en fin. Se habla de mucha tolerancia, pero parece todo lo contrario.

Aquí también hay burocracia. Es posible que te tardes cuando vas a la oficina de licencias o a realizar algún trámite a la corte. Es posible que extravíen documentos que les enviaste por correo o que haya falta de coordinación entre los departamentos de una agencia y que no te sepan explicar algo. Recuerden que: "en todos lados se cuecen habas".

Bueno amigos, es todo por hoy. Reitero que lo que escribí está basado en mis experiencias y es enteramente producto de mi opinión. Mi intención no es para nada el hacernos pasar por víctimas ni mucho menos. Todos los que estamos aquí tuvimos que emigrar por diversas situaciones; algunos por gusto, otros por obligación, en fin...No nos queda más que acostumbrarnos a un modo nuevo de vida (en la medida de lo posible, claro está).

Estaré pronto de regreso. Au revoir!