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domingo, 9 de junio de 2019

Cuando nos invade la nostalgia

El viernes pasado fui con unos amigos a ver la nueva versión del clásico noventero, Aladín. Como todos sabemos, a Disney le dio por sacar nuevas versiones de proyectos pasados que han sido exitosos, pero esta vez con actores de verdad o con personajes a computadora que se vean más reales. Supongo que ya se les terminaron las ideas. Lo mismo hicieron con Dumbo y El rey león y al parecer hay más proyectos en puerta. Bueno, el caso es que fui al cine a ver la película y me encantó. Está muy apegada a la película original animada, aunque hicieron unos pequeños cambios. Algo que se agradece es que trataron de darle un toque un poco más realista en la forma en la que hablan los personajes (bueno, no todos, pero sí varios). Sabemos que el inglés no es el idioma oficial en los países árabes y que estos al hablarlo tienen un acento muy marcado. Así que en lugar de hacer una película en árabe y ponerle subtítulos en inglés (lo cual habría sido muy tedioso e impráctico), decidieron que los personajes hablaran en inglés pero con un acento árabe. Me gustó ese detalle. 





El elenco estuvo muy bien escogido. El papel principal se lo dieron al actor egipcio Mena Massoud, quien ya había hecho algunos trabajos en televisión principalmente, pero que con este papel su carrera tuvo un impulso. También sobresale la actriz inglesa Naomi Scott como Jasmin, con un toque feminista. El villano Jafar, interpretado por el actor neerlandés de origen tunecino Marwan Kenzari estuvo estupendo. Pero el que definitivamente se lleva las palmas es el veterano Will Smith. El papel le quedó como anillo al dedo. Su actuación como el genio de la lámpara fue redonda. El equipo de producción hizo un muy buen trabajo al escogerlo y es que Smith es un tipo que además de experiencia, tiene mucho carisma y conexión con el público. Como todos recordamos, Robin Williams fue quien diera voz y personalidad al genio en la pelicula animada de los 90 y lo hizo magistralmente, asi que encontrar a alguien que encima de eso apareciera a cuadro, me imagino que no fue nada sencillo sino todo un desafío. Pero Will Smith dio el ancho.





En cuanto a la trama no hay mucho que decir. Todos los que vimos la versión original sabíamos lo que iba a pasar y como dije anteriormente, realmente no hubo muchos cambios. Los libretistas respetaron el argumento original y si acaso, hicieron a Jasmine un poco más feminista de lo que la recuerdo, pero de ahí en fuera no hubo mayores cambios. Aunque sí debo confesar que el final me quedó un poquito a deber. Y es que es inevitable hacer comparaciones, pero bueno, son cosas que pasan. 

Los números musicales fueron un deleite para los espectadores. Nos hicieron revivir nuestra infancia. Me encantaron las canciones A Whole New World (el tema estrella de la película) y Prince Ali (el tema que cantan cuando Aladín se presenta como un príncipe gracias al genio). Por lo general no soy muy fanático de las películas en las que se la pasan cantando, que es la razón por la cual casi no me gustan los musicales, pero no es el caso en esta película. Las canciones, esta vez interpretadas por humanos a cuadro, estuvieron excelentes. 




Algo que no termina por gustarme es la apariencia de los animales en la película, más concretamente Abu y Iago. Entiendo que es muy difícil o incluso imposible utilizar animales de verdad para las escenas, pero las figuras a computadora se ven raras. Lo mismo sucedió con Dumbo (no vi la película, solo cortos). Se ven amorfos, extraños, grotescos. El único rescatable en este aspecto es Rajah. Sí creo que deberían esforzarse un poco más con esos detalles. 

Algo que me llamó mucho la atención es que en la sala prácticamente no había niños. A lo mucho llegué a ver algunos 3, pero de ahí en fuera el resto estaba conformado por adultos rondando los 30 años o más. Se me hizo muy raro considerando que era viernes por la noche y que además de eso, los escuincles ya andan de vacaciones en este lado del charco. Para mí estuvo mejor que no hubiera niños porque luego son muy ruidosos, pero sí fue algo que me llamó la atención. No sé cuál haya sido el mercado que Disney tenía en mente al sacar esta nueva versión: si los adultos que vimos la versión original y que nos mueve la nostalgia o los niños que no conocen a Aladín. Tal vez y más probablemente hayan pensado en los dos, pero no sé cuál sea el resultado en las demás salas del país. Los niños de ahora son hijos de aquellas personas que vieron Aladín en los 90 y tal vez les interese la historia o tal vez no. Definitivamente a los adultos de nuestra edad nos mueve un sentimiento de nostalgia y es lo que nos hace querer ver estas nuevas versiones y revivir viejos recuerdos. No me quejo.

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