En los últimos años ha habido muchos avances en el campo de la salud. La esperanza de vida se ha alargado drásticamente. Se ha encontrado la cura para muchas enfermedades o por lo menos se ha encontrado la manera de controlarlas. Pero la ciencia no ha logrado erradicar las enfermedades por completo. De hecho han salido muchas nuevas o, más bien, se han incrementado los índices de algunas enfermedades. Todos conocemos a alguien que tiene diabetes o hipertensión, por citar un ejemplo. No solamente hablamos de gente de la tercera edad sino incluso de adultos jóvenes o niños. En pleno siglo XXI y con tantos avances médicos, estas enfermedades proliferan al por mayor. Los expertos lo atribuyen a facores como: la mala alimentación, el no dormir bien, el estrés, la falta de ejercicio, etc. Y es que en la actualidad el ritmo de vida es excesivamente acelerado. Los salarios en general son bajos, lo cual impide que la gente pueda alimentarse saludablemente ya que los alimentos saludables son caros. Eso sin contar que en la actualidad ya casi nada es natural, todo tiene químicos y los que se supone que no tienen nada (los orgánicos) están carísimos y no duran nada. Otro factor a considerar son las condiciones de trabajo actuales. La globalización nos ha traído cosas buenas y malas, entre estas últimas nos ha traído el estrés. La denominada enfermedad del siglo XXI nos afecta a todos de mil y una maneras. No es raro que la gente sufra de migrañas u otros malestares ocasionados por el estrés. Nuestra salud se ha visto comprometida por todas las cosas con las que tenemos que lidiar en el trabajo. En el afán de ser competitivas, las empresas presionan a sus empleados para que rindan más, muchas veces sin importar las consecuencias. No siempre se respetan los horarios de trabajo (si es que existen) e incluso a veces tienes que estar disponible por teléfono o correo electrónico aunque estés en tu casa o de vacaciones. La línea que divide la vida laboral de la privada cada vez es más fina. Todo ello en perjuicio de nuestra salud física y mental.
En lo personal, me cuesta mucho llevar un estilo de vida saludable. La alimentación es un factor muy importante para tener una buena salud. Pero seamos honestos, es muy difícil comer de manera saludable. Te aburres de siempre comer cosas insípidas, sin grasa, de leer etiquetas, de cuadrar macros, de medir porciones, de evitar ciertos alimentos, en fin. Ya me sé todo ese choro de que no debes hacer dietas sino cambiar tus hábitos alimenticios para que sea sostenible. Lo he intentado y no me ha funcionado. Sé que no soy el único. Igualmente con el ejercicio. La verdad no sé cómo le hace toda esa gente que va al gimnasio saliendo de la oficina. Me cuesta trabajo como no tienen idea. Salgo de la oficina todo estresado y lo que menos quiero es ir a un lugar apestoso a sudor, pelearme con gente por utilizar los aparatos y todo lo demás que conlleva ir al gimnasio. Odio ir al gimnasio, para mí es un verdadero suplicio. Pero de los males el menor. Si quisiera ir en la mañana me tendría que levantar a las 4. No, gracias. En cuanto al sueño, ahí sí me declaro culpable. Tengo la mala costumbre de desvelarme. Rara vez duermo 8 horas diarias. Me he hecho el propósito de acostarme temprano, pero simple y sencillamente no lo he conseguido. Seguiré intentándolo.
Lo del estrés, eso sí es inevitable para mí. No hay poder humano que me ayude a evitarlo. Dicen que uno debe relajarse, que no debe permitir que el estrés influya en tu vida personal de manera negativa. Suena muy bonito, pero no es fácil, al menos para mí no. Por ejemplo, ahorita al momento de escribir esta entrada, siento un dolor espantoso en los hombros provocado por estrés. De solamente pensar en que mañana tendré que lidiar otra vez con clientes necios, ya me estresé. No lo puedo evitar, es algo natural en mí. Lo malo es que está sensación es más fuerte los domingos en la noche.
Regresando al tema de la alimentación, los obstáculos son mayúsculos. Que no debemos comer mucha carne roja (aunque sea magra) por el sodio, el ácido úrico y el riesgo de desarrollar cáncer. Igualmente con los embutidos. Ah, y que la carne no la debemos comer bien cocida porque nos puede provocar cáncer. Que beber líquidos muy calientes también provoca cáncer. Que el pollo y pescado deben ser naturales, no de criadero. Que no debemos consumir mucho atún porque tiene altos índices de mercurio. Y de un tipo de cáncer u otro, podemos mencionar supuestos causantes como: los refrescos, la leche, el pan blanco, la pasta, el azúcar refinado, los aceites vegetales, las palomitas de microondas, las papas de bolsa, las papas fritas, los cacahuates, la harina blanca y la lista sigue y sigue. O sea que por donde la veas, estamos fritos. De eso se pescan los veganos para decir que no debemos comer nada de origen animal. Pero de igual forma casi todo lo que compramos en el supermercado está procesado. Tendríamos que tener un huerto en nuestras casas para cultivar nuestras propias frutas y verduras, lo cual no es muy viable.
El cáncer parece ser la enfermedad de moda. Todos conocemos a alguien que lo padeció o padece. Cáncer de colon, de próstata, de pulmón, de mama, de estómago, de riñón, de páncreas, de piel, leucemia...la lista es interminable. Hasta las cosas más inimaginables pueden provocar cáncer. Ya todos sabíamos que el fumar es causa de cáncer, pero ahora resulta que cosas tan comunes como el wifi pueden ser agentes. Pueden ver la lista completa de la OMS aquí: https://www.abc.es.
Y no hay que olvidar las enfermedades cardiovasculares, renales, respiratorias, la diabetes, etc. Todo influye en nuestra salud de una u otra forma. La alimentación, la actividad física, la contaminación, el tráfico, el estrés, la exposición al sol, el ruido, en fin. Tal pareciera que deberíamos vivir encerrados en una cajita de cristal que nos protegiera de todo. La verdad es que con tantas cosas que dicen se sugestiona uno. Ya no puedes hacer nada a gusto porque piensas en lo que podría pasar. Dicen que las enfermedades se pueden prevenir, pero, aunque suene exagerado, en ese afán de cuidarse tanto para conservar la buena salud, no se puede disfrutar de la vida a plenitud. Al menos eso pienso yo. Es cierto que no es vida tener que tomar pastillas todos los días para tratar una enfermedad, pero tampoco lo es el tener que restringirse y limitarse de las cosas que nos ofrece la vida.
A veces me pongo a pensar en qué tan ciertas serán las cosas que dicen sobre las enfermedades. Dicen que ya encontraron la cura para el sida, pero que no lo han revelado porque se les acabaría el negocio a las farmacéuticas. La verdad no suena nada descabellado. Me pregunto si sucederá lo mismo con las demás enfermedades como el cáncer. Ya no sé que pensar. Por lo pronto, muy a mi pesar, tendré que seguir cargando con esta cruz de la dieta y el ejercicio. Igualmente tratar de dormir mejor, no estresarme tanto, en fin, poner todo de mi parte para conservar la buena salud. No quiero ser parte de las estadísticas.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario