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sábado, 2 de junio de 2018

Vulgaridades del mercado laboral

Hace poco más de un mes que me cambié de trabajo. Ahora estoy un poco más relajado a pesar de que tengo más trato con clientes, comparado con mi trabajo anterior. Lo bueno es que mi interacción con ellos se limita al teléfono y en menor medida, al correo electrónico. Aunque debo confesar que la mayoría de los clientes son personas amables, no puedo dramatizar y englobarlos a todos como engorrosos. Lamentablemente, no todo es miel sobre hojuelas. Ahora tengo que levantarme más temprano y enfrentar al tráfico todos los días. Mi trabajo anterior estaba muy cerca de mi casa, a unos 17 minutos aproximadamente y no había trafico. En cambio, para llegar a mi trabajo actual tengo que pasar por una zona congestionada donde voy a vuelta de rueda por un buen tramo. Ahora me toma entre 30 y 33 minutos llegar y eso que tengo el EZ Tag (una calcomanía que le ponen a los carros en Houston y que recargas cada cierto tiempo para evitarte las luces rojas de las laterales). Si no lo tuviera, fácilmente creo que me tomaría 10 minutos más. El tráfico se pone horrible por las laterales. Pero bueno, dicen que no se puede tener todo en la vida. 

Buscar trabajo puede ser algo frustrante. La situación era ya insostenible en mi trabajo anterior y decidí cambiarme de trabajo. Pero no podía darme el lujo de renunciar sin haber conseguido otro trabajo primero. Así que comencé mi búsqueda a finales de enero de este año. En el caso de los empleos profesionales, prácticamente todo se maneja por Internet. No es de que te presentes a las puertas de una empresa y les digas que estás buscando trabajo y te entrevisten ipso facto. Bueno, el caso es que estuve mandando mi CV a diestra y siniestra sin ningún éxito. Me registré en páginas como Monster, Indeed y Career Builder, actualicé mi cuenta de LinkedIn y hasta fui a una agencia de empleo, pero todo fue en vano. Me cansé de leer artículos buscando ayuda de cómo formatear mi CV y qué estragias tomar para encontrar trabajo. Desde llamar por teléfono hasta dar con la persona encargada de tomar las decisiones de contratación, pero nada funcionó. Unos dicen una cosa y otros otra, pero la verdad es que todo el proceso es algo caótico. 




En EE. UU. existen unas plataformas abominables que se conocen como ATS (Automatic Tracking System, por sus siglas en inglés), las cuales lo que hacen es filtrar los currículos que reciben las empresas electrónicamente. Por medio de algoritmos avanzados , estos sistemas buscan palabras clave en los currículos, desechando gran parte de ellos en el proceso. Así que muchas veces es posible que ni siquiera un reclutador haya visto tu CV. Si es que llegas a pasar esos filtros, según los expertos cada reclutador lee un CV durante segundos o un par de minutos a lo sumo, así que no tienes mucho tiempo para causar una buena impresión. Lo peor del caso es que estos malditos sistemas son muy populares aquí principalmente con las medianas y grandes empresas. No hay manera de enviar tu CV directamente a alguien de RH y si es que llegas a hacerlo, la mayoría de las veces te dirán que debes postularte por medio de la execrable plataforma de la empresa. Así que estamos de vuelta a primera base.

Por teléfono la cosa no pinta mejor. De entrada, tienes que pasar el filtro de la secretaria/asistente, aquellas guardianas celosas de sus jefes. Te dirán que su jefe está ocupado (en una junta, les encanta esta excusa), que no está o te inventarán cualquier cosa. En el remoto caso de que les hayas caído bien, te comunicarán con su jefe, pero esto no te garantiza nada ya que muy probablemente el mandamás te dirá que te postules por medio de la plataforma. De vuelta al principio. Y ni sueñes en plantarte a la entrada de la oficina, esperando hablar en persona con el mero mero. Esa estrategia solamente funciona en la televisión y en las películas, si tratas de hacerlo en la vida real lo más probable es que te manden sacar con seguridad.

Lo que verdaderamente me enerva es que las malditas empresas no se tomen la molestia de avisarte que no fuiste seleccionado para el puesto. Muchas veces ni siquiera importa que hayas seguido las instrucciones al pie de la letra. Les vale un comino que te esté comiendo la incertidumbre. En mi caso, recibí unas cuantas negativas y eso después de varias semanas, aunque haciendo un balance fueron muy pocas respuestas. Bueno, si las comparo con las respuestas que recibí hace unos años cuando me mudé a este país, sí son más, pero aun así son pocas. Me imagino que influye el hecho de que ahora tengo referencias de este lado del charco y antes no, la verdad no sé qué pensar. O tal vez influyó el hecho de que en mi último empleo tuve más responsabilidades, fue un puesto más versátil, puedo ser eso. El caso es de que muchas de las empresas en las que me postulé ni siquiera me dieron las gracias por mi tiempo y mucho menos me avisaron que no fui seleccionado. De entrevistas ya ni hablamos. No sé por qué fregados es tan difícil conseguir una entrevista. Ni siquiera te dan la oportunidad de presentarte en persona, de causar una buena impresión, nada, cero. 




También son irrisorias algunas de las negativas que te dan, si es que te las dan obviamente. Es entendible que te pueda faltar experiencia, pero que te digan que estás sobrecalificado...por favor, a otro perro con ese hueso. Verdaderamente no entiendo la lógica de las empresas y de las personas encargadas de contratar gente nueva. Son reverendas estupideces. Por eso tienen esa fama los de RH, no es gratuita. 

Acá muchas veces no importa un título universitario, sino la experiencia. No es raro ver gente en puestos para los cuales uno pensaría que se necesita título. En México hasta para ser cajero te piden uno. De lo que también me he dado cuenta es de que un título extranjero no tiene el mismo peso que uno de aquí. Recuerdo que alguna vez leí que varios reclutadores descartaban contactar a alguien simplemente porque su apellido era latino. Basado en esta lógica, no me sorprendería que te descarten simplemente porque no estudiaste en EE. UU. Puede que me equivoque, pero al menos en mi experiencia ha sido así. Me he tenido que abrir camino por mí mismo. Cuando llegué a este país, le pedí a una prima si me podía ayudar a encontrar trabajo (ella trabajaba en RH en una empresa en aquel entonces) y se negó, me bateó literalmente. Aquí no tengo amigos ni excompañeros que pudieran tenderme la mano como en Monterrey. Además de que acá la gente es más individualista, egoísta diría yo. 

Es frustrante darte cuenta de que te sacrificaste por años en estudiar y prepararte para luego enfrentarte ante un mundo laboral hostil y despiadado. Muchas veces no tienes más opción que subemplearte porque simple y sencillamente no encontraste trabajo de lo que estudiaste. No es que uno se ponga sus moños, pero uno no va a la universidad con la mentalidad de convertirse en cajero de banco o cualquier otro puesto parecido, con el respeto que me merecen esas personas. Se entiende que no vas a empezar siendo jefe, que tienes que picar piedra, escalar, pero que no se vayan al otro extremo. Por eso se aprovechan de la necesidad de la gente, pagando sueldos miserables y sometiéndolos a largas jornadas de trabajo porque "nadie es indispensable". El día de mañana te dan una patada en el trasero y ni siquiera te dan las gracias. 




Los empleados del día de hoy nos enfrentamos a retos que nuestros padres no tuvieron que sortear. Las empresas son cada vez más exigentes. Un título universitario muchas veces no es suficiente. Tienes que estar al tanto de las nuevas tecnologías, dominar el inglés e incluso un tercer idioma y adaptarte a un entorno laboral extremadamente volátil. Trabajar bajo presión, trabajar a deshoras y tantas y tantas condiciones realmente deleznables.

Por eso ahora comprendo muchas cosas. Alguna gente roba o recurre a medidas extremas debido a su desesperación por no encontrar trabajo. No todo es blanco o negro. Uno trata de hacer las cosas bien, de prepararse, encontrar un buen empleo, ser una persona productiva, un digno miembro de la sociedad, pero muchas veces no se puede. No te dan la oportunidad. Vivimos en un círculo vicioso en el que no te contratan porque no tienes experiencia y no tienes experiencia porque nadie te contrata. A las empresas ya nada más les falta pedirte la luna y las estrellas. 

En esta última ocasión, me tardé más de 2 meses en encontrar trabajo. En otras ocasiones ha sido más.  Mi trabajo actual no es exactamente lo que buscaba, pero no hubo de otra. Lo que sí es un hecho es que no es fácil encontrar trabajo en estos días. Hay mucha competencia y las empresas son cada vez más exigentes. Trabajar, trabajar, trabajar. Hasta que te retires, hasta que te mueras. Sólo entonces podremos descansar. Qué vulgaridad.


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