Sin darnos cuenta, ya estamos a mediados de enero. ¡Vaya que el tiempo pasa rápidamente! Ya pasaron Navidad, Año Nuevo, los Reyes...¡Y no he cumplido ningún propósito! Aunque bueno, para ser honestos, este año no hice ninguno. Y es que, ¿para qué hacemos propósitos si no los cumplimos? Por eso, mi propósito de este año fue no hacer ningún propósito. Creo que necesito un poco de espontaneidad en mi vida; hacer las cosas en caliente, como dicen vulgarmente. Improvisar. Adaptarme.
El año pasado, al igual que otros años, uno de mis propósitos fue bajar de peso. Así que me puse a dieta y comencé a ir al gimnasio. Vi resultados, aunque muy lentamente. Por más que me esforcé, no logré acelerar las cosas. Bien dicen que no es lo mismo los 3 mosqueteros que 20 años después. Y para nada me ayudó el haberme enfermado por una semana. Lo poco que había conseguido lo perdí en unos días. Es una tarea titánica adquirir condición, pero para perderla es facilísimo. Ni siquiera me he parado en el gimnasio en lo que va de este año.
Otro de mis propósitos había sido encontrar el rumbo que voy a tomar en mi carrera profesional. Leí algunos libros sobre el tema, artículos en Internet, tomé largas caminatas para pensar y meditar, busqué opiniones de otras personas, pero aún así no he logrado dilucidar nada en lo absoluto. Es un poco frustrante porque yo esperaba tener una respuesta al terminar el 2016. Me siento entre la espada y la pared, atrapado en un laberinto, ahogándome poco a poco. Necesito darle un giro a mi vida, hacer algo diferente...pero ya abordaré este tema en otra publicación porque es algo extenso.
Otro de mis propósitos, bueno, realmente sólo fue una idea, fue la de conseguir pareja. Mentiría si dijera que me muero por casarme y formar una familia, pero pensando a futuro creo que es lo que me conviene. No siempre seremos jóvenes y aunque disfruto de la soledad, ésta llega a pesar a veces, Y heme aquí, soltero y sin ningún prospecto. Cuando menos lo pensé, se terminó el 2016 y no pasó nada. Veremos qué pasa en este nuevo año.
También quería comprar otro auto, ya que el mío está un poco viejito. Pero luego se pone uno a pensar para endeudarse y que los autos nuevos se devalúan muy rápidamente. Eso aunado a que he tenido varios gastos y bueno, también me he dado uno que otro gusto porque creo firmemente en eso de que los bienes son para remediar los males. Con esto no digo que debemos gastar imprudentemente, pero tampoco hay que irse al otro extremo.
En cuanto a la lectura, este año no pude leer tanto como hubiera querido. Esto sí es algo que me pesa un poco. Me gusta mucho la lectura, pero a veces es complicado encajar ese hábito en tu rutina diaria. Espero poder cambiar eso este año. Por lo pronto, tengo que terminar el libro que estoy leyendo, que aunque está muy interesante, está algo denso.
Tampoco pude viajar tanto como hubiera querido. Solamente fui a Nueva Orleans un fin de semana y a acampar con mis primos en el verano (solamente un fin de semana). Y una que otra escapadita a Monterrey, pero eso no lo considero viajar. Gracias a Dios este año lo empecé con el pie detecho. Me fui a Zacatecas y conocí lugares muy bonitos. Y en agosto, si Dios lo permite, tengo un viaje a Canadá, así que tengo que echarle al cochinito.
Este año espero poder ponerme al corriente con los propósitos que se quedaron olvidados en años anteriores: bajar de peso, encontrar la nueva dirección que quiero tomar en mi carrera, en fin. Mientras estemos vivos, siempre habrá una nueva oportunidad. Y ustedes, amigos, ¿qué procede para ustedes en este nuevo año? Au revoir!
Pues procede aprender a hacer cosas nuevas Kike, yo por ahí me voy a ir y a ver qué,que con la edad, al menos uno baja las expectativas de de su vida, saludos amigo.
ResponderBorrarPues sí, no nos queda de otra. Reinventarnos o morir.
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