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sábado, 26 de septiembre de 2015

Sorry, I don't speak Spanish

¡Qué tal, amigos de El Silencio! ¿Cómo han estado? Yo muerto, he tenido trabajo por montones, pero qué le podemos hacer mientras seamos Godínez (término utilizado en México para referirse a las personas que trabajan en oficina). En fin...

¿Qué dijeron? Éste ahora va a escribir en inglés. ¡Pues no! Al menos no por ahora. Sí he pensado en hacerlo, pero quiero consolidar primero mi blog en español y ya veremos después. Estoy orgulloso de mi idioma nativo. Me parece un idioma tan rico, con tanta variedad, complejo, hermoso, sofisticado...a diferencia del inglés que es tan cuadrado (mis amigos lingüistas me comprenderán). Por eso mismo trato de conservarlo a pesar de vivir en un país donde es considerado como un idioma de las minorías; me refiero al caso particular de los hispanohablantes que vivimos en EE.UU.
Sin embargo, creo que el hecho de que las personas de ascendencia latina nacidos en EE.UU que no hablan español es sólo un aspecto superficial del problema que nos aqueja. Es una manifestación de un problema más profundo: la falta de identidad.  

Con todo el respeto que me merecen los estadounidenses de origen latino, creo que es lamentable que quieran deslindarse de sus raíces y rechazar la cultura de sus padres o abuelos que emigraron de otro país. Con esto no quiero decir que nos cerremos a la cultura estadounidense. Está muy bien que la asimilemos y la incorporemos al conjunto de elementos que nos conforma como seres humanos, pero no creo que esto signifique que debamos dejar de lado quienes somos. Ya sea México (lugar de procedencia de su servidor), algún país de Centroamérica o Sudamérica, es importante nunca olvidar de donde vinimos (aunque hayas nacido en EE.UU.). Hacerlo es negarnos a nosotros mismos. 

Todos los inmigrantes que vivimos en EE.UU. lo hicimos por diferentes razones; algunos por gusto, otros por necesidad. Pero me da tristeza ver que cuando los inmigrantes tienen hijos aquí, no les inculcan la cultura de sus países de origen sino que dejan que se "americanicen" por completo. No es raro conocer a un latino que no te habla una gota de español o habla "mocho" o sí sabe pero no quiere hablarlo (a estas personas las identificas porque tú les hablas en español y se nota que te entienden pero ellos te contestan en inglés todo el tiempo). Me ha tocado ir a restaurantes de comida "mexicana" (en realidad Tex-Mex como casi todos los que hay por aquí) y que los meseros no saben español. Esto en serio ya es el colmo, ¿no creen?




En lo particular me parece extraño/incómodo comunicarme en inglés con personas que se supone deberían saber español. Por lo mismo, solamente hablo en inglés cuando es estrictamente necesario. Aclaro, es solamente mi opinión, respeto a los que piensen diferente. Y bueno, para bien o para mal me he acostumbrado a lidiar con esto, aunque no termino de acostumbrarme por completo.

Hace poco, tuve una discusión con mi jefe por un tema relacionado. Él pertenece a la tercera generación de inmigrantes mexicanos de su familia. Me decía que era muy injusto que tanto los gringos como los mexicanos los rechazaran (refiriéndose a los hijos de mexicanos nacidos en EE.UU.). Decía que se sentía que no era ni de aquí (EE.UU.) ni de allá (México). Yo argumenté que en gran parte eso se debe a la cultura propia del chicano (término utilizado para designar a los mexico-estadounidenses), que rechazan los valores de los mexicanos siendo que comparten muchas más cosas con nosotros que con los gringos. Por ejemplo, ¿quién de nosotros no ha tenido momentos desagradables al momento de cruzar la frontera hacia EE.UU.? Me atrevería a asegurar que el 90% de los agentes de inmigración son de origen latino (mexicanos más específicamente), pero aún así nos tratan con la punta del pie. Obviamente no puedo generalizar, pero lamentablemente la mayoría de los casos nos tratan con prepotencia. 




He podido ver el choque cultural entre los mexicanos y los mexico-estadounidenses. Desde el idioma hasta la comida y las costumbres. Los mexicanos no podemos concebir que Taco Bell o Chipotle sean considerados como restaurantes de comida mexicana. Nos repugna el Spanglish (bueno, en lo personal, no puedo hablar por todos jeje). Nuestras ideas y valores parecen incompatibles. Nuestro origen e historia en común parecen no tener importancia alguna. Me enerva que digan cosas estúpidas como: "You're in America", "We speak English in America" y demás cosas por el estilo. Quiero creer que esta gente desconoce que en ninguna parte de la constitución se estipula que el inglés sea el idioma oficial de EE.UU. Que sea el idioma de facto es muy diferente. Y EE.UU. no es América; América es un continente, pero tal parece que no lo pueden entender. Pero mucho más me irrita que haya latinos que apoyen a tipos como Donald Trump. Pero ése es otro tema...

También en mi experiencia, he visto que la gente aquí es muy individualista. Tuve muchos problemas con compañeros de trabajo por lo mismo. Son de esas personas que creen que uno debe rascarse con sus propias uñas. Pero haces algo mal y ahí están para señalarte y hacerte ver mal. No creo (o más bien espero) que esto no sea exclusivo de nuestra cultura. 

Lo que no puedo entender es que dejen el idioma, el gusto por nuestra comida y otras particularidades, pero conserven los aspectos negativos como tirar la basura en la calle, no respetar los señalamientos viales, no ser cordiales o mostrar educación cuando es necesario, entre otras cosas. Por eso nos ven mal, porque nuestras acciones hablan por nosotros. Debería ser todo lo contrario. Tenemos la oportunidad de representar a nuestros países dignamente y romper con los estereotipos, pero no lo aprovechamos.

Muchos dirán que si no estamos de acuerdo deberíamos largarnos a nuestros países de origen, que así son las cosas aquí, etc. Pero ése no es el caso. No estamos resolviendo el problema. Ignorarlo solamente lo acrecentará. Debemos hacer un frente común y agarrar al toro por los cuernos. No podemos ser enemigos entre nosotros mismos.

Es cierto que en México y muchos países de América Latina las cosas están mal, no se puede negar. La economía, la política, la eduación, la corrupción, la inseguridad son temas que a todos nos preocupan...pero aquí en EE.UU. no todo es miel sobre hojuelas. Se sufre también. Por lo cual es primordial que nuestros hijos sean conscientes de ello. Tal vez porque no nacieron en el mismo lugar que nosotros no puedan comprender la situación en su totalidad, pero de nosotros depende que ellos asimilen su realidad y se sientan orgullosos de ser quienes son...sin afrentas, sin pretensiones, sin poses, con humildad y agradecimiento. EE.UU. se formó a partir de la migración, pero lamentablemente las generaciones nacidas aquí se dejan absorber por el sistema, olvidando de donde vienen. Nacer aquí no significa que uno deba rechazar la cultura de sus padres/abuelos, no hay nada más erróneo que esto. Asimilar las dos culturas y tomar lo bueno de cada una de ellas nos enriquece y beneficia a todos. Nacidos en EE.UU. pero con corazón latino. ¡Y a mucha honra!

Bueno, amigos, me despido por hoy. Au revoir!

sábado, 12 de septiembre de 2015

En mis tiempos...

¿Qué tal, amigos de El Silencio? ¿Cómo los ha tratado la vida? Yo contando los días para el próximo puente jaja. Aunque para eso todavía faltan más de dos meses. Mejor a lo que nos compete.

Recuerdo mi niñez con cierta nostalgia. Tuve momentos alegres, otros tristes, pero puedo decir con certeza que fue cuando más feliz fui. Ya la adolescencia fue diferente, ya saben, ese proceso de autodescubrimiento que es francamente insufrible. Pero regresando al tema de la niñez...recuerdo que mis padres y abuelos se asombraban del comportamiento de los niños en ese tiempo, diciendo que en sus tiempos las cosas eran muy diferentes, que los niños eran más respetuosos, obedientes, inocentes, etc. Y yo me pongo a ver a los niños de ahora y no puedo evitar hacer las comparaciones con el tiempo en que yo fui niño. Si en mis tiempos la inocencia infantil ya estaba desapareciendo, en la actualidad es nula o inexistente. Obviamente no puedo generalizar, porque estoy seguro de que existen honrosas excepciones, pero lamentablemente la mayoría de los niños modernos no son la sombra de lo que fuimos nosotros en nuestros tiempo. Y no lo digo con el afán de vanagloriarnos ni mucho menos, sino para poder entender la situación que nos aqueja con los niños de hoy en día. 




Partamos de la premisa de que los niños de hoy no son educados por los padres sino por la tecnología (entiéndase la TV, videojuegos, Internet). Los niños ya no salen a la calle a jugar. Prefieren estar encerrados jugando al Xbox o Play Station o usando el Internet. Además de estar dañando sus cerebros con tanto jugar (ya se ha demostrado médicamente que no es recomendable que los niños pasen tanto tiempo en frente de un videojuego/computadora), dejan de hacer ejercicio y prefieren comer chatarra mientras juegan, lo cual a su vez deriva en mayores índices de sobrepeso infantil. El problema es que ya es muy común que ambos padres trabajen, por lo que los niños/adolescentes se la pasan solos en sus casas, o en casa de la abuela y de quien reciben la "educación" es de los videojuegos y el Internet. Y qué decir de los benditos smartphones. Ahora cualquier escuincle de cinco años tiene uno y se la pasa embelesado con él, tanto que no participan en las conversaciones familiares o reuniones sociales. Totalmente reprobable. 
Los niños de hoy tienen cuenta de Facebook desde antes de los diez años. Tienen correo electrónico, chatean, suben videos a Internet, conocen los mil usos de las aplicaciones para teléfonos móviles...son todos unos prodigios de la tecnología. Y por lo mismo están más expuestos a tanta porquería que hay en la red. Y los padres lejos de reprobarlos, les aplauden sus proezas.




Vas por la calle y no es raro que de repente veas a un niño peleando o diciendo obscenidades. Dicen palabras que si mi mamá me hubiera escuchado decirlas a esa edad, me torcía la boca de un buen golpe. Pero los niños y adolescentes modernos fuman, beben, dicen obscenidades. Niños y niñas, sin distinción. 
Los niños crecen antes de tiempo. Quieren comerse al mundo. Las niñas comienzan a maquillarse desde temprana edad. Es normal que los niños y niñas de ahora tengan pareja, pero eso no es lo peor del caso, sino que ejercen su sexualidad irreponsablemente. ¿Cuántos casos no hemos visto de niñas/adolescentes embarazadas? Inocencia interrumpida.




Los niños/adolescentes de ahora tienen cara de ángel pero alma de demonio. En la escuela tratan de establecer su dominio. Molestan a sus compañeros, les pegan, los insultan, los humillan. Y no digo que eso sea algo nuevo; siempre ha existido. Pero es alarmante que todo sea tan descarado ahora. Todos los días nos enteramos de que en una escuela agredieron a una persona. Que estaban jugando a la violación, al secuestro...Eso ya no es bullying, es maldad pura. Merecen ir a la cárcel, pero bajo el estúpido argumento legal de que son menores de edad y no pueden ser juzgados como adultos, no pasa de que los expulsen o suspendan, tal vez pagar una multa, pero de ahí no pasa. Sí saben lo que hacen, actúan con premeditación, alevosía y ventaja. No tienen escrúpulos y de grandes van a ser unos delincuentes que van a ser una carga para la sociedad si no los corrigen a tiempo. Creerán que exagero, pero no.




Los niños de hoy son voluntariosos. Hacen lo que les viene en gana. Manipulan a sus padres. No los repetan. Viven para sí mismos. Son impulsivos. No miden las consecuencias de sus actos. Son desobedientes, contestones. Ven la violencia como algo normal.
A los niños ya no los engañas con Santa Claus o el viejo del costal o el Coco. Cuando tú vas, ellos ya vienen. Conocen temas de sexualidad y drogas. Compiten entre ellos para ver quién se acuesta primero con quién o quién aguanta meterse más pastillas. Ya no les interesan los juegos infantiles, quieren ser unos adultos.


Hace unas pocas semanas, nos pidieron ayuda unas personas porque su hijo de doce años se había metido en tremendo problema. Resulta que hicieron una "sesión fotográfica" en la que le tomaron fotografías a una muchacha desnuda y las subieron a Facebook. Los padres de la "niña" estaban fúricos y estaban buscando al muchachito para arreglar cuentas con él. Los padres del "niño" nos pidieron que lo escondiéramos mientras se arreglaba la situación. Cuando sucedió todo esto, la verdad no me sorprendí porque era algo que ya sea veía venir. Este muchachito llegaba tarde a su casa porque andaba de reventón con sus amigos. Llegaba incluso a las cinco de la mañana del día siguiente. Sus padres ocasionalmente le llaman la atención, pero igualmente lo dejan salir. ¡Apenas tiene doce años! ¿Cómo es posible que lo dejen estar fuera de la casa a altas horas de la noche? ¿Haciendo quién sabe qué? No creo que esté rezando o visitando a los enfermos en un hospital.
 A ver si al rato no les sale con que van a ser abuelos.




En mis tiempos, recuerdo que jugábamos en la calle y nos divertíamos mucho, a veces nuestras mamás tenían que ir por nosotros porque no nos queríamos meter a la casa jeje. Vivíamos según nuestra edad. Nos enseñaron a saludar, a hablarles de usted a los mayores, a decir "gracias" y "por favor". Nos dejaban salir, pero siempre nos ponían una hora para regresar y si no lo hacíamos, nos iba muy mal. Nos castigaban si no nos comportábamos. No se dejaban chantajear por nosotros. Nos enseñaban a obedecer y a no cuestionar sus decisiones. Lamentablemente, todo esto se ha ido perdiendo con el tiempo porque al parecer las nuevas generaciones tienen otra mentalidad y los padres lo permiten. En lo que a mí respecta, estoy orgulloso de decir que en mis tiempos, las cosas eran diferentes...y mejores que ahora. 




Buenos, amigos, me despido por hoy. ¿Y ustedes qué opinan? Au revoir!

sábado, 5 de septiembre de 2015

Un lugar especial en el Infierno

¿Qué tal, amigos de El Silencio? Pues acá en EE.UU. tenemos puente (fin de semana largo, el próximo lunes conmemoramos el Labor Day o Día del Trabajo). Aunque para mi desgracia, no podré aprovecharlo como quería. Por problemas personales (entiéndase $$), no pude salir de viaje como lo había planeado. Así que me tendré que quedar en casa con mis libros y películas. En otras circunstancias estaría feliz, pero no en esta ocasión. En fin...

Esta semana recibí un comentario que me recordó lo nefastas que pueden ser unas personas. No entiendo su afán de decir cosas que no vienen al caso. Quiero creer que algunas personas pecan de imprudentes sin querer, pero no dudo que hay muchas que lo hacen deliberadamente. Ya sea porque están frustrados o porque así es su naturaleza. Se escudan bajo el argumento de que es una broma, te guiñan el ojo o se inventan algo que ni ellos mismos se creen. Incluyo aquí a los familiares que se la pasan preguntando que para cuándo te casas, para cuándo los hijos, etc. (principalmente las tías, tienen un don innato para estas cuestiones). ¿O qué tal las personas que se  pasan criticando a los demás? Que si estás gordo/delgado, que te ves mal, que hiciste algo mal...simple y sencillamente nunca les das gusto. Y el problema es que no pierden la oportunidad de hacértelo saber. Son unos expertos en hacer bromas de mal gusto, hacer comentarios mordaces...No se pueden concentrar en sus vidas, tienen que pasársela arruinándosela a los demás. ¿Qué demonios les importa si hice o deshice? Estas personas conforman el primer grupo de merecedores de un lugar especial en el Infierno.



 Otro grupo que también tiene mi desprecio es aquél conformado por los conductores (de vehículos, los de televisión son punto y aparte) imprudentes. Muchos accidentes son provocados por los descuidos de esta raza subhumana. ¿A cuántos ejemplares de esta especie no hemos visto hablando por celular al momento de conducir? ¿O enviando mensajes de texto o revisando x aplicación? No se pueden esperar a llegar a su casa. O las mujeres maquillándose mientras conducen.
Los que no reducen la velocidad cuando está lloviendo. ¿A poco no saben que cuando el pavimento está mojado, las condiciones para conducir cambian? Los frenos no responden igual, el pavimento está resbaladizo y la visibilidad disminuye drásticamente. Eso sin contar que cuando hay charcos y ven gente cerca, no tienen la delicadeza de reducir la velocidad para no mojar a las pobres personas. Ya me ha pasado que me mojan así y no es nada agradable.
Los que se te pegan mucho por detrás. Cuando vas en la calle, nunca faltan los conductores que van muy cerca de ti. De repente tienes que frenar rápidamente y como el vehículo de atrás no llevaba su distancia, pues se impacta con tu vehículo.
Los que no respetan los señalamientos viales. No sé si son ciegos, tarados o qué. Se pasan los altos, las luces rojas, los señalamientos de ceder el paso, no respetan las lineas que demarcan los cruces peatonales, no respetan los cajones de estacionamiento para gente discapacitada, dan vuelta en u donde está prohibido, se meten en contra, invaden carriles desvergonzadamente, carecen de toda cultura vial. Lo peor de todo es que ni les pueden reclamar ni nada porque hasta se hacen los ofendidos y se enojan, por decir lo menos. ¡Cínicos!
Los que aceleran cuando ven que los vas a rebasar o que te vas a cambiar de carril. Este subgrupo merece una tortura especial.
Los conductores de tráileres. Son unas verdaderas bestias para conducir. No puedo generalizar, pero sí me atrevo a asegurar que la mayoría son pésimos conductores. 



Los indecisos/lentos que hacen filas en cualquier lugar. Esto aplica a filas en tiendas, restaurantes y cualquier otro lugar donde haya filas que entorpecer. Es sumamente molesto que haya gente que apenas se pone a revisar el menú en un restaurante cuando ya es su turno de ordenar, siendo que pudieron haberlo visto mientras estaban esperando en la fila. ¿O qué me dicen de las personas que hasta el momento de pagar sacan el dinero o tarjeta de crédito? Especialmente cuando se trata de mujeres con bolsos grandes llenos de quién sabe cuántos artilugios y se tardan en encontrar lo que buscan. Como si tuviéramos todo el día para esperar. 




Los que te dejan plantado o te cancelan de última hora. Es comprensible que hayas hecho planes con alguien y que repentinamente a tu amigo le surja un contratiempo. Pero al parecer hay personas a las que se les hace costumbre (hablo con conocimiento de causa). ¿Y qué tal esas personas que siempre llegan tarde? Les llamas y dicen que ya van en camino siendo que ni siquiera han salido de su casa y posiblemente ni se han arreglado. Con este tipo de personas ya ni te dan ganas de hacer planes.



Los jefes que se inventan juntas de último minuto, que te obligan a quedarte tarde o ir a la oficina en fines de semana o días festivos, que te monitorean todo el tiempo (hasta cuando vas al baño), que te encargan algo cinco minutos antes de la hora de salida y lo quieren de ya, sólo por nombrar algunos. Se ponen muy exigentes con la hora de entrada y demás (todo a su conveniencia, obviamente) y uno que se friegue. Yo creo que estas personas merecen algo peor que el Infierno.



Las vecinas chismosas. Si lo sabré yo. Conocen tu vida hasta mejor que tú. Saben lo que pasa en cada casa de la cuadra. Saben si alguien se quedó sin empleo, si terminó su relación con alguien, si debe dinero en Coppel (o cualquiera de esas tiendas que te venden a crédito), a donde se fue Juan de vacaciones, en fin...Realmente me intrigan sus habilidades de adquirir información, mucho más eficientes que cualquier agencia de inteligencia gubernamental. Pero ni eso las libra del Infierno. Y menos si son del tipo que te reportan con la policía por escandaloso cuando haces una fiesta en tu casa, sin importar que rara vez las haces.




Los cobradores. Bueno, no solamente ellos sino los que siempre nos ponen como referencia cuando solicitan un crédito/préstamo. Y es que muchos de nuestros queridos familiares y conocidos tienen la maldita costumbre de dar nuestros números de teléfono a estas empresas. Tiempo después, ya que se atrasaron con el pago, los cobradores te hostigan por teléfono para decirte que fulano debe no sé cuánto en una tienda o en el banco. Te llaman sin cesar por teléfono hasta que te cansas de decirles que esa persona no vive ahí y terminas por decirles que no los conoces. Les dices hasta de lo que se van a morir. Ya no sabes en qué idioma hablarles. Pero las llamadas siguen...
De la mano de los cobradores van los vendedores. Justamente mientras estaba escribiendo esta entrada, tocó un vendedor a mi puerta para ofrecerme que me cambiara de compañía de luz. Me explicó los beneficios que obtendría con ellos y lo avariciosas que son las demás compañías. No quitaba el dedo del renglón. Quería que metiera solicitud para ver si calificaba y así obtener una venta. Les dices una vez que no y debería ser suficiente, pero no es así. Siguen insistiendo hasta que te hartan y terminas por correrlos de la casa. Uno entiende que es su trabajo, pero es realmente insoportable que te molesten por teléfono o en persona. Un verdadero suplicio.




Los hipsters que tristemente están tan de moda. Muy particularmente me refiero a todo ese grupo de personas que se creen revolucionarias/anarquistas, que están inconformes con el gobierno, etc. El problema no es que estén inconformes, de hecho me parece perfecto que lo estén, pero el problema es que crean que por publicar una frase, foto, video o noticia en las redes sociales, van a cambiar el rumbo del país o incluso del mundo. ¿Cómo es que aquellos personajes ilustres de la Independencia y la Revolución y de otras luchas lograron su cometido? No contaban con la tecnología que tenemos ahora, pero eso no fue obstáculo. Se los dejo de tarea.




Los padres que no controlan a sus hijos. Y antes de que se me eche encima la sociedad de padres de familia, quiero explicar el contexto. Me refiero a aquellos padres que no les llaman la atención a sus hijos viendo que están haciendo una travesura, sobre todo cuando están en casa ajena. O a los padres que no tienen consideración por los demás. Me pasó una vez que fui al cine y estaba un matrimonio con un bebé. El bebé comenzó a llorar (más que llorar, gritar, como si lo estuvieran matando) y los padres no podían callarlo. Ahora bien, sé que es inevitable que un bebé llore, pero uno de los dos se podría haber salido de la sala para calmar al bebé y regresar después, pero no lo hicieron. Se trata de consideración a los demás. No se necesita ser padre para entenderlo.




Para finalizar, quiero aclarar que cuando hablo del Infierno, no lo hago en un sentido literal, simplemente es una manera de expresar mi repudio por las personas mencionadas anteriormente. Algunos de ustedes no creerán en el Infierno, siéntanse libres de sustituirlo por otro lugar o situación. Podría seguir y seguir con la lista, pero nunca terminaría. ¿Qué opinan ustedes, amigos lectores? Au revoir!