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domingo, 26 de julio de 2015

Cuando una noticia deja de ser noticia

¡Qué tal, amigos de El Silencio! ¿Cómo les fue en la semana? Espero que excelente, porque para mí fue una semana de perros (como decimos en México). Pero gracias a mis libros, mis películas y este blog puedo sobrevivir.
En los últimos días/semanas hemos sido bombardeados con "noticias" como el cambio de sexo del exatleta Bruce Jenner, el trasero de Kim Kardashian, las declaraciones polémicas de un payaso xenofóbico llamado Donald Trump, la falta de clase de la primera dama de México, el protagonismo del nunca bien ponderado director técnico de la Selección Mexicana de futbol, la petición de expulsar de México a la conductora de Televisa, Lauro Bozzo, el "escape" de un narcotraficante de un penal de máxima seguridad en México, por nombrar sólo algunas. Es impresionante la cantidad de notas referentes a ellos que circulan por la red. Es inevitable que al abrir Facebook o revisar alguna página de "noticias", te topes con algo escrito acerca de los indeseables personajes mencionados anteriormente. Hasta periódicos de renombre han caído en este juego embarazoso. Y como siempre, las víctimas somos la población en general.
Vámonos por partes. Comencemos por los espectáculos. Somos conscientes de que existen programas dedicados entera y exclusivamente a hablar de los famosos. Está bien. Existen públicos para todo. Pero aún así, es inadmisible que el 90% de sus notas/reportajes sean sobre Bruce alias "Caitlyn" Jenner, sus hijas o el trasero de Kim Kardashian. Que si Bruce esto, que si Bruce aquéllo. Como si no hubiera nada más de que hablar. Lo peor de todo es cuando estas notas ya no solamente son publicadas en sitios de chismes, sino que son publicadas como noticias en otros sitios que nada que ver.



¿Y qué decir acerca del magnate/personalidad de la televisión Donald Trump? Todos los días nos enteramos que dijo algo malo sobre los mexicanos. Que si somos unos violadores, narcotraficantes, ladrones, delincuentes en toda la extensión de la palabra, la escoria de la sociedad. No se cansa de insultarnos cada vez que tiene oportunidad. Y los medios, como buitres voraces, ahí están captándolo todo para transmitirlo al resto de la sociedad. Aceptémoslo, el escándalo vende. El amarillismo genera negocio. El periodismo verdadero no es interesante. Que si lo hace por estrategia, puede ser. Si es estúpido, no lo sé. Si es inteligente, lo dudo y no me importa. No voy a debatir sobre eso porque no es mi intención, además de que sería darle más importancia a ese septuagenario.




Nuestra primera dama. Siempre es el foco de atención en las visitas de Estado y apariciones de su esposo, el presidente Enrique Peña Nieto. En ocasiones hasta le roba los reflectores a su marido. Pero la razón por la que lo hace es risible. Que si su atuendo no es el apropiado, que no sabe pararse o sostener el bolso, que no tiene clase como la reina de España, que su esposo no le quiso dar el brazo, en fin. Quiero suponer que porque ella trabajó (o como quieran llamarlo) mucho tiempo en el mundo del espectáculo, ahora los sitios de espectáculos publican notas sobre ella. Y obviamente, como es esposa de un político, pues los medios especializados tienen que hacer su parte. El caso es que nos la presentan por partida doble. ¡Qué barbaridad!




Otro personaje que ha acaparado los medios es Miguel Herrera, técnico de la Selección Mexicana de futbol. Que su equipo perdió, que el árbitro les ayudó, que solamente sabe hacer comerciales, que su conducta y comentarios rayan en lo pueril, sus peleas interminables con cierto comentarista de TV Azteca, etc., etc. Ya sea por televisión, radio o Internet, es más que probable que escuches algo sobre este polémico personaje.


Quien también ha estado en el ojo del huracán es la conductora Laura Bozzo. Hace unos días, se presentó en el Congreso de México una petición para expulsar a la conductora del país azteca. Personalmente, no estoy ni a favor ni en contra de esta mujer. Lo que considero reprobable es que el Congreso pierda de vista otros temas que son mucho más importantes. ¿Acaso la situación del IMSS, la educación, la pobreza o el desempleo en México no son temas que exigen atención inmediata? ¿Por qué perder el tiempo en nimiedades? 



El "Chapo" es punto y aparte. Para empezar, hay quienes dicen que nunca lo capturaron, que el que estaba en la cárcel era un doble. Luego, nos enteramos que esta persona se "escapó" por medio de un túnel que cavó en tiempo récord. Y su escape ha afectado la "reputación" de nuestro gobierno. Y como es inevitable, todos los días escuchamos o leemos algo acerca de este peculiar personaje. Se le han dedicado programas enteros analizando su escape. Es conocido en todo el mundo. Medios internacionales han publicado infinidad de notas acerca de él. Hay personas que juran y perjuran que lo han visto. Unos dicen que está en Honduras, otros que en Europa...Y a como vemos las cosas, hay mucha tela de donde cortar así que veremos/escucharemos del "Chapo" por un largo tiempo.




Creo en las teorías de conspiración...hasta cierto punto. Sabemos que los medios son controlados por hilos invisibles por personas que no conocemos, pero que son las que orquestan el funcionamiento de nuestra sociedad. Pero esto no quiere decir que todo lo que publican es una cortina de humo para desviar la atención (es mi punto de vista, ustedes están en todo su derecho de discrepar). Lo que me molesta es que los medios abusen de su posición y que sus "noticias" dejen de ser noticias para convertirse en chismes de lavadero (con el respeto que me merecen las lavanderas). Estoy harto de abrir Facebook o de leer sitios de noticias en Internet y siempre ver lo mismo. Todos los días somos expuestos a noticias irrelevantes en mayor o menor medida. Tal vez debería aislarme en una isla y así descansar de tanto bodrio.
Bueno, amigos, es todo por hoy. Nos escribiremos pronto. Au revoir!

sábado, 18 de julio de 2015

Personas van, personas vienen...

¡Hola, amigos de El Silencio! Espero que se encuentren de lo mejor. Quería escribir esta entrada entre semana, pero pues es algo complicado. Aunque no tengo ningún inconveniente con hacerlo en fin de semana, porque al final de cuentas escribir es algo que me gusta. Lo que sí me molesta es tener que hacer otras cosas vulgares que como cualquier mortal pobre tiene que hacer jajaja. En fin...
Hace unos pocos días tuve la oportunidad de ver a una persona que ya casi no puedo ver porque se mudó a otra ciudad. Y esto fue la excusa perfecta para el tema de la presente entrada. Bueno, en realidad me puso a pensar sobre muchas cosas, pero vámonos por partes, ¿qué les parece?

¿Cuántos de nosotros por azares del destino hemos dejado de ver a ciertas personas, ya sean familiares, amigos o personas en general hacia las que sentimos afecto? Estoy seguro de que todos.
En mi caso, tuve que mudarme de ciudad y eso significó dejar de ver a mis amigos/as y familiares. No me mudé al otro lado del mundo precisamente, pero tampoco vivo a la vuelta de la esquina como para ir de visita a cada rato. Ahora tengo que planear cada viaje con anticipación, estar al tanto de los llamados "puentes", en fin, ya se imaginarán mis peripecias. Y como no soy dueño de mi tiempo, esto empeora aún más la situación. Pero bueno, no nos desviemos del tema; siempre que me pongo a hablar/escribir sobre el tiempo, irónicamente se me va el tiempo.

A lo largo de nuestra vida, conoceremos a muchas personas; algunas nos caerán bien, otras no tanto. Con algunas formaremos lazos de amistad muy fuertes que incluso, los llegarás a considerar parte de tu familia. Yo hice esto último. Al ser hijo único, convertí a unas pocas personas en mis "hermanos" y aunque no compartimos la misma sangre, compartimos otras cosas más importantes. Hemos compartido muchos momentos, buenos y malos, hemos compartido muchas historias juntos, hemos recorrido un camino largo y sinuoso. Nos hemos peleado, dejado de hablar por un tiempo, pero siempre al final nos reconciliamos. 
Cuando somos muy jóvenes (ojo: no estoy diciendo que estemos viejos, no quiero herir susceptibilidades) pensamos que siempre vamos a ser amigos de ciertas personas, que nos reuniremos con frecuencia, que seguiremos haciendo las cosas que hacíamos juntos y demás por el estilo. Pero cuando nos enfrentamos a la realidad, nos damos cuenta de que muchas cosas cambian. Unos se casan y forman familias, otros obtienen empleos con horarios supercomplicados, otros como yo se mudan a otra ciudad o país y todo es un cuento de nunca acabar. Y nos vamos distanciando poco a poco hasta fundirnos en el olvido en algunos tristes casos. Perdemos el contacto o tratamos de reunirnos, con poco éxito. La familia, el trabajo u otras circunstancias nos absorben y nos obligan a cambiar nuestras vidas. No voy a debatir sobre esto porque pienso hacerlo en una entrada futura. Quiero hacer énfasis en el distanciamiento voluntario o involuntario del que todos en alguna ocasión hemos sido víctimas.
¡Qué bonito que a pesar del tiempo y la distancia las relaciones perduren! ¡Qué grato es poder seguir compartiendo vivencias con las personas que quieres! No importa que tengas 20, 30, 40 o más años, siempre puedes contar con esas personas, bromear, recordar anécdotas, reír, chismear, jugar como niños (porque todos tenemos un niño dentro), vivir...El tiempo parece detenerse, no hemos envejecido en lo absoluto, nuestros problemas desaparecen. Es como algo mágico, algo inexplicable.


Recuerdo mis años escolares. Siempre fui una persona algo introvertida, comencé a desenvolverme un poco más en mi período universitario. Sin embargo, a pesar de mi personalidad huraña, logré hacer unos pocos amigos. Pensé que siempre seríamos amigos, que seguiríamos yendo a comer, a jugar baloncesto, reunirnos a platicar...Pero ¡oh sorpresa! Salimos de la escuela y cada quien tomó su rumbo. Gracias a las redes sociales podemos mantener contacto, no es lo mismo, pero sí ayudan mucho. 
Por otro lado, me dio mucha tristeza que algunas personas decidieran romper relaciones de tajo. Se hacían los desentendidos o ignoraban los mensajes/llamadas. Fue como un cubetazo de agua fría que me hizo despertar y darme cuenta de la realidad de la vida. No les guardo rencor ni mucho menos, pero no estoy dispuesto a mendigar tiempo.
Cuánta razón tenía la persona que dijo que los verdaderos amigos los cuentas con los dedos de la mano. Yo no sé cuál es el concepto que ustedes tienen de "amigo". Para mí no es tan importante cuantos "amigos" tengo, sino compartir con los pocos y verdaderos que tengo.
Pero no crean que me he olvidado de nuestros némesis. A lo largo de mi vida personal y profesional me he llenado de enemigos. He conocido personas a las que les caigo mal, de igual forma que he conocido personas que me caen mal a mí. He tenido enfrentamientos y se han suscitado situaciones desagradables, pero gracias a Dios he salido adelante. Y es que no porque no nos caigamos bien quiere decir que no podamos aprender unos de otros. En lo personal, he aprendido mucho de mis "enemigos". He aprendido a ser perseverante, ambicioso, responsable, etc., etc.
Yo sé que simple y sencillamente conoceremos personas con las que nunca, jamás, por más que intentemos, podremos llevarnos bien con ellas. Es la naturaleza humana. Lo digo por experiencia propia. Daríamos lo que fuera por no tener que ver a esas personas indeseables ni en pintura. Nos han pasado tantas cosas por la cabeza con referencia a esas personas. Y no cosas buenas precisamente.
Sin embargo, creo que deberíamos ponernos a pensar en por qué Dios/la vida/el destino o quien ustedes prefieran, permitió que conociéramos a esas personas. Pensar en por qué las puso en nuestro camino. ¿Con qué fin? Yo no creo en las casualidades; creo en las causalidades. Estoy convencido de que esas personas nos pueden enseñar algo o ayudarnos en el momento menos pensado. Lo he vivido.
A veces quisiera regresar el tiempo (¿por qué siempre se cuela en mis entradas?) y que todo lo demás siguiera igual. Sé que no se puede y no me queda más que resignarme y adaptarme.
Haciendo un balance de mi vida, creo que he aprendido mucho de todos los que he conocido, pero me falta mucho más por aprender. Ustedes se preguntarán por qué. Y la respuesta es que me falta conocer a muchas más personas. Retengamos lo bueno y desechemos lo malo. Quedémonos con los bonitos recuerdos. Personas van, personas vienen...
Bueno, amigos, me despido. Espero estar pronto de vuelta. Au revoir!

jueves, 9 de julio de 2015

¿Vivir para trabajar o trabajar para vivir?

¡Hola, amigos de El Silencio! Pues como lo prometido es deuda, aquí estoy de nuevo. Había pensado en publicar una entrada por semana, pero sin querer, se deja uno llevar por los afanes de la vida y pues aquí estoy dos semanas después. En fin, haré lo posible por no ausentarme durante mucho tiempo, pero poco a poco ahí la llevo :).
Espero que estén de lo mejor. En lo que a mí respecta, he tenido mucho trabajo y me he sentido cansado últimamente. La vida de un adulto es algo complicada. Todos los días es lo mismo. Todo parece ser una rutina interminable. Especialmente cuando se trata del trabajo. Y es precisamente este tema el que voy a abordar, muy relacionado a mi entrada anterior.
Tarde o temprano, todos (quiero creer que es así) nos comenzamos a cuestionar sobre las "cosas de la vida". Sobre aquello que nos enseñaron nuestros padres y tantas cosas más que dábamos por sentadas. Desde pequeños nos enseñaban a que debíamos estudiar para ser "alguien en la vida", obtener un empleo digno, casarte y formar una familia, en fin, ya saben...




Pero en esta ocasión quiero enfocarme en el trabajo. ¿Por qué y para qué trabajamos? ¿Sólo para conseguir dinero? ¿Para hacer algo productivo con nuestras vidas? ¿Por qué los demás lo hacen? ¿Por qué es lo que la sociedad espera de nosotros? ¿Por qué quiero sentirme útil, pleno, realizado? ¿Por qué soy bueno en lo que hago? Estoy seguro de que no hay una sola respuesta para estas preguntas. Nuestros motivos pueden ser variados y es válido. Sin embargo, lo que en mi opinión NO es válido es que el trabajo ocupe el primer lugar en nuestras vidas, que nuestra vida gire alrededor de él.
Es muy probable que ustedes hayan oído hablar de los workaholics (adictos al trabajo). Muy independientemente de ellos, hay muchísimas personas que tienen que trabajar largas horas por obligación. No por gusto, primeramente por necesidad y después por obligación (aunque honestamente la línea que divide a estas dos últimas es muy tenue). Y los principios del capitalismo, la corrupción del gobierno y la injerencia de los empresarios en la política no ayudan mucho que digamos.
Tal parece que las empresas de hoy en día no conocen el concepto de horario. Los horarios de trabajo son virtuales, inexistentes. Se espera que estés en la oficina a las 8 a.m. o incluso antes, pero no hay una hora de salida (en la mayoría de las empresas, hablando de trabajos administrativos o profesionales, la hora de salida es las 6 p.m., pero rara vez se respeta esto). Si te vas a la hora de salida te ven como bicho raro o incluso te regañan. Tus superiores esperan que trabajes a horas y deshoras, argumentando que hay que "traer bien puesta la camiseta", que hay que sacar el trabajo y una sarta de estupideces que no terminaría nunca si quisiera enumerarlas.




Y hablo con conocimiento de causa, no solamente por hablar. He sido víctima y he visto a los que me rodean padecer el mismo mal. Cuando eres estudiante, tienen un poquito de consideración contigo (aunque en mi caso tuve un jefe que nunca entendió lo de horario flexible para estudiantes), pero cuando eres ya un empleado, ¡agárrate! Y si trabajas en algún área como contabilidad, hazte a la idea de salir tarde cuando es cierre de mes y ni qué se diga del cierre de año...Prepárate para salir a media noche y trabajar en fines de semana. Ah...y recuerda que no tienes derecho a tiempo extra porque eres "empleado de confianza".
No importa cuánto te organices porque siempre va a salir algo nuevo. El trabajo nunca se acaba. Se supone que por eso en las descipciones de puestos incluyen la capacidad de priorizar, así como trabajar bajo presión, tolerante a la frustración (léase inexistencia de horario)...Y cuídate de tener un jefe que te esté vigilando todo el tiempo, que te cuenta los minutos cuando vas al sanitario o a comer, que siempre va a encontrar un defecto en lo que haces. Olvídate de hacer planes con tu familia o amigos. Acostúmbrate a llegar tarde a tus citas, a tener sueño constantemente, a alucinar los lunes...
Confucio dijo: "Elige un trabajo que te guste y no tendrás que trabajar ni un día de tu vida".
Muy personalmente, no creo que se trate de que te guste o no tu trabajo. Se trata de que te des cuenta de que antes que un empleado, eres una persona que se debe tiempo y respeto a sí misma. Que hay una vida fuera de la oficina, empresa, fábrica donde trabajes...Que no eres una máquina. Que no importa que les hayas dado tus mejores años a una empresa porque a las primeras de cambio no se tocarán el corazón para reemplazarte. Que no les importa que tengas una familia con la que naturalmente quieres pasar tiempo. Que el trabajo no lo es todo en la vida, sólo es una parte de ella. Que por trabajar en demasía perdemos otras cosas igual o más valiosas. 
No dudo que haya unas pocas empresas que les permitan a sus empleados tener un equilibrio entre su vida laboral y personal. Pero como dicen: "de lo bueno, poco". La realidad es que el concepto de horario es una quimera, algo del pasado. ¡A trabajar, esclavo!
Recuerdo que mi abuelita Martha, Q.E.P.D., me platicaba que antes era muy común que cerraran los negocios a mediodía para comer y una siesta. ¿Y ahora? ¡Ja! Ahora no importa que estés en tu hora de comida porque tienes que contestar el teléfono o correos electrónicos y estar localizable en todo momento. Y aunque no estés en la oficina no te salvas. Gracias al bendito Internet y smartphones, ahora no tenemos excusas para no contestar. El ritmo de trabajo es más acelerado, con tanta competencia las empresas no se pueden dar el lujo de descansar. Fines de semana, días festivos, sin problemas de horario...
Entiendo que hay cosas que no están bajo nuestro control. Pero sería tan gratificante que en la medida de lo posible te dediques tiempo a ti mismo. Que te consientas. Que vivas la vida. Que trabajes para vivir y no vivas para trabajar.
¿Y ustedes qué opinan? Me encantaría saber. 
Bueno, ya me desahogué. Esta entrada fue una catarsis para mí. Au revoir!