¡Hola, amigos lectores! Sean bienvenidos de nueva cuenta a El Silencio. Espero que su semana haya sido tranquila; la mía ha sido un poco ajetreada. Tenía toda la intención de publicar esta entrada el día de mañana, pero como estoy casi seguro de que me voy a dejar seducir por la pereza, pues quise prevenirme. Todos estos días estuve pensando sobre qué escribiría en mi segunda publicación. Hay tantas cosas que quisiera compartir con ustedes, pero falta tiempo o energía. Después de darle vueltas al asunto, decidí que el tema ideal a abordar sería la lectura.
Leer no solamente nos brinda conocimientos, sino que amplía nuestros horizontes, nos ayuda a poner las cosas en perspectiva, nos transporta a un mundo mágico donde nosotros mismos somos los protagonistas, nos relaja, nos ayuda a conocer mejor nuestro entorno, nos eleva como seres humanos y espirituales, nos enriquece, nos entretiene...son tantas las cosas que podría enumerar aquí que me falta espacio para hacerlo. La lectura nos da armas para luchar contra uno de los enemigos más despiadados: la ignorancia. Lamentablemente, muchas personas son presas de ella a sabiendas de que es una situación que se puede cambiar. Eso a pesar de las facilidades con las que contamos en la actualidad. Además de los libros tradicionales, ahora tenemos acceso a versiones electrónicas desde cualquier computadora o dispositivo móvil.
Leer no solamente nos brinda conocimientos, sino que amplía nuestros horizontes, nos ayuda a poner las cosas en perspectiva, nos transporta a un mundo mágico donde nosotros mismos somos los protagonistas, nos relaja, nos ayuda a conocer mejor nuestro entorno, nos eleva como seres humanos y espirituales, nos enriquece, nos entretiene...son tantas las cosas que podría enumerar aquí que me falta espacio para hacerlo. La lectura nos da armas para luchar contra uno de los enemigos más despiadados: la ignorancia. Lamentablemente, muchas personas son presas de ella a sabiendas de que es una situación que se puede cambiar. Eso a pesar de las facilidades con las que contamos en la actualidad. Además de los libros tradicionales, ahora tenemos acceso a versiones electrónicas desde cualquier computadora o dispositivo móvil.
Tristemente debo reconocer que no desarrollé el gusto por la lectura en mis años de infancia ni incluso la adolescencia. Pero bien dicen que nunca es tarde para comenzar. Lo mejor de todo es que para beneficio nuestro, hay infinidad de géneros y subgéneros literarios de donde escoger: novelas, ensayos, poesía, teatro, biografías, cuentos, filosofía...Personalmente, me encanta la novela, particularmente los thrillers y la literatura clásica. Sin embargo, creo que es importante ser versado en un poco de todo. Lo importante es desarrollar el hábito de leer, aunque sean 20 minutos diarios.
A riesgo de que me consideren nerd (sólo un poco jeje), debo confesar que siempre trato de llevar un libro conmigo. ¿Por qué?, se preguntarán. La respuesta es sencilla: nunca sabes cuándo se presentará una oportunidad para leer. Ya sea que te encuentres de viaje, tengas unos minutos disponibles a la hora de la comida en la escuela/trabajo, antes de dormir, cuando estés dando un paseo al aire libre, son tantas las ocasiones...Y acompañado con una taza de café o una copa de vino tinto, un libro es especialmente deleitable en una tarde lluviosa.
Me da pena que haya gente a la que no le guste leer. Yo fui uno de ellos, pero afortunadamente ya no. Unos dicen que es aburrido, que no tienen tiempo, que con los libros de texto de la escuela basta y la lista de excusas sigue. Pero como mencioné anteriormente, hay mucho de dónde escoger. Busca recomendaciones de amigos o familiares, investiga críticas de expertos literarios, únete a un club de lectura. Son tantas las formas en las que puedes comenzar. Es un proceso gradual, no digo que te va a gustar de la noche a la mañana, pero estoy seguro que poco a poco le agarrarás sabor.
Tienes que encontrar lo que te gusta. Trata de reservar un tiempo al día, ten un diccionario o computadora a la mano para buscar algo que no entiendas, usa un separador para evitar maltratar las hojas, siéntate o acuéstate en un lugar cómodo. Si sólo puedes leer un libro, bien; si puedes leer más, mejor. La verdad, yo prefiero comenzar un libro y terminarlo antes de comenzar a leer otro. Para bien o para mal, no soy un lector promiscuo.
A los que les gusta el cine, leer les permitirá comparar la película con la obra en la que está basada (como ya sabemos, todas o la mayoría de las películas se basan en libros). Ya sea que prefieran ver la película y después leer el libro o viceversa, es cuestión de preferencias. Pero ya hablaré de esto en otra ocasión porque no quiero desviarme del tema.
Así que ya no hay excusas. Lean el periódico, alguna revista, cuentos, novelas (los libros del ilustre Paulo Coelho y la serie de Cincuenta sombras no cuentan, jajaja no se crean, es una opinión muy personal). Formen su biblioteca con distintos tipos de libros. Ordénenlos por género, autor o como mejor les plazca. Compren compendios de autores para que tengan varias obras de un mismo autor en un solo libro. Platiquen con alguien de lo que leen. Es válido que no te guste un libro, a mí me pasó con el último que leí. Hay libros buenos y libros malos. A ti te toca escoger.
Bueno, amigos, es todo por hoy. Creo que me explayé un poco de más en esta ocasión, pero el tema lo amerita. Me gustaría que compartiéramos las experiencias que hemos tenido con los libros. Siéntanse con libertad de comentar abajo. Me da mucho gusto que me lean y espero que los temas de los que escribo sean de su interés. ¡Hasta la próxima!
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