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jueves, 29 de enero de 2015

Mi opinión sobre el Nuevo Cine Mexicano

¿Qué tal, amantes de El Silencio? Ya llegó la hora de salir del mundo real y olvidarnos de las banalidades de la vida por un rato. Hoy hablaremos de un tema del cual yo sé que hay mucha disensión: el llamado Nuevo Cine Mexicano.

¿Y qué es lo que tiene de nuevo?, me pregunto yo. ¿Mejores historias, mejores repartos? ¿Qué es lo que les viene a la mente cuando escuchan este término? ¿Les provoca curiosidad, orgullo, repulsión, les es indiferente? ¿Es sinónimo de calidad o todo lo contrario? ¿Les gusta como suena?

Personalmente, creo que el cine mexicano está atravesando por un período de crisis. Tenemos unos pocos actores que han sobresalido internacionalmente, lo mismo que directores. Pero no nos engañemos. Todo mundo sabe que el hecho de que un actor trabaje en el extranjero no quiere decir que sea buen actor. No les quiero restar méritos, no es mi intención. Pero tampoco se puede tapar el sol con un dedo, como dicen los mexicanos. Muchos de ellos están donde están porque han sabido aprovechar su imagen, ya sea porque son atractivos físicamente, porque tienen dinero (Jaime Camil, por ejemplo), porque conocen a alguien o qué sé yo. 

 El cine mexicano actual abusa de las obscenidades, desnudos y otras cosas innecesarias que resultan inverosímiles. No me dejarán mentir...cuando ven una película mexicana, seis o siete palabras de cada diez son obscenidades. Los mexicanos reales no hablan así. Pero los directores, con tal de imprimirle "realismo" a su obra, se esfuerzan hasta el cansancio por incluir estos elementos. Y no es que es me escandalice ni mucho menos, pero no es necesario ver tantos desnudos o escuchar tantas obscenidades; caen en lo vulgar. No aprenden de los directores de antaño que podían sugerir una escena sexual muy sutilmente o exponer un argumento con palabras normales. Ahora, los directores no están a gusto si no incluyen por lo menos un desnudo en sus películas o malas palabras en sus guiones. Lo mismo podemos decir de las balaceras o las drogas. Como son la realidad de nuestro país, tienen la convicción de que tienen que hacérnoslo saber.



Algo que realmente me enfurece es que echen a perder obras maestras por hacer sus propias versiones. Tal es el caso de las películas de Carlos Enrique Taboada, uno de los directores de cine mexicanos más importantes de todos los tiempos. Particularmente, quiero mencionar cuatro de sus obras: Hasta el viento tiene miedo, El libro de piedra, Más negro que la noche y Veneno para las hadas. Las cuatro son películas excelentes, pero tenían que arruinarlas unos directores sin escrúpulos. Por cierto, hace unos pocos meses ví la nueva versión de Más negro que la noche y la verdad casi salí vomitando. Tengo entendido que fue la primera película mexicana en 3D, pero ni eso la salvó. Modificaron la historia como les dio gana, la quisieron hacer más hollywoodesca, el elenco espantoso...era un bodrio, algo cómico, poco creíble. Nada que ver con la versión original.

Me da tristeza que personajes como Gael García y Diego Luna sean los representantes actuales del cine mexicano. Son reconocidos internacionalmente y no discuto su popularidad y poder mediático, pero ¿dónde queda el talento? ¿Lo relegan a segundo plano a costa de qué? Me importa poco si me tachan de malinchista, pero creo que nos merecemos más que eso. Atrás quedaron los años dorados del cine en el que figuraban estrellas como: Pedro Infante, María Félix, Dolores del Río, Katy Jurado, Ignacio López Tarso, Marga López, Silvia Pinal, Pedro Armendáriz, Miguel Inclán, Columba Domínguez, Joaquín Cordero, Arturo de Córdova, Ernesto Alonso, Rosita Quintana, Jorge Negrete, Carmen Montejo...y la lista sigue. Todos ellos fueron grandes figuras, unos verdaderos histriones. Brillaban con luz propia, derrochaban talento, se imponían en la pantalla. Les tocó una época en la que no había mucha tecnología, pero eso no importó. Aunque la historia de sus películas fuera de lo más simple, ellos nos brindaban actuaciones inolvidables. Y de los directores también es importante destacar a figuras como: Ismael Rodríguez, Roberto Gavaldón, Miguel Zacarías, Emilio "el Indio" Fernández, Luis Buñuel.

Es cierto que no todas las películas de la Época de Oro fueron buenas, pero no hay punto de comparación con las que se producen actualmente. Aunque hay unas cuantas rescatables tales como: Como agua para chocolate y La ley de Herodes. Pero de ahí en fuera, las películas buenas o por lo menos decentes, las podemos contar con los dedos de las manos. No me digan que El crimen del Padre Amaro, Y tu mamá también, Amores perros, la serie de Primera, Segunda y Tercera Noche (o como se llamen), Nosotros los nobles, Inspiración, Sexo, pudor y lágrimas y demás asquerosidades son muestra de buen cine. Aquí les dejo un fragmento de lo que digo:




La verdad, he tratado de ver las películas de esta nueva ola, pero francamente resulta imposible. Recuerdo cuando vi El callejón de los milagros. Fue peor que una tortura. Larguísima, historia plana, personajes inverosímiles, una incipiente Salma Hayek que daba pena ajena, lenguaje vulgar a más no poder (qué raro), desnudos innecesarios (de nueva cuenta, qué raro). Es de esas películas que las ves una vez y ni por error la vuelves a ver una segunda. Y si no la han visto, realmente no se pierden de nada. Podrían aprovechar esas dos horas y media para leer, comer, dormir o hacer cualquier otra cosa más interesante.

Lo que me causa risa es que los actores mexicanos se enojen porque la gente no va a ver sus películas. Se la pasan diciendo que hay que apoyar al cine nacional, que son películas de calidad, que no les piden nada a las extranjeras y no sé qué tantas patrañas más. Y como dije anteriormente, hay pocas películas rescatables que se hacen actualmente, hago énfasis en POCAS. Un buen ejemplo es Guten Tag, Ramón. Muy buena película.

Pero regresando al tema, yo creo que todo esto ha contribuido a los prejuicios y a que el cine actual tenga una mala imagen. Estoy seguro de que muchos de ustedes han escuchado comentarios como: "No estuvo mal para ser mexicana" o "Ay no, esa es mexicana" (cuando las personas que van al cine están decidiendo que película ver).

Creo firmemente que hay que apoyar las películas que valgan la pena. No vamos a ver una película simple y sencillamente porque la dirigió un mexicano o porque salen actores mexicanos. Las buenas películas deben cumplir con ciertos parámetros. Esto aplica tanto para las mexicanas como para las extranjeras.

Nos hacen falta historias frescas, directores con visiones diferentes (no estrambóticas), actores con talento, formar una nueva cultura fílmica integral. Tendremos más tecnología ahora, pero hemos perdido terreno en otras áreas. Antes era todo lo contrario. No se necesitaba de grandes efectos especiales o de presupuestos exorbitantes para hacer películas. Era un cine orientado hacia la calidad.

No crean que con todo esto quiero decir que el cine mexicano actual está mal y el de Hollywood y Europa no. Hay películas buenas y malas en todas partes del mundo. La diferencia está en que ellos tienen historias y géneros variados, mientras que las mexicanas tienen casi todas la misma fórmula. Eso sin contar sus estrategias de mercadotecnia, de las cuales nos falta mucho por aprender. 

Bueno, amigos, es todo por hoy. Espero estar pronto de regreso. ¡Hasta la vista!

jueves, 22 de enero de 2015

La importancia de la lectura

¡Hola, amigos lectores! Sean bienvenidos de nueva cuenta a El Silencio. Espero que su semana haya sido tranquila; la mía ha sido un poco ajetreada. Tenía toda la intención de publicar esta entrada el día de mañana, pero como estoy casi seguro de que me voy a dejar seducir por la pereza, pues quise prevenirme. Todos estos días estuve pensando sobre qué escribiría en mi segunda publicación. Hay tantas cosas que quisiera compartir con ustedes, pero falta tiempo o energía. Después de darle vueltas al asunto, decidí que el tema ideal a abordar sería la lectura.




Leer no solamente nos brinda conocimientos, sino que amplía nuestros horizontes, nos ayuda a poner las cosas en perspectiva, nos transporta a un mundo mágico donde nosotros mismos somos los protagonistas, nos relaja, nos ayuda a conocer mejor nuestro entorno, nos eleva como seres humanos y espirituales, nos enriquece, nos entretiene...son tantas las cosas que podría enumerar aquí que me falta espacio para hacerlo. La lectura nos da armas para luchar contra uno de los enemigos más despiadados: la ignorancia. Lamentablemente, muchas personas son presas de ella a sabiendas de que es una situación que se puede cambiar. Eso a pesar de las facilidades con las que contamos en la actualidad. Además de los libros tradicionales, ahora tenemos acceso a versiones electrónicas desde cualquier computadora o dispositivo móvil.


Tristemente debo reconocer que no desarrollé el gusto por la lectura en mis años de infancia ni incluso la adolescencia. Pero bien dicen que nunca es tarde para comenzar. Lo mejor de todo es que para beneficio nuestro, hay infinidad de géneros y subgéneros literarios de donde escoger: novelas, ensayos, poesía, teatro, biografías, cuentos, filosofía...Personalmente, me encanta la novela, particularmente los thrillers y la literatura clásica. Sin embargo, creo que es importante ser versado en un poco de todo. Lo importante es desarrollar el hábito de leer, aunque sean 20 minutos diarios.

A riesgo de que me consideren nerd (sólo un poco jeje), debo confesar que siempre trato de llevar un libro conmigo. ¿Por qué?, se preguntarán. La respuesta es sencilla: nunca sabes cuándo se presentará una oportunidad para leer. Ya sea que te encuentres de viaje, tengas unos minutos disponibles a la hora de la comida en la escuela/trabajo, antes de dormir, cuando estés dando un paseo al aire libre, son tantas las ocasiones...Y acompañado con una taza de café o una copa de vino tinto, un libro es especialmente deleitable en una tarde lluviosa. 

Me da pena que haya gente a la que no le guste leer. Yo fui uno de ellos, pero afortunadamente ya no. Unos dicen que es aburrido, que no tienen tiempo, que con los libros de texto de la escuela basta y la lista de excusas sigue. Pero como mencioné anteriormente, hay mucho de dónde escoger. Busca recomendaciones de amigos o familiares, investiga críticas de expertos literarios, únete a un club de lectura. Son tantas las formas en las que puedes comenzar. Es un proceso gradual, no digo que te va a gustar de la noche a la mañana, pero estoy seguro que poco a poco le agarrarás sabor.

Tienes que encontrar lo que te gusta. Trata de reservar un tiempo al día, ten un diccionario o computadora a la mano para buscar algo que no entiendas, usa un separador para evitar maltratar las hojas, siéntate o acuéstate en un lugar cómodo. Si sólo puedes leer un libro, bien; si puedes leer más, mejor. La verdad, yo prefiero comenzar un libro y terminarlo antes de comenzar a leer otro. Para bien o para mal, no soy un lector promiscuo. 

                                    
 

A los que les gusta el cine, leer les permitirá comparar la película con la obra en la que está basada (como ya sabemos, todas o la mayoría de las películas se basan en libros). Ya sea que prefieran ver la película y después leer el libro o viceversa, es cuestión de preferencias. Pero ya hablaré de esto en otra ocasión porque no quiero desviarme del tema. 

Así que ya no hay excusas. Lean el periódico, alguna revista, cuentos, novelas (los libros del ilustre Paulo Coelho y la serie de Cincuenta sombras no cuentan, jajaja no se crean, es una opinión muy personal). Formen su biblioteca con distintos tipos de libros. Ordénenlos por género, autor o como mejor les plazca. Compren compendios de autores para que tengan varias obras de un mismo autor en un solo libro. Platiquen con alguien de lo que leen. Es válido que no te guste un libro, a mí me pasó con el último que leí. Hay libros buenos y libros malos. A ti te toca escoger.

Bueno, amigos, es todo por hoy. Creo que me explayé un poco de más en esta ocasión, pero el tema lo amerita. Me gustaría que compartiéramos las experiencias que hemos tenido con los libros. Siéntanse con libertad de comentar abajo. Me da mucho gusto que me lean y espero que los temas de los que escribo sean de su interés. ¡Hasta la próxima!





viernes, 16 de enero de 2015

De publicidad y otras cosas molestas

¿Qué tal, amigos lectores? Sean todos bienvenidos a El Silencio. Aquí encontrarán un remanso de paz donde podrán olvidarse por un rato de sus problemas . Abordaremos temas diversos; algunos banales, otros no tanto. Escribiré sobre temas que me fascinan como el cine, la literatura, el teatro, la música,  la comida (babeando como Homero Simpson), pero también incluiré aspectos de la vida cotidiana con los cuales estoy seguro que muchos se sentirán identificados.

Algunos se preguntarán del por qué de mi nombre (y si no se lo preguntan, me importa un bledo y lo explicaré de todas formas). El silencio me ha cautivado desde que tengo uso de razón. Me permite pensar, reflexionar, conectarme con mi interior, concentrarme, en fin. Su dualidad estriba en que con él se pueden decir mil cosas y nada a la vez. De hecho hay un refrán que dice: "El silencio vale más que mil palabras". Es un elemento tan complejo que muchas veces pasamos por alto por considerarlo algo simple. Pero es un regalo que hay que aprovechar cuando se recibe. Y es por eso que espero que con mis entradas pueda ser un mensajero que se los haga llegar.





Bueno, pues entremos en materia. Hace algún tiempo que una queridísima amiga me comentó que abrió su blog y a partir de ese momento quise tener uno propio. Por diversas cuestiones, (entre un 80% y 90% flojera) lo abrí hasta ahora. No sabía qué nombre ponerme ni sobre qué escribir. Pero ahora que lo estoy haciendo, creo que no es tan difícil como lo pensaba. El caso es que me la pasaba pensando sobre el asunto, incluso en la ducha jaja. Fue en este proceso que decidí el tema de mi primera entrada: la odiosa publicidad.

¿A cuántos de ustedes les gusta la publicidad? Creo que a ninguno o muy pocos. Es un verdadero suplicio tener que soportar los comerciales en la televisión y la radio. Eso sin contar la invasión en Internet. Con la invención de este último, estamos más expuestos a la publicidad que nunca. Nos atacan por todos lados. En ningún lugar estamos a salvo de su alcance. Podemos minimizar su presencia, gracias a la ayuda de ciertas herramientas (como AdBlock, si no lo tienen, descárguenlo y me lo agradecerán), pero erradicarla por completo tal vez sea imposible. Banners, links, comerciales...de veras que esa gente no tiene límites al momento de fabricar sus malvadas ideas. En cuanto a los medios tradicionales, me enoja en gran manera que estos monstruos ya no se conformen con los comerciales entre programas, sino que ya incluyen sus anuncios dentro de los mismos. El cine tampoco se salva, aunque la táctica empleada sea diferente. Sin embargo, no deja de ser molesta la publicidad antes de ver cualquier película en una sala. Recuerdo que una vez conté 20 minutos entre tráileres de películas y comerciales. Los comerciales deberían ser utilizados como medio de tortura.

Y una de las armas más poderosas de la publicidad se encuentra en el e-mail. Por curiosidad, me incribí a unas cuantas páginas de encuestas que tienes que contestar para ganar puntos y canjearlos por productos o dinero en efectivo. Pero lo que no te dicen, es que la mayoría de las veces no vas a calificar para contestar las encuestas o que éstas son larguísimas o que te van a saturar tu cuenta de e-mail. Fui víctima de ello porque ahora que estuve de vacaciones por la temporada navideña, no revisé mi correo por unos pocos días y cuando lo abro,¡veo más de 200 correos en mi carpeta! Ya cancelé mi suscripción en todas esas páginas y aún me siguen llegando correos, en menor cantidad pero igual de molestos. Mi consejo es:¡No caigan en su trampa! Todo empieza como una bola de nieve que conforme va rodando cuesta abajo, se hace más grande...pero llega un punto en que pierdes el control. Tal vez les pueda parecer una exageración, pero está muy lejos de serlo.

Habrá quienes estén a favor y en contra de la publicidad. Personalmente, creo que es un mal necesario (posiblemente yo tenga que recurrir a ella para promocionar mi blog), pero debe haber límites. ¿Qué podemos hacer? ¿Hay alguna esperanza? La verdad lo desconozco. Si hay alguien que lo sepa, por favor, coméntelo abajo.

Bueno amigos, es todo por hoy. Me despido y espero estar pronto de regreso, Todavía no sé con qué frecuencia escribiré. Todo dependerá de mi tiempo disponible, pero sobre todo de mi humor. Además, apenas le estoy aprendiendo a esto. El diseño que escogí me parece un poco rudimentario, pero conforme vaya aprendiendo, iré haciendo los ajustes necesarios. Au revoir!