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domingo, 25 de agosto de 2019

Mucho más que una simple depresión posviaje

Me encanta viajar. Lo hago siempre que mis posibilidades me lo permiten. No puedo concebir que haya gente a la que no le guste. En lo personal, viajar me permite liberarme; no solamente salir de la rutina sino que constituye una vía de escape de una vida monótona y aburrida. Viajar me permite olvidarme de los problemas, encontrarme a mí mismo, plantearme muchas cosas sobre mi existencia, desconectarme del mundo, en fin. Es una catarsis, una experiencia purificadora y renovadora. Comencé a viajar a una edad no muy temprana y no lo hago tanto como me gustaría, lo cual es una pena. Quisiera viajar más, conocer más lugares, más personas. Me encanta experimentar cosas nuevas, ampliar mi horizonte, ver las cosas desde otras perspectivas. Viajar te permite hacer todo eso. Pero lamentablemente la mayoría de las veces el dinero o el tiempo no nos permiten viajar tanto como quisiéramos. Todo lo bueno tiene que terminar tarde o temprano. Cuando viajo me siento como en un sueño, pierdo la noción del tiempo, disfruto cada momento y la vida adquiere un sentido del que tal vez carecía. No sé si solo me pase esto a mí, pero creo que hay muchas personas que pueden decir lo mismo que yo. Cuando viajo me siento en una realidad paralela, en otro plano totalmente diferente fuera de este mundo. Siempre es triste cuando un viaje llega a su fin y tienes que regresar a la realidad, una realidad que muchas veces no nos gusta sino que nos asfixia. Regresar a la rutina del trabajo es sumamente difícil. Díganmelo a mí. Esta semana fue la primera después de un viaje a México y me pareció exageradamente larga y lenta. Siempre me sucede lo mismo cuando regreso de un viaje. Es inevitable. Después de probar la libertad que te da viajar, regresar al encierro entre cuatro paredes para desempeñar un trabajo que alucinas no es nada alentador.  





El regreso a la realidad se vuelve una verdadera pesadilla cuando te das cuenta de que tienes que regresar a un trabajo que no te gusta ni tantito. Sé que tal vez no exista el trabajo perfecto, que siempre habrá algo que no nos guste, pero cuando tu trabajo no te brinda ninguna satisfacción, cuando no hay nada que justifique tu permanencia en él, pues es deprimente regresar a él. En mi caso, me siento totalmente fuera de mi elemento. Definitivamente estoy en la industria equivocada, pero fue lo que pude encontrar. Llegó un punto en mi búsqueda de trabajo en el que ya no me podía poner mis moños y tuve que "apechugar" como decimos los mexicanos. Pero a fuerza ni los zapatos entran. Una situación así no es sostenible. Cuando trato de ver el vaso medio lleno y concentrarme en las cosas positivas de mi trabajo para darme ánimos, pues realmente no hay mucho que rescatar: el pago no es mucho, la satisfacción es nula, la oficina está lejos de mi casa y el estrés llega a ser demasiado en ocasiones. Mi jefe es buena onda y relativamente flexible con los permisos que llegue a necesitar, además de que solo trabajo de lunes a viernes, pero eso no es suficiente para compensar todo lo demás. No tengo ninguna prestación, ni vacaciones pagadas ni nada de eso y no lo digo a modo de queja, yo ya sabía de antemano a lo que le entraba y no se me engañó en ningún momento, pero solo lo digo para que puedan entender que no hay nada que me retenga en mi trabajo actual. He estado considerando mis opciones y no logro dilucidar nada. Alguna vez platicando con una amiga tocamos el tema y ella me dijo algo que se me quedó muy presente: "No romantices el trabajo". Hemos hablado muchas veces al respecto, de hecho es de las pocas personas con las que siento que puedo hablar libremente sobre el tema y sus palabras acertadas siempre me han ayudado o, por lo menos, puesto a reflexionar. Frecuentemente nos frustramos porque no hacemos lo que nos gusta o apasiona, porque desempeñamos un trabajo en el que no explotamos nuestro potencial, en fin. Y en el camino, en la búsqueda, nos estancamos, nos amargamos, nos deprimimos y no llegamos a ningún lado. Vemos a nuestro alrededor y todos parecieran tener la vida resuelta menos nosotros. El tiempo pasa, envejecemos cada día y la vida se nos va poco a poco. La vida es tan corta para pasársela haciendo algo que no te gusta en lo absoluto. Considerando que pasamos gran parte de nuestra vida en el trabajo, deberíamos ponernos a pensar detenidamente al respecto. La mayor parte del día se nos va en el trabajo, desde que nos levantamos temprano para arreglarnos, desayunar y enfrascarnos en el tráfico rumbo al trabajo hasta que regresamo a nuestra casa en la tarde/noche y así todos los días hasta que seamos ancianos. Eso no es vida. Como ya escribí arriba, sé que tal vez no exista el trabajo perfecto, pero he llegado a la conclusión de que el trabajo perfecto o cercano a la perfección sería uno que me diera tiempo libre suficiente para disfrutar la vida... y un pago decente, porque sin dinero no haces nada. Aunque estaría dispuesto a sacrificar algo del pago en aras de más tiempo libre. Ya estoy harto de estar anhelando siempre el fin de semana, un puente o unas vacaciones para poder descansar y escapar de la triste realidad en la que estoy sumergido.





En este último viaje a México mi sentimiento de infelicidad se acrecentó exponencialmente en vísperas de mi regreso a la realidad. Cuando estaba en el aeropuerto esperando abordar mi avión, pasé por momentos de impotencia, tristeza, coraje, desesperanza, duda, resignación y finalmente algo de optimismo y esperanza. Me di cuenta de que ya no puedo continuar así y que solamente yo puedo cambiar la situación. No me había atrevido a dar el siguiente paso por desidia, miedo al fracaso y muchas otras cosas a las que les he dado cabida pero que ya no estoy dispuesto a soportar. A veces siento que me ahogo, que me sofoco, que me asfixio, que muero poco a poco. Todos los días son iguales, monótonos, aburridos, grises. Después del trabajo no tengo cabeza para nada, me siento estresado, fatigado, aturdido. He dejado que el trabajo domine otros aspectos de mi vida y esto no puede seguir así. No es sano, es inhumano, antinatura. Para poder tener una vida plena, es importantísimo no estar atrapado en un trabajo que te hace sentir miserable. Por eso he tomado una determinación y espero mantenerme firme. No les cuento por el momento porque soy algo supersticioso y no quiero que se me sebe, pero tal vez lo haga en un futuro no muy lejano. Pero lo que sí les puedo decir es que quiero conocer cada rincón de México y también quiero viajar a otras partes del mundo. Voy a empezar por aplicarme con la fotografía porque me gusta mucho y las fotos son muy bonitos recuerdos de nuestros viajes. En cuanto a lo otro, crucen los dedos para que se me haga. Bueno, amigos, los dejo. Espero haberlos puesto a pensar y los invito a que den el siguiente paso si aún no lo han hecho. No dejemos que el miedo ni ninguna otra cosa nos paralicen. La vida se nos va en un abrir y cerrar de ojos y hay que aprovecharla al máximo (sí, ya que suena muy trillado, pero no deja de ser verdad). Au revoir!         

domingo, 4 de agosto de 2019

Aeroméxico y Chase: de los dos no se hace uno

Hace un par de semanas compré unos boletos de avión con Aeroméxico y fue una de las peores experiencias que he tenido en mi vida, sin exagerar. Para empezar, es la primera vez que compro boletos con ellos. Ya he viajado con esa aerolínea en un par de ocasiones, pero en ese entonces fue por trabajo y yo no tuve nada que ver en la compra. Pero esta vez fue distinto. Ahora es un viaje de placer, así que esta vez me tocó el paquete a mí. Bueno, sin más preámbulos, paso a contarles lo que me pasó. Resulta que solamente hay dos aerolíneas que van al destino que elegí: Aeroméxico e Interjet. La diferencia de precios sí era algo considerable, así que opté por la mas económica, en este caso Aeroméxico. Completé toda la información en el formulario de su página de Internet y al momento de querer pagar me llegó una alerta de fraude a mi celular por parte de mi banco. La pregunta no está bien estructurada o, más bien, ellos malinterpretaron la respuesta porque inmediatamente después de que les respondí me enviaron otro mensaje donde decían que mi transacción no se había completado y que me contactara con el comerciante para intentarlo de nuevo. Al instante, me apareció en la pantalla de mi computadora un mensaje de Aeroméxico donde decía que la transacción había sido rechazada y me dieron una clave y un número telefónico al que tenía que comunicarme para que pudieran ayudarme. Inmediatamente me comuniqué y le expliqué al agente lo que me había sucedido. El agente me dijo que iba a enviarme un enlace a mi correo electrónico y que por medio del mismo intentaríamos realizar el cargo de nuevo. ¿Y cuál fue mi sorpresa? Que mi estúpido banco volvió a rechazar la transacción, pero esta vez ni siquiera me enviaron un texto para que confirmara mi identidad ni nada. El agente de Aeroméxico me dijo que ya a esas alturas debía comunicarme con mi banco para que desbloquearan mi tarjeta. Ipso facto, me comuniqué con mi banco y les expliqué la situación. Me dijeron que volviera a utilizar el enlace que me había enviado la aerolínea. ¡Ah! Pero para esto no les conté que el agente de la aerolínea me había dicho que ese enlace solamente podría ser utilizado mientras estuviéramos en la llamada, lo cual le expliqué a la agente del banco sin ningún éxito. Esta última me insistió a que lo hiciera sin importar lo que yo trataba de explicarle, diciéndome que la transacción sería rechazada de nuevo, que tenía que hacer el cargo mientras estuviéramos en la línea. Así que una vez más utilicé el enlace que me habían enviado y la transacción no pasó. La agente bancaria me dijo que lo intentáramos una vez más y esta vez sí pasó. Inmediatamente recibí un correo de Aeroméxico en el cual me decían que la transacción había sido exitosa. Pensé que por fin se había resuelto todo, pero grande fue mi desilusión cuando me di cuenta de lo contrario. Después de colgar con Chase (así se llama mi banco), volví a la página de Aeroméxico para ver la reservación y me aparecía un mensaje donde decía que había habido un problema con el procesamiento de mi pago y que no se habían generado los boletos electrónicos de mi reserva. Así que me comuniqué al centro de atención de Aeroméxico y les expliqué lo que me pasó y me dijeron que tenía que hablar al departamento de pagos. Me dieron un teléfono y marqué. Le conté lo mismo a la agente que me atendió esta vez y me preguntó que quién me había ayudado en un principio y le respondí que no lo recordaba. Ya en esos momentos estaba sumamente ofuscado y lo único que quería era una solución. La agente me dijo que me comunicara al día siguiente (era sábado como a las 11 de la noche). Pero antes de hablar con esta última agente, intenté comunicarme al número que marqué la primera vez que mi pago había sido rechazado, pero nadie me contestó e incluso la primera vez me colgaron. Así que no tuve más remedio que esperar al día siguiente para volver a llamar. Llamé en la mañana y por enésima vez tuve que explicar lo que me pasó. El agente que me atendió me dijo que solamente el agente que me había ayudado la primera vez podía generarme los boletos o solicitar el reembolso y cancelación del cargo correspondientes. ¡Háganme el reverendo favor! ¿Cómo es posible que con tantos agentes que tienen, solamente una persona pueda ayudarme? Ah, porque para esto no les conté que antes de hablar con este agente, me habían contestado en Celaya y ahí me dijeron que tenía que comunicarme a la Ciudad de México. Me trajeron como pelotita de aquí para allá. Este último agente me dijo que me fijara en la parte de mero abajo y que ahí vería el nombre del agente que me había enviado el enlace (los agentes no tienen ninguno un correo personalizado, todos utilizan la misma cuenta de correo con el nombre del departamento). Resultó ser un tal Eduardo Centeno. Pues pedí hablar con el susodicho y resulta que trabaja de tarde, que no estaba laborando en ese momento que hablé. Colgué e inmediatamente escribí un correo electrónico esperando ingenuamente que alguien pudiera ayudarme. Pero nadie me contestó. Tuve que esperar a que dieran las 3, la hora que se supone que entraba el agente en cuestión. Esperé como hasta las 4 y hablé. En esta ocasión pedí hablar específicamente con Eduardo Centeno del Centro de Pagos en la Ciudad de México. Me tuvieron un momento en espera y me dijeron que el tal Eduardo no había ido a trabajar, que le había tocado descansar ese día. Fue en vano que yo les pidiera que me ayudaran con el problema, me volvieron a decir que solamente Eduardo podría hacerlo. Así que a esperar un día más. Se llegó la tarde del lunes y hablé otra vez. Esta vez finalmente pude comunicarme con Eduardo y le conté mi odisea. Me dijo que iba a verificarlo y comprobó que se había realizado el cargo y después me dijo que generaría los boletos sin ningún problema. Pero después me dijo que la clave de reservación había expirado porque solamente era válida por 24 horas y que habría que recotizar, no podían respetarme el precio. Así que lo que hizo fue solicitar un reembolso, el cual llevaría de quince a treinta días hábiles. Y si todavía quería los boletos, tenía que hacer todo desde el principio. Qué remedio. Volví a cotizar y esta vez me salió un poco más barato. Esta vez pagué con otra tarjeta y no tuve problema alguno. Así fue mi primera experiencia al comprar con Aeroméxico. Yo creo que será debut y despedida.





Ah, y Chase, mi banco, no canta mal las rancheras. Todo el problema se originó por sus estúpidas alertas de fraude y sus preguntas mal formuladas. Aquí les dejo la captura de pantalla de los mensajes y díganme ustedes: ¿qué habrían respondido si estuvieran en mi lugar?



Claramente se entiende que están solicitando mi autorización a lo cual respondí que sí y estos tarados lo malinterpretaron y se dedicaron a rechazar la transacción. Cuando hablé la primera vez le dije a la agente que me habían dicho en la aerolínea que el enlace solamente lo podría utilizar mientras estuviéramos en la línea, pero a esta no le importó. Me insistió en que lo utilizara y para mi mala fortuna accedí. Cuando me di cuenta de que a pesar de que según se había realizado el cargo, pero que los boletos no se habían generado, hablé a Chase otra vez y les pedí que cancelaran el pago, a lo cual me dijeron que no se podía. Lo único que se podía hacer era disputar el cargo una vez que este fuera contabilizado (no conozco el término exacto en español, en inglés dicen: "the payment posted/did not post"). Como era domingo, tuve que esperar hasta el lunes. Se llegó el lunes y efectivamente ya aparecía el cargo en mi cuenta. Ese mismo día hablé a la aerolínea y pensé que con el reembolso se solucionaría todo, a pesar de que tal vez tendría que esperar hasta treinta días hábiles. Pero todo estaba lejos de terminar. A los pocos días me cayó mi estado de cuenta y aparecía el cargo de Aeroméxico. No me había dado cuenta de que el cargo alcanzó a entrar en el periodo anterior. Como hecho adrede fue el mero día de mi fecha de corte. Así que se supone que tengo que pagar eso el 14 de agosto. El reembolso por parte de la aerolínea puede que se efectúe antes o después de esa fecha. ¿Qué se hace en un caso así? ¿Le pagas al banco y luego te reembolsan ellos? Nunca me había tocado estar en una situación así y por lo tanto no sabía qué hacer. Así que otra vez, muy a mi pesar, tuve que hablar a mi banco y consultarles la situación. Me dijeron que no tenía que pagar nada. También me dijeron que si para el 12 de agosto no había sido reembolsado por la aerolínea, que me comunicara con ellos para que le pusieran un hold a mi cuenta y así no tener que incurrir en intereses o cargos extras por no pagar. Espero no tener que llegar a eso, porque para ese entonces ya estaré de vacaciones y lo que menos quiero es tener que estar al teléfono con mi banco.





Y mientras tanto sigo esperando a que me reembolsen y tengo amarrado ese dinero porque no puedo disponer de él. Apenas van nueve días hábiles y no veo la hora en que se solucione todo. El servicio de Aeroméxico deja muchísimo que desear. ¿Cómo es posible que solamente un agente pueda ayudarte en casos como el mío? ¿Por qué jinetean el dinero descaradamente, pero para cobrarte son muy buenos? Para los que no sepan qué es jinetear, se trata de utilizar dinero que no es tuyo para beneficiarte de su uso antes de devolvérselo a su dueño. Es una práctica abusiva y cero ética. Y Chase, ¿por qué fregados son tan quisquillosos con sus procesos? Me vi tentado a cancelar mi tarjeta y buscar otro banco, pero con eso de que aquí todo afecta tu crédito, decidí no hacerlo. Lo que es un hecho es que tanto Aeroméxico como Chase me hicieron la vida imposible en estos días con sus procesos largos, tediosos, engorrosos y burocráticos. Se dedicaron a aventarse la pelotita el uno al otro y uno es el único que sale perdiendo. Me pasé horas al teléfono, me transfirieron de un lugar a otro, hablé con medio mundo, tuve que explicar mi problema mil veces y nadie pudo ayudarme. Esas son fregaderas. Creen que uno tiene todo el tiempo del mundo. Tengo trabajo y otras cosas que atender. Pero es de esperarse, siempre te van a dar largas para desalentarte. Aquí en EE. UU. como en México y hasta en China es la misma gata. Las empresas siempre van a querer exprimirte como sanguijuelas. Pero para regresarte lo que es tuyo, ármate de paciencia. ¡Viva el capitalismo!