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martes, 22 de enero de 2019

No vives de ensalada

Estuve un buen tiempo pensando en qué título ponerle a esta entrada. De repente, como por inspiración divina, se me vino a la mente aquel episodio de Los Simpson en el que Lisa se hizo vegetariana y su hermano Bart se burlaba de ella que hasta le compuso una canción. Si bien en esta entrada no voy a hablar particularmente sobre el vegetarianismo o veganismo, me parece muy ad hoc la referencia a que uno no se la puede pasar comiendo ensaladas o cosas sanas todo el tiempo. Llevar una vida saludable cuesta, no solamente económicamente sino en todos los sentidos de la vida: espiritual, emocional, social. Bien dicen que es un estilo de vida y no es para cualquiera. Implica sacrificio, inhibiciones, restricciones, negaciones, limitaciones, privaciones. Máxime cuando se trata de la pérdida de peso. Porque ganar peso es facilísimo (para la mayoría de la población, ya sé que existen excepciones pero son mínimas), pero perderlo es extremadamente difícil. Para subir de peso lo único que tienes que hacer es ser feliz: comer lo que se te antoje, tirarte en el sillón o en la cama en tu tiempo libre y no tener que levantarte tempranísimo para ir a correr o ir al gimnasio. En cambio, para perder peso te tienes que restringir en tus comidas y matarte haciendo ejercicio aunque lo detestes con toda tu alma como yo. También tienes que dormir lo suficiente y no estresarte, esto último la verdad imposible. Tal parece que todo engorda en la actualidad. Ya no estamos a salvo en ninguna parte. Y no es exageración. Lean un poco sobre el tema y se asombrarán con la cantidad de cosas que nos hacen engordar.





Ayer me pesé después de terminar mi rutina en el gimnasio y me llevé una desagradable sorpresa. Si bien ya sabia que había aumentado algo de peso después de la comedera de las fiestas decembrinas, pensaba que los daños habían sido menores. Pero me equivoqué. Y me dio mucho coraje. Me he estado sacrificando para perder peso y verme y sentirme mejor, pero es tan fácil volver a subir de peso que ni lo sientes. Puedes perder peso en semanas o meses, pero fácilmente puedes subir la mitad de lo que perdiste en muy poco tiempo y con el mínimo esfuerzo. Y como si todo esto no fuera suficiente, tienes que agregarle que el metabolismo se vuelve más lento con la edad. Ya no tengo el metabolismo superrápido de un adolescente. Ahora para perder peso tengo que vigilar todo lo que como y matarme en el gimnasio, siendo que antes ni siquiera era necesario hacer ejercicio para adelgazar. Ya estoy harto de pesar las cosas, de hacer porciones, de planificar menús, de calcular calorías, de pensar en combinaciones de alimentos, etc. No es vida. No eres libre. Si de por sí es difícil llevar un régimen alimenticio para bajar de peso, incorporar todo eso a tu vida social es lo que le sigue. ¿Qué diablos vas a comer cuando salgas con amigos, con la novia o cuando tengas que ir a x tipo de reunión? ¿Qué vas a comer cuando salgas de vacaciones? ¿Qué vas a hacer cuando se te antoje algo que no forma parte de tu dieta? ¿Qué vas a hacer si sucumbes a la tentación y no puedes con el remordimiento después? Es imposible llevar una vida normal así.





Actualmente estoy siguiendo las indicaciones de un libro titulado La dieta de los asteriscos. Básicamente se trata de dividir los alimentos en asteriscos de colores: rojo (proteínas), azul (grasas), amarillo (carbohidratos) y verde (verduras ilimitadas). Dependiendo de factores como tu edad y estatura, debes consumir determinada cantidad de asteriscos diarios para poder lograr tus objetivos. Estoy tan familiarizado con el programa que ya estoy harto. Ya me aburrió. El plan es un poquito flexible, pero a veces algunas recomendaciones me parecen un insulto. Por ejemplo, si quisiera comer pastel en una comida, debo limitarme a tres cucharadas. No me ofendería tanto si me mentaran la madre. Pero ¡tres cucharadas de pastel! ¡Háganme el favor!  

He hecho todo tipo de dietas en mi vida. La primera que recuerdo era una en la que se clasificaba a los alimentos como dulces o salados y debía consumir la combinación correcta según los índices de dulce/salado de cada alimento. También compré una dieta de un nutriólogo que salía en la tele y durante un mes me la pasé comiendo sandía todos los días hasta que la aborrecí y a causa de eso ya no puedo ver la sandía ni en pintura. Hice otra dieta del mismo nutriólogo, pero era muy rígida. Todos los días tenía que comer pollo o pescado hervido o a la plancha, una cantidad irrisoria de frijoles y aguacate y las benditas colaciones que no hallaba a qué hora comérmelas. Hice dietas cortas  y de resultados rápidos como la de la piña y el repollo. Incluso formé parte de un grupo llamado Quitakilos, al cual tenía que ir una vez por semana. Te la pasas limitándote de todo lo que ofrece la vida y ¿todo para qué? Para ver resultados desalentadores, si es que los ves. Uno trata de comer "sanamente" y hacer ejercicio para verse bien y para mejorar la salud. Pero no es vida. No es sostenible. Tal vez aguantes algunas semanas/meses o incluso un par de años, pero tarde o temprano vuelves a "las andadas". A veces me dan ganas de tirar todo por la borda y ser como mi abuelo al que le diagnosticaron diabetes, hipertensión y no sé qué más, pero le valió un cacahuate y siguió su vida normal. Muchos dicen que es cuidarse para no enfermarse y que no es vida tener que tomar pastillas todos los días para controlar los niveles de azúcar o la presión. Y tal vez sea cierto. Pero pasársela limitándose de todo lo que hay a nuestro alrededor tampoco lo es. Muchos dirán que se trata de cambiar tus hábitos, tu mentalidad, etc. y tal vez les funcione a ellos, pero a mí no. Y estoy seguro que a la mayoría de la gente normal tampoco. Ya me sé toda esa letanía de razones y beneficios de comer sanamente, pero no me convencen. Been there, done that. 





Tal vez suene un poco (o un tanto) pesimista, pero la verdad estoy desesperado. Ya no puedo continuar así. Me siento entre la espada y la pared, al borde de un precipicio. Quiero vivir una vida normal. Una en la que no tenga que preocuparme por lo que como o no como. Una en la que no tenga que levantarme tempranísimo para ir al gimnasio. Quiero una vida en la que pueda ser yo, porque todo eso de la vida fitness no soy yo. Es una máscara, un disfraz. Me gusta comer bien y odio el ejercicio. Ese soy yo. Pero si comiera lo que me viniera en gana, aumentaría una cantidad inimaginable de kilos. Lo que más coraje me da es que hay personas que comen igual o más que yo y no engordan un gramo. Malditos.

En mi búsqueda continua de una vida más sana me topé con una dieta o plan alimenticio, como quieran llamarlo, llamado If It Fits Your Macros (IIFYM, por sus siglas en inglés). Hasta donde entiendo, se trata de dividir los alimentos en macronutrientes y dependiendo de varios factores, debes consumir determinada cantidad de "macros" dependiendo de tus objetivos. Pero la diferencia de esta dieta con la de los asteriscos mencionada arriba es que esta dieta es más permisiva o flexible. Mientras consumas la cantidad de macros que debes, no importa si comes chocolates, pasteles, frituras, comida rápida, etc., mientras cuadres las macros. He estado leyendo artículos y viendo videos sobre el tema y me está tentando. Aunque la verdad se me hace muy complicado todo esto de cuadrar macros. En Monterrey hay un YouTuber que ha ganado mucha popularidad y promueve mucho este plan de alimentación, pero se me hace algo caro. Si recuerdo bien cuesta como MXN 4500. Me duele el codo la verdad, pero he visto tantos testimonios de gente que se ha sometido al programa y como que de repente me animo. Aunque la verdad todavía tengo mis reservas. Porque si bien es cierto que este plan parece flexible, dudo mucho que puedas comer lo que quieras, tal y como lo promocionan. Todos somos diferentes y no todos comemos igual. Lo de comer lo que quieras puede ser un poco subjetivo, si es que no es medible, no sé si sea el caso, debo investigar más al respecto. Eso es lo que me atrae. Necesito algo que me ofrezca variedad, que sea sostenible, que no se convierta en un estorbo en mi vida. Sin embargo, debo confesar que la flexibilidad me da algo de miedo, aunque parezca contradictorio. No es fácil manejar la flexibilidad en las dietas porque te puedes exceder, todo tiene un límite y ya me conozco. Pero bueno, mientras me decido o más bien, mientras consiga el dinero, tendré que seguir con mi dieta tóxica. Au revoir! 




domingo, 13 de enero de 2019

La gente más castrosa del Internet

Siempre ha existido la gente castrosa desde tiempos inmemoriales. Para los que no sean de México y no entiendan la palabra "castrosa", me refiero a la gente fastidiosa, irritante, molesta, etc. A veces por más tolerante que trates de ser, es francamente imposible o sumamente difícil sobrellevarlos. Es cierto que cada cabeza es un mundo, que todos pensamos y sentimos de manera diferente, pero el problema estriba en que mucha de la gente mencionada arriba se cree dueña de la verdad absoluta, de la razón, del conocimiento, en fin, y todos los demás están mal, son unos ignorantes, monstruos, animales, entre otros calificativos utilizados por estos grupos. Solamente ellos están bien, son lo máximo, son unos héroes sin capa, merecen pleitesía, reconocimiento y todos los honores habidos y por haber. El mundo gira en torno a ellos y no ven más allá de sus narices. Llegan a ser sumamente molestos y lo peor del caso es que ahora con el auge del Internet y las redes sociales, esta gente tiene más alcance que nunca. Antes tenías que conocerlos en persona, pero ahora los ves por todos lados: YouTube, Instagram, Facebook, Twitter, etc. Se reproducen como conejos y parecen no tener fin. A continuación les presento una lista de la gente más castrosa del Internet según mi opinión:

a) Los pseudointelectuales. Abundan en redes sociales, especialmente en Twitter. Aunque Facebook tiene una cantidad considerable también. Personas que se creen expertas en cine, literatura, música, teatro, arte, etc. Tienen los gustos más refinados y sofisticados. Poseen un gran intelecto y capacidad de crítica. Son miembros de grupos literarios en redes sociales y se dedican a criticar los gustos de los demás, de la gente común. Me ha tocado ver un sinfín de comentarios de esta gente y la verdad es sumamente molesto. Por nombrar un ejemplo, soy miembro de un grupo en Facebook que se llama Memes literarios y se supone que la página es de humor, pero hay mucha gente, incluidos los administradores, que llegan a caer en el esnobismo. Lo mismo sucede con un grupo de cine cuyo nombre ya olvidé y del que por cierto no recuerdo haber visto publicaciones recientes. El caso es de que los miembros de estos grupos se dedican a atacarse unos a otros, a criticar los gustos de los demás, a presumir sus análisis literarios/fílmicos, a predicar su ateísmo y sinceramente aburren. Lamentablemente tienen una gran exposición hoy en día.





b) Los de izquierda, conocidos también como "chairos". En lo personal, no me gusta utilizar este último término, pero así son conocidos popularmente. Hoy en día en México están presentes por todos lados alabando al presidente en turno, Andrés Manuel López Obrador, AMLO. Defienden a capa y espada al presidente, lo que les ha valido el mote de AMLOvers. Incluso ellos mismos se identifican así. Tachan de prianista a todo aquel que no esté de acuerdo con las acciones del mandatario. AMLO es un salvador, un mesías y todo lo que hace está bien: la cancelación del aeropuerto en CDMX, el cierre de los ductos de gasolina para frenar el "huachicoleo" (robo de gasolina), entre otras cosas. Los que lo critican son tachados de elitistas, fifís, entre otros apelativos. Cero tolerancia para las críticas. Este grupo también abunda en Internet y veo muy lejana su desaparición. Como ya he dicho antes, no me gusta hablar de política, pero independientemente de eso, este grupo es imposible de ignorar y tolerar. Están estrechamente ligados a los pseudointelectuales.





c) Los defensores extremistas de los derechos de la mujer y la comunidad LGBT. De entrada, no me malentiendan. Estoy totalmente de acuerdo en que estos dos grupos tienen derechos y merecen respeto. No voy a ahondar en el tema en esta ocasión y a pesar de que no estoy de acuerdo con algunas cosas, considero que hay mucha gente perteneciente a estos dos grupos que carece de criterio y que ve moros con tranchetes por todos lados. Todo el que no esté de acuerdo con ellos es un homófobo o misógino. No estoy negando la existencia de la homofobia o la misoginia, son un problema y grave, pero para esta gente no existen los términos medios. Todo es negro o blanco. Llegan a extremos de querer reformar la lengua y dichos populares. No tienen sentido del humor, no se puede bromear nada respecto al tema. Tienen una estrecha relación con los de izquierda y los pseudointelectuales también.




d) Los veganos. No sé si el veganismo sea una moda o sea algo que llegó para quedarse, Lo cierto es que los veganos pueden a ser verdaderamente irritantes. En EE. UU. he encontrado tanta gente que es parte de este movimiento. Me parecen bien algunas de sus ideas, pero considero que llegan a ser muy extremistas. Qué bien que se preocupen por el planeta, por los animales, por la salud, la sobrepoblación, el cambio climático y demás, pero al igual que el grupo del inciso c, todo lo ven blanco o negro. No hay un término medio para ellos. Todos los que comen carne son unos cerdos, unos monstruos, unos insensibles. Los veganos (tal vez no todos, pero sí muchos) se dedican a atacar y juzgar a la gente que no piensa como ellos. Al igual que los demás grupos, tienen una gran exposición gracias a las redes sociales. Yo tengo algún que otro contacto por ahí cuyos nombres voy a omitir, aunque sinceramente no creo que lean mis publicaciones. Tal vez me equivoque, no sé. De todas formas, me gustaría abordar el tema más a fondo en otra publicación, pero de que los veganos pueden ser castrosos, lo son.




e) Los trolls. A estos especímenes los puedes encontrar por todos lados. Se dedican a provocar a los demás con sus comentarios. A veces es divertido pelear con ellos, pero es preferible ignorarlos. Pertenecen a la misma familia de los haters. Lo mismo hablan de política, que de religión o entretenimiento. Su única función es incitar el odio y las malas vibras. Despiden veneno cada que pueden y lo hacen porque pueden, porque lo hacen de manera anónima y cualquier persona es valiente detrás de un monitor. Quisiera verlos hacer y decir lo mismo de frente. Son unos cobardes, por no decir otra palabra. 




Bueno, pues este fue mi top 5 de la gente más castrosa del Internet. ¿Qué cambiarían ustedes? Como habrán notado, muchos de estos grupos se relacionan entre sí. Tal parece que comparten los mismos ideales y tienen la meta en común de ser castrosos. Una cosa es pensar diferente y otra muy distinta el atacar a los demás. No conocen la tolerancia. Es otro tema del que escribiré en un futuro no muy lejano. Hasta la próxima.