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sábado, 27 de febrero de 2016

La idealización de lo extranjero

Esta semana se anunció el lanzamiento de la plataforma digital de Televisa, Blim. No tardaron las redes sociales en inundarse de memes burlándose del acontecimiento, haciendo alusión a su ingenuidad al querer competir en el mercado con empresas ya establecidas como Netflix.

Y hablando de Netflix, en mi opinión no es la quintaesencia del streaming. El contenido es algo limitado, pero pues tampoco se puede pedir mucho por 10 dólares al mes. Si bien cuentan con series muy buenas, la variedad de películas deja un sabor de boca agridulce. Se agradece que cuenten con películas francesas, japonesas, españolas...pero obviamente las que predominan son las gringas. Qué remedio.

Entre los comentarios de la gente que criticaba a Blim, vi que decían que esa plataforma estaría llena de telenovelas y otros programas de ínfima categoría, producto de Televisa. Decían que mientras Netflix cuenta con películas de talla internacional, Blim tendría lo propio con películas de Pedro Fernández y Lola la trailera. Lo que ignoran o de plano pasaron por alto intencionalmente, es que Netflix incluye programación de Televisa en su contenido. Ejemplo de ello son: Vecinos, XH Derbez, El Chavo del Ocho, El Chapulín Colorado y algunas telenovelas. Y para desgracia también están las abominables narcoseries: La reina del sur, Señora Acero, El señor de los cielos...aunque estas últimas son de Telemundo.




Contraté Netflix hace unos meses, solamente para quitarme la espinita, vaya, me ganó la curiosidad por las maravillas que escuchaba. He visto algunas películas y series, pero siento que quedan a deber. La selección de películas mexicanas es muy precaria. En cuanto a series, ¿cómo es posible que no tengan Desperate Housewives? Simple y sencillamente no lo puedo concebir. 

Me gusta Netflix, pero no podría cancelar mi servicio de TV de paga. Los dos se complementan el uno al otro. Netflix está bueno para cuando tienes ganas y tiempo de aventarte un maratón de una serie o un sábado de flojera para tirarte en el sillón y ver películas.

Pero, ¿qué pasaría si Netflix fuera mexicano? ¿Tendría el mismo auge y aceptación? ¿O sería duramente criticado y rechazado como Blim? Creo que sería muy interesante plantear esta situación. El panorama sería totalmente diferente, se los aseguro.

Con todo lo anterior, no quiero decir que deban contratar Blim, tal vez ni yo mismo lo haría. Mi punto es que muchas o la mayoría de las veces, preferimos algo simplemente porque viene del extranjero. Ya sea Netflix, ropa, coches, aparatos eléctricos, etc., nos gustan más porque vienen de otro país y por lo tanto deben estar bien hechos...es la realidad, no queramos tapar el sol con un dedo. Pero no me malentiendan. No porque algo sea hecho en nuestro país significa que deba gustarnos, para muestra pídanme mi opinión sobre el cine mexicano contemporáneo. Debemos ser selectivos, inteligentes...no basar nuestra opinión en el lugar de procedencia de un producto o servicio. Tomemos lo mejor de cada país; no son elementos mutuamente excluyentes.

En el caso de Blim, el problema principal es el sentimiento anti-Televisa que ha crecido recientemente. Pero ése es otro tema que probablemente aborde en otra publicación. Hablando en términos generales, el problema principal estriba en que idealizamos lo extranjero. Todo lo que viene de afuera está bien. En cambio, lo que hacen en México (o en el país de donde seas originario) está mal hecho, no sirve, es deficiente, no está a la altura de lo hecho en países de primer mundo. Nada más alejado de la realidad.

No dudemos de las capacidades de nuestros compatriotas. El ingenio y la creatividad no conocen de raza, religión o nacionalidad. Cuando podamos comprender esto, habremos dado un paso importante hacia nuestro progreso. Los prejuicios solamente nos estorban en el camino que debemos andar. En todos lados hay cosas buenas y malas, no todo puede ser perfecto.

¿Y ustedes qué opinan, amigos? Au revoir!


sábado, 13 de febrero de 2016

1-800-MUÉ-LETE

¿Qué tal, amigos? ¿Cómo los ha tratado la vida? Yo he estado un poco más desahogado con respecto al trabajo, pero los últimos días me la he pasado fatal. Fiebre, escalofríos, dolor de garganta, cuerpo cortado...no se lo deseo a nadie. En parte por eso los he tenido tan abandonados. No he tenido ganas de hacer nada.

¿A quiénes de ustedes les ha tocado llamar a un número de atención al cliente? A mí, lamentablemente una infinidad de veces. De hecho, esta mañana tuve que hablar al centro de atención a clientes del mercado de seguros (Obamacare en EE.UU., del cual probablemente escriba en un futuro) y para no perder la costumbre, el servicio fue pésimo. Me tuvieron media hora al teléfono para que al final no me resolvieran nada. Media hora que pude haber aprovechado para dormir o para cualquier otra cosa más productiva. Para que vean que acá en EE.UU. también se cuecen habas.


Regresando al tema de la atención al cliente por teléfono...Es un verdadero suplicio llamar a esos números. Yo realmente no lo hago a menos que sea estrictamente necesario. De entrada, te encuentras con esos malditos menús telefónicos: "Si desea hacer una queja, marque 1", "Si desea hacer un pago, marque 2", "Si desea hablar con un representante de atención al cliente, marque 0"...eso sin contar la musiquita tan irritante que te ponen mientras esperas y todo el rollo que te tiran agradeciéndote por ser cliente de ellos y pidiéndote paciencia. Verdaderamente no entiendo para que hacen eso de los menús si de todos modos te van a preguntar lo mismo. Y esa tonada que tienen los representantes al hablar es tan molesta, ¿no creen?




Una vez superado el paso de los menús, te encuentras con que el agente que te atiende es nuevo o de plano no sabe nada porque se la pasan poniéndote en espera o te transfieren de departamento en departamento. No importa si se trata de un banco, una dependencia de gobierno (éstos son de los peores), agencia de seguros, televisión por cable, Internet, etc., siempre te toparás con situaciones desagradables. Claro que hay unas pocas excepciones, pero la norma prácticamente es generalizada.




Recuerdo cuando era cliente de Cablevisión (compañía en México que ofrece servicios de televisión por cable, Internet y teléfono) hace unos años. Del cable realmente no tuve problemas, pero el Internet era pésimo. ¡Hubo incluso una ocasión que estuve tres días sin Internet! Obviamente antes de hablar a su distinguido centro de atención hacía todo lo que decía el manual del módem. Pero todo era inútil. Así que me veía obligado a hablarles y siempre que lo hacía era una hora lo que me tardaba (el 80%-90% era esperando a que me contestara un agente) para que lo único que hicieran fuera levantar uno de sus famosos reportes que no servían para nada. Así que tenía que volver a llamar y era un cuento de nunca acabar.

Mi experiencia con los bancos no ha sido mejor. Tienen tantas opciones al llamar que no sabes cuál escoger. Así que escoges la opción que crees es la correcta para que después el agente te diga que ahí no te pueden ayudar, que te tienen que transferir. Y cruza los dedos para que la llamada no se "corte" accidentalmente porque sino tienes que volver a llamar y explicar todo de nuevo.

Otra cosa que odio de estos números es que muchas veces los agentes están ubicados en otros países. Por ejemplo, si aquí en EE.UU. hablas a un centro abominable de ésos, es probable que te conteste un indio o puertorriqueño. Incluso en México recuerdo que cuando hablaba a un número de ésos, me contestaba una colombiana a la que en ocasiones no le entendía y eso que hablamos el mismo idioma.




También odio el hecho de que te hagan hablar después porque tienes que explicar todo desde el principio. Te preguntan con quién hablaste y pues uno no se acuerda, tenemos cosas más importantes de que ocuparnos que recordar a Hilario, Carlos o como se llame. Se supone que dejan notas en el sistema para evitar todo el interrogatorio al que te someten cada vez que hablas, pero esas notas o no están claras o son inexistentes. Como consecuencia, por enésima vez tienes que explicar tu problema desde el principio.

No crean que es un problema exclusivo de México o de otros países en desarrollo, aquí en EE.UU. también sucede. En el tiempo que llevo viviendo aquí, ya he tenido mis malas experiencias con Chase, Xoom, Ebay, PayPal, Equifax, T Mobile, EZ Contacts, Molina Healthcare, Blue Cross Blue Shield, la FTC, el departamento del Seguro Social y la más reciente, el mercado de seguros. Esta última me ha dado verdaderos dolores de cabeza. He tenido que hablar como tres veces en una semana, cada vez que hablo tengo que explicar mi problema, me transiferen de departamento en departamento y me tienen esperando las horas. Al final, no me resolvieron nada. Ahora por ejemplo, estoy esperando a que me llamen porque según están investigando mi caso, pero resulta que se pueden tardar hasta un mes en resolverlo...lo cual nunca me dijeron las veces anteriores que llamé. Como consecuencia no he podido hacer mi declaración de impuestos porque necesito una forma que ellos tienen que enviarme. En fin, ya veremos qué pasa...

Trato de ponerme en el lugar de los agentes. No debe ser fácil lidiar con tanta gente distinta: algunos prepotentes, otros indecisos, los que no se saben dar a entender, los que te dicen hasta de lo que te vas a morir...pero si no quieren exponerse a eso, no trabajen en eso. Son gajes del oficio.
Como cliente, es frustrante que te tengan esperando tanto tiempo, que te transfieran de un lado a otro, que no resuelvan tus dudas, que se "corte" la llamada, en fin... Francamente así no se puede.

Para terminar, les dejo algunas recomendaciones para cuando tengan que llamar a estos centros de Satanás:
1.- Llamar temprano, evitar las horas pico en la medida de lo posible ya que será más probable que te toque esperar más tiempo de lo normal.
2.- No llamar cuando estés de mal humor. Por lo mismo, no es recomendable hablar cuando sales del trabajo todo estresado y con ganas de estrangular a medio mundo.
3.- Pedir hablar con un supervisor cuando el agente no te sea de utilidad.

Es inevitable no llamar a estos números. Para nuestra desgracia, tarde o temprano todos tenemos que hacerlo. Ya sea porque necesitas cancelar una tarjeta de crédito extraviada o necesitas asistencia técnica con tu Internet, tendrás que enfrentarte a estas situaciones y tienes que aprender a lidiar con ellas.

¿Y ustedes qué opinan? Espero estar pronto de regreso. Au revoir!