Esta semana se anunció el lanzamiento de la plataforma digital de Televisa, Blim. No tardaron las redes sociales en inundarse de memes burlándose del acontecimiento, haciendo alusión a su ingenuidad al querer competir en el mercado con empresas ya establecidas como Netflix.
Y hablando de Netflix, en mi opinión no es la quintaesencia del streaming. El contenido es algo limitado, pero pues tampoco se puede pedir mucho por 10 dólares al mes. Si bien cuentan con series muy buenas, la variedad de películas deja un sabor de boca agridulce. Se agradece que cuenten con películas francesas, japonesas, españolas...pero obviamente las que predominan son las gringas. Qué remedio.
Entre los comentarios de la gente que criticaba a Blim, vi que decían que esa plataforma estaría llena de telenovelas y otros programas de ínfima categoría, producto de Televisa. Decían que mientras Netflix cuenta con películas de talla internacional, Blim tendría lo propio con películas de Pedro Fernández y Lola la trailera. Lo que ignoran o de plano pasaron por alto intencionalmente, es que Netflix incluye programación de Televisa en su contenido. Ejemplo de ello son: Vecinos, XH Derbez, El Chavo del Ocho, El Chapulín Colorado y algunas telenovelas. Y para desgracia también están las abominables narcoseries: La reina del sur, Señora Acero, El señor de los cielos...aunque estas últimas son de Telemundo.
Contraté Netflix hace unos meses, solamente para quitarme la espinita, vaya, me ganó la curiosidad por las maravillas que escuchaba. He visto algunas películas y series, pero siento que quedan a deber. La selección de películas mexicanas es muy precaria. En cuanto a series, ¿cómo es posible que no tengan Desperate Housewives? Simple y sencillamente no lo puedo concebir.
Me gusta Netflix, pero no podría cancelar mi servicio de TV de paga. Los dos se complementan el uno al otro. Netflix está bueno para cuando tienes ganas y tiempo de aventarte un maratón de una serie o un sábado de flojera para tirarte en el sillón y ver películas.
Pero, ¿qué pasaría si Netflix fuera mexicano? ¿Tendría el mismo auge y aceptación? ¿O sería duramente criticado y rechazado como Blim? Creo que sería muy interesante plantear esta situación. El panorama sería totalmente diferente, se los aseguro.
Con todo lo anterior, no quiero decir que deban contratar Blim, tal vez ni yo mismo lo haría. Mi punto es que muchas o la mayoría de las veces, preferimos algo simplemente porque viene del extranjero. Ya sea Netflix, ropa, coches, aparatos eléctricos, etc., nos gustan más porque vienen de otro país y por lo tanto deben estar bien hechos...es la realidad, no queramos tapar el sol con un dedo. Pero no me malentiendan. No porque algo sea hecho en nuestro país significa que deba gustarnos, para muestra pídanme mi opinión sobre el cine mexicano contemporáneo. Debemos ser selectivos, inteligentes...no basar nuestra opinión en el lugar de procedencia de un producto o servicio. Tomemos lo mejor de cada país; no son elementos mutuamente excluyentes.
En el caso de Blim, el problema principal es el sentimiento anti-Televisa que ha crecido recientemente. Pero ése es otro tema que probablemente aborde en otra publicación. Hablando en términos generales, el problema principal estriba en que idealizamos lo extranjero. Todo lo que viene de afuera está bien. En cambio, lo que hacen en México (o en el país de donde seas originario) está mal hecho, no sirve, es deficiente, no está a la altura de lo hecho en países de primer mundo. Nada más alejado de la realidad.
No dudemos de las capacidades de nuestros compatriotas. El ingenio y la creatividad no conocen de raza, religión o nacionalidad. Cuando podamos comprender esto, habremos dado un paso importante hacia nuestro progreso. Los prejuicios solamente nos estorban en el camino que debemos andar. En todos lados hay cosas buenas y malas, no todo puede ser perfecto.
¿Y ustedes qué opinan, amigos? Au revoir!