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domingo, 18 de septiembre de 2016

Sólo para verdaderos fans

Todos tenemos diferentes gustos. Dicen que cada cabeza es un mundo...y es cierto. Te puede gustar el fútbol, pero tu jugador favorito puede no ser el jugador favorito de tu mejor amigo. Lo mismo sucede con el cine, la literatura, la música y la lista sigue y sigue.

En este caso, me quiero enfocar en la música. ¿Por qué?, ustedes se preguntarán. Muy sencillo. Hace poco que quise comprar boletos para el concierto de mi artista favorito, sólo para toparme con que los mejores lugares ya no estaban disponibles. Esto sucedió al poco tiempo de que los boletos salieran a la venta al público en general, no dejé pasar días ni semanas. Mi desilusión fue tan grande al descubrir que los únicos lugares disponibles estaban en las orillas donde la visibilidad es pésima, o en el balcón casi llegando al techo. Sé que los asientos de primera fila son muy caros, pero quería estar por lo menos en medio en el primer nivel.




Yo no soy mucho de ir a conciertos. Solamente voy cuando es un artista que realmente me gusta o cuando me regalan boletos (lo cual no es muy común jajaja). Pero en esta ocasión realmente quiero ir porque en otras dos ocasiones por x o y no pude ir. No me quisiera arriesgar a que le pasara algo a mi artista y me quede con las ganas de ir. Como Juan Gabriel, me quedé con las ganas de verlo en concierto.

Regresando al tema, le pedí un consejo a una persona que conoce el teje y maneje de esto de los conciertos, ya que él trabajó por mucho tiempo en una disquera y siempre ha estado relacionado con esto del espectáculo. Me explicó que el artista cuando va a dar un concierto firma un contrato en el que se estipula que le van a dar determinada cantidad de boletos (específicamente los de primera fila) para que él los distribuya a su gusto. Generalmente se los llevan los clubes de fans, las estaciones de radio locales y las personas allegadas al artista (familiares o amigos). Esta práctica se conoce como poner los "tickets en hold" (algo así como retener boletos). Pero en ocasiones, estos boletos de cortesía son revendidos a un precio mucho mayor que su valor nominal. Se dice que los artistas tienen injerencia en el asunto. Tiene mucho sentido.

No conforme con esto, me puse a investigar más a fondo sobre el tema. En varios sitios web encontré más información que me hizo enfurecer aún más. Resulta que además de los boletos que se lleva el artista, también están los que se llevan las compañías de tarjetas de crédito para sus malditas preventas exclusivas para miembros (en México por lo general es Banamex, mientras que en EE.UU. es Citibank). Estas compañías acaparan una buena parte de los boletos para enganchar a los incautos a que obtengan sus deleznables plásticos. Malditos.




Finalmente, tenemos a las compañías que revenden boletos (mercado secundario). Estas compañías se valen de artimañas para comprar lotes de boletos y revenderlos a precios elevadísimos. Esta práctica se conoce como "ticket scalping". En EE.UU. por ejemplo, tenemos a StubHub o Vivid Seats. Lo malo de comprar boletos con ellos (aparte del precio obviamente) es que puedes escoger la sección pero no el número de asiento, además de que restringen la cantidad de boletos que puedes comprar. Generalmente, sólo te permiten comprar en pares, nada de 1 o 3 boletos.




Los expertos en economía argumentan que este mercado secundario existe porque las entradas a los conciertos no son suficientes para satisfacer la demanda de los fans y que los boletos no están valuados correctamente. Yo digo que son patrañas. Me importa un comino lo que digan los economistas. La reventa de boletos es algo que no debe existir. Ticketmaster y demás compañías similares deberían aplicar controles más estrictos para evitar que los boletos caigan en manos de estos haraganes. Es más, el gobierno debería legislar al respecto porque esto claramente es fraude. El mercado secundario lo único que hace es crear especulación en cuanto a los precios y, los únicos afectados son los fans. Estos malditos revendedores ganan millones sin hacer nada. Simplemente no es justo.

Entre los boletos que acaparan el artista, las compañías de tarjetas de crédito y los revendedores, estamos hablando de que se quedan hasta con el 70% de todas las entradas. Este porcentaje varía, pero se dice que oscila entre el 40% y 70%. Así que el público en general se queda con las migajas. Todas estas prácticas están encaminadas a crear la falsa ilusión de que un concierto fue vendido en su totalidad. Así que cuando quieras comprar boletos para un concierto, cuando veas que los boletos ya están agotados, eso no es cierto. Los boletos con los que se quedó el artista no siempre son distribuidos en su totalidad por lo que son "liberados" para que alguien los compre. Lo mismo pasa con los boletos que no pudieron colocar las compañías de tarjetas de crédito.




Así que ya lo sabes, cuando no consigas los boletos que quieres para un concierto, culpa al maldito sistema de corrupción que existe en la industria. Podrías esperarte al último momento para comprar, ya sea que los artistas liberen los boletos que no distribuyeron o que los revendedores no hayan podido vender todo y bajen el precio, pero nada está garantizado. Te tienes que arriesgar. Es lo que yo voy a hacer en 2 semanas. Espero no arrepentirme.